MISCELANEAS

HACIA UNA MAYOR COMPRENSIÓN HISTÓRICA
DEL MOVIMIENTO VÉTERO-CALENDARISTA

Patriarca Ecuménico Meletios IV

El bien conocido Patriarca Meletios IV (Metaxakis), nació el 21 de Septiembre de 1870 en el pueblo de Parsas, situado en la isla de Creta, su nombre secular fue Emmanuel Metaxakis. Este joven cretense ingresó al Seminario de la Santa Cruz de Jerusalén en 1889 y fue tonsurado con el nombre de Meletios, más tarde, en 1892 fue ordenado como Hierodiácono; luego completó su formación teológica en ese mismo seminario y fue nombrado secretario del Santo Sínodo de Jerusalén en el año 1900 por el entonces Patriarca Damianos. Pasados algunos años en su puesto, más concretamente en 1908, el Hieromonje Meletios fue expulsado conjuntamente con el entonces administrador Crisóstomos (mas tarde Arzobispo de Atenas) acusado de mantener “actividades contra el Santo Sepulcro”.

            En el libro de Alexander Zervoudakis, intitulado “Famous Freemasons” escribió que durante el año 1909, cuando Metaxakis y otros dos clérigos visitaron Chipre, (uno de los cuales era el Metropolita Basilio de Anchialos, un representante oficial del Patriarcado Ecuménico) tomaron contacto con una Logia Masónica a la cual rápidamente adhirieron. En 1910, el Hieromonje Metaxakis se convirtió en el Metropolitano de Kition en Chipre. Poseedor de un “espíritu violento, impetuoso y aguerrido” como el mismo Zervoudakis -su admirador- señala, el Metropolita Metaxakis, intentó convertirse en Patriarca Ecuménico en 1912, pero habiendo fallado en este intento él volvió su atención hacia Chipre, pero como allí también se vio frustrado, el Metropolita abandonó sus tierras y se dirigió a tentar suerte en Grecia, dónde con el apoyo político Venizelos, se convirtió en Arzobispo de Atenas en 1918; pero no bien el presidente Venizelos perdió las elecciones, Metaxakis asimismo tuvo que renunciar a su Sede.

Según nos relata el Obispo Photios de Triaditsa, en 1921 el Arz. Meletios hace una visita a los Estados Unidos, luego de la cual con fecha 17 de Diciembre, el embajador griego en Washington, envió un mensaje al prefecto de Tesalónica en el cual afirmaba que el Arz. Meletios Metaxakis “tomó parte en un Servicio Anglicano, arrodillándose en oración con ellos, veneró el Altar y luego dio un sermón, para finalizar bendiciendo a los presentes” 

Cuando el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Griega fue informado de las actividades realizadas por el Arz. Metaxakis durante su gira por los EEUU, ellos formaron una comisión para investigar los hechos. Mientras continuaba la investigación contra el Arzobispo, él fue inexplicablemente elegido como Patriarca de Constantinopla. El Santo Sínodo de la Iglesia Griega depuso a Meletios Metaxakis el 9 de Diciembre de 1921 a causa de una serie de infracciones contra la ley canónica y por causar un cisma; pese a esta decisión  el Arz. Meletios fue entronizado como Patriarca Ecuménico el 24 de Enero de 1922. La intensa presión política por parte de los partidarios de Venizelos, así como por parte de la Iglesia Anglicana, hizo posible su elección Patriarcal, haciendo que tiempo mas tarde, el 24 de Septiembre de 1922, la deposición de Metaxakis fuera levantada. 

El Metropolita Germanos (Karavangeis) del Santo Sínodo de Constantinopla escribió en referencia a los mencionados eventos: “Mi elección en 1921 al Trono Ecuménico de Constantinopla fue incuestionable, de los diecisiete votos emitidos, dieciséis fueron a mi favor; entonces uno de mis amigos laicos me ofreció £10,000 si yo declinaba mi elección a favor del Arzobispo Meletios Metaxakis. Naturalmente yo rechacé este desagradable ofrecimiento con evidente disgusto; al mismo tiempo, una noche, una delegación de tres hombres de la “Liga de Defensa Nacional” me visitaron imprevistamente y comenzaron a pedirme de modo tenaz y serio que declinara mi candidatura a favor de Meletios Metaxakis. Los delegados dijeron que el Arz. Metaxakis podría darme $100,000 por el Patriarcado y, que gracias a sus relaciones amistosas con los Obispos Anglicanos de Inglaterra y EEUU, su elección podría ser conveniente a las causas del gobierno griego en el ámbito internacional; por lo tanto, los intereses internacionales de Grecia demandaban que el Arz. Meletios fuera electo Patriarca. Esto también era el deseo de Eleftherios Venizelos. Yo considere la propuesta toda esa noche, puesto que el caos económico reinaba en el Patriarcado. El gobierno de Atenas había cesado de enviar subsidios, y no había otra fuente de ingresos. Los salarios regulares no pudieron ser pagados durante nueve meses. Las organizaciones de caridad del Patriarcado estaban en un estado financiero crítico; por estas razones y por el bien del pueblo, yo acepté la oferta...

De este modo, para asombro de todos, al día siguiente, el 25 de Noviembre de 1921, el Arzobispo Meletios se convirtió en el Patriarca de Constantinopla. La anticanónica naturaleza de esta elección quedó evidenciada cuando dos días antes de dicha elección, el 23 de Noviembre de 1921, hubo una propuesta hecha por el Sínodo de Constantinopla para posponer la elección sobre razones canónicas. La mayoría de los miembros votaron a favor de aceptar esta propuesta; sin embargo, el mismo día, los Obispos quienes habían votado a favor de posponer la elección patriarcal fueron reemplazados por otros obispos, este movimiento permitió la elección del Arz. Meletios como Patriarca; consecuentemente, la mayoría de los Obispos del Patriarcado de Constantinopla quienes habían sido embaucados se reunieron en Tesalónica y anunciaron luego que: “la elección del Arz. Meletios Metaxakis, fue realizada en abierta violación a los Santos Cánones” y propusieron emprender “una válida elección del Patriarca de Constantinopla”. En este espíritu, finalmente Meletios logró ser confirmado en el Trono Patriarcal. Fue precisamente bajo la presión del recién electo Patriarca Meletios IV, que el Patriarcado de Constantinopla aceptó la validez de las órdenes anglicanas en el año 1922. Luego de esto, en 1923, Meletios dio inicio al Congreso “Pan-Ortodoxo” (Mayo 19 - Junio 8). 

La Comunidad Ortodoxa Mundial no estuvo satisfecha con los resultados de este Congreso Pan-Ortodoxo. A mediados de Junio fue realizado un ataque sobre las premisas patriarcales a través de un artículo titulado “El Calendario Juliano”   Finalmente Meletios IV fue obligado a retirarse debido a la indignación extrema que provocó a la población ortodoxa de Constantinopla, y los mismos griegos desbarataron las pretensiones de su patriarcado, condenándolo al exilio y la agresión. 

   Según los mismos relatos del Obispo Photios: El 1 Julio de 1923, bajo pretexto de enfermedad y de la necesidad de un tratamiento médico adecuado, el Patriarca Meletios IV deja Constantinopla. El 20 de Septiembre de 1923, por presiones del gobierno griego y merced a la intervención del Arz. Crisóstomos de Atenas, el Patriarca Meletios resigna su oficio patriarcal. Una vez en Egipto, con la ayuda de unos clérigos anglicanos, y debido al hecho de que en aquel tiempo Gran Bretaña aún gobernaba el país, los hombres del gobierno británico presionaron fuertemente sobre el gobierno egipcio a fin de que confirmaran - en Mayo de 1926 - al Arzobispo Meletios, esta vez, como Patriarca de Alejandría. En sus concluyentes palabras acerca de Meletios Metaxakis, el Obispo Photios relata lo siguiente: Como Patriarca Alejandrino, “ al costo de desaprobación y divisiones”, instituyó el nuevo calendario para la Sede Patriarcal de Alejandría. 

Mientras aún era Patriarca de Constantinopla, Metaxakis, había establecido fuertes lazos con la “Iglesia Ortodoxa Viviente” la cual era auspiciada por el Régimen Soviético. El Sínodo de la “Iglesia Viviente” o “Obnovlencheskaya Tserkov”, en ocasión de la elección de Meletios como Patriarca de Alejandría redactó el siguiente mensaje: “El Santo Sínodo recuerda la sincera y mejor buena voluntad, así como también el apoyo moral, que Su Beatitud nos mostró mientras era Patriarca de Constantinopla, entrando en comunión con nosotros como el único legítimo órgano de gobierno de la Iglesia Ortodoxa Rusa 

Finalmente, y a pesar de estar gravemente enfermo, el Patriarca Meletios se ofreció a si mismo como candidato para el cargo de Patriarca de Jerusalén, pero para su frustración la elección no tuvo lugar. El Metropolita Metodios Kondostanos escribió: “Este exilio de Tierra Santa, de Kition, de Atenas y de Constantinopla, muestra cuan inestable, desasosegado, hambriento de poder, y demoníacamente maligno era. Él no tenía escrúpulo alguno en arrebatar el Trono de Jerusalén, aún cuando ya ocupaba el de Alejandría, dado a sus deseos de promocionarse a si mismo. El Patriarca Meletios Metaxakis, muere finalmente el 28 de Julio de 1935, recibiendo sepultura en la ciudad del Cairo. Un testigo presencial, en aquel tiempo archidiácono, el Arz. Athenagoras de Thyateira y Gran Bretaña, declaró que a Meletios Metaxakis le fue dado un funeral completamente masónico. 

Como Patriarca Ecuménico, Metaxakis, supervisó las 10 sesiones del Congreso Pan-Ortodoxo de 1923. En este congreso, un Obispo anglicano llamado Charles Gore, concurrió en especial atención a una invitación hecha por el Patriarca Meletios, él estuvo incluso invitado a estar sentado a la diestra del Patriarca Ecuménico, y a participar en las sesiones. Las propuestas que fueron llevadas adelante y adoptadas por este congreso son las siguientes: cambios en las Pascuas y en el calendario de las festividades de la Iglesia, a modo que coincidan con las usadas en Occidente; la reducción de ayunos y servicios litúrgicos, la abolición de la prohibición del matrimonio de los sacerdotes luego de ordenados, así como también la abolición de las vestiduras talares en el clero. 

Cabe mencionar que únicamente tres Iglesias Ortodoxas estuvieron representadas en el Congreso de 1923: la de Grecia, Rumania y Serbia. Los Patriarcados de Alejandría, Antioquia y Jerusalén no se hicieron presentes. El Patriarca Meletios IV y su Sínodo adoptaron las resoluciones antes mencionadas en contradicción con los Concilios Pan-Ortodoxos de 1583, 1587, y 1593, los cuales condenaban el uso del calendario gregoriano para el uso litúrgico dentro de la Iglesia Ortodoxa. El uso litúrgico del Calendario Gregoriano había sido condenado sinodalmente en otras muchas ocasiones, como ser: por parte del Patriarca Dositeos de Jerusalén en 1670; por parte del Patriarca Ecuménico Agatángelos en 1827; por el Patriarca Ecuménico Anthimos en 1895; el Santo Sínodo de la Iglesia de Constantinopla en 1902 y 1904; los Santos Sínodos de Rusia, de Jerusalén, de Grecia y de Rumania, cada uno de forma independiente, condenaron el uso del calendario gregoriano en 1903; el Santo Sínodo de Grecia lo hizo nuevamente en 1919, y el Sínodo del Patriarcado de Alejandría en 1924. 

Las Iglesias de Constantinopla, Grecia y Rumania, fueron las únicas que aceptaron la innovación del Calendario de modo inmediato, quebrando de este modo su unidad litúrgica con el resto de las Iglesias Ortodoxas locales, en orden a celebrar sus festividades conjuntamente con las Iglesias Occidentales. Para decirlo de otro modo, el cambio de calendario fue aceptado por exactamente la misma razón por la que antes fue condenado por tres Concilios Pan-Ortodoxos del siglo XVI: “el espíritu de Uniatismo 

Es importante tomar nota de las prácticas deshonestas del Patriarca Meletios para justificar el cambio de calendario, tal como apunta Perepiolkina “Los métodos con los cuales Meletios IV (Metaxakis) usó para introducir el Nuevo Calendario merece una especial atención. Así en su carta al Arzobispo Serafín de Finlandia, con fecha 10 de Julio de 1923, Meletios IV expresa una mentira manifiesta, cuando afirma que el nuevo calendario es aceptado en acuerdo a una demanda popular y consensuada con las demás Iglesias Ortodoxas. 

Algunos años antes de estos hechos, en 1918, el Archimandrita Crisóstomos Papadopoulos escribió un artículo en el periódico eclesiástico “Church Herald”, en esa publicación se mostraba contrario a la reforma del calendario y lo rechazó de manera tajante. El Archimandrita se basaba para sostener tal rechazo en las decisiones de los Concilios Pan-Ortodoxos del siglo XVI. Al año siguiente, en 1919, Papadopoulos escribió otro artículo a nombre de la Iglesia Ortodoxa Griega, en la cual rechazaba con firmeza  cualquier cambio en el calendario basándose en toda la tradición previa. Sin embargo, y muy a pesar de todos sus escritos, cuando ejerció el cargo de Arzobispo de Atenas, él cambió el Calendario Litúrgico de la Iglesia Griega de acuerdo a las prescripciones del Calendario Gregoriano en el año 1924. Este cambio se realizó, según fuimos informados, debido a las presiones del gobierno de Grecia.

Arzobispo Crisóstomos Papadopoulos de Atenas

El nuevo gobierno revolucionario de Plastiras, de triste memoria, dijo en una ocasión: “No encontramos al Arzobispo Teokletos (antecesor del Arz. Crisóstomos) conveniente a nuestros propósitos” por lo tanto el día 25 de Febrero de 1923 fue reemplazado de modo arbitrario por el antes mencionado Archimandrita Crisóstomos Papadopoulos. El 14 de Diciembre del mismo año, el Gobierno Revolucionario abolió la antigua carta constitucional bajo la cual la Iglesia Ortodoxa de Grecia había operado por  setenta años, para reemplazarla por otra nueva que abolía el Gobierno Sinodal de cinco Obispos; a partir de ese entonces el único cuerpo de gobierno sería la totalidad del Sínodo de Obispos convocados una vez al año. Mientras tanto, el día a día de los asuntos administrativos de la Iglesia Griega eran dejados en manos del Arzobispo, para luego ser ratificados cada año por el Sínodo anual. El Gobierno Griego, también se reservó el derecho de transferir o retirar obispos sobre el concepto de “conveniencia” 

“Fue bajo estas condiciones que un Sínodo General de la Iglesia Ortodoxa Griega fue convocado el día 24/30 de Diciembre de 1923”. El entonces Dictador: Plastiras, el Primer Ministro: Gonatas, y el Ministro de Educación y Asuntos Religiosos: Stratigopoulos estuvieron presentes en aquel Sínodo. El Ministro de Asuntos Religiosos habló sin ambigüedades acerca de la necesidad de concordancia entre los calendarios civil y religioso.  

El Dictador y hombre fuerte de Grecia, Plastiras, hizo conocer sus planes a los Obispos de la Iglesia Ortodoxa Griega con un lenguaje claro: “La Revolución demanda dejar toda preferencia personal a un lado y proceder a la purga de la Iglesia.... La Revolución espera de ustedes un trabajo útil para la próxima generación como resultado de sus labores, y estará feliz por considerar haber iniciado un renacimiento de la Iglesia... Consecuentemente, ustedes no podrán dejarse limitar por cánones ancestrales, sino tomar medidas radicales” 

El Arzobispo Crisóstomos Papadopoulos obtuvo del Santo Sínodo una resolución dándole la autoridad para hacer el cambio de calendario, sólo si el resto de las Iglesias Ortodoxas acataban las decisiones del Congreso de 1923, y con la obvia aprobación del Patriarcado Ecuménico. De hecho, ninguna otra Iglesia Ortodoxa contempló muy seriamente realizar tales cambios, incluido el propio Patriarcado Ecuménico, puesto que el Patriarca Meletios IV, fue echado de Constantinopla por sus propios seguidores en los finales del Congreso de 1923. Su sucesor, el Patriarca Gregorio, estaba preocupado por poner orden en la Iglesia en Constantinopla después del intercambio de poblaciones realizado entre Turquía y Grecia. El Arz. Crisóstomos obtuvo una resolución sobre la condición de que él suplía al Sínodo Griego en aceptar el cambio, con la prueba bajo la forma de evidencia escrita de que varias Iglesias Locales habían aprobado el Nuevo Calendario en el Congreso Pan-Ortodoxo a principios de aquel año; sin embargo él nunca consiguió esa evidencia.  

En los próximos dos meses, el Arz. Crisóstomos mantuvo correspondencia con el Patriarca Ecuménico Gregorio, en la cual trataba de persuadirlo de aceptar el nuevo calendario, pero el Patriarca  vacilante, solicitaba cartas de las otras Iglesias Ortodoxas. El Arz. Crisóstomos ante esta situación, ya había decidido en esta materia, el cambio se realizaría el día 10/23 de Marzo de 1924. 

El Arz. Crisóstomos usó los oficios del Ministro Griego de Asuntos Exteriores a fin de poner presión sobre el Patriarca Gregorio. Él, entonces, peticionó a través de una misiva que el Ministro informe a las restantes Iglesias Ortodoxas, que la Iglesia Griega estaba llevando a cabo la “decisión” de reformar el calendario que había tomado el Patriarcado Ecuménico, y por otro lado, debería informar al Patriarcado, en particular, que esto ya había sido decidido por parte de la Iglesia Ortodoxa Griega. La carta mencionada fue fechada el día 4 de Marzo de 1924, y como evidentemente no es un secreto para nadie, que el Patriarcado es dependiente del Estado Griego en lo que respecta a su manejo financiero, escasamente pudo oponerse a sus deseos; por lo tanto el cambio de calendario tuvo lugar el día 10/23 de Marzo de 1924, tal cual lo planeado por el gobierno griego. Esto fue anunciado por medio de una encíclica firmada sólo por el Arz. Crisóstomos con la anuencia del Sínodo de la Iglesia Griega, tan solo siete días antes de realizar el cambio. La noticia fue diseminada por telégrafo a varios de los diarios del país, siendo publicada aquel Domingo 3/16 de Marzo de 1924

La reacción inmediata de las otras Iglesias Ortodoxas fue altamente negativa, el Patriarca de Jerusalén enfatizó que el “nuevo calendario” era inaceptable para su Iglesia, a causa del riesgo que suponía el proselitismo latino en Tierra Santa. El Patriarca de Antioquia dijo que esto amenazaba la unidad de la Iglesia; sólo los Patriarcados de Constantinopla y Rumania aceptaron el cambio. 

La oposición mas fuerte al cambio de calendario sin embargo vino de parte del Patriarca Photios de Alejandría; él llamó a un Sínodo local en Alejandría en la cual se decidió que el cambio de calendario era absolutamente innecesario, y que habiendo consultado con el Patriarca Gregorio de Antioquia, el Patriarca Damianos de Jerusalén, y con el Arz. Cirilo de Chipre,  habían decidido que no debería haber cambios. El Sínodo expresó pesar y dolor que tales cosas pudieran ser consideradas, declarando que este cambio era una amenaza a la unidad de la feligresía Ortodoxa, no únicamente en Grecia, sino en todo el Mundo. 

Pese a esta fuerte oposición inicial, el Patriarcado de Alejandría finalmente sucumbió, puesto que los hechos se dieron de la siguiente manera: Luego del Congreso Constantinopolitano de 1923, el cual aceptó el nuevo calendario, el Patriarca Ecuménico, Meletios IV  - como ya mencionamos antes - debió huir para conservar su vida frente a la cólera de su propia grey, y también a causa de los reveses políticos y militares sufridos por los griegos en manos de las fuerzas turcas en Asia Menor durante el año 1924. Meletios Metaxakis, a pesar de todo, se convertiría gracias a la ayuda de los ingleses, en Patriarca de Alejandría, sucediendo al Patriarca Photios, quién se había opuesto a los cambios que Meletios había dirigido desde la Sede de Constantinopla. Una vez instalado en su nueva Sede, instauró allí también el nuevo calendario, a pesar de esto, la mayoría del clero seguía simpatizando con los cristianos tradicionales de Grecia, especialmente durante el gobierno del Patriarca Alejandrino Cristóforo (1939 – 1966), quien había sido Metropolita de Leontopolis en Egipto antes de alcanzar el Trono Patriarcal. A pesar de su apego al calendario juliano, el Patriarca Cristóforo, no pudo restaurar el calendario eclesiástico tradicional en el Patriarcado de Alejandría debido a las presiones del gobierno griego; puesto que las autoridades estatales anteponían la unidad de la “Diáspora Griega”, por sobre la Unidad de la Iglesia y sus decisiones conciliares.

Como resultado de estas políticas nace el concepto de Iglesia Estatal Griega, la cual debería usar en adelante el “nuevo calendario”, convirtiéndose de este modo en la Iglesia Oficial. En oposición a este concepto eclesiástico de tinte secular nacen los Vétero-calendaristas, los cuales fueron considerados malhechores y cismáticos por rechazar el uso del Calendario litúrgico Católico Romano, así como también por negarse a considerar a cuanta secta o denominación exista, como “Hermanos y Hermanas Cristianos”, sin antes sentarse a considerar en que creen dichas sectas o que doctrina enseñan. El Vétero-calendarismo, rechazará con indudable convicción esta forma de falsa actividad ecuménica, y por ende, propugnadora de un falso concepto de unidad cristiana.

ORGANIZACIÓN ECLESIÁSTICA DEL VETERO-CALENDARISMO 

En sus comienzos, los vétero-calendaristas no llegaron a conformar un verdadero cuerpo eclesiástico, puesto que carecían de Obispos que les dieran una forma de gobierno apostólica. Los vétero-calendaristas vieron nutrir sus filas, entonces, por parte de sacerdotes disconformes por los manejos del entonces Arzobispo Crisóstomos de Atenas, o en su defecto, por monjes del Monte Athos disconformes con las directrices emanadas desde el Phanar por parte del Patriarca Meletios IV, así como de su sucesor Gregorio. 

Un hecho que tuvo gran importancia en la organización ulterior del vétero-calendarismo griego fue el milagro ocurrido en el Monte de Hymettos en las afueras de Atenas. Siendo la noche de la Fiesta de la Exaltación de la Preciosísima Cruz  - según el Calendario Juliano -  14 de Septiembre de 1925, apareció de manera milagrosa una Cruz luminosa sobre la Capilla de San Juan el Teólogo; cerca de 2.000 personas presenciaron la visión, incluyendo al policía enviado para disgregar a la gente que acudía al Servicio de Vigilia y arrestar al sacerdote. El milagro causó una profunda impresión entre los fieles, incluyendo al ahora converso policía, por lo cual el Servicio continuó sin interrupción. El movimiento vétero-calendarista dio una gran significación espiritual al milagro, lo cual reafirmó en un plano sobrenatural la postura de los laicos y clérigos que siguieron fieles al tradicional calendario juliano. 

Milagro de la aparición de la Cruz
-Atenas- 14 de Septiembre de 1925

Los seguidores del viejo calendario, fueron vivenciados por las autoridades estatales griegas, como elementos subversivos al nuevo orden que debería instaurarse en Grecia, por lo tanto fueron perseguidos con la misma ferocidad con que se perseguía a cualquier disidente político de aquella época; en cambio para la Iglesia Oficial, fueron vivenciados como una amenaza real a la Unidad de la Iglesia Ortodoxa; por tal razón no dudaban en apelar al brazo secular del Gobierno para acallar todo disenso en el plano eclesiástico que pudiera menguar el poder de su Jerarquía complaciente con las autoridades de turno. Un hecho que grafica muy bien la situación expuesta fue lo acontecido en Ática, cuando un grupo de fieles ortodoxos griegos que deseaban permanecer fieles a su antiguo calendario litúrgico, en el día de la fiesta de los Santos Arcángeles, 8 de Noviembre de 1927, fueron atacados después de haber asistido a la Liturgia por la policía. En la revuelta son heridas de gravedad dos mujeres, una de ellas es herida mientras trata de proteger al sacerdote, el nombre de esta mujer era el de Catherine Routis, quién murió una semana después, el 15 de Noviembre, dejando huérfanos a dos niños; ésta joven mujer se convertiría en la primer mártir de la causa vétero-calendarista en Grecia.

Catherine Routis
Asesinada por la policía griega en 1927

La muerte de esta joven mujer no calmó en absoluto la situación, ni hizo reconsiderar al Arzobispo Crisóstomos de Atenas su violenta política represiva hacia los fieles ortodoxos griegos que deseaban mantener sus tradiciones religiosas intactas. El 24 de Abril de 1926, la Iglesia Estatal de Grecia publica una severa encíclica,  Protocolo Número 2398/2203, la cual se dirige contra los Cristianos Ortodoxos Tradicionales. Lo curioso de la Iglesia Griega de aquel entonces, era su acercamiento y tolerancia a las diversas denominaciones cristianas, aún hacia las mas peculiares, reconociendo en ellas un cierto grado de Gracia Divina; sin embargo se mostró reaccionaria en grado sumo hacia los propios fieles ortodoxos que se apegaban a sus antiguas tradiciones canónicas, considerándolos privados de Gracia Sacramental y llegando a ordenar la clausura, e incluso la demolición de sus lugares de culto. 

. Pese a la fuerte persecución, allá por el año 1930, los cristianos ortodoxos del viejo calendario contaban con alrededor de 800 capillas en Grecia. El clero vétero-calendarista siguió apelando ante el Santo Sínodo de la Iglesia Griega, en los años 1929 y 1933, a fin de que condenase al calendario Gregoriano, tal como lo habían hecho los tres Concilios Pan-Ortodoxos del siglo XVI. Ellos llamaron a la Iglesia Ortodoxa Griega a retornar al tradicional calendario litúrgico a fin de evitar el cisma dentro de Grecia. Sin embargo la continuidad de las persecuciones no hicieron mas que mostrar que la “apertura” de la Jerarquía griega de aquella época tenía mas de compromiso político internacional que de un genuino cambio hacia una mentalidad mas abierta. 

            Pese a la persecución librada por el Arzobispo Crisóstomos de Atenas, a través de la policía y de las autoridades del gobierno griego, 11 Obispos de la Iglesia Oficial Griega simpatizaban en secreto con los fieles vétero-calendaristas, apoyándolos en cuanto podían; sin embargo esta solidaridad no era jamás expresada en forma abierta, puesto que la mayoría de los Obispos fueron persuadidos de ello por miedo a la persecución y a perder el sostén económico proveniente de las arcas del Estado Griego.

            En Mayo de 1935, algo cambió, los Metropolitas Germanos de Demetrias, Crisóstomos de Florina y Crisóstomos de Zakynthos (quién fue aceptado por los dos primeros por medio de la imposición de manos, puesto que había sido consagrado después del cambio de calendario), anunciaron al Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Griega que ellos tomarían, en adelante, el cuidado pastoral de aquellos ortodoxos que continuaban fieles al antiguo calendario en Grecia, y que conformarían un Sínodo para gobernar a la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia.

Los tres Metropolitas que dejaron la Iglesia Oficial
De izquierda a derecha: Crisóstomos de Florina
Germanos de Demetrias y Crisóstomos de Zakynthos

            El 13 de Mayo de 1935, en presencia de unos 25.000 fieles, los Metropolitas Germanos de Demetrias, Crisóstomos de Florina, y Crisóstomos de Zakynthos consagraron al primero de cuatro nuevos obispos de la Iglesia Ortodoxa Tradicional en Grecia: Germanos de las Islas Ciclades, y días mas tarde, Cristóforo de Megara, Policarpo de Diavlia, y Mateo, como obispo sufragáneo de Brestena. 

            Aquellos siete Obispos tuvieron a Germanos de Demetrias como su presidente, quién había sido el siguiente en dignidad luego del Arzobispo Crisóstomos (Papadopoulos) de Atenas - de la Iglesia Ortodoxa Griega Oficial -, en tanto que Crisóstomos de Florina era el más erudito y respetado entre los Jerarcas de la Iglesia Oficial, y ahora de la  o C.O.G. (Cristianos Ortodoxos Genuinos) - la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia –

            Las acciones y declaraciones del Sínodo de Obispos de , provocó una intensa reacción tanto de la Iglesia Estatal Griega, como por parte de las autoridades del gobierno; como resultado de esto los 7 Obispos fueron inmediatamente arrestados por el gobierno, merced a la insistencia del Arzobispo Crisóstomos de Atenas y debieron compadecer ante un tribunal eclesiástico en el mes de Junio de 1935, bajo los cargos de causar divisiones y disturbios por organizar “asambleas ilegales” y de mostrar desprecio por la única Iglesia “canónica” y “legal”. Durante este juicio, el cual tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de Atenas, se congregó una gran muchedumbre liderada por unos 40 sacerdotes y unos 70 monjes, los cuales cantaron en la plaza ubicada frente a la Catedral el Canon de Suplica a la Madre de Dios; pese a que la manifestación era pacífica fueron asaltados por la policía, y dispersados violentamente; durante esa jornada de represión fueron heridas alrededor de 100 personas, entre las cuales se contaba el futuro Arzobispo Auxentios de Atenas y Toda Grecia

La policía griega ataca a los fieles ortodoxos
 frente a la plaza de la Catedral de Atenas 

            El resultado de este juicio fue anunciado el 15 de Junio de 1935. Tres de los Obispos: Germanos de Demetrias, Crisóstomos de Florina, y Germanos de las Islas Cíclades, fueron deportados, en tanto que el Obispo Mateo de Brestena, debido a su delicado estado de salud, fue confinado a su monasterio; y los restantes Obispos: Crisóstomos de Zakynthos, Policarpo de Diavlia, y Cristóforo de Megara se retractaron y volvieron a la Iglesia Estatal Griega.

            Antes de que los anteriormente citados Jerarcas fueran enviados a sus lugares de exilio o arrestados, ellos enviaron a sus fieles una Encíclica Pastoral; debido a que los “nuevo calendaristas” rechazaron finalizar el cisma y a reconocer los Sacramentos y Órdenes Sagradas del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia -  o C.O.G. - (Cristianos Ortodoxos Genuinos). Era realmente curioso que en tanto que la Iglesia Ortodoxa Griega Oficial reconocía los Sacramentos y Órdenes Sagradas de los No-Ortodoxos, no lo hiciera también, al menos de modo oficial, con los Sacramentos emanados de los cristianos ortodoxos del Viejo Calendario, que en definitiva pertenecían a su propio tronco Apostólico; es por esta razón que en reacción el Santo Sínodo de los Vétero Calendaristas Griegos publicaron oficialmente a través del mencionado documento que la “Iglesia Oficial del Nuevo Calendario era cismática y que sus Sacramentos eran inválidos” basándose simplemente en las afirmaciones hechas por el mismísimo Crisóstomos Papadopoulos un año antes de convertirse en Arzobispo de Atenas e impulsar el cambio de calendario.

            Hacia finales aquel año de 1935, con la asunción al puesto de Primer Ministro de Jorge Kondylis, cesaron en parte las persecuciones, ya que éste las encontraba políticamente embarazosas; por lo tanto, a los cuatro Obispos les fue permitido retornar a Atenas. Gracias a esta resolución los Metropolitanos Germanos de Demetrias, Crisóstomos de Florina, Germanos de las Islas Cíclades, y el Obispo Mateo de Brestena, pudieron constituir nuevamente el Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia (). En 1937, el Metropolita Crisóstomos de Florina envía por medio de una carta personal al Obispo Germanos de las Islas Cíclades, un sensato mensaje en dónde deja muy en claro su opinión sobre que en realidad la “Iglesia Oficial Estatal de Grecia era potencialmente cismática 

Es evidente que la carta del Metropolita Crisóstomos estaba destinada a atemperar la forma con que -especialmente en los primeros años - el tema se había convertido en un complejo asunto de Estado. Era cierto, por otro lado, que hubo elementos contradictorios en la disputa por el calendario, lo que causó una considerable confusión entre los propios vétero-calendaristas (  ). La principal causa de esta confusión era la ambivalencia de los mismos Obispos Griegos de la Iglesia Oficial. Para algunos ortodoxos tradicionales, el cambio de calendario no suponía directamente un cambio en el plano doctrinal, aunque violaba sin lugar a dudas, su unidad litúrgica. Sobre esta línea se basaba una Encíclica publicada años antes, en 1920, por el propio Patriarcado Ecuménico, en la cual se afirmaba que un cambio de calendario tendría como objeto únicamente “entrar” en un acercamiento con las denominaciones heterodoxas y sectas. Por otro lado, si bien el Patriarcado de Constantinopla había reconocido en su célebre Encíclica de 1920 a las denominaciones heterodoxas y sectas como “Iglesias de Cristo” y “Herederos del Pueblo de Dios” y la Iglesia Griega Estatal había condenado a los vétero calendaristas en otra Encíclica de 1926, era evidente que muchos Obispos dentro de sus filas rechazaban aquellas innovaciones teológicas y apoyaban las enseñanzas tradicionales de la Iglesia Ortodoxa; también era cierto que si bien muchos Jerarcas de la Iglesia Oficial alentaron la persecución a los ortodoxos de la Iglesia Tradicional de Grecia, desprestigiando a sus templos e incluso a sus Santos Misterios, otros en tanto, simpatizaron y asistieron a los vétero-calendaristas. Finalmente, en vista de que los Concilios Pan-Ortodoxos del siglo XVI  habían puesto bajo anatema a cualquiera que pudiera introducir cambios en el calendario y el “Pascalión” (método para determinar la fecha de las Pascuas de cada año)  el cual había sido instituido nada menos que por el Primer Concilio Ecuménico en el año 325, y por el cual, ellos admitían, habían estado ligado sólo todos los Ortodoxos.

            En vistas a esta situación sin precedentes, al Metropolita Crisóstomos de Florina, se le hacía evidente que las cosas no estaban muy claras, y que por lo tanto se debía “esperar y ver”; por este motivo, él modifico y moderó su posición original. El Metropolita Crisóstomos, creía que la situación imperante podría mejorar, y basaba sus esperanzas en que se podría convocar un Concilio Pan-Ortodoxo de todas las otras Iglesias locales (que antes no habían participado) y que pronto podrían convenir en condenar aquella innovación, y que por lo tanto el Patriarcado Ecuménico y la Iglesia Griega podrían retornar a las posiciones tradicionales de la Ortodoxia, y volver al Calendario Juliano; también era innegable que algunos oficiales de gobierno, así como algunos ministros prometieron ayuda al Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Tradicional (  ), pero los acontecimientos históricos posteriores demostraron que las esperanzas del Metropolita Crisóstomos eran vanas.

Metropolitas Crisóstomos de Florina, Germanos de Demetrias,
y Germanos de las Cíclades con clero y pueblo en la
procesión de la Fiesta de la Teofanía en 1937 

            En Noviembre de 1937 el Metropolita Crisóstomos escribió una extensa carta personal al Obispo Germanos de las Islas Cíclades; esta carta versaba sobre el modo de recepción de los cristianos ortodoxos provenientes de la Iglesia Oficial; ambos el Metropolita Crisóstomos y el Obispo Germanos coincidían en la forma de hacerlo; es decir, que ellos deberían ser recibidos sólo por una Confesión de Fe; sin embargo el Obispo Germanos había ahora cambiado de parecer y estaba de acuerdo con el Obispo Mateo de Brestena, el cual sostenía que todos los “nuevos calendaristas” deberían ser recibidos por medio de la Santa Crismación, de acuerdo con una estricta interpretación de los cánones que trataban el tema del cisma, por lo tanto la Gracia había abandonado a la Iglesia Ortodoxa Griega Oficial. Sin embargo el Metropolita Crisóstomos sentía que tal decisión debería ser tomada por un Concilio Pan Ortodoxo dónde todas las Iglesias Ortodoxas estuvieran presentes. En su carta al Obispo Germanos, el Metropolita Crisóstomos de Florina fue bastante áspero en su estilo.

            Es en verdad notable que en esa cartas el Metropolita Crisóstomos enfatiza que en aquel año de 1937, él estaba expresando su “personal y completamente privada opinión” concerniente al estatus de la Iglesia Oficial del Nuevo Calendario.          

Sin embargo, el presidente del Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Vétero Calendarista, el Metropolita Germanos de Demetrias, estaba de acuerdo con el punto de vista de Crisóstomos de Florina, en tanto que los Obispos Germanos de las Cíclades y Mateo de Brestena vieron esta posición como una traición; por este motivo ellos se separaron de los Metropolitas Germanos y Crisóstomos de Florina, y más tarde, los Obispos Mateos y Germanos de las Cíclades se separaron cada cual por su lado debido a otras controversias surgida entre ellos.

Metropolitas Germanos de Demetrias
y Crisóstomos de Florina
Teofanía de 1938

            Como resultado de estas divisiones, los seguidores del Metropolita Crisóstomos de Florina (los cuales eran mayoritarios) comenzaron a ser conocidos como “Florinistas”, y aquellos que siguieron al Obispo Mateo fueron conocidos como “Mateístas 

            En 1943, durante la ocupación Nazi a Grecia, el Metropolita Germanos de Demetrias fallece, dejando solo al Metropolita Crisóstomos. Meses mas tarde, en 1944, los Obispos de Cristóforos de Cristianopolis (antiguamente de Megara) y Policarpo de Diavlia, ambos consagrados en 1935 por los Metropolitas Crisóstomos de Florina, y el difunto Germanos de Demetrias se le unen. Por otro lado, el Metropolita Germanos de las Islas Cíclades, se reunió nuevamente con el Metropolita Crisóstomos, viendo la posibilidad de resolver sus antiguas diferencias. Estos acontecimientos parecieron confirmar un cierto acuerdo entre los Obispos de cómo manejaba el Metropolita Crisóstomos, el asunto de los “Nuevo Calendaristas”. 

            En tanto, el Obispo Mateo, quién ahora se encontraba mas sólo que nunca, no pudo encontrar ningún otro obispo que compartiera sus puntos de vista; y por tal motivo, en flagrante violación al primer Canon Apostólico, él consagro con sus solas manos, a cuatro nuevos Obispos en Agosto de 1948.

Obispo Mateo de Brestena

Los nombres y títulos de aquellos Obispos fueron: Spyridon de Trimithus, Andrés de Patras, Demetrios de Tesalónica, y Kallistos de Corintios. Uno de aquellos Obispos, el muy santo Obispo Spyridon, pasó los últimos años de su vida en reclusión, rechazando celebrar como Obispo, puesto que se encontraba arrepentido de haber sido consagrado de forma tan anticanónica. Aquellas consagraciones tan ilegítimas fueron en detrimento del apoyo otorgado a los mencionados Obispos, y muchos laicos, clérigos y monjes abandonaron al Obispo Mateo por su anticanónico curso de acción, puesto que, con muy buen tino, afirmaban que: “¿Cómo nosotros podemos censurar a otros por no seguir los Santos Cánones, cuando nosotros mismos violamos los cánones básicos concernientes a la consagración de Obispos?”. Pese a esto, el Obispo Mateo, un hombre de gran integridad personal, virtud, y ascetismo, tal como era admitido por todos, siguió su forma de proceder, iniciando de este modo la división entre “Florinistas” y “Mateístas” que se conserva hasta  hoy en día.

            En Enero de 1950, el Metropolita Germanos de las Cíclades, quién había sido arrestado por ordenar sacerdotes, fue puesto en libertad y se unió nuevamente al Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia, cuyo presidente era el Metropolita Crisóstomos de Florina, esto produjo gran regocijo entre los vétero-calendaristas griegos que vieron reforzado su Sínodo.

            Los Mateístas y Florinistas, sin embargo hicieron muchos intentos de reconciliación, pero estos fueron infructuosos. Stavros Karamitsos, un teólogo y autor del libro “Agonía en el Jardín de Getsemaní”, describió, en su carácter de testigo presencial, las dos ocasiones en la que el Metropolita Crisóstomos de Florina personalmente intentó reunirse con el Obispo Mateo; pero desafortunadamente en ambas ocasiones la Abadesa del Convento de Keratea, incitada por el protopresbítero Eugenio Tombros, intervino a fin de impedir que el Metropolita Crisóstomos pudiese hablar con el Obispo Mateo. En Mayo de 1950, cuando ya el Obispo Mateo se encontraba en su lecho de muerte, y habiendo estado inconsciente por tres días, el Metropolita Crisóstomos se hizo presente en la Sede Central del Sínodo Mateísta, y se aproximó al lado de su lecho; estando allí Crisóstomos le preguntó en voz baja “¿Mi santo hermano, como te sientes?” y ante la mirada atónita de los presentes el Obispo Mateo recobró su conciencia y abrió sus ojos, entonces él le dijo al Metropolita que tome asiento y comenzó a susurrar algunas cosas de modo desfalleciente; fue en ese momento que entró al cuarto la Abadesa María del Convento de Keratea junto con otras monjas, y le solicitó a todos los visitantes que se fueran. Pocos días mas tarde, el 14 de Mayo de 1950, el Obispo Mateo falleció, y los dos Jerarcas nunca más pudieron reunirse otra vez, al menos en esta vida.

            El 26 de Mayo de 1950  - luego de 26 años del cambio de calendario – viendo que los “nuevos calendaristas” de la Iglesia Griega Oficial no mostraban signos de querer cambiar de dirección pese a las demandas dirigidas hacia el Santo Sínodo de la Iglesia Griega Oficial, el Metropolita Crisóstomos de Florina, y los otros Obispos vétero-calendaristas publicaron una Encíclica en la cual ellos manifestaban que había llegado el tiempo de aplicar más estrictamente los cánones referente al tema cisma; por lo tanto, de acuerdo al primer canon de San Basilio el Grande, los Misterios de la Iglesia Oficial deberían ser considerados inválidos y aquellos quienes pertenecieran a la Iglesia Griega Estatal deberían ser recibidos dentro de los C.O.G, por medio de la Santa Crismación. La Encíclica fue firmada por el Metropolita Crisóstomos de Florina, quien presidía el Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Tradicional Griega de los () Genuinos ( ) Ortodoxos ( ) Cristianos, así como el resto de los Obispos: el Metropolita Germanos de las Cíclades, Cristóforos de Cristianopolis (antiguamente de Megara) y Policarpo de Diavlia.

 

Metropolitas Germanos de las Cíclades, Crisóstomos de Florina,
Cristóforos de Cristianopolis y Policarpo de Diavlia
Año 1944 

            La reacción del entonces Arzobispo Spyridon de Atenas (de la Iglesia Ortodoxa Oficial) no se hizo esperar. Este documento provocó la mas violenta persecución hacia la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia  que duraría por cinco largos años (1950-1955). “En un memorando al gobierno griego, el Arz. Spyridon Vlahos declaró que los Vétero Calendaristas eran mas peligrosos para la nación que ninguna otra propaganda, y más dañina incluso que el Comunismo; y que el Movimiento Vétero-Calendarista era una vanguardia Pan-Eslava, como lo era precisamente el Comunismo, y que también eran parte de un intento de eslavizar a la Nación Griega; por tanto se sugería que el Estado aboliera toda sociedad Vétero-Calendarista, y equiparara a este movimiento a la sedición (traición), proponiendo que la policía vigilara y deportara monjes al Monte Athos, y que los bautismos y bodas celebradas por los Viejo Calendaristas no sean reconocidas como válidas por el Estado. De este modo, comparando al Vétero Calendarismo con el Comunismo, e identificándolo con el movimiento Pan-Eslavo, el Arzobispo Spyridon de Atenas, jugaba con los miedos al comunismo todavía muy presentes en la memoria de aquellos griegos que padecieron la guerra civil de los años (1945-49)”

 “El 3 de Enero de 1951, el Gabinete de Ministros del Gobierno Griego redactó un decreto (No. 45) de persecución a los Cristianos Ortodoxos Genuinos por parte del Estado”

            Como consecuencia de la persecución desatada, las parroquias construidas por los Viejo Calendaristas fueron cerradas, confiscadas o demolidas. Durante el Viernes Santo de aquel año, una procesión fue desbandada y el Epitafios arrojado al suelo por la policía, y los clérigos y monjes fueron llevados a la comisaría, y una vez allí afeitados y despojados de sus hábitos. La Santa Mesa (Altar) fue volcada y los Santos Misterios profanados. 

Metropolita Crisóstomos de Florina
Bajo arresto en 1951

            El primero de Febrero de 1951, el Metropolita Crisóstomos de Florina fue descubierto, arrestado y exiliado pese a sus 82 años de edad. El Metropolita Germanos de las Cíclades falleció durante este período. Las autoridades civiles y eclesiásticas de Grecia rechazaron la posibilidad de darle un funeral cristiano al Metropolita Germanos, ni siquiera se les permitió a los sacerdotes celebrar un Servicio a su memoria, por ende él debió ser sepultado por laicos. Muchos sacerdotes quienes comenzaron el funeral fueron arrestados. En Febrero de 1954, los Metropolitas Cristóforos y Policarpo, desesperanzados ante el futuro de la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia, y a causa de tales persecuciones, nuevamente capitularon y retornaron a la Iglesia Oficial.

 

Procesión al lugar de entierro del Metropolita Germanos de las Cíclades
Por negativa de las autoridades fue sepultado sin Oficio Fúnebre 

            Como resultado de estos desafortunados hechos, el Metropolita Crisóstomos debió permanecer solo como única cabeza del numeroso grupo de los Cristianos Ortodoxos Genuinos (  ) hasta su muerte. Le fueron presentados muchos candidatos al episcopado; el Obispo Nikolai (Velimirovic) de la Iglesia Ortodoxa Serbia, quien residía en los Estados Unidos, le ofreció ayuda para consagrar nuevos Obispos; sin embargo el Metropolita Crisóstomos declinó consagrar a algún candidato. En respuesta a los pedidos de su feligresía por la consagración de algún Obispo, él ordenó que hagan trato con los Obispos ordenados por Mateo y vean con ellos la forma de regularizar la situación de acuerdo a lo estipulado por los cánones.

            El 7 de Septiembre de 1955, agotado por una vida de luchas, el Metropolita Crisóstomos de Florina se durmió en la paz del Señor. De este modo, una facción importante de los Vétero-Calendaristas volvieron a quedar en la misma situación anterior a 1935, es decir: sin obispo. Probablemente, este Jerarca haya considerado que ninguno de los candidatos a él presentados estuvieran en condiciones de conducir en el futuro a la Iglesia Ortodoxa Tradicional Griega.

Funeral de Crisóstomos de Florina
8 de Septiembre de 1955 

El 25 de Septiembre de 1955, en la Iglesia Patriarcal  de San Sabbas, en Alejandría, Egipto, el Patriarca Cristóforo de Alejandría presidió un Servicio de Difuntos por el reposo del alma del Metropolita Crisóstomos de Florina. Tres años mas tarde, su tumba en el Convento de la Dormición de la Teotokos en Parnita, Ática, debió ser abierta y de sus restos emanaba una suave fragancia; siendo testigos de ello los propios trabajadores que realizaron la tarea. 

Como dijimos anteriormente, los feligreses y clero de la Iglesia Ortodoxa Tradicional Griega, a la muerte de Crisóstomos de Florina quedaron sin obispo, para ello se pueden contar varias razones, pero una fue la principal, y fueron las consagraciones episcopales anticanónicas realizadas por el Obispo Mateo, puesto que ahora ellos no podían recurrir a su Sínodo para solicitarles un Obispo. En aquellos tiempos los asuntos de la Iglesia Ortodoxa Tradicional fueron manejados por una comisión eclesiástica de 12 miembros. Algunos Obispos de la Iglesia Griega Oficial, como el Obispo Evlogios de Korytsa, simpatizaba y asistía a los miembros del Movimiento viejo-calendarista, sin embargo no llegó a convertirse en Obispo de ellos. En Noviembre de 1958, el mismísimo Patriarca de Alejandría, el Patriarca Cristóforo, intercedió ante el Gobierno Griego y la Iglesia Griega Oficial para regularizar la situación de los vétero-calendaristas, pero no tuvo éxito.
        
            En 1960, el Archimandrita Akakios Pappas, viajó a Estados Unidos a fin de peticionar a la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio la consagración de Obispos para la Iglesia Ortodoxa Tradicional Griega; sin embargo, Metropolita Anastasy, conocido por su extrema cautela, prefirió no involucrarse en los asuntos de los griegos, ni hacer nada que incomode al Patriarcado Constantinopla; pese a esto, el Arzobispo Serafín de Chicago (quién había sido tonsurado en el Monte Athos, y conocía bien el celo de este Movimiento) junto con el Obispo rumano Teofilo Ionescu (quién en aquel entonces se había unido al Sínodo Ruso en el Exilio como Obispo de Detroit) estuvieron de acuerdo en consagrar al Archimandrita Akakios al episcopado, dándole el título de “Obispo de Talantion”.

 

Obispo Akakios Pappas

            Debido a que esta consagración fue realizada sin la autorización, o el conocimiento del aquel entonces Metropolita Anastasy; ni el Arzobispo Serafín de Chicago, ni el Obispo Rumano Teofil pudieron extenderle un certificado de consagración episcopal, debido a estas circunstancias el Arzobispo Akakios nunca pudo revelar el nombre de sus consagrantes, abriéndose para él un pesado manto de sospechas y suspicacias.

Obispo Rumano Teofil Ionescu
quién mas tarde regresó al Patriarcado de Rumania
como Obispo de París

            Dos años más tarde, en 1962, el Arzobispo Leonty de Chile de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio viajó a Grecia, y una vez allí junto con el Arzobispo Akakios Pappas consagraron a Pártenos de las Cíclades, Auxentios de Gardikion, y a Crisóstomos de Magnesia. Estas consagraciones fueron realizadas sin el conocimiento o bendición del Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio. Tiempo mas tarde, el Archimandrita Akakios, (sobrino del Arz. Akakios) fue consagrado para la Diócesis de Diavlia, y el Archimandrita Gerontios fue consagrado obispo para Salamis.

Arz Leonty de Chile

            El antes mencionado Archimandrita Auxentios  - al igual que muchos otros Hieromonjes que habían sido partidarios del Obispo Mateo de Brestena - abandonó el Sínodo de Obispos Mateístas en protesta por la irregulares consagraciones episcopales que les dieron origen. La situación en cambio, había variado sustancialmente dentro del Movimiento Vétero Calendarista de extracción Florinista, puesto que ahora podían felicitarse por contar con un Sínodo de seis Obispos válidamente consagrados presididos por el Arzobispo Akakios Pappas. El 6 de Diciembre de 1963, sin embargo se produce la primer baja del Sínodo, puesto que el Metropolita Partenios de las Cíclades se durmió en la paz del Señor, días mas tarde lo seguiría el mismo Arzobispo Akakios. El Obispo Auxentios de Gardikion fue elevado, entonces, al Trono Arzobispal de Atenas y Toda Grecia por la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia (  ).

Arzobispo Auxentios de Atenas

            Como resultado de estos acontecimientos, el Sínodo de Obispos Mateístas, ahora condenaba la supuesta naturaleza anticanónica de las consagraciones de los Obispos Florinistas. Cada bando criticaba al otro por no observar los Santos Cánones, mientras al mismo tiempo ambos lados justificaban sus propias consagraciones con el mismo argumento: “el uso de la economía”. Si en principio uno intenta ser objetivo, deberá reconocer que ambos lados tuvieron ciertas defecciones en sus consagraciones episcopales, sin embargo la defección de los Obispos Florinistas era mucho mas leve que la de los Obispos Mateístas, los cuales violaban el primero de los Cánones Apostólicos.

            Para poner fin a todas estas controversias, las cuales ya trascendían las fronteras de Grecia, el Arzobispo Auxentios de Atenas y Toda Grecia solicitó, en el año 1969, al Metropolita Filaret (de feliz memoria) de la Iglesia Rusa en el Exilio que ratificara la validez de las Órdenes Episcopales otorgadas por Obispos de su Jurisdicción. El Metropolita Filaret, entonces, presentó la petición de la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia, a su Santo Sínodo, dónde la cuestión fue debatida.

 

Metropolita Filaret y Arz. Auxentios

El 18 de Diciembre de 1969, el Metropolita Filaret, junto a la totalidad del Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, ratificó y reconoció oficial y canónicamente las consagraciones episcopales otorgadas a la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia (florinistas), considerando a la mencionada Jurisdicción como plena de derechos, así como también Iglesia Hermana, entrando en comunión plena con ella. 

Otra objeción, vendría tiempo mas tarde, por parte de algunos miembros de la Iglesia Ortodoxa Oficial de Grecia, puesto que como algunos de ellos manifestarían: “La consagración de los Obispos Ortodoxos Genuinos de Grecia fueron realizadas por Obispos de América, una acción que está prohibida por los Cánones” dado que: “El Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Griega prohíbe la consagración de un Obispo o cualquier otro clérigo para la Iglesia de Chipre, Creta, Serbia, Bulgaria, etc”. La respuesta que se da desde el vétero-calendarismo a este dilema es el siguiente: “Nosotros estamos de acuerdo que esto está realmente prohibido cuando la Iglesia de Creta, Chipre, Serbia, Bulgaria, etc, son consideradas Ortodoxas en todos sus aspectos”, por ende, si hay disputas sobre este tema, las consagraciones deberán ser consideradas válidas, a pesar de que hayan sido realizadas por obispos de otra Jurisdicción. 

El Arzobispo Auxentios, un hombre de reconocida santidad y capacidad de gobierno, rigió los destinos de la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia por 31 años, hasta su muerte acaecida el 4 de Noviembre de 1994. Durante su gestión, el vétero-calendarismo contó con mas de 100 Monasterios en Grecia, entró en comunión con la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, se extendió además por Rumania, Bulgaria, Europa Occidental y América. A él Memoria Eterna!!!

 

Arzobispo Auxentios de Atenas
horas después de su muerte el 4 de Noviembre de 1994

 

Su sucesor el Arzobispo Máximos de Atenas (izq.)
Durante el sepelio del Arz. Auxentios (der.)

Traducido, arreglado y adaptado
al español por el Padre Gorazd
- Hieromonje - 

BALANCE Y FUTURO DEL VETERO-CALENDARISMO

Por el Archimandrita Gorazd

Dentro de algunos meses, celebraremos el 70 aniversario de la conformación del primer Sínodo Vétero-Calendarista en Grecia (en el año 1935), y ha corrido mucha agua bajo el puente de la historia. 

            Creo que luego de tantos años estamos en condiciones de hacer un balance lo bastante objetivo acerca de cuales fueron las luces y sombras del Movimiento Vétero-Calendarista dentro del concierto de la Ortodoxia Contemporánea. 

            Sin lugar a dudas, el Patriarca Ecuménico Meletios IV (Metaxakis), fue un personaje bastante triste para la Historia de la Iglesia, hoy en día, su gestión al frente de la principal Sede de la Iglesia Ortodoxa, es bastante cuestionada tanto por los sectores más tradicionales de la Ortodoxia, como también por los mas progresistas. A veces, confieso, me apena el destino de este hombre, el cual parece ser sin dudas: -la soledad- 

            Aunque es probable que muchos de quienes lean estas líneas no simpaticen con el Movimiento Vétero-Calendarista, deben reconocer que, si bien pudo errar en algunas apreciaciones iniciales, el Movimiento como tal, sirvió de dique para contener toda una serie de innovaciones teológicas, eclesiásticas y litúrgicas que los discípulos intelectuales de Metaxakis hubiesen llevado a cabo de no existir una férrea resistencia. Quizás la Ortodoxia le deba al Vétero-Calendarismo Griego la conservación del “Pascalion”, (método que se usa para determinar la fecha anual de la Pascua), así como de las Fechas de las Grandes Fiestas, como por ej: Navidad; puesto que el Patriarca Metaxakis, así como sus seguidores, intentaron hacerlas coincidir con el Calendario de las Iglesias Occidentales; puesto que muchos intelectuales y políticos griegos, influidos por la masonería, el protestantismo, y por un cierto afán de integración política internacional, planearon imponer una occidentalización forzada de la cultura griega. También el vétero-calendarismo, al ser un Movimiento integrado mayoritariamente por monjes, impidió la concreción de tres metas fijadas por Metaxakis, 1- El desaliento a la forma de vida monástica y la modificación de sus Servicios Litúrgicos, 2- El casamiento de los Obispos, y las segundas nupcias de sacerdotes (tal como ya sucedía dentro de la Iglesia Ortodoxa Viviente en Rusia) y 3- Una formación más secular del clero por fuera de los Monasterios. Estas medidas, de haberse llevado a cabo, hubiesen cambiado radicalmente el destino de la Ortodoxia tal cual hoy la conocemos.

            Sin embargo, la peor herencia del Patriarca Meletios IV, (el cual fue una versión mas exitosa y rediviva de su lejano antecesor, el Patriarca Cirilo - Lucaris -) quizás no haya sido tanto el cambio de Calendario, puesto que no pudo lograr su objetivo principal -que era el cambio de la Celebración de las Pascuas y de las Grandes Fiestas al Calendario Gregoriano- tarea que ninguno de sus sucesores intentó proseguir, sino más bien, su imperialismo eclesiástico, (quizás resabio de su influencia masónica inglesa) el cual hasta el día de hoy genera conflictos dentro de la Iglesia Ortodoxa, y a los que ninguno de sus sucesores pretendió jamás renunciar.

 

Patriarca Ecuménico
Meletios IV 

            Como todos bien sabemos, el Patriarca Meletios, ideó su teoría de Jurisdicción sobre toda la diáspora, teoría desconocida hasta su patriarcado, el cual sentó las bases canónicas para el futuro establecimiento de un papismo oriental. Esto, a juzgar por el correr de estas últimas siete décadas, envenenó la vida de la Iglesia mucho más que el cambio de calendario. Quizás, los vétero-calendaristas de los primeros años prestaron poca atención a este frente de conflicto, que a la larga -  por ser más sutil – devino en más daño para la Iglesia, que aquel cambio parcial de Calendario. 

            Es preciso aclarar que no me parece irrelevante el cambio de Calendario, es más, creo que en ese campo, el Movimiento Vétero Calendarista, obtuvo una victoria aunque sea parcial, al evitar el cambio en el Pascalion (si bien no pudo evitar que se vulnere la Unidad Litúrgica de la Iglesia). En cambio dónde no se pudo hacer mucho es en el ámbito de la gesta imperial del Phanar con respecto a la diáspora, lo cual entorpece - incluso en los presentes días - la predicación del Evangelio, que es nuestra misión esencial como Iglesia. 

            Cabe mencionar, que en la actualidad, los más importantes Sínodos Viejo Calendaristas, reconocen la Gracia Sacramental de las Iglesias Ortodoxas Oficiales, como de facto, el resto de las Jurisdicciones Oficiales reconocen la Gracia Sacramental de ciertos Sínodos Vétero Calendaristas. Esto no deja de ser un aliciente para recuperar la unidad de criterios perdida durante los tumultuosos años de comienzos del siglo XX. 

            Debemos afirmar, que la posición de Constantinopla sobre el Calendario Juliano, también sufrió en los últimos 70 años, alguna modificación; -sobre todo en la década de los 90- Es preciso señalar que el propio Patriarcado Ecuménico tomó bajo su protección canónica a distintas Jurisdicciones Ortodoxas que siguen fieles al viejo calendario, como ser la Iglesia Ucraniana en Canadá, o la Iglesia Ortodoxa Ucraniana en EEUU (1990 y 1995 respectivamente); también tomó bajo su protección a un Monasterio Ortodoxo Griego vétero-calendarista en la costa este de Estados Unidos. 

            Debemos reconocer que la realidad de la Ortodoxia hoy, es bastante menos dramática que lo que imaginaron nuestros primeros Obispos, las Iglesias Ortodoxas Oficiales, si bien cometieron ciertos deslices, jamás cayeron de lleno en la herejía; de todos modos, conviene señalar, que en ninguna Encíclica de la Iglesia Ortodoxa Tradicional se trata a la Iglesia Ortodoxa Griega como herética, sino como cismática. Este detalle abre las puertas hacia algún tipo de acercamiento en un futuro. 

            También hay razones válidas para ser cautamente optimistas, finalmente, en estos últimos tiempos, incluso los sectores más ecumenistas tanto del Patriarcado Ecuménico, como del Patriarcado de Moscú, se han desencantado - merced a sus propias experiencias - del Consejo Mundial de Iglesias, en el cual depositaban ingenuamente grandes esperanzas como marco para desarrollar diálogos teológicos productivos. Tras varias décadas de permanencia en dicho cuerpo, la Iglesia Ortodoxa no ha logrado que ninguna de sus mociones hayan sido, aunque sean alguna vez, aprobadas. 

            El comienzo del siglo XXI, parecería ser para nosotros - los ortodoxos -, mucho mas auspicioso que los comienzos del siglo XX, hace algunos meses, en Noviembre del año 2003, miembros del Patriarcado de Moscú han mantenido reuniones con sus pares de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, a fin de estudiar la posibilidad de entrar en Comunión plena. Según trascendidos, el principal problema a sortear sería el encuadre canónico que se le daría a esta nueva situación; también dentro del Exarcado Ruso de Europa Occidental, hay sectores que propugnan dejar de lado la protección Canónica de Constantinopla, para pasar a depender nuevamente de Moscú.

El Patriarca Alexis II de Moscú reunido
con una delegación de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio
Arz. Marco de Berlín, Arz. Hilarión de Sydney y Arz Kirill de San Francisco 

Como puede observarse, hay una cierta tendencia a dejar viejas diferencias del pasado a fin de construir un futuro común. Quizás, y digo tan solo quizás, con el correr de los años, algunos Sínodos del Viejo Calendario, persuadidos ya de que el peligro de las desviaciones litúrgicas y doctrinales han pasado, se reúnan nuevamente con la Iglesia Ortodoxa Griega Oficial, aunque conservando, como es obvio, el viejo calendario. En el corriente año (2004), el Arzobispo Cristoudolos de Atenas, ha comenzado a dar los primeros pasos en este sentido.

 

LUCES Y SOMBRAS DEL MOVIMIENTO VÉTERO-CALENDARISTA 

            Como ya explicamos anteriormente, el principal aporte del Vétero-Calendarismo a la Ortodoxia, fue sin lugar a dudas, la conservación de su “Pascalion” y del mantenimiento de las fechas originales de las Grandes Fiestas, lo que redundó en beneficio de la Unidad Litúrgica de la Iglesia Ortodoxa. Es muy probable que sin la presión ejercida desde fuera por el Vétero-Calendarismo, los Obispos más moderados del Patriarcado Ecuménico, así como los de la Iglesia Ortodoxa Griega Oficial, se hubiesen encontrado sin mucho margen de acción para evitar más innovaciones del ala reformista de sus propios Sínodos; es por lo tanto un mérito de la Iglesia Ortodoxa Tradicional de Grecia, evitar la consecución de nuevos y mayores cambios dentro de la Iglesia Ortodoxa Griega Estatal, e incluso, dentro del mismo Patriarcado Ecuménico. 

            Si hubiese prosperado el cambio de Calendario, tal cual lo deseaba el Patriarca Meletios IV, las consecuencias para la Iglesia Ortodoxa hubiesen sido muy distintas a lo que finalmente fueron, ya que hubiera sido altamente probable que gran parte de las otras Iglesias Ortodoxas Locales - mas precisamente las Eslavas y las de Oriente Medio - nunca hubiesen aceptado un cambio de fechas en la celebración de las Pascuas, rompiéndose de este modo irreparablemente la Unidad Litúrgica y Eclesiástica de la Iglesia Ortodoxa. Por tal motivo, podemos llegar a sostener, que paradójicamente la creación de los Sínodos Vétero-Calendaristas, evitaron tragedias mayores para la Unidad de la Iglesia.

            Otro aspecto positivo del Movimiento Vétero-Calendarista, fue quizás el más impensado, y es que aunque parezca increíble, libró a la Ortodoxia de una cierta tendencia a la homogeneidad étnica, sobre todo en su segunda etapa, es decir, durante las décadas posteriores a los años 60. 

            Los Vétero Calendaristas primigenios, quizás nunca pensaron en extenderse fuera de Grecia, pero las continuas persecuciones libradas contra ellos en su país de origen, los hicieron entrar en contacto con otros ortodoxos de la diáspora, abriéndoles no solo las puertas a la adquisición de un episcopado canónico, sino también el de un campo pastoral que ellos nunca imaginaron. Cómo producto de esto, la Iglesia Ortodoxa Tradicional, se extendió no solo por los Balcanes (Bulgaria y Rumania), sino que lo hizo por Europa Occidental, África Central, y América.

Arz Cyprianos, consagrante
del Obispo Kigundu 

            Como consecuencia de esta apertura pastoral desarrollada por los Vétero-Calendaristas, muy pronto sus Sínodos adquirieron un marcado tinte multi-étnico; en ese contexto se produce la consagración por parte de las manos del Arz. Auxentios de Atenas, de Dom Gabriel de Portugal, el cual se convirtió en el primer Obispo latino occidental de la Iglesia Ortodoxa Tradicional, pronto le seguiría el Obispo Tiago de Coimbra, y más tarde el Metropolita Evloghios de Milán (alemán).

 

Dom Tiago de Coimbra (izq.) junto a Dom Gabriel
Consagrando al Metropolita Evloghios

            El Arzobispo Auxentios de Atenas (de feliz memoria), se mostró muy propicio hacia la instauración de Iglesias Locales en Occidente, concediendo, en el año 1984, un Tomos de Autonomía a la Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Europa Occidental y las Américas, la cual en aquel tiempo estaba gobernada por Dom Gabriel de Portugal; luego este Jerarca se unió a la Iglesia Ortodoxa de Polonia, dando origen a la Provincia Eclesiástica de Portugal, España y Brasil, la cual contó, en un pasado reciente con numerosos fieles, además de monasterios y parroquias.

Arz. Auxentios de Atenas junto al
Metropolita Evloghios de Milán

            En la actualidad, entre los apellidos de los Obispos Viejo Calendaristas, no sorprende que los haya de origen español, italiano, portugués, alemán o inglés; y es que los vétero calendaristas, tuvieron la gran virtud de hacer de la ortodoxia, algo asequible a los cristianos occidentales, mas allá de sus orígenes étnicos

Arz. Crisóstomos de Etna
(González)

            Pero, como en todo balance, hay que reconocer también saldos negativos dentro del Vétero calendarismo. Uno de los principales problemas que sufrió el Movimiento Vétero-Calendarista desde sus orígenes mismos, es una cierta tendencia a tener opiniones pendulares sobre un mismo tema, y por ende, una propensión al cisma. 

            Debido quizás, a un espíritu generoso entre sus Jerarcas, que no ahorraron esfuerzo alguno en la propagación de la Fe Ortodoxa, fueron consagrados al Episcopado algunos hombres que, en su celo por la tradición, cayeron sin pretenderlo, en posiciones realmente extremistas. Otros en cambio, aprovecharon la generosidad apostólica de estos santos jerarcas, con el fin de promocionarse a si mismos, los cuales acabaron por mellar la credibilidad de la totalidad del Movimiento. Estos “obispos” fueron responsables de la creación de numerosos Sínodos, los cuales se convirtieron con el tiempo, en una versión bizantina y post-moderna del Sedevacantismo, o (para expresarlo aún mas correctamente) en una suerte de Vagantismo Oriental. 

            Muchos de los Sínodos vétero calendaristas actuales, no tienen razón de ser, puesto que no se diferencian en posición teológica o litúrgica alguna de sus pares de otros Sínodos, excepto, por el gusto del boato episcopal. Nuestra Metrópolis Ortodoxa de Europa Occidental y las Américas, en cambio, posee una clara misión eclesial la cual la distingue del resto de las Jurisdicciones, y que es precisamente la de predicar la Fe Ortodoxa en Occidente; no tanto entre los cristianos, sino entre los agnósticos y ateos presentes en el territorio en la cual ella desempeña su misión evangelizadora.

Metropolita Evloghios de Milán

            No quiero concluir este artículo, sin transmitir un mensaje de esperanza frente al futuro de la Ortodoxia. Creo que desde finales del siglo XX, vivimos un período de búsqueda de un destino común como Iglesia. Las diferencias son muchas, y no se trata tanto de disimularlas, sino de asumirlas con caridad y una profunda Fe escatológica.

            Pequeños pasos hacia la Unidad de la Iglesia, se han dado tímidamente durante las últimas tres décadas, quizás el primero en importancia histórica, fue el levantamiento de los anatemas del Patriarcado de Moscú, en 1971, hacia los vétero-creyentes rusos (Popovtsy). También, durante la década pasada, el Patriarcado Ecuménico ha tomado el cuidado pastoral de Jurisdicciones que utilizan el viejo calendario, como ser la Iglesia Ucraniana en EEUU y Diáspora, e inclusive, en Mayo del año 1998, el del Monasterio Vétero-Calendarista Griego de San Irene Chrysovalantou, en USA, conjuntamente con seis parroquias dependientes de él. Sus dos fundadores fueron re-consagrados (*) obispos por el Patriarcado Ecuménico con los títulos de Metropolita Paisios de Tyana y de Obispo Vikentios de Apameia. Tanto el Monasterio como sus dependencias fueron autorizados a conservar el uso del Calendario Juliano. También, hacia finales de la década del 80, el fundador de nuestra Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Europa Occidental y las Américas, Vladika Gabriel de Portugal, constituyó la primera Jurisdicción Canónica (Metrópolis de Portugal, España y Brasil) de origen vétero-calendarista griego, y lo hizo bajo la protección canónica de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Polonia. Tanto Vladika Gabriel como los obispos portugueses ordenados por él, fueron aceptados sin necesidad de re-consagración alguna. También durante el año 2001, los otrora Obispos vétero-calendaristas Vladikas Lazar y Varlaam (ambos ordenados por el Metropolita Evloghios de Milán), se integraron al Sínodo de la Orthodox Church in America (OCA), sin ser reconsagrados.

            Lamentablemente no son todas buenas noticias, la situación en la cuna de la ortodoxia eslava (Ucrania), es por demás compleja, la erección de un Patriarcado en Kiev representa un grave problema para la Iglesia Ortodoxa, porque su falta de reconocimiento oficial, implica dejar a millones de ortodoxos ucranianos aislados del resto del Mundo de la Ortodoxia, otro tanto sufren los cristianos miembros de la Iglesia Ortodoxa de Macedonia, o los de la Iglesia de Montenegro, por citar solo a algunas de las más numerosas y con claro reconocimiento de sus Estados de origen; pero pese a todo, uno como cristiano está obligado a ser optimista y en confiar en la Divina Providencia, para poder exclamar en nuestra oración las palabras gozosas con que San Juan cierra el Texto del Apocalipsis:

 El que garantiza estas cosas afirma: ¡Sí, volveré pronto! Amén! ¡Ven Señor Jesús!  Que la Gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amen(Apocalipsis 22.20-21)

¡Ven Señor Jesús!

(*) Realmente son raros los casos de re-consagraciones de Obispos Vétero-Calendaristas, pero esta decisión obedece más a una cuestión disciplinaria que canónica, puesto que como Constantinopla los considera rebeldes, necesita hacer valer su autoridad a través de la re-consagración de dichos Obispos; de no hacerlo tendría que admitir la licitud de dicho Movimiento dentro de la Ortodoxia Helénica, cosa que en virtud a los enfrentamientos  (que incluso actualmente) mantiene el Patriarcado Ecuménico con los numerosos monjes vétero-calendaristas dentro del propio Monte Athos, le resultaría disciplinariamente inaceptable además de eclesiológicamente incómodo.

 

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