MISCELANEAS

GÉNESIS DE LA ANTIGUA DIÓCESIS
ORTODOXA RUSO-AMERICANA
ACTUALMENTE CONOCIDA COMO

IGLESIA ORTODOXA EN AMERICA

        

         Esta Jurisdicción se extiende, además de los EEUU, a Canadá, además de contar en la actualidad con un Exarcado en México (el cual es gobernado por Vladika Dimitri desde la Sede Episcopal de Dallas - Texas - USA). Desde finales de la II Guerra Mundial hasta 1970, esta Jurisdicción, incluía también el Japón, aunque luego de otorgada su Autocefalía por parte del Patriarcado de Moscú, entregó nuevamente a la Iglesia Nipona, al cuidado pastoral de la Iglesia Ortodoxa Rusa. 

         La Iglesia Ortodoxa Rusa había penetrado en América a través del territorio de Alaska, descubierta por navegantes rusos, en concreto Behring y Cherikov, en el año 1741. Se fundó muy pronto una compañía ruso-americana para el comercio y exportación de pieles finas, muy abundantes en la región. Los rusos se establecieron, sobre todo, en la cadena de las Aleutianas, y en la isla de Kodiak. El jefe Cherikov, hombre devoto, según crónicas de época, pidió misioneros a la Emperatriz Catalina II, que se encargaran de los colonos rusos en primer lugar, y atendieran luego a la evangelización de los nativos, sobre todo indios aleutianos y esquimales del norte de la península. El Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa aprobó  proposición y envió la primera expedición misionera al mando del Archimandrita Joasaf Bolotov; eran diez hombres en total, varios sacerdotes, dos diáconos, y dos monjes. Llegaban a Kodiak el 24 de Septiembre de 1794. Puede considerarse, con bastante certeza, a esta fecha como el inicio y la introducción del Rito Bizantino en América. 

         Se construyó una pequeña iglesia, y se comenzó la labor de asistencia y evangelización. Varios misioneros quedaron al cuidado de los rusos y de los nativos de Kodiak; y el resto, se repartió por las diversas islas de las Aleutianas. Uno de ellos, el hieromonje Juvenal, se internó por el Continente Americano, pero sería martirizado por los nativos poco tiempo después.


San Juvenal 

         Otro importante monje, llamado Hernán, fundaba un Monasterio, el primero, en la isla de Elovy, con el nombre de Nuevo Varlaam, en recuerdo de su Monasterio de origen. Allí vivió una vida verdaderamente heroica; los aleutianos le veneraban como a un Santo, perdurando su recuerdo en ellos mucho tiempo después de su muerte. Moriría en el año 1837 ya siendo muy anciano, como el último superviviente de la primera expedición. 


San Hernán de Alaska

         Esa primera actividad misionera dio también abundantes frutos entre los nativos; puesto que en pocos años pudo reunirse una incipiente comunidad de unos 6.700 nativos. Ante los primeros progresos, el Santo Sínodo decidió la creación de un obispado entre los aleutianos, y el Archimandrita Joasaf, jefe de esa primera expedición, fue consagrado obispo con el título de Kodiak y de las Aleutianas. Era el 10 de Abril de 1799. La consagración tuvo lugar en Irkutsk de Siberia. Sin embargo, el pobre Joasaf no llegaría a ocupar nunca su recién creada Sede de Kodiak, pues perecería en un naufragio muy cerca de la isla de Unalaska, conjuntamente con otros 70 pasajeros. Habrían de pasar unos 40 años, para que fuera nombrado un sucesor, y lo sería el Obispo Inocencio Veniaminov, conocido bajo el nombre de “Apóstol de América”.

         Inocencio, cuyo nombre de pila era Ivan, había llegado como sacerdote secular, acompañado de su esposa, a la isla de Unalaska en 1824, y fue tal el éxito de su labor pastoral, que en tan solo 10 años consiguió bautizar a todos los habitantes de la isla; edificó una iglesia, y aprendió la lengua nativa con tal perfección que pudo escribir una gramática, traducir la Sagrada Liturgia, y componer un catecismo en lengua vernácula. Luego se trasladó a Sitka, y hubo de comenzar de cero su labor misional, pues estos nativos hablaban otra lengua. 

         En 1839 regresaba a San Petesburgo con la intención de editar allí sus obras lingüísticas y litúrgicas. Mientras estaba dedicado a esta labor, vino a morir su esposa, y él entonces tomó el hábito monástico. El Santo Sínodo, reconociendo su valía, decidió nombrarlo obispo de Kamtchatka, Alaska y las Aleutianas. Regresó a Sitka, donde levantó su catedral, consagrada en 1848, (la cual aún se conserva) y fundó diversas obras de formación, como ser un Seminario, y varias escuelas; sin descuidar por ello la asistencia social de sus fieles, creando incluso un orfanato para los niños de la región. 

         Los colonos rusos de aquellos años sufrían en su salud por los rigores del clima y la falta apropiada de alimentos; por tal motivo en 1811 habían decidido ocupar una banda de terreno no lejos de San Francisco. Allí se fundaba una colonia agrícola que proporcionaba a los rusos de Alaska el alimento necesario. En 1812 se construía, así mismo, una iglesia, y se fortificaba la región, con miras sobre todo, a una posible agresión armada por parte de la Flota Española, la cuál iba subiendo hacia el norte desde sus posesiones en California. Ese fuerte ruso se llamó Russkij Fort, y fue abandonado en 1844. Sus ruinas fueron declaradas monumento histórico por los EEUU. 

         Como se le había encomendado también la región de Siberia, Vladika Inocencio, tenía un obispo auxiliar con residencia en Sitka, para cuando él estuviese ausente en sus viajes pastorales, cargo que ocuparon de 1859 a 1867 el Obispo Pedro, y de 1867 a 1870, el Obispo Pablo. 

Para 1860, los fieles ortodoxos rusos en Alaska y las Aleutianas llegaban a las 12.000 almas. En la actualidad se calcula que hay algo mas de 35.000 fieles ortodoxos en la región, repartidos en 90 localidades. 

         En 1868 Inocencio era nombrado Metropolitano de Moscú, y antes de salir para su nueva Sede, propuso, y el Santo Sínodo aceptó, la creación de una Diócesis particular para Alaska y las Aleutianas. Era el año 1870. El primer Obispo Titular de esta nueva Sede fue el Obispo Juan; pero durante ese tiempo tuvo lugar una acontecimiento de capital importancia para la misión y diócesis alaskeña. El territorio Ruso de Alaska fue vendido en 1867 a los EEUU. En el contrato de compra-venta constaba expresamente que el gobierno americano había de respetar todo los bienes y derechos de la Iglesia Ortodoxa Rusa. 

         Tras la venta del territorio a los EEUU, los misioneros rusos quedaron ya un tanto abandonados por la falta de asistencia patria, y por falta de un incentivo nacional. El celo misionero de los rusos fue decayendo poco a poco, tan solo unos cuantos sacerdotes se ocupaban de la cristiandad ortodoxa de Alaska. El propio Obispo Juan trasladaría la Sede episcopal desde la fría y solitaria Sitka, hacia la cálida y cosmopolita ciudad de San Francisco en el año 1872. Por otra parte las autoridades rusas se ocuparon poco de la misión de Alaska, pues cuando el sucesor del Obispo Juan, el nuevo Obispo Néstor, perecía en un naufragio en 1882, la Sede quedó vacante hasta 1888.        

         La misión alaskana había sido el comienzo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en territorio americano, pero hacia fines del siglo XIX comenzarán a jugar fuerte otros factores en su desarrollo, como ser: la emigración. La primera parroquia greco-ortodoxa para emigrantes se fundaba en Nueva York. La inmigración en masa, proveniente de Europa Oriental y del Asia Menor, comenzaría hacia 1880, y continuaría hasta la I Guerra Mundial. 

         Los ortodoxos llegados a Estados Unidos eran de las mas diversas procedencias: griegos, melquitas y serbios mas especialmente. También un buen grupo de católicos de rito bizantino, procedentes del Imperio Austro-Húngaro, sobre todo ucranianos y rutenos arribaron a dicho país conjuntamente con los ortodoxos. 

         En lo que respecta a la Jurisdicción eclesiástica entre los ortodoxos, hasta 1917 tan solo existía en Norteamérica una sola Jurisdicción: la de la Diócesis Rusa. Aún las parroquias de otros orígenes, venían a depender del ordinario ruso. Para acudir a tantas necesidades, la Iglesia Ortodoxa Rusa, había nombrado en 1904, al melquita Rafael Hawaweeney, auxiliar del Arzobispo ruso, quién ejercía tal cargo por aquel entonces era Vladika Thykón (1898-1907) -futuro Patriarca de Moscú-


Foto de consagración de
San Rafael (Hawaweeney) en 1904

         Vladika Thykon fue quien trasladó la Sede del Obispado desde San Francisco a Nueva York en 1905, y en 1907 reunía el primer Sínodo eparquial en Mayfield, de Pensilvania. Luego, la revolución bolchevique, habría de proporcionar serias dificultades a la organización eclesiástica de la Diócesis Norteamericana; puesto que hasta entonces, el gobierno ruso pasaba una subvención económica para las necesidades de la Diócesis, subvención que cesaría desde aquel entonces.


Al centro el futuro Patriarca San Thykon, a la derecha su Obispo Auxiliar San Rafael, y a la izquierda Vladika Inocencio 

         Para buscar remediar esta angustiante situación, el Arz. Eudokimos salió, en 1917, para Rusia, con el fin de ponerse al habla con el Santo Sínodo de Moscú; pero ya no regresaría, pues fue absorbido por el movimiento de la “Iglesia Ortodoxa Viviente”, por aquel entonces muy fuerte en Rusia. Esta Iglesia había nombrado a uno de los suyos para la Sede Americana, al sacerdote Juan Kedrovsky, que se proclamó único jefe legítimo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en América. En 1924 establecería un proceso público por la posesión de la Catedral ortodoxa de Nueva York, que ganaba de hecho, en 1925. Pero en el entretanto, la dirección de la Diócesis Ruso-Americana había encargado el gobierno de la misma, por medio del Sínodo celebrado en Cleveland en el año 1919, al Obispo Alejandro Nemolovskij, antiguo auxiliar del Arz. Eudokimos para la región de Canadá.


Vladika Alejandro

Con esta ocasión, y siguiendo el ambiente revolucionario de la patria, se había instituido un consejo de presbíteros que controlase, tanto al Obispo como a la curia diocesana. No pudiendo hacer frente a tantas dificultades, el Obispo Alejandro abandonaba los EEUU, y se marchaba a Bélgica. Por fortuna, en 1921, llegaba a los Estados Unidos el Metropolita Platón Rozkestvensky, huyendo de la revolución rusa, y que había sido ya Obispo en América de 1907 a 1914. El tercer Sínodo, reunido en 1922 en Pittsburg, le nombraba a él, precisamente, obispo provisional, con la intención de pedir la aprobación al ahora Patriarca Thykón de Moscú.


Patriarca San Tykhón

         La aprobación pedida fue concedida por el Patriarca, primero de palabra, y luego por un documento fechado el 29 de septiembre de 1923. Pero un año después llegaba un nuevo documento revocatorio, en el que se le acusaba de contrarrevolucionario contra el Estado Ruso, y por ende se lo declaraba depuesto de su cargo episcopal, y se ordenaba a la Diócesis ruso-americana que procediera elegir a un nuevo Obispo.


Metropolita Platón 

         Esta decisión causó gran rechazo en no pocos feligreses, que permanecían fieles a la Iglesia Rusa y al metropolita Platón. La reacción se manifestó, sobre todo, en el cuarto Sínodo, celebrado en Detroit en abril de 1924. El Metropolita Platón tenía la confianza de todos, y el Sínodo, tras de declarar a la Iglesia Rusa como esclavizada al gobierno bolchevique, con lo que se hacían imposibles las relaciones ordinarias con el Patriarcado, hizo valer la autorización que se le había concedido en los decretos del Sínodo de 1917, y proclamaba por su cuenta, la autonomía de la Diócesis Ruso-Americana. Eso no obstante, el enviado por la Iglesia Ortodoxa Viviente, Juan Kedrovsky, aprovechó la deposición anterior de Platón por parte del Patriarca Thykón, para tomar posesión de la Catedral ortodoxa de Nueva York, según adelantamos más arriba.  Ante esta usurpación, el Metropolita Platón, en lucha abierta contra Juan Kedrovsky (de la Iglesia Ortodoxa Viviente), se dirigió al Sínodo de la Iglesia Rusa en el Exilio, con sede en Karlovci -Serbia-, pidiéndoles las letras testimoniales de su legitimidad como único obispo de América. Se le ponía como condición que se acogiera él mismo a esa Jurisdicción, Vladika Platón, en cambio, considerando que aquélla no era más que una organización eclesiástica transitoria y provisional, y no queriendo, por otro lado, romper abiertamente con el Patriarcado de Moscú, se negó a ingresar como miembro de la misma. 


Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio
en Karlovci (foto de 1921)

         En el año 1927, el Metropolita Platón, también fue depuesto por el Sínodo de los Rusos en el Exilio, los cuales se apresuraron a nombrar, a su vez, obispo de América a uno de los auxiliares del propio Platón, al Obispo Apolinar. Este sería reconocido por pocas parroquias, mientras que el Metropolita Platón era seguido por cuatro Obispos Auxiliares y 250 parroquias. 

         Pese a todo, no terminan acá las calamidades; puesto que pronto apareció una nueva Jurisdicción: llegaba ahora a EEUU el Metropolita Benjamín Fedcenkov, que en nombre del lugarteniente del Patriarcado de Moscú,  el Metropolita Sergio, exigió a Platón un juramento de fidelidad al gobierno Soviético, obviamente, Platón se negó. Luego de esto el nuevo Metropolita Benjamín se proclamó a si mismo, exarca del Patriarcado y único Obispo legítimo de la Diócesis e Iglesia Ruso-Americana. 

         Por lo tanto, eran hasta cuatro las facciones o grupos ortodoxos ruso-americanos, y todos ellos en franca lucha entre sí.  El grupo de Juan Kedrovsky desaparecería cuando la Iglesia Ortodoxa Viviente fue desaprobada en la propia Rusia; entonces se enconaría la lucha entre los tres grupos restantes por la posesión de la Catedral de Nueva York, ocupada por el grupo de Juan Kedrovsky. El proceso de posesión habría de perdurar incluso, hasta 1960, año en que se fallaba a favor el Exarcado Patriarcal. El sufrido Metropolita Platón murió en abril de 1934, y en noviembre se reunió el quinto Sínodo en el cual se eligió a Teófilo Paskovskij, quién durante los años 1935 a 1945, llegó a una cierta relación de acuerdo con la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, la cual elevó a la Diócesis Americana al rango de Provincia Metropolitana confederada. 


Metropolita Teófilo

         El exarca Benjamín habría de utilizar en provecho propio este acto sinodal, sobre todo durante el transcurso de la II Guerra Mundial, aprovechando la alianza entre la URSS y los EEUU, para tratar al Metropolita Teófilo de cismático, filo-zarista, y filo-nazi, lo cual lo favoreció para apoderarse de muchas parroquias de esa Sede Metropolitana. En 1945, ya ocupando el trono patriarcal Alexis I, el Metropolita Teófilo rompe su vinculación con la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, y por medio de un Sínodo diocesano resuelve reconocer la supremacía espiritual del Patriarca de Moscú, cuyo nombre debería ser conmemorado, en adelante, en la Divina Liturgia; pero, al mismo tiempo, verificando que el Patriarca no era libre dentro del Régimen Soviético, se proclamaba su anterior autonomía jurisdiccional.


Patriarca Alexis I de Moscú

         Se siguieron negociaciones con el Patriarcado durante dos años más, hasta que en 1947 se produjo un nuevo enfrentamiento entre las dos Jurisdicciones. El Sínodo diocesano reunido en San Francisco se negó a reconocer la jurisdicción directa de Moscú en sus asuntos internos, por lo cual el Patriarca Alexis I emanó un decreto condenatorio con fecha 26 de Diciembre de 1947, condenando al Metropolita Teófilo y a sus Obispos Auxiliares como cismáticos de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

         La situación se complicaría aún más cuando en 1950 arribaba a EEUU, el Metropolita Anastassy, de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, con el propósito de instalarse en suelo americano escapando de Serbia. El Metropolita Anastassy se proclamó a si mismo como único jefe espiritual de la Iglesia Ruso-americana. El nuevo Metropolita sucesor de Teófilo, Leoncio, procedió a recordarle cortésmente que él llegaba ahora a un territorio dónde la Jerarquía rusa existía desde hacía ya 150 años, y por ende, tanto él como su Sínodo de la Iglesia emigrada deberían someterse a su Jurisdicción. 

         Durante el gobierno pastoral del Metropolita Leoncio (o Leontij), la relación entre la Metrópolis Ruso-Americana y el Patriarcado de Moscú fue mejorando muy paulatinamente. En la resolución adoptada durante su Sínodo cuatrienal de 1964, celebrado en Nueva York, se dirigieron, una vez mas, a todos los restantes obispos ortodoxos de América, para que todos ellos unieran sus esfuerzos hacia la fundación de una Iglesia Ortodoxa Autocéfala en América. Esta misma Jurisdicción encaminó sus pasos hacia tal objetivo hasta que consiguió esa autocefalía canónicamente reconocida tan ansiada; sin embargo esto vino a abrir una nueva crisis jurídica en la Iglesia Ruso-Americana que persiste hasta nuestros días.


Metropolita Leoncio 

         Esta crisis se debió a que iban a entrar en conflicto los dos Patriarcados, el de Moscú, que concedía de hecho la autocefalía, y el de Constantinopla, que, como Patriarcado Ecuménico, se arrogaba el derecho de toda concesión de esta clase.

         En primer lugar esta disputa evidenció el conflicto sobre la cuestión del mismo primado Jurisdiccional ortodoxo, cuestión en la que se encontraban divididas las dos mayores Iglesias Ortodoxas de los EEUU desde la década del 20 del siglo XX: la Greco-Ortodoxa, que depende del Patriarcado Ecuménico, y la Metrópolis Ruso-Americana, que era independiente. En el trasfondo de esta situación latía un conflicto de primado entre Moscú y Constantinopla, la cual iba a irrumpir prontamente.

         Como ya habíamos mencionado antes, la Metrópolis ruso-americana se declaró independiente por su propia cuenta allá por 1934, y salvo breves paréntesis, así siguió hasta nuestros días. Tiempo más tarde, después de una serie de contactos privados entre el Metropolita Nicodemos, representante del Patriarcado de Moscú, y los exponentes de la Metrópolis Ruso-Americana, Moscú decidía, o mas bien, consentía, en reconocer a dicha Metrópolis como la “Iglesia Ortodoxa de América” confiriéndole estatus canónico de Iglesia Nacional. Así se lo comunicaba con fecha 30 de Julio de 1970, el entonces lugarteniente del Patriarcado, Metropolita Pimen, al Patriarca Ecuménico Atenágoras: “por encargo del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, tenemos el gusto de informar a S.Santidad, por medio de esta carta, del establecimiento, confirmación y proclamación de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala en América. Como resultado de las negociaciones entre los delegados representantes autorizados por el Patriarcado de Moscú, y por la Metrópolis Ruso-Americana, en 1969 y 1970, se ha llegado a un acuerdo, firmado el 31 de Marzo de este año por el muy Rdo. Nikodim, Metropolita de Leningrado y Novgorod, presidente del departamento de Asuntos Exteriores, y del muy Rdo. Arzobispo Ireneo, Arz. de Nueva York y Metropolita de toda América y del Canadá, en la que quedaron determinados los principios de las relaciones mutuas entre la muy Santa Iglesia Madre de Rusia, y su Hija Americana, la Iglesia Ruso-Ortodoxa en América, y los principios fundacionales de llegar a la existencia de una futura autocefalía” 


Metropolita Ireneo

         Al mismo tiempo, el muy Rdo. Metropolita Ireneo, en nombre, y con delegación del gran consejo de obispos del distrito metropolitano americano, dirigía al Metropolita Nikodim una petición para el Primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa, S. Santidad el Patriarca Alexis I, en orden a establecer, por parte de la Iglesia Madre, la autocefalía de la Iglesia Ortodoxa Rusa y Greco Católica de América. El Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, en su sesión del 9 de Abril de 1970, tras el examen de la petición de los Jerarcas de Norteamérica, y teniendo ante la vista el bien de la ortodoxia ecuménica, retiró la suspensión de los Divinos Servicios que pesaba sobre la Metrópolis Norteamericana desde Diciembre de 1947, y restablecía las relaciones canónicas entre la Iglesia Ortodoxa Rusa y su hija establecida en el continente americano. En sesión del Santo Sínodo del 10 de Abril de 1970, y después de haber consultado a todos los Obispos del Patriarcado, que dieron su juicio afirmativo por escrito, relativo a la concesión de la Autocefalía a favor de la Iglesia Ruso-Ortodoxa y Greco-Católica en América, quedaba ratificado el acuerdo..., llegándose a la decisión de conceder la autocefalía a la Iglesia Ruso-Ortodoxa y Greco-Católica en América.

         Por tanto, se ha cumplido así el establecimiento canónico de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala en América, por parte de la Santa Iglesia Ortodoxa Rusa, autocefalía que debería ser recibida por las autoridades legales eclesiásticas. “Con fecha 19 de Mayo de este año (1970), ante la Cámara de Sesiones del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Moscú, se concedió, por parte nuestra, el Tomos Sinodal y Patriarcal de la concesión de la autocefalía a la delegación de la Iglesia Ortodoxa en América, presidida por el muy Rdo. Teodosio, Obispo de Sitka y Alaska”. Así pues, la Iglesia Ruso-Americana Ortodoxa independiente, se constituía, por esta concesión, en una verdadera Iglesia Autocéfala.


Metrop. Ireneo junto con el futuro Metrop. Teodosio 

         Este paso de Moscú provocó, en el entretanto, una reacción de Constantinopla. El Patriarca Atenágoras daba a conocer que era solamente él a quien le tocaba conferir el derecho a la autocefalía a las Iglesias, como primer Patriarca interpares que es, dentro de toda la economía eclesiástica ortodoxa. En carta enviada al Patriarca Alexis de Moscú, le decía no querer reconocer a la nueva Iglesia de América, y señalaba las desastrosas consecuencias de la política de Alexis I para la concordia dentro de toda la ortodoxia. 


Patriarca Atenágoras 

         En la realidad, si este plan del Patriarcado de Moscú llegaba hasta su meta, Constantinopla tendría que sufrir los daños por dos razones: por de pronto, una vez más, se atentaría contra su primado ecuménico de honor, pues, según su interpretación del Concilio de Calcedonia del año 451, a ella le compete la jurisdicción sobre los ortodoxos de la diáspora, y además, el poder de conceder la autocefalía a las Nuevas Iglesias. 

         A decir verdad, a lo largo de la historia, tal autoridad, poco clara por demás, había sido mal soportada y muchas veces desconocida. En este caso, Moscú parecía esgrimir el hecho de que los primeros ortodoxos llegados a América eran algunos monjes rusos llegados a Alaska en 1793, y eso le daría derecho, según determinados cánones, para avanzar hacia una supremacía sobre la ortodoxia americana; pero pese a estos argumentos, Constantinopla no parecer querer ceder hasta el momento. 

         Luego, se crearía una división entre ortodoxos griegos y ortodoxos rusos en América; como consecuencia quedaría disminuida la posición de la ortodoxia griega, y comprometidos los esfuerzos de unidad entre las diversas Iglesias Ortodoxas de los EEUU.

         Por el momento, resultaba difícil predecir si la crisis podría fácilmente arreglarse o si, por el contrario, se llegaría a un conflicto aún mayor. El Metropolita Ireneo, jefe de la Metrópolis Americana, dirigió una carta bastante fuerte al Arz. Iacovos, Exarca en América del Patriarcado Ecuménico, para comunicarle que serían en ese caso los griegos los responsables de una eventual ruptura. El Arz. Iacovos respondió que la creación de una Iglesia independiente por parte de Moscú, aislaría a los fieles rusos de su propia Iglesia y de las otras Iglesias Americanas Ortodoxas.


Metrop. Ireneo y el Arz. Iavocos 

Pese a estas advertencias, el sucesor del Patriarca Alexis I, el Patriarca Pimen, reafirmó los lazos canónicos con dicha Jurisdicción, estableciendo relaciones armoniosas que perduran hasta la actualidad.


Patriarca Pimen 

         En este conflicto, los teólogos de San Vladimir parecían tener una postura intermedia. Ellos habrían de ser los verdaderos artífices de un entendimiento con Moscú. El Padre Schmemann, decano del Seminario San Vladimir, deseaba una Iglesia unida en América, y soñaba con una sola Iglesia Ortodoxa en América, con 3.000.000 de fieles. En aquellos tiempos fue el mismo Padre Schmemann, quien había dicho en aquel tiempo: “Si los griegos se unieran con nosotros, estoy seguro de que el Arz. Iacovos sería elegido como jefe de la Iglesia 


Padre Schmemann    

         Pero ¿estaban los griegos preparados para aceptar esta solución de unidad dentro de la Iglesia Ortodoxa en América? La respuesta fue NO, puesto que ellos, entre otras cosas, son la parte mas consistente y mas floreciente en un aspecto cultural y económico del Patriarcado de Constantinopla, el cual sin ellos, no solo se desfinanciaría, sino que quedaría reducida a muy pocos fieles. Aparte había otra dificultad ¿cómo se iba a aceptar una desmembración con vistas a una unión que se llevaría a cabo bajo los auspicios de Moscú, y saltando por encima de los derechos reclamados por Constantinopla? La Ortodoxia no debería comprometer su ya difícil comunión con políticas de prestigio. En todo caso, ahí queda abierta la crisis, así como también los esfuerzos por llegar a una sola Iglesia Ortodoxa en América (*)

         La Iglesia Ortodoxa en América cuenta en la actualidad, con unos aproximadamente doce Obispos activos, sin contar obviamente al Metropolita Herman, y otros cinco Obispos retirados. Cabe mencionar que de los tres Obispos que la O.C.A tiene en Canadá, dos de ellos, los Vladikas Lazar y Varlaam, fueron antiguos Obispos de la “Metrópolis Ortodoxa Autónoma de Europa Occidental y las Américas” y fueron consagrados al episcopado por parte del mismísimo Metropolita Evloghios de Milán en 1990 y 1994 respectivamente; ambos, algunos años mas tarde, fueron recibidos sin necesidad de reconsagración alguna dentro de esta venerable Jurisdicción Norteamericana.


Metropolita Hernán
Metropolita de Toda América y Canadá

(*) Cabe mencionar que lo que se entiende aquí por “América” no es la totalidad del continente americano, sino esencialmente EEUU. Tanto es así que el Metropolita jefe de la Iglesia Ortodoxa en América u O.C.A, usa el Título de “Metropolita de Toda América y Canadá”, por ende, si ese título hiciese referencia a la totalidad del Continente Americano, no haría alusión específica sobre su Jurisdicción sobre Canadá.

 

ACTUAL SITUACIÓN DE LAS JURISDICCIONES DE CUÑO RUSO EN ESTADOS UNIDOS 

1- IGLESIA ORTODOXA RUSA - PATRIARCADO DE MOSCÚ       

         La Iglesia Ortodoxa Rusa, de centenaria presencia en América del Norte, como bien sabemos concedió a fines de 1970, un Tomos de Autocefalía a la Iglesia Ortodoxa en América (antigua diócesis ruso-americana), cuyo territorio canónico ocupa la totalidad de América del Norte, es decir, Estados Unidos y Canadá.

         En los últimos años, en armonía con lo dispuesto en 1970, la Iglesia Ortodoxa Rusa, está reduciendo su presencia a una mínima expresión en América del Norte, es por tal motivo que no sólo no consagra nuevos templos en la región, sino que incentiva a algunas de sus parroquias a integrarse a la estructura eclesiástica de la Iglesia Ortodoxa en América. Un gran gestor de esta política eclesiástica es el actual Obispo ruso en los Estados Unidos, Vladika Mercurio. Las relaciones entre el actual Patriarca Alexis II y el Metropolita Herman son inmejorables, lo que no hace mas que reforzar los vínculos canónicos entre las dos Iglesias.

Vladika Mercurio
Administrador de las parroquias rusas en EEUU

2- IGLESIA ORTODOXA RUSA FUERA DE FRONTERAS (ROCOR)

         Esta bien conocida Jurisdicción, cuya Sede originalmente estuvo ubicada en Karlovci (Serbia), en el transcurso de los últimos cincuenta años sufrió un marcado proceso de “americanización”, siendo de hecho en la actualidad, los EEUU, el país dónde la mayor parte de su feligresía se encuentra radicada. Su presencia, sin embargo, en Europa Occidental y Central es de escasa importancia. 

         Según los últimos acontecimientos referidos a la ROCOR, liderada por el Metropolita Laurus, nos hace pensar acerca de la cada vez mas posible reconciliación entre esta venerable Jurisdicción con el Patriarcado de Moscú. Esta reconciliación sería de capital importancia para la Ortodoxia en los Estados Unidos y Canadá, - muy especialmente para la O.C.A - puesto que de lograrse, se completaría el proceso de intercomunión plena y unidad entre las tres Jurisdicciones históricas de origen ruso en América del Norte, a saber: El Exarcado Ruso (Patriarcal), la O.C.A, y la ROCOR. 


Patriarca Alexis II, junto al
Metropolita Laurus

         Una incógnita a resolverse, es cual sería la resolución canónica que daría el Patriarcado de Moscú a la ROCOR en caso de reestablecerse una comunión plena entre estas dos Jurisdicciones. A decir verdad, cualquier cosa que resuelva el Patriarcado de Moscú con respecto a la ROCOR - al menos en América del Norte - debería ser consultado con la Iglesia Ortodoxa en América (O.C.A), dado a que la misma Iglesia Ortodoxa Rusa, al conceder el Tomos de Autocefalía a la O.C.A, reconoce a los Estados Unidos, así como a Canadá como territorio canónico de la misma, y por ende, ya no puede accionar canónicamente sobre el mismo sin caer en el “Filetismo”; por otra parte el mismo Patriarcado de Moscú, consciente de ello, se encuentra en un proceso de reducción de su presencia a una mínima expresión en aquellos dos países. La actuación de Vladika Mercurio (Patriarcado de Moscú), en los EEUU, está encaminada hacia ese sentido. 

         Como puede observarse el futuro canónico de la ROCOR, en América del Norte, es un tanto complicado, puesto que de reconciliarse con el Patriarcado de Moscú, no le quedaría otra opción (desde la lógica) que integrarse dentro de la Iglesia Ortodoxa en América; quizás una posible solución sea integrarse dentro de la O.C.A, pero como una Provincia Eclesiástica Rusa Autónoma, lo cual le permitiría conservar algo de independencia, la integridad de su organización jerárquica y eclesiástica, así como su bagaje cultural ruso, amén de hacer menos agresivo su proceso de integración

CONFLICTOS INTERNOS DENTRO DE LA ROCOR

         Como ya mencionamos en otro artículo, apenas asumida la conducción de la ROCOR por parte del actual Metropolita Laurus, el Metropolita dimitente, Vladika Vitaly, se volvió sobre sus pasos, y negó haber renunciado a la conducción de la Iglesia, exigiendo ser restituido en su cargo; esto como es lógico provocó bastante confusión en un principio, y si bien la situación llegó a controlarse, eso no impidió que se produjera un pequeño cisma dentro de la ROCOR. En Latinoamérica, es en Brasil, Chile Venezuela dónde esta facción disidente de la ROCOR se encuentra presente.

         Pese a que el cisma carece de gran importancia, esta facción centra sus esperanzas de crecimiento en la política de acercamiento que conduce el Metropolita Laurus hacia el Patriarcado de Moscú. Muchos miembros de la llamada “ROCOR V.” (Rocor de Vitaly) apuntan a que muchos clérigos y comunidades, que tradicionalmente acusaron al Patriarcado de apostasía, no soporten entrar en comunión con la Iglesia Rusa, y se vuelquen a la estructura eclesiástica de la ROCOR V. facción ésta que sigue conmemorando al Metropolita Vitaly  como su cabeza en las Liturgias.


Skita de la Dormición de la ROCOR V.
Estados Unidos

         De hecho, las consecuencias que una comunión plena entre las dos Jurisdicciones rusas puedan acarrear dentro de las estructuras Jerárquicas de la ROCOR son un tanto impredecibles; sin embargo, pese a esto, el Metropolita Laurus, está dando muestras de gran determinación en lo que respecta a su intención de Unidad con la Iglesia Ortodoxa Rusa.

  

UNA MENCIÓN A LA IGLESIA ORTODOXA RUSA AUTOCEFALA EN AMÉRICA

         Se trata de una Jurisdicción de reciente aparición en Estados Unidos, y es producto directo de las políticas de acercamiento entre la ROCOR, y el Patriarcado de Moscú.

         Como es de imaginar, los contactos entre la ROCOR y el Patriarcado de Moscú se venían realizando, aunque en secreto, desde hace algunos años; aún durante el gobierno pastoral del propio Metropolita Vitaly. El Obispo Marcos de Alemania, de la ROCOR, fue durante mucho tiempo un activo promotor de los contactos entre esa Jurisdicción y la Iglesia Ortodoxa Rusa. Un obstáculo que encontró este prelado en la relación con las autoridades eclesiásticas de Moscú, fue precisamente, la de la instauración - unos pocos años antes - de una jerarquía episcopal por parte de la ROCOR en territorio ruso. El Obispo Marco trató de desmontar aquella Jerarquía instaurada en Rusia, pero algunos Obispos rusos consagrados por él mismo se negaron a dimitir a sus cargos, el principal de ellos fue Vladika Valentín de Suzdal, quien fue proclamado mas tarde, como Metropolita de la Iglesia Ortodoxa Rusa Autocéfala. Este activo prelado abrió muchas parroquias en la parte oriental de Rusia; sin embargo, no conforme con ello, consagró Obispo para los Estados Unidos a un sacerdote (y destacado iconógrafo) ex miembro de la ROCOR, el actualmente depuesto Arzobispo Gregory, quién reside en la ciudad de Denver-Colorado; sin embargo este prelado debió ser separado del Santo Sínodo por sostener posturas francamente integristas.

Vladika Gregory de Denver 

         Los miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa Autocéfala en Estados Unidos buscan también capitalizar, al igual que los miembros de la ROCOR V. el malhumor que podría causar en miembros de la ROCOR, las políticas de reconciliación implementadas por el Metropolita Laurus con la Sede de Moscú. Si bien aún la recientemente instaurada Iglesia Ortodoxa Rusa Autónoma en América no es de gran importancia numérica, sus miembros apuestan a crecer rápidamente con el flujo de los antiguos clérigos y fieles de la ROCOR desencantados por el accionar de sus Obispos.

         Si bien la Iglesia Ortodoxa Rusa Autocéfala aspira en América a nutrirse de los elementos mas disconformes con lo actuado por el Santo Sínodo de la ROCOR, es de notar, que a diferencia de estos, no posee una identidad filo-zarista, ni tampoco tiene un tinte demasiado etnocentrista. Por otro lado esta Jurisdicción Rusa también busca, en cierto modo, acomodarse a la idiosincrasia estadounidense y americana en general, tal como proponían los antiguos Jerarcas de la Iglesia Ortodoxa en América (O.C.A) a comienzos y mediados del siglo XX. Este interés por amoldarse a las culturas regionales dónde misiona, quizás dificulte a futuro, que aquellos miembros demasiado conservadores de la ROCOR quieran engrosar sus filas.

         Esta Jurisdicción, si bien como dijimos anteriormente no es muy numerosa en los Estados Unidos -sumado a que en la actualidad no posee ningún obispo en aquel territorio- cuenta sin embargo con una potencial ventaja para su eventual desarrollo, y es que el Sínodo del nonagenario Metropolita Vitaly no se encuentra muy cohesionado entre sí a no ser por la sola figura de su líder, y en cambio el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa Autocéfala, con Sede en Suzdal, se encuentra gestando una marcada identidad propia, lo cual quizás favorezca la fusión entre los dos Sínodos en un futuro no muy lejano. Para sintetizar la situación se podría decir que, mientras la ROCE o ROCOR.V. mira hacia el pasado con nostalgia, no encontrando aún el modo de proyectarse hacia el futuro, la Iglesia Ortodoxa Rusa Autocéfala, es una Jurisdicción que por sus circunstancias históricas, tiene sus esperanzas cifradas en el futuro. Cabe mencionar, sin embargo, que quizás -precisamente- por esa situación de complementariedad mencionada anteriormente, las relaciones entre el Sínodo del Metropolita Vitaly y el Sínodo del Metropolita Valentín son relativamente armoniosas, pese a no compartir una eclesiología común, y una idéntica visión de la situación de la Ortodoxia a nivel mundial.

Por el Archimandrita Gorazd
Vicario Apostólico para Sud América
Metrópolis Ortodoxa Autónoma para
Europa Occidental y las Américas

 

 

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