JOSÉ JAVIER ALEIXANDRE


 

CARTA DE NAVIDAD PARA UN POETA
QUE ESCRIBÍA VERSOS EN SU REBOTICA


(En memoria de Federico Muelas)

Estás ahí ¿verdad?
Seguro que llegaste con tus brazos sin límites
zarandeando pétalos al aire.
Y sin dejar de hablar: con tu fluyente
río de rebotica en la garganta.
Sí, sé que estás ahí.
Cultivando laureles para frentes
denodadas, incógnitas y humildes.
Aleando con oro las últimas preguntas
que le ponen pimienta a la saliva
con divina sustancia de los hombres.
Sé que estás en un cielo de rimas consonantes,
lidiando en verso libre la estatura
sin perfil de los ángeles.
Reuniendo en gavillas los recuerdos
de las voces concordes de los monjes,
que unidas al rumor hondo del Huécar
oías por la tarde
desde tu hocino sosegado vecino a Shangri-Lá.
Sé que te desmelenas todavía
con el clamor de un viento endecasílabo
-viajero por veletas de plata y lapislázuli
- y amasas las palabras en paladar sonoro,
cociendo pan de cánticos en el horno encendido
de tu glorioso corazón que siembra
campanas en el aire.

Hoy habrás elegido por extensas praderas
aromas de tomillo y de romero,
de espliego, camomila y yerbabuena;
flores de ajonjolí,
salvia real, caléndula y retama;
y habrás seleccionado los más puros sonidos
de caramillos y zambombas,
pues celebráis ahí la Nochebuena.
Tú, como hacías aquí abajo,
levantarás tu tenderete
de las maravillosas baratijas diarias
con amorosas manos delante del Portal.

Cuéntame, Federico,
si en el belén del cielo hay un espejo
para mirarse el alma navegando en los ríos
que terminaron en el mar más alto.
Cuéntame si te cruzas
con ovejas brillantes como nubes,
en pastizales del amor nutridas;
si los pastores llevan sin heridas el barro
transido de sus lágrimas;
si la Posada tiene siempre abierta la puerta
para albergar los sueños y los amaneceres;
si las estrellas aprendieron
a remediar los largos fríos de tantas noches,
y prenden sus hogueras en albricias y azúcar
para olvidar la pena con mazapán de almendras
y aguardiente con fresas, arándanos y guindas.
Y, sobre todo, déjame que escuche
la nueva luz que en tu silencio crece.

Si supiste sacarle a tu pandero
terrenal tantas notas celestes inventadas
cuando aquí te ponías de rodillas
para escribir, ahora que estás viendo
con los ojos cerrados
cómo la medianoche se engalana de aurora,
qué callada ternura te ha cedido tu voz
para hacer del asombro tu mejor villancico.




FIGURAS DE BARRO PARA UN BELÉN NAIF

Son de barro, pero son
de amor también. Las figuras
del belén son criaturas
que nacen a condición
de llevar un corazón
de barro. Qué maravilla
que la tierra, tan sencilla,
pueda servir de sostén
para llevar a Belén
el amor hecho de arcilla.

Una y otra y otra, tres
patas perdió ya la oveja.
La oveja, que no se queja,
por más vueltas que le des.
Al derecho y al revés
su barro es angelical.
Calman su sed celestial
ríos de papel de plata.
Y con una sola pata,
pero llegó hasta el Portal.

Gaspar tiene en la corona
barro de oro. Melchor
usa barro superior
para su real persona.
Baltasar no desentona
ni por barro, ni por oro.
A pesar de su tesoro
son del barro que parecen,
y por un tesoro ofrecen
pagar el oro y el moro.

El pastor tiene este año
roto un pie. Lleva sus huellas
cojas el pastor y en ellas
deja atrás paso y engaño.
De estrellas es el rebaño
que tiene ahora el pastor
-porque un pesebre de amor
le alimentó la mirada-,
y el barro de una pisada
cambió por senda mejor.

Un barro pardo se cuece
con humildad para ser
la mula. Pero hay que ver
la mula cómo se crece.
Parece que se merece
noche de tanta hermosura.
Parece que se figura...
Se diría que parece...
Y un relincho que estremece
crece lleno de ternura.

El buey -de barro dormido-
por nada pierde su calma,
y se le pasea el alma
entre mugido y mugido.
¿Será verdad que ha nacido
en aquel establo un rey?
¿Por qué antigua o nueva Ley
todos se alborotan tanto?
Y el buey -el buey, que es un santo-
mira con ojos de buey.

Toda la noche de pie,
de pie mirando y callando,
de pie viendo y escuchando
se la ha pasado José.
Cualquier noche no se ve
lo que él ha estado mirando.
Cuando Dios nacía. Cuando
Dios le miró. Cómo fue.
Y siempre de pie su fe,
que era barro suspirando.

¿Se sabe si le ha dolido
cuando la Virgen María
entre la noche y el día
divino barro ha parido?
Cómo se han estremecido
los hombros de la doncella.
Porque ha nacido una estrella
de una flor nunca tocada.
Porque aquella madrugada
la luz ha nacido de ella.

No había sido ninguna
sonrisa nunca tan clara,
hasta que el Niño llegara
envuelto en pañal de luna.
Con prisa bajó a una cuna
sin puntilla ni entredós,
de verde manzana en pos
para calmar nuestra prisa.
Y al barro pone sonrisa
porque es un niño y es Dios.

Para las reclamaciones
que sabe de buena tinta,
un ángel díscolo pinta
"pintadas" con soluciones.
Paredes y corazones
con "pintadas" de Belén,
que pintan alma también
al barro de las figuras.
"Gloria a Dios en las alturas".
"Paz a los hombres". Amén.

http://www.arvo.net/includes/seccion.php?IdSec=574

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