Dos mejor que uno - por qué los periquitos necesitan compañía |
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Imagínate... Imagínate que de repente unos seres extraños, no humanos, que no conoces y cuyo idioma no entiendes, te atrapan y te llevan consigo. Te llevan a un lugar que tampoco te es familiar, y te encierran en una cabaña. De vez en cuando te dejan salir, dar unos pasitos fuera de la cabaña, y, aunque al principio los temes, con el tiempo entiendes que no te quieren hacer daño: te dan de comer, hablan contigo (aunque no entiendes ni sus palabras ni sus gestos), y el mobiliario de tu cabaña es bastante confortable, dentro de lo que cabe. No te encuentras mal, ¿pero no echarías de menos a tu familia, tus amigos, a alguien humano con quien poder hablar? Los seres extraños cada vez te asustan menos, comprendes que no te quieren hacer nada malo, incluso parece que quieren establecer algún tipo de amistad contigo. Con el tiempo permites que te toquen, aunque el tacto de su piel es extraño, y son mucho más grandes que tu. Definitivamente, no son humanos. Pero echas tanto de menos el contacto corporal con otros seres humanos ¡Cuanto puede significar un abrazo, una caricia! Con el tiempo te empiezas a acercar a los seres extraños, intentas hablar con ellos - y ellos parecen querer entrar en contacto contigo. Les hablas en tu idioma, ellos no te entienden, tan poco como comprendes sus palabras que repiten delante de tí una y otra vez. Pero tu haces lo que puedes por comunicarte con ellos: empiezas a repetir lo que te dicen, sin entender realmente lo que significa. Al principio te cuesta articular las palabras en su extraño lenguaje, pero con el tiempo consigues recordar algo de lo que te repiten día a día, y cada vez que se lo dices, los seres extraños parecen alegrarse mucho, parece que se divierten con tus intentos de establecer una conversación con ellos. Y así por lo menos te hacen caso - no se puede llamar conversación, pero en cuanto imitas sus palabras vienen hacia ti y dejas de estar solo durante unas horas. A veces recuerdas a tu vida antes de que estos seres te llevaran consigo, y no puedes evitar sentirte terriblemente solo. Y si te dijeran que nunca más en tu vida verás a otro ser humano, probablemente caerías en la más profunda desesperación. ¿Esta situación te gustaría? A tu periquito manso y hablador, pero solitario, tampoco. Vuelve a leer los apartados anteriores e intenta ponerte en su situación. Muchas personas quieren a un periquito muy manso, cariñoso, si es posible también hablador, y creen que esto solo se puede conseguir si el periquito vive aislado de sus congéneres. Esto no es cierto, tan poco como muchos otros argumentos a favor de cuidar un solo periquito. El periquito, un animal social
Responde sinceramente a la siguiente pregunta: ¿Mi periquito viene hacia mí porque le gusta estar conmigo, o porque si no no tendría ningún tipo de compañía? Y, ¿prefiero que venga hacia mí por necesidad o por elección propia? Desafortunadamente aún muchos dueños de periquitos (y de otros psitácidos) mantienen a sus mascotas aislados, con la esperanza de que así el periquito se acostumbre a su dueño, e incluso aprenda a hablar. Puesto que el periquito buscará compañía, se unirá mucho a su dueño, y le cogerá cariño rápidamente. Pero los seres humanos nunca pueden sustituir a otro periquito. El dueño no podrá pasar las 24 horas del día con su pájaro, llegará el momento donde tendrá que ir al trabajo, de vacaciones, o tendrá que dejar a su periquito sólo por cualquier otra razón. El pobre pajarito pasará este tiempo esperando a su dueño, aburriéndose, y sin entender por qué su "pareja" le ha abandonado. Una pareja de periquitos pasan juntos todo el día y la noche. Consecuencias de la soledad
En las tiendas se ofrecen múltiples juguetes para pájaros que intentan imitar a una pareja: espejitos, pericos de plástico... El periquito intentará encontrar en ellos un sustituto para un compañero, e intentará pasarles semillas del buche, acariciarlos con el pico e incluso copular con ellos. Esta fijación por un juguete que evidentemente no responderá a nada de lo que periquito intente puede ocasionar multitud de problemas, tanto físicos como psíquicos. Una inflamación del buche es frecuentemente consecuencia de la fijación por un espejo: el periquito intentará entrar en contacto con el, pasándole semillas regurgitados. Otro periquito tomaría las semillas y ya está, pero el espejo, al no reaccionar, estimula al periquito a regurgitar más y más semillas, que se quedarán pegadas al espejo. Este regurgiteo excesivo a la larga irrita la mucosa del buche, haciéndola más susceptible a infecciones micóticas y bacterianas.
La famosa capacidad de imitación del habla humano de los periquitos en muchos casos no es más que un intento desesperado de entrar acústicamente en contacto con su cuidador y, de este modo, intimar la relación con el. Es bastante triste que condenemos a nuestro periquitos a vivir en soledad solo para que aprendan a hablar. ¿Para qué necesitamos periquitos habladores? Tenemos a otros seres humanos con los que hablar. El periquito no puede elegir, depende de nuestras decisiones, que no deberían estar basados en nuestro egoísmo. Limpiarse el plumaje mutuamente, pasarse semillas al pico, copular... son comportamientos sociales con los que los periquitos que viven con pareja o en grupos pasan gran parte del día. Por mucho que el dueño se ocupe de su periquito, nunca podrá corresponderle con una respuesta adecuada a estos comportamientos. Dicho todo esto, aquellos propietarios que de verdad aman a su mascota y quieren posibilitarle una vida plena, feliz y respetando sus condiciones naturales y necesidades biológicas, deberían adquirir dos periquitos desde el principio, o por lo menos adquirir un segundo pájaro una vez que el primero se haya habituado a la compañía de los seres humanos. |