Goose Green

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Relato extraído del libro : "Malvinas, un sentimiento" del Coronel Muhammed Alí Seineldín

-Teniente Estévez, como último esfuerzo posible, para evitar la caída de la Posición Darwin-Goose Green, su Sección contraatacará en dirección NO, para aliviar la presión del enemigo sobre la Compañía "A", del Regimiento 12 de Infantería. Tratará de recomponer, a toda costa, la primera línea. Sé que la misión que le imparto sobrepasa sus posibilidades, pero no me queda otro camino -luego, lo despidió con un fuerte abrazo. La difícil y crítica situación no le permitió agregarle ningún otro tipo de detalles a la orden; además, tratándose de Estévez, eran innecesarios.

-Soldados, en nuestras capacidades están las posibilidades para ejecutar este esfuerzo final, y tratar de recomponer esta dificil situación. Estoy seguro de que el desempeño de todos será acorde a la calidad humana de cada uno de ustedes y a la preparación militar de que disponen -así fue la rápida arenga de Estévez.

Finalmente, todos los integrantes de la fracción, escucharon la mejor y más hermosa orden que puede dar un Jefe: "Seguirme". Pronto estarían inmersos en el combate.

-Para la Sección, sobre las fracciones enemigas que se encuentran detrás del montículo, ¡fuego! Ar-tilleros, sobre el lugar, deriva 20 grados, alza 400 metros, ¡fuego! Esté atento Cabo Castro, en dirección a su flanco derecho, puede surgir alguna nueva amenaza... -diversas órdenes se entrecruzaban en medio del fragor y la ferocidad de la lucha; finalmente, se logra bloquear el avance, y aliviar en parte la presión ejercida por los ingleses.

-Cabo Castro, me hirieron en la pierna, pero no se preocupe, continuaré reglando el tiro de la artillería -gritó, sin titubear, el Teniente Estévez.

-Enfermero, rápido, atienda al Teniente -ordenó Castro, con un grito.

-Me pegaron de nuevo, esta vez en el hombro. Cabo Castro, no abandone el equipo de comunicaciones y continúe dirigiendo el fuego de artillería... -fue su última orden; un certero impacto en la cara, quizás de un tirador especial, lo desplomó sin vida.

-Soldados, el Teniente está muerto, me hago cargo -gritó Castro, y continuó con la misión ordenada, hasta que fue alcanzado por una ráfaga de proyectiles trazantes, que llegaron a quemar su cuerpo.

-Camaradas, me hago cargo del mando de la Sección, nadie se mueve de su puesto, economicen la munición, apunten bien a los blancos que aparezcan -el Soldado Fabricio Carrascul, llevado por el ejemplo heroico de sus Jefes que yacen inermes en el glorioso campo de la guerra, impartió con firmeza su primera orden. -Los ingleses se repliegan, bien, los hemos detenido y los obligamos a retirarse. ¡Viva la Patria! -gritó, con alegría, Carrascul, al ver la maniobra inglesa. En ese momento, un preciso disparo, quizás del mismo tirador especial que eliminó a sus Jefes, le quitó la vida.

Habiendo cumplido con su misión, sin Jefes, agotadas las municiones y transportando sus muertos y heridos, la veterana y gloriosa Primera Sección de Tiradores Especiales se retiró hacia sus posiciones iniciales, habiendo cumplido con la Misión.

La carta póstuma, que el Teniente Don Roberto Estévez dejó escrita, en cumplimiento de esa orden que impartí al Regimiento, estaba dirigida a su Padre. Ésta se convirtió en un documento histórico, que revela, a su vez, el sentimiento más noble que joven alguno haya sabido transmitir para la posteridad.

Querido Papá: cuando recibas esta carta yo estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios, nuestro Senor; El que sabe lo que hace. Así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de la misión. Pero fijate vos qué misión. ¿Te acordas cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todo destinado a recuperar las Islas Malvinas y restaurar en ellas la soberanía? Dios, que es un Padre generoso, ha querido que éste, su hyo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria.

Lo único que a todos quiero pedirles es, primero: que restauren una sincera unidad en las familias bajo la cruz de Cristo; segundo: que me recuerden con alegría y no que mi vocación sea la apertura a la tristeza, y muy importante, que recen por mí.

Papá, hay cosas que como en un día cualquiera, se dicen entre hombres, y que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte de modelo de hombre bien nacido, gracias por creer en el honor; gracias por tener tu apellido, gracias por ser católico, argentino, hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que sea fruto de ese hogar donde vos sos el pilar. Hasta el reencuentro sí Dios lo permite.

Un fuerte abrazo.

Dios y Patria o Muerte.

Roberto.

Cuando el Teniente Estévez desarrollaba el Curso de Comandos en la Escuela de Infantería, durante el año 1982, durante el desarrollo de una exigente ejercitación propia de la especialidad, tuvo un paro cardíaco. El médico que lo atendió, no obstante declararlo muerto, continuó prodigándole los auxilios correspondientes; milagrosamente, reaccionó. En forma inmediata, sufre un segundo paro, del que vuelve a recuperarse. Fue enviado al Hospital en forma inmediata. Todos se quedaron sorprendidos cuando, al día siguiente, se presentó para continuar el curso.

Sin dudas, el Señor prevé los mejores destinos para sus mejores hijos.

 


-Subteniente Gómez Centurión, la Sección del Teniente Estévez ha sido, prácticamente, diezmada; pero ha cumplido con la misión de bloquear el ataque inglés que se ejecutaba sobre nuestras primeras líneas. Le comunico que Estévez ha fallecido heroicamente -el Teniente Primero Esteban, que recién se había reintegrado a la Compañía "C", después de su brillante acción en el Estrecho de San Carlos, fue quien le dio esta dolorosa noticia a quien fuera su camarada y amigo. En el rostro de Gómez Centurión se reveló la tristeza por la noticia. La crítica situación del momento impedía otra manifestación acorde con el acontecimiento.

-Es mi intención emplear su Sección para explotar lo hecho por Estévez. Esto, como última posibilidad, porque no se dispone de otras reservas y por la supremacía de la aviación inglesa. Usted es nuestra última carta. Entonces, usted ejecutará un nuevo contraataque hacia el Norte, apoyando su flanco derecho en el mar, con la finalidad de aprovechar el buen trabajo realizado por la Sección Estévez -concluyó Esteban.

Avanzó a través del fuego poco denso de artillería enemiga; en poco tiempo ya debió enfrentar al Segundo Batallón de Paracaidistas. Se originó un intenso tiroteo con armas automáticas, que duró aproximadamente treinta minutos; los ingleses quedaron cercados, entre el mar y un campo minado propio. La presentación de la Sección de Gómez Centurión los sorprendió y les provocó importantes bajas.

-Mi Subteniente, los ingleses suspendieron el fuego -gritó el Sargento Sergio Ismael García, Encargado de la Sección.

-¿Qué harán ahora? -el subteniente seguía cada uno de sus movimientos con los prismáticos.

-Están agitando sus fusiles y sus cascos en señal de parlamento -dijo el Sargento García, con entusiasmo. -¡Alto el fuego! -ordena Gómez Centurión a su aguerrida Sección de Tiradores Especiales; la orden se fue transmitiendo entre los soldados.

-Se acerca hacia nosotros.

-García, esté atento, me adelantaré para recibirlo; si llega a ocurrirme algo, abra el fuego con todas las armas -avanzó hacia el que venía, casi corriendo. La distancia aproximada era de doscientos metros. Llegó primero y allí lo esperó.

-¿Do you speak english? -preguntó el inglés, que resultó ser el Teniente Coronel Jones, Jefe del Regimiento 2 de Paracaidistas.

-Yes -respondió Gómez Centurión; dominaba el idioma inglés, por su permanencia en el exterior, acompañando a su padre.

-Terminó todo para ustedes, si me entrega el armamento de toda su tropa, le garantizo que van a salir vivos -dijo Jones.

-¡Yo creí que usted venía a rendirse! -respondió el Subteniente, en perfecto inglés, y basándose en la crítica situación en la que los ingleses se encontraban. Habían sufrido importantes bajas, los heridos estaban siendo retirados por los camilleros, bajo la vista de todos.

-Lieutenant Colonel, you have to retíre. In two mínutes, I will start the fire -gritó, enojado, recriminándolo por su actitud de soberbia; se replegó con la misma premura con la que había concurrido al encuentro. Mientras regresaba a su posición, la Sección comienza a recibir fuego desde el SE. Sin dudas, los ingleses, aprovechando el tiempo de parlamento, desplazaron fuerzas al flanco, con la finalidad de rodearlos. Aún faltándole unos metros para llegar hasta los suyos, y previendo lo peor, vuelve a girar sobre sí mismo.

-Me engañaste -observa a Jones, que ya estaba en posición de abrir el fuego, y dispara sobre él; lo hiere de muerte.

Con los ingleses ubicados en mejores condiciones tácticas, ganadas durante el tiempo en que duró el parlamento, se desató un intenso fuego entre ambas partes; ambos bandos sufrieron importantes bajas. -Sargento García, con los soldados Austín y Allende, trate de acercarse a la ametralladora que está disparando desde nuestro flanco, emplee granadas de mano para tratar de silenciarla. -La situación era muy crítica.

Mientras seguía dirigiendo el fuego en contra de la Unidad de Paracaidistas, que se encontraba desplegada a su frente, en un instante gira la cabeza para verificar la acción de la patrulla enviada, y los ve cuando caen heridos de muerte por una ráfaga de ametralladora.

-Malditos.

El fuego enemigo se hizo cada vez más intenso; resolvió replegarse con el primero y segundo grupos, protegidos por el tercer grupo que quedó a retaguardia, a modo de protección. Cuando esta última fracción inicia su repliegue, es herido el Cabo Fernández; debieron dejarlo por la gravedad de sus heridas.

-No se preocupe Fernández, volveré a buscarlo -y lo cubre con su poncho.

La intrépida y gloriosa Sección se retira con siete muertos y quince heridos. Un precario fuego, de la Artillería propia, cubrió su repliegue.

La suerte de la Guarnición Darwin-Goose Green quedó sellada. Ya no se dispone de más tropas para enfrentar al creciente ejército inglés.

-Necesito dos voluntarios para rescatar al Cabo Fernández -ante este pedido del Subteniente Gómez Centurión, toda su fracción dio un paso adelante.

Por la noche, tras infiltrarse entre las líneas enemigas, logra rescatar a Fernández, quien se encontraba casi en estado de agonía. Con el concurso de los médicos logran salvarle la vida.

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