ACADEMIA LATINITATI FOVENDAE: X CONVENTVS INTERNATIONALIS

Entre los días 2 al 7 de septiembre de 2002 se celebró en Madrid y Alcalá de Henares el décimo Congreso internacional de la Academia Latinitati Fovendae (ALF) que preside Bruno Luiselli, catedrático de Literatura Latina de la Universidad de Roma “La Sapienza”. La Sociedad Española de Estudios Clásicos, la Sociedad de Estudios Latinos y el Instituto de Estudios Humanísticos, entre otras instituciones, patrocinaron este Congreso, que sólo fue posible gracias a la perseverancia, esfuerzo y generosidad de su organizador, Antonio Capellán. Secretaria del mismo fue Sandra Romano. Casi todas las sesiones y actividades tuvieron lugar en la Universidad de San Pablo-CEU, y el Colegio Mayor “Ximénez de Cisneros” de la Universidad Complutense proporcionó alojamiento a la mayor parte del centenar aproximado de congresistas, entre los que hubo quince españoles.

Los temas centrales del Congreso eran las “iniciativas actuales para renovar la enseñanza del latín y promover el latín vivo” y “la lengua latina como medio de comunicación entre los europeos desde el siglo XV hasta nuestros tiempos”, sobre los que versaron las casi cincuenta contribuciones presentadas. Abundaron, por tanto, los estudios sobre autores renacentistas -Erasmo, von Hutten, Pedro Mártir de Angleria, Ruiz de Moros, Orlando Laso o Calvete de Estella- y otros más recientes y contemporáneos, y sobre cuestiones gramaticales, pedagógicas y relativas al cultivo del latín, tanto en clase como a través de foros en Internet y en otros ámbitos. Además de su propio contenido, estas intervenciones tuvieron el interés añadido de ser todas ellas expuestas en latín, que fue también la única lengua que se podía oír en las charlas a lo largo de esos seis días, desde el desayuno hasta las veladas después de la cena, e incluso durante los desplazamientos y las excursiones.

Especial interés revistió la ponencia pronunciada en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares por Michael von Albrecht, catedrático emérito de Filología Clásica de la Universidad de Heidelberg, sobre el uso de la lengua latina en la Filología Latina: basándose en once argumentos, defendió con admirable poder de convicción la oportunidad, ventajas y necesidad del empleo activo de esta lengua por parte de los filólogos clásicos. Su otrora discípulo Wilfried Stroh, catedrático de Filología Latina en Múnich, exhibió su dominio de la oratoria y lengua latinas encomiando la obra poética del jesuita Jacobo Balde. Con tal elegancia y naturalidad que parecía ser el latín su lengua materna, Luigi Miraglia disertó sobre el mejor método pedagógico para enseñar el latín en nuestros tiempos, a partir de su ya larga experiencia en la región de Nápoles. Terence Tunberg y Milena Minkova expusieron el programa de estudios que imparten en la Universidad de Kentucky: desde las asignaturas iniciales dedicadas a la enseñanza práctica y ejercitación escrita y oral de esta lengua, hasta las últimas sobre literatura clásica, medieval y moderna, sólo el latín se oye en las aulas y demás ámbitos académicos; Miraglia y von Albrecht avalaron las bondades y rigor filológico del método, digno de ser imitado por todos.

Caelestis Eichenseer, director de Vox Latina (Universidad de Saarlandes, Saarbrücken), trató sobre la metodología a seguir en la creación de neologismos. Fidel Raedle, catedrático de Filología Latina en Tübingen, explicó las motivaciones de las representaciones teatrales en latín durante la Contrarreforma. Dirk Sacré, catedrático de Filología Latina en Lovaina, disertó sobre algunos poetas latinos de las últimas décadas. Kurt Smolak, catedrático de Filología Clásica en Viena, analizó la poesía horaciana del jesuita austriaco Juan Bautista Premlechner. Tuomo Pekkanen, catedrático emérito de Lengua Latina, expuso las iniciativas para la propagación del latín en Finlandia, como las noticias radiofónicas emitidas semanalmente vía satélite desde 1989, que también se pueden oír y leer en internet, y cuya historia contó con una exposición monográfica. Esperamos que todos estos trabajos puedan leerse pronto en las correspondientes Actas impresas, por lo que dejaré de referir por razones de espacio las ponencias de otros eminentes cultivadores del latín, como Klaus Sallman, Cleto Pavanetto, Erkki Palmén, Guy Licoppe y Francisca Deraedt, y las intervenciones de los restantes participantes, quienes además de los seis países europeos aludidos, llegaron también de Croacia, Estonia, Francia, Grecia, Hungría, Inglaterra, Noruega, Polonia, Rusia, Suecia y Suiza, así como de Canadá, México y otros estados norteamericanos.

Sí quiero reseñar aquí las intervenciones de los participantes españoles. Juan Manuel Blanch Nougués, quien ejerció de anfitrión en su calidad de Decano de la Facultad en que tuvieron lugar los actos, trató en su ponencia sobre el Derecho Romano como fundamento del Derecho actual y estímulo para el cultivo del latín. Entre los filólogos clásicos, Vicente Cristóbal (Complutense) disertó sobre la fortuna de las Églogas de Virgilio en la literatura española del Renacimiento; y José María Maestre (Cádiz) sobre las controversias en la España del siglo XVI acerca del uso de la lengua latina, de las que extrajo enseñanzas válidas para nuestros tiempos. Más brevemente, Crescencio Miguélez (León) señaló en su comunicación la utilidad del estudio del latín y su papel en la Unión Europea; Horacio Silvestre expuso los resultados de las prácticas de composición latina de sus alumnos en un Instituto de Collado-Villalba (Madrid); y quien suscribe estas líneas trató sobre las clases de Latín Activo que ha comenzado a impartir en la Universidad de Cádiz, en el marco de una serie de iniciativas para fomentar el cultivo del latín, como las reuniones semanales que celebramos media docena de profesores para practicar esta lengua, siguiendo el ejemplo del Circulus Latinus Matritensis y otros grupos similares de distintos países de Europa y América.

Además de reunir a algunos de los más eminentes profesores de Filología Latina de prestigiosas universidades, los congresos de la ALF no sólo atraen a profesores de Latín, sino también a otros cultivadores de esta lengua dedicados a disciplinas y actividades tan diversas como la Arquitectura, el Derecho, la Diplomacia, la Filosofía, la Informática, las Matemáticas, la Medicina o el Periodismo. Durante el Congreso tuvo lugar la representación en latín del Pseudolus de Plauto a cargo del Grupo de Teatro de la Universidad de Tréveris, una excursión a Segovia, y la visita en Alcalá de Henares a las ruinas de Complutum y a la antigua Academia Complutense, en la que fuimos recibidos por nuestro colega Antonio Alvar, vicerrector de esa Universidad.

No es fácil transmitir el entusiasmo por la lengua latina que un Congreso de estas características puede llegar a despertar, así como lo instructivo y ameno que resulta conversar en latín durante una semana en un ambiente de complicidad y camaradería. Aun más grata y provechosa resulta para los alumnos, según la opinión unánime de cuantos lo hemos experimentado, la ejercitación del latín en clase y en redacciones en casa, y para el profesor comprobar la naturalidad con la que, como en el aprendizaje de las lenguas modernas, progresan en el conocimiento y dominio teórico y práctico de la lengua latina. Este Congreso ha constituido sin duda un impulso en una dirección que podría conducir de forma decisiva a la revitalización de nuestros estudios. Pero ello sólo será posible si, dejando atrás prejuicios, temores y vanas excusas, los filólogos latinos estamos dispuestos a demostrar con hechos y de forma práctica en nuestras investigaciones y docencia, además de nuestro conocimiento teórico de la lengua latina, el amor por sus palabras que tal nombre y condición llevan implícito.

Joaquín Pascual Barea

Universidad de Cádiz

Publicado por la Sociedad de Estudios Latinos

Boletín Informativo nº 19 (Diciembre 2002) pp. 12-15

 

 

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