Benito Balam

Home     •     Fotos     •     Enlaces

Breve Biografía

Nació en México en 1956, como José Arturo Fuentes Creollo. En homenaje a sus raíces mayas adoptó el seudónimo de Benito Balam, luego de viajar a Yucatán, de donde es oriunda su madre.
Comienza su carrera poética publicando en el Diario del Sureste en 1979.
Fue fundador del colectivo cultural multidisciplinario "Maíz Rebelde".
Está comprometido en la promoción y educación por la paz, el respeto a las diferencias y los derechos humanos.

Ha publicado Poemario Fundamental (1980), Los que vienen golpeando con piedras (1982), Composición para el Canto Patrio (1985), Egología del Sueño (1986), La cólera del agua (1987), Desde los siglos del Maíz Rebelde (1988), y los ensayos La educación como un valor humano (1996), y Hacia una conciencia pluricultural de la ética (1999).

CANTAR DEL CONSEJO
Rueda del Katun



I

Porque días llegarán
en que la sangre de los sacrificados
inundará la conciencia del tiempo
y los ojos se saldrán de las tumbas
para clavarse en los espejos vacíos".
Ramón Martínez Ocaranza.


No era la agonía todavía
pero las iguanas ya habían hecho cuevas en la ceiba,
estaban ahí encaramadas, tercas en las venas rotas
mientras las maderas teñían de rojo los largos equinoccios
y las negras raíces de ahorcamientos hundían cada vez más lejos
los huesos antiguos,
los caracoles sonoros pisaban los huevos de las tortugas
atarantadas con ruidos de cascabeles y de lodo.
No había llegado todavía el mediodía
cuando las escamas y los colmillos de las fieras
estaban ya enterrados bajo la ceniza de la ceiba
y eran sus tesoros ojos de cocodrilos duros y desiertos
como las arrugas de los ahuehuetes
como las espinas de los pochotes en la contemplación de los árboles perdidos.
Sólo lanzas de jabalí o uñas de tigre
al desamparo de visitantes ajenos o de indios turbios,
ahogada la virginidad del agua en sus miradas,
ignorantes de su crueldad sobre los irremediables deshechos de la selva.
Porque ya no pudieron ladrar más como perros, sólo ponerse amarillos,
ni sentirse hicoteas dando golpes lúgubres en la bóveda de sus caparazones,
porque no se puede mantener siempre la mirada
cuando no hay cuencas en los ojos
cuando el hueso del colibrí se ha roto
y ya no habla el depósito de luz a las raíces de los dientes.

No, no hay espíritu en la ceiba
cuando el apellido del maya es el hombre que se oculta,
los entierros son para los vivos, no para los muertos
porque Itzam Na es el Dios de los entierros fecundos.
Y sin embargo, las iguanas continúan demoledoras fornicando con las piedras
para que asomen otra vez los dientes y las palabras de los glifos
para que los glifos vuelvan a ser ensoñaciones de los hombres vivos
boca abierta para el canto de las aguas
virgen cólera del agua.
Pero antes de esto
no habrá canto del quetzal
ni gemido del tapir
ni rascadura de lajas por la hormiga
sólo el torrente vacío de las hojas
encubriendo el último soplo de los vientos
sólo la deglución de los instintos en los dioses rencorosos
preparando de nuevo al Hurakan
para terminar con todos los prejuicios y las debilidades
amplio ayuno para la venganza del caos
con el grito del mono, Maax genio del mal
en la inconformidad eterna de la selva contra el hombre.
Será cuando regresen los jaguares rojos de Xibalba, Nuestro Interior,
los grandes gatos adormecidos en sus nenúfares
buscarán el corazón del llanto
buscarán cómo morder la luna
y desgarrar palmo a palmo los lechos
donde ella ha mimado la luz entre los hombres.
Por eso esperarán pacientes atrapar al sol cuando duerma
lo atacarán en sueños
cuando sea sólo una pequeña estrella
un ojo extraviado en el deseo del cosmos.

II

Agua de luz
largo hilo de río
reparad las palabras
mientras quede sol.

Gran felino, Chacmool rojo
crótalo cincelado en el cráneo
ala de escama
pluma de piedra
fieros códices rompan sus lamentos
aguijoneen los labios de las sangres mudas
pávidas de tanta incolora muerte,
devuélvanme la tinta roja y negra
para quemar sus nombres
ya no pateen mis glifos
ya no quiebren el rostro de mis lápidas
quiero la tinta para agujerear los trucos de la historia
quiero que salgan las garras y las colas
las lenguas, los pánicos del ave
la crestería de piedra que hunde las insignias de la iguana o del reptil alado.
Crótalo en la circulación de mi sangre
hambre hervida, embrión de frío y fuego
lagarto ensimismado, pezuña ahogada.
En el estuco está grabado mi nombre,
corazón que bebo,
sobre la tierra se arrastran los pétalos de mi flor,
sólo alas de libélulas
sólo rastros de colmena,
endurecida en el trabajo de miel de las abejas,
donde sólo los tigres se agachan junto al mono
para beber las gotas que manan de mi piedra.
Haltun agua escondida
Haltun cara de piedra en el espejo
Haltun cenote de los sacrificadores
ira sagrada, vegetación de espasmos
plantas pequeñas
apenas para sacudir los testimonios obscuros del otro lado del día,
para precipitar las tentaciones de Xibalba, Nuestro Interior,
sobre las cóleras nocturnas con que amanece en pedazos cada día,
grito solar por los que se manchan los sexos del jaguar,
donde se traducen los silbidos bífidos de las iguanas,
insectos gatunos, hormigas balam, canto de los sacrificadores.
Ya se hace el mediodía y mi piel, carga de estrellas,
se enmudece como un manto de flores amarillas
como previsión de flores de ixtempula
cuando los días del Chacmool rojo hayan agotado sus colores
o vengan nuevos rótulos con los embajadores de la muerte
o se delineen de nuevo los rostros de las pinturas borradas
los rostros de las alegorías soberanas y lastimadas.
Porque fueron las llamas nocturnas
quienes atierraron de valor a las culebras
y las bestias divinas se incharán de nuevo
con el nuevo ciclo del Katún,
sonrisa niña en el agua virgen de las jícaras, Zuhuyha,
odio con que amarran los justos
y morirán los soberbios ciegos,
en la ira de los alambres de su propio poder,
secos en la laxitud de sus tronos.
Porque los muertos enamorados
resucitarán en las escamas de la cempasúchil
en los huesos de la flor de ixtempula
y llamarán entonces desde los dientes
quienes perdieron la cuenca de los ojos
y flamearán sus pupilas en las flores amarillas.
Nueva tienta roja y negra sobre los cráneos confundidos
Nuevo color a la carne ofendida
a los desposeídos
a los que fueron asesinados sin castigo.

Yo soplaré el caracol con que respiran
les haré gritar a coro sus rencores
para que nadie vuelva a masticar su lengua
o tenga que romper la hilera de dientes
donde guardan su fatigoso espíritu,
les rociaré nuevos jaguares en su luna desecha
destaparé la calabaza
para que ruja de avispas su caracola negra
y se desnude el color del que están hechos
y el Chilán, ala de giros
vuelva atrapar de nuevo los augurios,
¡oh, me saullen los tímpanos,
hambrientos jaguares en mis cuevas largas!
Traigo un padecer de cuencas en mis manos
una vasija ardiendo de profecías cautivas
líquidas a las incineraciones
y a la tela del sueño que llama de fiebre a la vigilia.
No habrá crótalo que no tiemble el día de la fantasía del bejuco
el día que un humo de huesos brote de los sueños
orilla del agua que no lastimará la sed del fuego
y no dejará llorar de súplicas a un beso.
Vengo arrebatar del hocico los códices devorados
las palabras de estuco grabadas en mis bóvedas
vengo a cincelar con extraños augurios
mi rostro que no conozco
en el diente del dintel ya no habrá sombra de duda.
Ahau Balam, viejo tigre
Ahau Balam, Yol Kauil
corazón abundante de nuestro pan cotidiano
echo ahí mi cordón umbilical
para que lo muelas en el corazón de tu semilla
y se desgañite el odio
como alharaca de granos y señales
petrificación en el escurrimiento de tus aguas
tiño de sangre los granos de maíz
para que el odio lave su ceño fruncido
en la pureza de tu laja
y pueda perpetuar la especie
sus amorosas entregas.
Zarigüeya rota, aspa de serpiente
cuerno de venado, lamento del tapir
rueda del Katun, ángel muerto
¿dónde está mi otra mejilla, agua?.

Ciudad de Mérida, 1977.
Ciudad de México, 1987.


Volver

Hosted by www.Geocities.ws

1