CAPITULO X

 

PROYECTOS DE IRRIGACIÓN

 

 

·        La moneda boliviana en 1896

·        Se crea el Estanco de Sal

·        Se crea el Consejo Gubernativo

·        El coronel Seminario Arámburu se subleva en Loreto

·        Los sueños federalistas

·        La fiebre del caucho

·        Agua potable para Paita y Piura

·        Nuevas autoridades en 1897

·        La ley de irrigación para el Chira

·        El caso del otro Ñaña

·        La Ley de Comercio y Víctor Eguiguren

·        Elecciones municipales

·        Chile pacta la entrega de Arica a Bolivia

·        El Protocolo Billinghurst-La Torre

·        Grave reyerta en Paita

·        Fundación del Colegio de Lourdes

 

 

 

La moneda boliviana en 1896

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            Durante el Gobierno del coronel Borgoño y el breve segundo mandato del general Cáceres se produjo en el Perú una grave escasez de moneda de plata peruana y como el Estado no tenía los medios económicos de acuñarla se optó por inundar al país con monedas fraccionarias menores de un centavo y dos centavos de cobre, lo cual dificultaba las transacciones comerciales.  Los empleados públicos se veían obligados a recibir el pago de sus sueldos en  centavos lo que significaba la entrega de pesados talegos con monedas de cobre.

 

            Eso contribuyó para que en Piura circulase el sucre de plata de Ecuador, moneda que años atrás había sido acuñada en la Casa de Moneda del Perú con la fina plata que producía nuestro país.  Esa moneda fue acuñada gracias a un convenio de Gobierno a Gobierno, pero la situación fronteriza de Piura y Tumbes, y las estrechas relaciones que acá se tenía con las provincias del sur del Ecuador, favoreció la libre circulación de esa moneda, sin mayores problemas.

 

            En Piura, Ayacucho y Cajamarca, también circulaba el peso de plata boliviano. Ya no se trataba de la moneda feble de mala calidad de la pre y post guerra, sino de otra mejorada.  Con todo, el Gobierno de Piérola pensó seguir una definida política monetaria, para ir hacia la implantación del patrón de oro, pero ante todo tenía que limpiar el territorio de tanta moneda extranjera.

 

            Fue así, como una vez más se dio el 7 de enero de 1896 una ley disponiendo que el Ejecutivo recogiera las monedas de plata boliviana que circulaban en los departamentos de Piura y Ayacucho, la canjease con nacional y refundiese  la moneda del país del sur para sacarla de una vez por todas de la circulación.

 

            El 23 de setiembre del mismo año, se dio una resolución legislativa que disponía una operación similar para los departamentos de Cajamarca y Amazonas.

 

           

 

Se crea el Estanco de la Sal

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            La fecha en que debió celebrarse el plebiscito para definir la situación de Tacna y de Arica de acuerdo a las estipulaciones del Tratado de Ancón  había vencido el año 1894, pero Chile había puesto múltiples pretextos para no cumplir.  El Perú se veía en la imposibilidad material de hacer cumplir lo pactado.

 

            Pero ante la posibilidad de que el  plebiscito se celebrase en cualquier momento y con la firme seguridad de que la población iba a votar por el retorno al Perú, se tenía que contar con la disponibilidad de diez millones de soles de plata para entregar a Chile.  Desde los tiempos de Cáceres ya se había organizado una colecta nacional para tal fin, pero aún no se había logrado alcanzar la suma.

 

            Fue entonces que el Gobierno dio la ley del 11 de enero de 1896, creando el Estanco de la Sal para destinar su rendimiento a engrosar el fondo del rescate y evitar así que Chile tomase como pretexto la falta de liquidez del Perú para no cumplir con el plebiscito.

 

            El Estado asumía entonces el monopolio de la importación y de la exportación de la sal, lo mismo con relación a la comercialización.  En lo sucesivo todas las salinas y depósitos de sal ya no serían denunciables.  Se estatizaban las salinas que estuvieran en manos de particulares por medio de la expropiación y con el correspondiente justiprecio.

 

            La medida resultó impopular porque eran muchísimas las familias, municipalidades, comunidades campesinas y empresas que tenían sustantivos ingresos con la explotación y comercialización de la sal.  Había hasta esa fecha 110 salinas reconocidas de las que 10 estaban en Ancash, 6 en La Libertad y en menor número en Piura y en Tumbes.  Sin embargo las salinas de Sechura eran unas de las más ricas y el producto era de buena calidad, por cuyo motivo se exportaba a Ecuador y Colombia, pero aparte se enviaba un volumen mayor de contrabando.  En Zarumilla también había salinas cuya producción iba igualmente de contrabando a Ecuador.  Este país había tenido desde los tiempos anteriores a  la Conquista extensos yacimientos en la isla de Puna, que en cierto momento dio origen a lo que se llamó la “guerra de la sal”, antes de la llegada de Francisco Pizarro,  pero ya esas salinas estaban agotadas.

 

            Entre 1896 y 1899, es decir en cuatro años de explotación, el Estanco de la Sal produjo una renta de 1 700 000 soles.  Eso decía bien a las claras que la indemnización de diez millones de soles que hubiera tenido que ser pagada a Chile era una suma cuantiosa.

 

            En 1896 Huanta se sublevó contra el impuesto a la sal y el subprefecto fue muerto.  En octubre fue enviado a poner orden el coronel Domingo Parra, ex –prefecto de Piura y ex –ministro de Gobierno.  Se embarcaron en Pisco 800 hombres y por allí penetraron a Ayacucho.  Ingresaron a Huanta el 2 de noviembre y  2 000 se parapetaron en los cerros.  La represión fue sangrienta:  confiscaciones, cupos, saqueos, incendios, flagelamientos y fusilamientos.

 

            Por esa época existían en el Bajo Piura numerosas salinas, como las de Ñapica, Colpabal, Ayulpeso, Chucol, Ñamuque, La Huaquilla, Salina Vieja, Ramón y otras.

 

            Desde tiempo inmemorial es decir desde el siglo XVIII había una “guerra de la sal” entre los pueblos de Catacaos y Sechura, cuyos linderos no habían sido precisados.

 

            En 1892, el pleito se reactualizó y los de Catacaos contrataron un perito que fue Atabaliba Arellano, un personaje muy  importante en la Historia de Piura, el cual presentó un informe que sirvió a las parcialidades de Catacaos para reclamar la propiedad de las Salinas, Ñapica y Colpabal.  Los sechuranos se defendieron con un alegato preparado por Eloy Álamo.

 

            El 8 de enero de 1896 los doctores B. Arrunátegui y Manuel Camino presentaron un informe jurídico, pero allí nomás vino la Ley del Estanco de la Sal, que estatizó todos los yacimientos de sal.

 

 

Se crea el Consejo Gubernativo

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            Piérola consideró conveniente crear un órgano más de Gobierno que tendría como misión estudiar los asuntos que el Ejecutivo le sometiera a su consideración.

 

            Fue así como el 27 de enero de 1890, se crea el llamado Consejo Gubernativo que era un órgano de consulta integrado por 40 personas, que sería integrado también por los ministros y la presidencia la tendría el primer mandatario.

 

            El Consejo de Ministros fue el encargado de proponer a las personas que debían representar las diversas actividades y profesiones.  Para estudiar los asuntos que se someterían a su consideración se nombraban comisiones.

 

            Los miembros nombrados fueron personas de visible actuación en la vida pública del país, con residencia en Lima.  Entre ellos se pueden anotar a Luis Felipe Villarán ex –senador por Piura, y los piuranos José Ignacio Távara y Manuel Santos Pasapera.

 

            El Consejo Gubernativo visto a la luz del mundo actual, era una especie de Cámara de tipo corporativo, similar a la creada por el Gobierno fascista de Mussolini.

 

            Demás está decir que la personalidad de Piérola dominó totalmente al Consejo que se convirtió así en un instrumento de la omnímoda voluntad del presidente de la República, por eso su vida fue breve.

 

 

 

El coronel Seminario Arámburu se subleva en Loreto.

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            El ascenso de Piérola al poder significó para Oswaldo Seminario Arámburu y para su hermano Edmundo, el logro de sendas diputaciones.  Al coronel Ricardo Seminario Arámburu le fue conferido el mando de las fuerzas militares de Loreto.

 

            También al empezar el año 1896 era cónsul del Perú en Pará (Brasil) el coronel Mariano José Madueño, ex –combatiente de la campaña de la Breña.

 

            Con Seminario Arámburu estaban los querecotillanos, hermanos Pedro Víctor y Carlos Enrique Rubio Castellanos que lo habían seguido desde la época de las montoneras de Piura.

 

            Por esa época y a causa de la misma prédica revolucionaria de Piérola había en el Perú un generalizado anhelo por la implantación de la forma federal de Gobierno.

 

            En cuanto a Loreto, que cubría en gran parte la región de Maynas ambicionada por Ecuador, se iniciaba una época de prosperidad económica,  a causa de la explotación del caucho.  El diputado Juan José Calle tenía incluso redactado para someterlo al Congreso, un anteproyecto de  constitución federal para aplicar al Perú.

 

            Madueño llegó a Iquitos en el mes de abril de 1896, tomó una serie de contactos y consideró que el momento estaba propicio para aplicar los proyectos federalista en Loreto.

 

            El 2 de mayo, Madueño convocó a una manifestación  que se vio muy concurrida y en esa especie de cabildo abierto se decidió proclamar el Estado Federal de Loreto como parte integrante de la República Peruana y obedeciendo al presidente Piérola como presidente federal del Perú.  Vistas así las cosas no había una rebelión contra la autoridad del caudillo, y por ese motivo muchos de los participantes obrando de buena fe no creyeron haberse sublevado.

 

            Los manifestantes solicitaron que Madueño asumiera el cargo de gobernador del Estado Federal, pero éste propuso más bien al coronel Ricardo Seminario.

 

            El coronel Seminario tuvo al principio sus dudas, pero terminó por aceptar y se nombró un Gabinete, cuyo cargo principal lo desempeñaría Madueño.

 

            La noticia fue conocida primero en Río de Janeiro que en Lima, pues en ésta recién se supieron los acontecimientos el día 18 de mayo.

 

            En los cargos de ministros fueron nombrados: Cecilio Huamander, Juan del Aguila y Ezequiel Burga Cisneros.   Pedro Rubio se convirtió en tesorero general del Estado Federal de Loreto y Carlos Rubio que recién había llegado asumió el cargo de edecán  jefe de la Casa Militar del flamante gobernador.

 

            El 2 de junio, Moyobamba y Yurimaguas se plegaron al movimiento.  Se redactó una Constitución en cuyo Artículo Nº 1 decía:  El Estado de Loreto es parte integrante de la República.

 

Antes de 1886 Moyobamba había sido la Capital de Loreto, pero luego fue Iquitos Para compensar a Moyobamba de la pérdida de su categoría, se creó el 5 de noviembre de 1897 el departamento de San Martín con su capital Moyobamba,

 

            Piérola no quería creer las noticias que llegaban de Loreto telegráficamente.  Envió a llamar a los hermanos Seminario Arámburu a Palacio y éstos se mostraron consternados.  Decide entonces el presidente pedirle telegráficamente que deponga su actitud y la respuesta del coronel Ricardo Seminario fue que el espíritu de la revolución loretana era el mismo que el presidente había expuesto antes en sus discursos.  Luego intervino su hermano Felipe Seminario pero tampoco se logró ningún resultado.  Piérola dispuso entonces que el rebelde coronel entregase el mando político a Rafael Quiroz, subprefecto de Amazonas que viajaba por orden expresa a Iquitos, mientras el Congreso decidía sobre la creación de los estados federales del Perú, pero el resultado fue igualmente negativo.

 

            Se decidió entonces que dos fuerzas militares convergieran sobre Iquitos y que el transporte “Constitución” con el ministro de Guerra, coronel Juan Ibarra, saliera del Callao el 29 de junio.  El recorrido marítimo fue larguísimo pues el barco tuvo que pasar por el peligroso Cabo de Hornos, luego costear todo el litoral argentino y el mayor aún del Brasil para ingresar al río Amazonas.  En total 19 000 kilómetros en 72 días. Los grupos terrestres tuvieron que sufrir mil penalidades y estaban al mando de los coroneles Emilio Vizcarra y Eduardo Jessup.  Uno de los dos ejércitos no pudo avanzar más y el otro llegó en muy malas condiciones a Iquitos en forma tal que no pudo actuar.  Vizcarra había salido de Trujillo con 280 hombres vía Cajamarca y Moyobamba.  Jessup tomó el ferrocarril central, La Merced, Oxapampa, Pto. Bermúdez.

 

            Madueño tomó el mando militar de las fuerzas de Iquitos y cuando supo que el transporte

“Constitución” había llegado a Manaos convocó al

pueblo para organizar la defensa.  El pueblo no contestó.  Ante esa situación la revolución se derrumbó y el coronel Seminario y Madueño entregaron el poder al Municipio de Mainas el 3 de julio y abandonaron la ciudad.  Utilizando el mismo río Amazonas los fugitivos pasaron a Brasil cruzándose con el “Constitución”, cuando éste había reanudado la navegación hacia Iquitos.  El ministro de Guerra seguramente por instrucciones de Piérola no se preocupó de seguir a los fugitivos.

 

            Madueño fue a residir a Pernambuco, puerto situado al norte de Brasil.  En cambio Seminario  con los hermanos Rubio no paran sino hasta Nueva York.  En esa ciudad se queda Víctor Rubio, pero Carlos pasa a México.  El espíritu inquieto del coronel Seminario, lo lleva a vincularse con revolucionarios cubanos que estaban luchando por lograr la independencia de su patria del yugo español.  El patriota José Martí que había estado en Estados Unidos acababa de morir luchando en Cuba.  Siguieron combatiendo Maceo y Calixto García  y a uno de esos grupos se unió Seminario.  De allí pasó a Nicaragua  en donde se unió a la guerrilla que luchaba contra el presidente liberal don José Zelaya que desde el año 1893 estaba en el poder.  Fue vano intento, pues Zelaya se mantuvo en el Gobierno hasta el año 1909.  Cae prisionero y es expulsado a  El Salvador.  En esta república centro-americana es en donde viene el final feliz a esta historia violenta a la par que subyugante, cuando conoce a la ilustre dama Ernestina Urrutia y Aragón con la cual contrae enlace.

 

            Si bien es cierto que desde el 7 de noviembre del mismo año de 1896, el Congreso dio una ley de amnistía para los rebeldes de Iquitos, el coronel Ricardo Seminario viajó más bien a Europa y recién en 1900 cuando el nuevo presidente Eduardo López de la Romaña, le dio en 1901  garantías concretas, retorna con su inseparable amigo Carlos Rubio, para entregarse de lleno a las labores agrícolas en Pabur.  Años más tarde el presidente Leguía lo hace Inspector Honorario de Consulados.

Luego renuncia y se dedica a recorrer el mundo.  El 12 de junio de 1946 funda el Club Departamental de Piura en Lima del que fue su primer presidente y el 24 de diciembre de 1950 moría a los 82 años de edad.  Había nacido el 19 de marzo de 1868 y dejó los siguientes hijos:  Julia, Augusto, Aurelio, Ernestino, Domingo y Rafael  Seminario Urrutia.  Luis había muerto antes.

 

 

 

 

 

Los sueños federalistas

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            Con la frustrada rebelión del coronel Ricardo Seminario, murió el intento más serio de establecer el sistema federal en el Perú.

 

            Con la debacle nacional que siguió a la guerra con Chile, el general Cáceres implantó un sistema descentralizado en la  economía, pero Piérola quiso ser más radical y dio a su predica revolucionaria una orientación federalista, de la que indudablemente se arrepintió cuando llegó a ser presidente.

 

            Cuando Loreto fue pacificada y Piérola informó oficialmente ese hecho al Congreso mantuvo latente la idea federalista en su mensaje, como una hermosa bandera que sería condición de vida futura, para muchos millares de peruanos y sudamericanos.  Pero como no era él con quien se trataba de establecer el federalismo, consideraba que al pasar a iniciativa de otra persona era prostituir la idea.  Por eso, ante el Congreso dijo textualmente lo siguiente:  “Un puñado de hombres de aventura, prostituyendo la hermosa enseña que será luego condición de vida no sólo para nosotros, sino para millares de otras gentes y servirá luego para resolver más de un problema sudamericano, aprovechándose de la cuasi incomunicación  en que las comarcas amazónicas se hallan con el resto del Perú habitado, explotando naturales aspiraciones de sus moradores y engañándolos con la seguridad de que tendrán el apoyo del Gobierno y del país, los indujeron a cometer el atentado de desconocer la Constitución”.

 

            Que Piérola dijera por el coronel Seminario que era un hombre de aventura, demostraba cuando menos poca memoria, porque el prototipo del hombre de aventura en el Perú, había sido precisamente él.

 

            Madueño que no sólo era militar sino  también periodista y escritor, y hombre de notable cultura, se radicó en Barcelona y allí fundó un periódico llamado “Mundo Latino” que circulaba no sólo en España sino en América Latina, y planteaba la unión de todas las ex –colonias en una especie de gran federación con la madre patria.

 

            La vía Pichis que había seguido el coronel Eduardo Jessup para penetrar a la selva, era aprovechando el ferrocarril central.  Desde la Oroya había un camino que conducía a San Ramón y La Merced ambos sobre el río Tulumayo, afluente del Perené.

 

            Desde 1890  el presidente Morales Bermúdez había dispuesto que se abriera una carretera desde La Merced hasta llegar a la parte navegable del río Pichis.  En 1891 quedó inaugurado como caminos de herradura con 155 kilómetros de longitud.  En 1892 se estableció el servicio de navegación  entre el río Pichis y la ciudad de Iquitos, para lo cual se contrató a la firma Bernizón y Co. La navegación se hacía  con la utilización de botes a vapor de no menos de 50 toneladas.

 

 

 

La fiebre del caucho

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            Por esa época se había despertado el interés por la selva, a causa del alto precio que había logrado el caucho en el mercado mundial.  Todo se había originado por el descubrimiento del norteamericano Charles Good Year, para vulcanizar el caucho, lo que permitió su utilización en gran variedad de objetos sobre todo en la fabricación de la llanta neumática para los carruajes.

 

            En Loreto y Madre de Dios, al igual  que en el resto de la Amazonía había dos especies vegetales que eran el caucho y el jebe o shiringa, siendo la última de mejor calidad.

 

            Se produjo entonces un “boom” al igual que antes sucedió con el guano y el salitre, pero la selva había permanecido hasta el momento aislada y sin vías de comunicación.

 

            La llamada fiebre del caucho llevó a la ciudad de Iquitos a cientos de empresarios audaces e inescrupulosos que buscaban hacer dinero en forma rápida.  De repente, las ciudades de Tarapoto, Lamas y Moyobamba cobraron importancia y se llenaron de construcciones nuevas y de buena calidad.  Los empresarios buscaban enganchadores para trabajar en la selva y hacía allá iban para estarse varios meses con víveres, vestuario, medicamentos, machetes para hacer las incisiones en los árboles y armas de fuego para hacer frente a las fieras y a los selvícolas.  La antes solitaria floresta peruana se vio de repente invadida por depredadores que sin pedir permiso a nadie se repartían los árboles para explotarlos.  Los asombrados naturales, vieron con gran temor la llegada de esos hombres rudos, sin escrúpulos de ninguna naturaleza que al principio los desalojaban de sus poblados y les robaban los alimentos, para luego ser cazados como esclavos e incorporados a la explotación de caucho, sin paga de ninguna clase.  Lo que pasaba en el departamento de Loreto, sucedía en dos extensas provincias brasileras de Amazonas y Pará, ubicadas en la cuenca del gran río Amazonas, y que en conjunto representaban áreas territoriales equivalentes cada una a la propia extensión del Perú.  En la provincia de Amazonas estaba la ciudad de Manaos que cobró un rápido esplendor.  El gran río era una vía que le daba un contacto directo a Iquitos con Manaos y otras ciudades brasileras y de esa forma les resultaba más fácil comunicarse con el Atlántico y con Lima.

 

            Por eso mucho se dijo que para muchos loretanos  que alentaron la rebelión del coronel Ricardo Seminario, el movimiento más que federalista tenía una intención separatista.y que el pronunciamiento de mayo de 1896 sólo era el primer paso para más tarde pedir la anexión al Brasil, que por esa época era ya un gigante poderoso contra el cual el Perú nada hubiera podido hacer, ya que era fácil transportar desde Manaos tropas y recursos en gran cantidad, que nunca hubieran podido hacer los peruanos.

 

            La situación limítrofe del Perú con Brasil en esa época era la siguiente:  primero, ya el Perú había perdido, un enorme trapecio comprendido entre los ríos Caquetá y Amazonas en virtud de un tratado llamado de libre navegación suscrito entre Perú y Brasil en 1851 entre el ministro peruano Bartolomé Herrera y el brasilero Da Ponte Ribeyro.  De acuerdo al mismo, el Perú lograba la libre navegación por el Amazonas  brasilero, a cambio de las tierras antes mencionadas.

 

            Seguía siendo el Perú dueño de acuerdo al tratado de San  Idelfonso de una extensa zona selvática que era un enorme triángulo cuya parte norte era una línea recta que cortaba el alto Yurúa, comprendía a casi todo el curso del Purús y tenía como límites al río Madera. En resumen, un área como cuatro veces mayor que el departamento de Piura.

 

            Fue en esa amplísima zona en donde inescrupulosos empresarios brasileros iniciaron una acción sistemática de infiltración y de desperuanización. Eran estos los famosos “bandeirantes”.

            Los “bandeirantes” habían vivido originalmente en Portugal, es decir eran portugueses de raza y religión judía que fueron expulsados de su patria y se radicaron en Brasil, ocupando zonas de selva para colonizarla.  Allí se despojaron de todo escrúpulo y para trabajar en los lavaderos de oro de los ríos y para explotar los yacimientos de piedras preciosas, no se detuvieron ante nada.  Esos hombres que en una ciudad pasaban como hombres cultos, eran en la selva terribles criminales y su sola presencia causaba pavor a los indios.  Barbados, con el cabello revuelto, la mirada acerada y afiebrada, con polainas y portando un arsenal de armas, pues las cananas portabalas, les cruzaban el pecho y la cintura.  En Brasil, se les rinde reconocimiento porque fueron los pioneros en la colonización de la selva y contribuyeron a la ampliación territorial; pero no puede ocultarse que fueron feroces depredadores, bandoleros y criminales sin escrúpulos. Luego se dedicaron a explotar el caucho.

 

            Los “bandeirantes” hicieron verdaderas fortunas, y por lo tanto mantenían grupos de choque bien armados con los cuales no sólo esclavizaban a los selvícolas, sino también enfrentaban a los caucheros peruanos y los expulsaban de las áreas peruanas que ocupaban.  Eventualmente enfrentaban a las propias autoridades del Brasil cuando sus crímenes eran de tal magnitud que no podían pasar desapercibidos.

 

            Brasil terminó por adueñarse del extenso territorio al que nos hemos referido.

 

            Cuando se firmó con la familia Grace la liquidación de la deuda externa del Perú en tiempos de Cáceres y se creó la Peruvian Corporation, y entre las muchas concesiones que se le hicieron, había el compromiso de parte del Perú de entregarle tres lotes de tierras de colonización en la selva, el primero de medio millón de hectáreas y los otros dos por un total de millón y medio para completar dos millones de hectáreas.  Esos lotes debían ser colonizados por gente de raza europea, a los que por diez años se les liberaría de toda obligación tributaria.  La colonización tenía que hacerse en un plazo no mayor de tres años, en caso contrario se empezaría por un proceso paulatino de reversión.  La Peruvian recibió un primer lote de 500 000 hectáreas entre los ríos Ene y Perené pero como no cumplió con colonizarlas en el plazo previsto; el Perú no entregó las restantes 1 500 000 hectáreas.  Con posterioridad la Peruvian hizo una serie de ventas para evitar la reversión de las tierras y entregó otras en arrendamiento.  En 1908 se le habían reconocido judicialmente la propiedad de 400 000 hectáreas en el Perené.  Por fin en 1965 esas tierras volvieron a poder del Estado tras largo proceso judicial.

 

            La fiebre del caucho, fue uno de los muchos motivos que fueron esgrimidos para los que luchaban por la construcción del ferrocarril de Paita al Marañón.

 

 

Agua potable para Paita y Piura

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            Ya hemos visto como en 1893 Sullana instaló un servicio de agua potable, incipiente sin duda alguna, pero fue la primera ciudad del departamento que logró tan importante servicio.

 

            Por ley dada el 18 de diciembre de 1895, se autorizó al Poder Ejecutivo a contratar la instalación de los servicios de agua potable para el puerto de Paita a fin de atender a las necesidades de la población y de los barcos que llegasen a la bahía.  Hasta entonces el asunto de proveer a la ciudad de tan indispensable líquido era un tremendo problema pues desde el tiempo de los tallanes el agua se transportaba por mar mediante balsas y cuando llegaron los españoles se utilizaron los asnos, sistema que no había sufrido variación a lo largo de los siglos.

            Por Resolución Legislativa del 12 de noviembre de 1896, se dispuso la liberación de los derechos para la importación de maquinaria y materiales destinados a la implantación del servicio de agua y desagüe  para la ciudad de Piura.  Sin embargo fue recién en 1901 que Piura pudo tener un limitado servicio de agua potable al concederse a don Nicolás Taiman la buena pro para la instalación del servicio por el sistema de cañerías.  En realidad, no se trataba de agua potable tratada para lograr tal condición, pero al menos el líquido llegaba a los domicilios.

 

            La instalación de Taiman sólo comprendió determinadas calles, las “principales” para mejor decir y como Piura se expandió rápidamente, resultó que en la década de 1930 aún la ciudad carecía de agua y desagüe y fue la ley de Obras Públicas, la que permitió dar a la ciudad un servicio en regla y favorecer entonces su acelerado desarrollo urbano.  Mientras tanto, el burro, borrico o “piajeno” fue el que llevaba con dos barrilitos el agua a cada domicilio.  De esa forma el burro por muchas razones fue  por siglos un personaje sumamente importante en Piura.

 

            En 1897 la empresa de agua potable de Paita, contaba con un capital de 20 000 soles.

 

 

 

           

 

Nuevas autoridades en 1897

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            Antes de la terminación del año 1896 el prefecto Guillermo Nickles había sido reemplazado por don Ricardo Cuadro Pacheco.

 

            El año 1897 hubieron además del último mencionado, los siguientes:  Fernando Elías y Pedro José Carrión.  Es decir que en el siglo pasado el cargo de primera autoridad era por demás inestable.

 

            Al hacerse la renovación de los tercios parlamentarios, lo que se efectuaba cada dos años, la situación de la representación parlamentaria piurana era la siguiente: 

            Senadores propietarios: Augusto Seminario Váscones, Víctor Eguiguren Escudero y Enrique Coronel Zegarra.  Es decir no se había producido cambio alguno.  En cuanto a los suplentes sólo quedaba Narciso Arámburu y entraban como nuevos por el período 1897-1898 Ignacio García León y Gustavo Escudero, hijo de don Ignacio.

 

            En cuanto a diputados la conformación de los titulares era la siguiente: Edmundo Seminario Arámburu, Oswaldo Seminario Arámburu, César Cortés Sarrio, Enrique Espinosa y Felipe Seminario Arámburu.  Es decir un tercer hermano, iba a confirmar el gran poder de la familia Seminario y el nepotismo político que ejercía en Piura.  En reemplazo de Ricardo Rossel, subió Felipe Seminario.

 

            Como suplentes, Simón Carrión, Pedro M. Galup, Felipe Adrianzén y Miguel Feijóo.  Salía David Merino.

 

            En estas elecciones se había mantenido la alianza electoral del Partido Demócrata de Nicolás de Piérola y del Partido Civil que jefaturaba Candamo.

 

            Para las elecciones complementarias de Lima, se presentó como candidato a una diputación Carlos de Piérola hijo del presidente y para las dos diputaciones suplentes José Augusto Izcue y Ramón Espinosa Michelena.  Por la oposición se presentó Cesáreo Chacaltana.  El triunfo de Carlos de Piérola fue por pequeño margen y mucho se habló de fraude.

 

            Ramón Espinosa era en esa época maestro primario en una escuela municipal de Lima y se había distinguido por su inquietud en asumir la defensa de la clase laboral.  Era piurano de nacimiento y su padre era Enrique Espinosa López, hombre de mucha influencia en el régimen de Piérola.

 

            La instalación de la nueva legislatura fue el 27 de julio de 1897 y se caracterizó por el violento ataque que Augusto Durand  que era un conspicuo líder demócrata y de los más allegados a Piérola; hizo contra el propio presidente.  Durand en medio de los gritos de gran parte de sus antiguos correligionarios acusó de estarse preparando “un plan legicida salido de ese fango de Palacio”.  Al salir Durand con un grupo que lo apoyaba fue apedreado por grupos pierolistas.  Rompió entonces Durand con el Partido Demócrata y fundó el Partido Liberal que fue apoyado por el diario “La República”.  De esa forma Durand asumió la oposición parlamentaria contra Piérola.

 

           

Ley de Irrigación para el Chira

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            En 1874 el presidente don Manuel Pardo dispuso que los estudios de irrigación efectuados por el ingeniero Duval fueran ampliados.  Para tal fin se contrató al ingeniero Alfredo Sears que contó con la colaboración del ingeniero Manuel Viñas.  Se consideró en el estudio la posibilidad de volcar aguas excedentes del Chira hacia el río Piura a la altura de la Obrilla.  De esa forma no sólo se aseguraba el riego de extensas áreas de cultivo del Bajo Piura, sino que se incorporaban a la agricultura tierras nuevas.

 

            En diciembre de 1889, el ingeniero Sears había logrado formar una poderosa empresa con capitales extranjeros para iniciar sin intervención del Estado la grandiosa obra de irrigación.  Surgieron desconfianzas y el diario “La Industria” de Piura inició una tenaz campaña opositora que encontró eco en las comunidades de Catacaos, Sechura y en los pequeños propietarios.  Para evitarse problemas, el Gobierno lo declaró en abandono en 1892.

 

            Este proyecto de irrigación era idéntico al llamado en el siglo XX Plan Imichira elaborado por el ingeniero Carlos Leigh Ginocchio, e igual también a lo que durante el Gobierno del general Juan Velasco Alvarado constituyó la Primera Etapa del Proyecto Chira-Piura.

 

            La empresa Sears reclamó y por fin el 9 de enero de 1897 se rescindió en forma definitiva el contrato de concesión.

 

            Pero ya había algunos dispositivos legales que habían modificado el panorama.  Así por ejemplo, el 9 de octubre de 1893 se había dado la Ley General de Irrigación para el mejor aprovechamiento de los terrenos eriazos de la costa.  En dicha ley se establece que quedan nulas la concesiones de irrigación otorgadas antes de los últimos 20 años.  Ese no era el caso de la concesión Sears, pero sirvió de pretexto.

 

            Por otra parte, el Congreso dio el 18 de enero de 1896 una Resolución Legislativa que autorizaba al Ejecutivo para ajustar contratos destinados a la irrigación del Valle del Chira.  Esta ley salió incuestionablemente por la gran influencia que en el Congreso tenía la representación parlamentaria piurana, casi toda ella vinculada por razones de parentesco con los grandes intereses agrícolas del departamento.  Como se diría, la ley tiene nombre propio, y prácticamente preparó el camino para que ese gran empresario y visionario que fue don Miguel Checa Checa pudiera llevar adelante la construcción del canal Miguel Checa.  Algunas veces nos ponemos a pensar, cuantas brillantes oportunidades perdió Piura de ampliar sustantivamente sus áreas de cultivo, sólo por un exceso de susceptibilidad, de desconfianza o de aquello de ser siempre “como el perro del hortelano”, tendremos que convenir, que la ley del 18de enero de 1896 respondía a los intereses del departamento.

 

 

El caso del otro Ñaña

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            En 1895 durante las montoneras que sostuvieron la causa de Piérola, se incorporaron a las fuerzas del coronel Teodoro Seminario, varias bandas de salteadores de caminos, entre las que estuvo una comandada por José Rivadeneyra, alias “Ñaña”.

 

            Este individuo cometió tantas tropelías en las poblaciones conquistadas por los montoneros, que el mismo Teodoro arrepentido de tenerlo en sus filas, por constituir un descrédito para la causa, dispuso su ajusticiamiento.

 

            Pero los “Ñañas” eran todo un clan y en 1897 había uno de ellos, llamado Arturo que se puso al servicio del prefecto de Lambayeque, don Pedro Ríos.  Por ese año había una montonera anti-pierolista que actuaba entre los despoblados de Lambayeque y Cajamarca.  Se dio a Ñaña el encargo de terminar con ella y el bandido lo hizo a su manera.  El 23 de junio cuando los hermanos Grimaldo y Belisario Villar se dirigían a Jaén, fueron emboscados a la altura del “Guayabo”.  Capturados, fueron torturados y ultimados.  El caso fue presentado ante el Congreso, pero allí la mayoría pierolista bloqueó el asunto y la viuda de una de las víctimas no fue oída y el bandido asesino quedó impune.  En el Congreso como diputados estaban los hermanos Oswaldo, Edmundo y Felipe Seminario Arámburu, que sabían perfectamente quienes eran los Ñaña, pero prefirieron el silencio cómplice y complaciente.

 

            Lo mismo sucedía contra las acusaciones que se hacían llegar con frecuencia contra el prefecto de Cajamarca coronel Belisario Ravinez, ex –montonero de 1895, que como prueba de que sus subordinados cumplían órdenes de eliminar a los montoneros contrarios exigía que le llevaran las cabezas de los vencidos.  Es decir una situación de extrema sevicia y un atentado contra lo que ahora podríamos llamar los derechos humanos.

 

 

La Ley de Comercio y Víctor Eguiguren

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            Correspondió al senador por Piura don Víctor Eguiguren Escudero, presentar la importante iniciativa de la Ley de Cuenta Corriente Mercantil y Bancaria, que fuera la antecesora del actual Código de Comercio que nos rige.

 

            El  proyecto se aprobó en el Senado en agosto de 1897, y pasó a la Cámara de Diputados, en donde fue objeto de un minucioso estudio por varias comisiones legisladoras.

 

            El autor, para presentar el proyecto había tenido que estudiar los códigos  de Portugal e Italia, así como de Argentina y Chile.

 

            Se le hicieron algunas modificaciones y en agosto de 1899 retornó a la Cámara de Senadores, pero ya en ese año Eguiguren no estaba en el Senado por cuanto había sido nombrado por Piérola ministro Plenipotenciario  en Estados Unidos y en su lugar estaba el senador suplente Gustavo Escudero Checa.  Era este hijo del gran tribuno don Ignacio Escudero y Valdivieso que destacó en la Convención de 1856.

 

            En el Senado hubo un ardoroso debate en el que en forma destacada participó precisamente el nuevo senador Escudero Checa y se aprobaron algunas de las enmiendas de Cámara de Diputados, pero se insistió en otras enmiendas ante la colegisladora, es decir que no se aceptaron tales modificaciones y retornó el proyecto el 15 de enero de 1900 dada la importancia del mismo.

 

           

Elecciones municipales

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            Desde los tiempos del presidente coronel Borgoño se había designado a Juntas de Notables para atender a la administración municipal.

 

            El 19 de octubre de 1896 se dispuso por ley que los municipios tuvieran alcaldes y regidores nombrados en votación directa.  El derecho de sufragio era para los vecinos tanto nacionales como extranjeros, mayores de 21 años o casados, que supieran leer y escribir.  La renovación del personal edil se haría por mitad cada dos años el 1º de enero.

 

            En abril de 1897 se llevaron a cabo elecciones municipales en todo el país pero de acuerdo a las normas legales existentes por ley del 14 de octubre de 1892.  La aplicación de le elección directa debía hacerse a partir del 1º de enero de 1899 para provincias y distritos, pero sólo por el 50% del personal.

 

            Otra ley dada el 21 de octubre de 1897 redujo grandemente las funciones de las Juntas Departamentales.

 

            En 1897 se conoció el informe de la Comisión de Demarcación Territorial de las Cámaras.  De acuerdo a esto, el Perú quedaba dividido en una región selvática y despoblada formada por 5 territorios regidos por gobernadores. Serían: Marañón, capital Yurimaguas; Amazonas, capital Iquitos; Ucayali, capital Masisea;  Purus, capital no especificada (era zona despoblada) y Carabaya, capital Sandía.  Para la sierra y costa se consideraban 18 departamentos en lugar de los 16 ya existentes:  Piura con 5 provincias, Mainas con 4 provincias, Lambayeque con 4, Junín con 3, Cajamarca con 5, Libertad con 5, Ancash con 5,  Huánuco con 4, Lima con 6, Huancavelica con 5, Ica con 4, Ayacucho con 5, Apurímac con 5, Cuzco con 10, Arequipa con 7, Tacna con 4, Vilcanota con 3 y Puno con 3.

 

            En Sullana salió elegido Rolando Houghton y en Huancabamba Felipe S. Adrianzén.

 

            Como es ahora era antes.  El Congreso esperaba la última hora para aprobar en forma atropellada el presupuesto de la República.  Eso sucedió en 1896

 

            El presidente Piérola se tomó la facultad de hacer algunas enmiendas a la Ley de Presupuesto.  Por otra parte el presidente consideraba que no podía el Parlamento reunido en Legislaturas Extraordinarias para fines específicos, aprobar leyes ordinarias o para promulgar aquellas que habiendo sido aprobadas en legislaturas ordinarias, no hubieran sido promulgadas por el Poder Ejecutivo.

 

            Todo lo anteriormente expuesto fue motivo de un mensaje del Presidente al Congreso, el que llegó el 11 de setiembre de 1897 para ser visto en sesión reservada.

 

            El 31 de octubre del mismo año fue debatido el mensaje, motivando una dura crítica de parte del diputado Augusto Durand, Germán Leguía y Martínez “el Tigre”,  Lora y Cordero y otros del mismo elevado nivel polémico.  Se acusó a Piérola de querer asumir las funciones legislativas que son propias del Congreso y pretender disminuir a éste.  Se dijo que el presidente no podía poner limitaciones al Poder Legislativo.

 

            La defensa del presidente Piérola fue asumida por Mariano H. Cornejo, Felipe de Osma, Amador del Solar y Oswaldo Seminario Arámburu.

 

            Los tres primeros eran conocidos oradores y polemistas de nota.  El último, es decir el diputado piurano, sólo se sabía que había sido un valeroso montonero.  Fue por lo tanto gran sorpresa cuando reveló dotes de oratoria como para no desmerecer dentro del brillante grupo que lo acompañaba y sobre todo para enfrentar al temible Germán Leguía y Martínez.

 

            Las intervenciones del 5 de noviembre de 1897 fueron especialmente brillantes.  Se trató de teoría constitucional y se planteó la premisa que ningún Poder del Estado puede salir de los límites prescritos por la Constitución.

 

            Los diarios se ocuparon ampliamente de estos debates.  La oposición optó entonces por atacar al Gabinete presidido por Olaechea y lograron presentar un voto de censura en su contra.

 

            El 25 de noviembre se constituyó un nuevo Gabinete presidido por Alejandro López de la Romaña.  A éste le ofrecerían un año más tarde la candidatura presidencial, pero no la aceptó y recomendó a su hermano Eduardo;  que sería el nuevo presidente del Perú.

 

 

Chile pacta entrega de Arica a Bolivia

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            Cuando Chile inició la guerra contra el Perú y Bolivia, ocupó los extensos territorios costeros bolivianos de la provincia de Antofagasta y luego los peruanos de Tarapacá, Tacna y Arica.

 

            En realidad, toda la vida política y social de Bolivia había girado en torno al altiplano, es decir a su territorio serrano en donde se desarrolló su cultura desde antes de la conquista.  Se había desentendido de la parte costera ocupada en su mayor parte, por no decir todo, por el desierto de Atacama.  Cuando se descubrieron las salitreras, fueron empresarios y trabajadores chilenos los que las trabajaron pagando un pequeño canon al Gobierno Boliviano.  Es decir que el territorio de la costa  boliviana estaba completamente chilenizado desde antes de la guerra, lo que no ocurría con los territorios peruanos en donde existían importantes ciudades ocupadas por peruanos.

 

            Cuando los ejércitos chilenos ocuparon el territorio boliviano, casi no se notó la situación de cambio.  Por eso es que Bolivia casi no sintió el peso de la guerra y su participación, sólo se vio en la batalla del Alto de la Alianza y en la contribución económica que dio al Perú.

 

            En el territorio del altiplano boliviano no se dio una sola batalla y cuando el Perú fue invadido por el Ejército chileno, en Bolivia la vida siguió transcurriendo en forma completamente normal.  Sin embargo, la guerra se motivó por un problema chileno-boliviano y el Perú fue arrastrado al conflicto como simple aliado de Bolivia cargando con todo el peso de la guerra.

 

            El año 1895 cuando Bolivia era gobernada por el presidente Mariano Baptista Caserta y en Chile estaba Jorge Montt Alvarea,  se produjeron negociaciones y sin mayor sacrificio – al menos para ese entonces- Bolivia aceptó firmar recién el tratado de paz y  ceder en forma definitiva todo su territorio costero a Chile.  De inmediato suscribieron otro tratado de comercio y luego pactaron una salida al mar para Bolivia, pero no en el antiguo territorio de ella, sino en la zona que aún estaba por decidirse, es decir por Arica, al norte de ese que hasta podría ser en parte del actual territorio del departamento de Moquegua que por entonces Chile no ocupaba.

 

            Es decir, que Chile aprovechando de la manifiesta debilidad en que había quedado el Perú, estaba negociando hasta sobre territorio no ocupado dando por seguro que se quedaría con las provincias peruanas de Tacna y Arica.

 

            Como era natural, el Perú presentó una enérgica protesta tanto ante Chile, como ante  su antiguo aliado Bolivia que se prestaba al juego chileno.

 

            En 1897 llegó a Lima un enviado chileno para ver la forma de llevar adelante el acuerdo chileno-boliviano buscando el consentimiento del Perú.  El  embajador chileno, principió por plantear que el Perú no estaba en condiciones de entregar a Chile los diez millones de soles de plata  peruanos pactados en el Tratado de Ancón en el caso de volver al seno patrio las provincias ocupadas de Tacna y Arica.  Para hacer más difícil la situación peruana, el embajador chileno expresó que esos diez millones tenían que ser en efectivo y no en bonos y pagaderos a más tardar  un mes después de efectuado el plebiscito.  No sólo eso, sino que Chile exigía que el Perú acreditara la existencia de esos fondos antes de ir al plebiscito.

 

            En realidad diez millones era mucho dinero para el Perú en esos tiempos.  Ni  la colecta nacional, ni el impuesto a la Sal habían dado esa cantidad, ni la podían dar en diez años.

 

            El año 1896, el total de gastos presupuestarios del Perú habían sido:  por gastos ordinarios ocho millones de soles y por gastos extraordinarios tres millones setecientos mil soles.  Para cubrir esos gastos y en vista que los ingresos no alcanzaban se tuvo que recurrir a endeudamiento externo e interno. Eso mostraba bien a las claras la difícil situación económica del Perú.

 

            Chile propuso entonces al Perú dividir la zona ocupada en dos partes Tacna para el Perú y Arica para Chile sin pago de indemnización alguna y sin necesidad de ir al plebiscito.  El Perú, seguro de su causa y de ganar el plebiscito se negó.  Para nosotros el problema sólo era conseguir los diez millones de soles.

 

            El delegado peruano Riva Agüero, planteó a los chilenos que la salida al mar para Bolivia debía ser por el antiguo territorio boliviano, más precisamente por Pisagua.  Los chilenos se opusieron rotundamente manifestando que eso dividiría en dos a su territorio.  El corredor lo planteaban en los límites de la futura frontera entre Perú y Chile.  El delegado chileno Carlos Morla Vicuña se entrevistó con el presidente Piérola para convencerlo de que aceptase algunas de las alternativas que presentaba Chile.

 

            Al iniciarse el año 1898, el Congreso chileno consideró prudente no aprobar, sino diferir  los acuerdos llegados entre Chile y Bolivia para no interferir a un arreglo con el Perú.  De esa forma las conversaciones directas peruano-chilenas se harían sin tener en cuenta ningún presunto derecho boliviano de salida al mar.

 

            En esos momentos se había recrudecido una disputa de límites entre Chile y la Argentina y no convenía a los intereses chilenos una eventual alianza peruano-argentina.

 

            El 1er. vice-presidente del Perú era natural de Arica.  Se trataba de don Guillermo Billinghurst, el cual por otra parte tenía su domicilio en Iquique, capital de la provincia de Tarapacá que en virtud del tratado de Ancón  quedaba definitivamente para Chile.

 

 

El Protocolo Billinghurst – La Torre

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            Billinghurst era un acaudalado hombre de negocios que tenía muchas vinculaciones sociales y comerciales en Santiago de Chile, las cuales llegaban hasta las esferas del Gobierno del sur.  En el mismo año 1896 había sucedido a Montt en el Gobierno Chileno don Federico Errázuriz.

 

            Al iniciarse el año 1898, Piérola nombró como su enviado especial ante el Gobierno de Santiago a don Guillermo Billinghurst que sostuvo en la capital chilena largas reuniones con el canciller de ese país  Raimundo Silva Cruz.

 

            Billinghurst planteó que se dejase de lado toda relación con la salida al mar de Bolivia y se abocasen a tratar la forma de dar cumplimiento al tratado de Ancón.

 

            El delegado peruano se aferró a la necesidad de llegar a un acuerdo sobre la forma de realizar el plebiscito, rechazando toda idea de llegar a un acuerdo directo de partición.

 

            El representante chileno propuso entonces que el plebiscito se efectuase por separado dividiendo el territorio ocupado por Chile en tres partes:  la primera desde Sama hasta Chero, la segunda desde Chero hasta Vitor y la tercera desde Vitor hasta Camarones.  El representante peruano se opuso y optó por un solo plebiscito para todo el territorio ocupado.

 

            Por fin el 3 de abril de 1898 los dos delegados llegaron a ante-proyecto  de acuerdo, para someter al fallo arbitral de la reina regente de España, dieciocho puntos.

 

            Se debía decidir quienes debían participar en la votación, en cuanto a edad, nacionalidad, y tiempo de residencia.  Chile había pretendido que ciudadanos nacidos en su país y radicados después de la guerra en los territorios ocupados, intervinieran en la votación.   También se sometió al arbitraje si debía ser pública  o secreta.  Que el acto plebiscitario sea presidido por una junta integrada por representantes de Perú, Chile y España.  Los lugares de votación serían Tacna, Tarata, Arica y Lluta.    Si los resultados  fueran favorables al Perú, deberá Chile hacer la entrega de los territorios ocupados en el término no mayor de 15 días.  Todos los gastos en la realización del plebiscito serán cubiertos por la Aduana de Arica.  La indemnización que el país ganador pagará al perdedor será en la forma siguiente:  un millón a los diez días, otro millón un año más ta rd e y dos millones al terminar  cada uno de los cuatro años siguientes.  La moneda será soles de plata peruanos o pesos de plata chilenos.

 

            Con muy ligeras modificaciones, el Gobierno de Chile por intermedio de su canciller aprobaron el convenio el 16 de abril de 1898.  Este documento se conoce como Protocolo Billinghurst-La Torre.  Este era almirante en retiro y el que mandaba la escuadra chilena en el combate de Angamos.                                

 

            En el Perú y también en Piura el protocolo fue recibido con general satisfacción.  Los tres diputados Seminario Arámburu que tanto ascendiente tenía en la opinión pública departamental, hicieron conocer que apoyaban el acuerdo.  En el Senado de Chile se aprobó el acuerdo sin mayores contratiempos.  El 1º de agosto de 1898 pero en su Cámara de Diputados hubo oposición.  Decidió aplazar la aprobación y en forma secreta hizo sondeos en la corte española, llegándose a la conclusión que de realizarse el plebiscito en la forma pactada el Perú tendría un triunfo arrollador.

 

            Se comentaba mientras tanto con insistencia una posible guerra entre Chile y Argentina y una alianza del Perú con esta última. Ecuador entonces aprovechó la oportunidad y ofreció una alianza a Chile.

 

            En las provincias cautivas de Tacna y Arica, el acuerdo fue bien recibido.  Javier Solar Vial periodista muy apreciado en Santiago de Chile publicó una serie de artículos a favor del acuerdo para cumplir con el Tratado de Ancón  y restablecer buenas relaciones con el Perú.  Este periodista era pariente del almirante Vial que a su vez tenía relaciones de parentesco con la cuñada de Grau.

 

            El Congreso del Perú el 20 de junio de 1898 fue a la votación.  A favor del Protocolo figuraron 35 senadores y por el no votaron 7.  Los diputados a favor fueron 76 y los que dijeron no, llegaron a 18.

 

            Votaron por el Sí, los senadores piuranos Enrique Coronel Zegarra, Narciso de Arámburu y Gustavo Escudero Checa; es decir todos.  Igualmente por el Sí votaron Edmundo Seminario Arámburu, diputado por Piura; César Cortés Sarrio diputado por Ayabaca, Enrique Espinoza diputado por Huancabamba, Oswaldo Seminario Arámburu por Paita y Jerónimo de Lama y Ossa por Tumbes.  También por el  Sí, el paiteño Elías Mujica que por entonces era senador por el Callao.

 

            En la relación de diputados que votaron por el No, no figura ningún piurano.

 

 

Grave reyerta en Paita

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            En 1898 vivían en Paita dos caballeros extranjeros que eran muy amigos, y se reunían siempre en la Plaza de Armas en largas tertulias.  Se les conocía en el puerto como Mr. Hopkins, al inglés y como Monsieur Campell, al francés.

 

            Un buen día y por motivos que no se llegaron a conocer surgió entre ambos una acalorada disputa y el francés perdiendo la reconocida compostura propia de los de su patria, insultó a Hopkins.  El subprefecto que estaba presente y había tratado inútilmente de apaciguar los ánimos, nada pudo hacer para que el inglés sacara su revólver y disparase dos veces sobre Campell, hiriéndolo gravemente.  Fue llevado a la Botica Garrido y luego a Piura en donde se recuperó.  El subprefecto fue presa de  un síncope y también fue tratado en la botica.

 

 

 

Fundación del Colegio de Lourdes

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            Las  hermanas de San José de Tarbes que habían llegado en 1892 para hacerse cargo del Hospital de Belén extendieron su acción social al campo de la educación tal como lo habían hecho en Ecuador y otras naciones.

 

            El 31 de mayo de 1897 de acuerdo con una autorización otorgada por el regidor doctor Matías Prieto, inspector de Instrucción del Concejo Provincial de Piura, se dio existencia legal al nuevo centro de estudios.  Desde abril habían llegado a Piura dos religiosas destinadas en forma exclusiva a ese fin.  El 1º de julio el plantel entra en funcionamiento con 25 alumnas, aún cuando la autorización fue para alumnas del 1er, 2do. y 3er. grado.  También fue autorizado el funcionamiento de un pensionado para señoritas.  El plantel inició sus actividades en la 6ta. cuadra de la calle Lima en la casa de la familia Cortés, muy amplia y espaciosa, en donde estuvo cinco años para  luego pasar a la calle Libertad en donde estuvo por muchísimos años.

 

            El Colegio de Lourdes era pagado.  El año 1902 la misma congregación fundó la Escuela San José de Tarbes, gratuita que siempre fue anexa al Hospital de Belén.

 

            En 1935 el Colegio de Lourdes implantó la educación secundaria.  En el presente siglo y a partir de 1959 el Colegio ha venido desarrollando una persistente proyección social, y así fue como en ese año organizó un centro de alfabetización para adultos que luego se convirtió en la Escuela Vespertina Gratuita de San José de Tarbes.  En 1970    construyó el Oratorio Festivo en el P.J. “Nueva Esperanza”.  En 1981 construye con apoyo de Corpiura un complejo cultural-comunal en el P.J. “Micaela Bastidas”.

 

            Como el local de la calle Libertad les resultara demasiado reducido, construyeron un amplio y moderno en el Jirón Jorge Chávez en la urbanización Clark, desde 1958.  En 1890 el entonces senador José Francisco Eguiguren E. había tenido una entrevista con la madre Basilide en Guayaquil y en 1892 siendo presidente de la Beneficencia pudo tener la satisfacción de ir a recibir a Paita a cinco monjitas.  En 1897, la primera alumna matriculada fue su hija María Isabel, que más tarde fue religiosa.

 

 

 

 

 

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