Parroquia Santo Toribio

Pencahue · San Vicente de Tagua Tagua

Región de O´Higgins-Chile

MARCO HISTORICO CONTEMPORANEO 

A ANTONIO M. ZACCARIA

Cuando estudiamos o enseñamos historia solemos decir que el mundo moderno comienza con la invención de la imprenta o con los viajes de Colón, señalamos nombres y fechas, casi como queriendo afirmar que de un día para otro el mundo antiguo y oscurantista -nada más lejos de la verdad- se halló totalmente renovado. Como si la fuerza renacentista hubiese irrumpido de repente en la vida de la sociedad y de las personas del s. XV.

Me viene a la mente una reflexión de una escritora italiana, con relación a estos cambios epocales, aunque si éste ocurre cinco siglos más tarde: "(…)El 1º de Enero del año 2000 los pájaros se despertarán a la misma hora que el 31 de diciembre de 1999, cantarán de la misma manera y, al terminar de cantar, irán en busca de alimento como el día anterior. Para los hombres, en cambio todo será distinto, habrá la sensación de haber atravesado una valla importante en la senda humana. Hay muchos que esperan que una lluvia de azufre caiga esa noche, pero lo vital es cambiar el rumbo del mundo - y en ese sentido hablamos del fin del mundo- y dedicarse con buena voluntad a la construcción de un mundo nuevo más justo y más humano". Susanna Tamaro, Va' dove ti porta il cuore

La percepción de estos cambios era evidente sólo para algunas personas de la época que queremos vislumbrar; la mayor parte de los hombres y mujeres del s. XV transcurría su vida sin sobresaltos y sin mayor conciencia de las transformaciones que ocurrían.

Para entender el siglo XVI debemos comenzar desde más atrás, sobre todo con relación a la Historia de la Iglesia de aquel tiempo, es preciso concadenarnos a acontecimientos previos.

 

A propósito de Renacimiento

Con este nombre indicamos en historiografía un período que va más o menos desde la mitad del s XIV hasta la mitad del s. XVII. Se refiere a un "renacer" de lo clásico por sobre la barbarie, particularmente referida a Italia. Tiene mucha relación con el humanismo; Comprende a éste como su inicio; como una afirmación del pensamiento reflexivo y crítico. Dice relación con el movimiento cultural y el periodo histórico en que prevalece la humanitas. Se distancian ambos en el sentido de que el Renacimiento vendría a hacer prevalecer la ciencia y la naturaleza.

El humanismo representaría más bien a la actitud espiritual de una élite; las ideas humanistas se esparcieron a través de contactos personales, intercambios epistolares y viajes, multiplicación de impresos, con claras tendencias idealistas. Cortes principescas italianas y apertura de universidades son el preámbulo de dicho movimiento cultural y social. Era una especie de ascésis, en el sentido que su solvencia económica les permitía retirarse del mundo y cultivar las dotes del alma, salvaguardando la libertad y formando la personalidad, en este sentido se aparta de la religión, ya que el cristianismo, para los humanistas, era sólo una filosofía práctica de la vida conforme a razón, despojándolo de todos los elementos espirituales y morales. (El ideal de Erasmo era el cristiano formado, no el hombre piadoso, según consta en su Manual del soldado cristiano)

Burckhardt en su trabajo La civiltá del Rinascimento in Italia, se detiene en la doctrina, la praxis política, en las costumbres y las fiestas y el arte de los italianos, que los muestra fuertemente ligados a la tierra, contrarios a la ascésis, a la teología y a la renuncia que caracterizaban al medioevo. Con él florece la tesis de la "ruptura"; De hecho, a partir de Burckhardt varios estudiosos se encargaron de desmantelar esta teoría pagana del Renacimiento. En este sentido, es brillante la intuición de Pastor en su "Historia de los Papas"; trae los hechos tal como son sin evitar las fracturas entre las visiones diversas; lo que ha permitido poder vislumbrar una renovatio religiosa que desembocará, más tarde, en las reformas protestante y católica.

Hay quienes son tentados de ver cristianismo sólo en el medioevo, y considerar el período posterior como una negación de lo humano, llegaría a ver en el renacimiento una primera diferenciación epocal, así se haría una oposición y una ruptura, lo que llevaría a oponer el cristianismo del Medioevo al paganismo renacentista; negando así aquella ley fundamental de la historia que es la continuidad.

Yo me atrevo a afirmar que, sobre la base de la ley de continuidad, el Renacimiento continúa al Humanismo (como períodos distintos) y éste, a su vez, continúa el Medioevo.

 

Un mundo variado y en crisis

Cada acción humana está condicionada por su ser-en-el-mundo, aunque esto no significa quitar el valor a las decisiones humanas o eximirlas de responsabilidad; es este mismo campo de libertad que es moldeado poderosamente por las circunstancias externas.

Hay algunos aspectos fundamentales para entender el marco histórico que queremos proponer y que, si bien no agotan toda la temática social, política y religiosa de fines del s XV y mitad del s XVI, si que posibilitan entender la realidad contemporánea.

El s. XV trae una reorganización de la vida económica, desde la crisis económica a causa de la peste negra (1340-80) y va reafirmando una economía financiera. Esto convulsiona y transforma la vida de todos los componentes de la sociedad. Ya no se trata de una economía meramente ligada a la tierra sino que se diversifica en el comercio y la producción.

La Iglesia basaba su economía en la tenencia de la tierra, el diezmo y la renta provenían de la agricultura. La hambruna y la carestía, producto de la peste y de las innumerables guerras que depredaban los campos, provocan un éxodo masivo hacia la ciudad y una devaluación de la tierra siempre creciente; la Iglesia va perdiendo paulatinamente sus bienes, los vende por necesidad o los hipoteca a los judíos, contrayendo siempre más deudas.

Toda la vida de la Iglesia entra en crisis; los estudios en las Universidades decaen o desaparecen; las órdenes no pueden enviar a estudiar a todos sus prosélitos, la vida monástica debe procurar el sustento y descuida su celo y ascésis."La guerra transformó a los monjes en soldados: la inseguridad de los caminos proporcionó a los obispos un pretexto real o ficticio para dejar de visitar y residir en su diócesis. La pobreza obligó a los párrocos rurales a ganarse el pan en modo distinto" Nueva Historia de la Iglesia, Reforma y Contrarreforma, Cristiandad, Madrid 1964, p.31.

Así poco a poco la Curia romana debe basar su alicaída economía en el sistema de impuestos.

El siglo XV convierten en tópico general las quejas y acusaciones contra la política financiera de la Curia… todos hablaban de ella hasta quienes no se veían afectados en nada.

La diversidad de condición social y moral entre los sacerdotes y obispos de zonas urbanas y rurales es siempre más fuerte. La escala de ingresos de los curas y abades del campo es paupérrima, mientras que los que se hallaban en las ciudades se ven siempre más afortunados.

Aún así la cantidad de postulantes al sacerdocio era altísima. En España, por ejemplo, se habla que en los tiempos de Colón, hay un 10% de su población adscrita al sacerdocio.

La formación, en general es muy modesta, se enseñan a los seminaristas, ante litteram, (ya que sólo con Trento tendremos seminarios formales) los rudimentos del Latín. Menos aún eran quienes accedían a estudios universitarios.

Los monasterios no difieren mucho de la situación en que se halla los demás estamentos eclesiásticos. Pero aquí hay fuertes elementos reformistas, sobre todo en Italia y España; Subiaco es el alma mater de esta reforma benedictina; los que no alcanzan su reforma se vuelven asociaciones de canónicos, sin mayor fuerza espiritual.

Las comunidades de las ordenes mendicantes se hallan en una perfecta alternancia de decadencia y de anhelos de reforma; se suprime la clausura con cualquier tipo de excusas banales, se abandona la vida en común y muchos frailes acceden a la propiedad privada; heredan las tierras familiares, legan y testan como cualquier burgués. Otros conventos entran en un plan de reforma fuerte -baste señalar que la misión de Vicencia emprendida por nuestros primeros padres consiste particularmente en una reforma de los conventos y monjas de la ciudad- tomada con mucha seriedad Señalamos al general dominico Cayetano que a inicios del s XVI emprende una reforma de observancia en su Orden, lo mismo ocurre con los frailes menores y, poco a poco, la reforma de la vida religiosa se actúa con fuerza hasta alcanzar todas las órdenes; llegando a niveles profundos como en el caso de Juan de la Cruz y Teresa de Avila, en el Carmelo.

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Si bien hubo quienes dentro de la Iglesia hicieron distinciones morales y colusiones morales que les permitieron crear fortunas - y en esto los papas ligados a los florentinos sabían muy bien actuar- cualquier escrúpulo moral se acababa dando una buena cantidad del dinero mal avenido, en préstamo o usura a obras de bien y caridad. Cabe recordar que los cristianos no podían realizar préstamos por la eventual usura del interés; una disputa preparada por Juan Eck, un maestro que defendía el derecho al cobro de interés al 5%, llegó con sus disputas hasta Bolonia, donde le apoyaron incluso los dominicos y varios católicos más. Pero en general hasta el s. XVIII la Iglesia católica condenó toda forma de interés.

 

Cabe señalar, además, toda una revolución urbana que se va planteando en esta época; la importancia de la ciudad por sobre cualquier otra formas de agregación y la competencia tenaz entre sus habitantes por llevar su gobierno y competir en fama con los vecinos de otras ciudades. Esto acarrea una pauperización campesina, la intromisión del Cabildo o Junta citadina en los asuntos eclesiásticos. Los habitantes de la ciudad accedían a bienes que estaban lejos de otros estamentos.

En rápida decadencia entran las instituciones feudales, y muchos campesinos -incluso caballeros venidos a menos- caen en el bandolerismo y en varias acciones de inseguridad pública. "El desarrollo del arte de la guerra, la introducción de las armas de fuego y los ejércitos de lansquenetes hicieron realmente innecesarios a los caballeros (…) el caballero no servía ya al Imperio, sino únicamente a sí mismo" Cf. Nueva Historia de la Iglesia, p.35.

Era frecuente que los campesinos llegaran a aumentar el número de las ciudades como jornaleros en las industrias manufactureras que se creaban.

En política las cosas también se convulsionan fuertemente, la urbanización y el aumento de poder de la burguesía, ponen en manos del Cabildo citadino siempre un poder mayor, esto acarrea fuertes pugnas y oposición a las leyes emanadas del Imperio o de los tronos reales. El inicio del s XVI haya a Europa muy atomizada; y se va vislumbrando como única autoridad la del Rey que se convierte en el único garante de la libertad de las ciudades de su reino, todo el resto - Emperador, Papa o Dietas - es visto como obstáculo para la libertad y la riqueza de las ciudades o naciones.

Por ende, el rey se entromete siempre más en los asuntos eclesiásticos; el Jus Patronatum se refuerza y pone en manos del monarca la administración de todos los cargos eclesiásticos. Debemos señalar que, en este campo, Alemania es la nación que más sufre los efectos del regionalismo; este factor influirá decisivamente en la Reforma protestante. Otros países fortalecerán su iglesia nacional con más éxito.

 

Una Iglesia tambaleante…en búsqueda de una reforma

Muchos de los que lean estas líneas estarán habituados a hablar de Contrarreforma, para señalar este período de la historia eclesiástica- pero hoy podemos con mucha seguridad que la reforma de la Iglesia es un movimiento independiente de la reforma protestante, o al menos sólo una parte tiene que ver con Lutero u otros reformadores. La reforma católica no fue provocada por el luteranismo y se proyecta mucho más allá de una simple confrontación con él.

Sin duda que la reforma protestante estimuló fuertemente a la Iglesia a renovarse. Se trata de elaborar acciones para contrarrestar el paganismo renacimental, la propaganda luterana y los nacionalismos; cada error o exceso que atacase la fe, las costumbres y la jerarquía.

La gran mayoría de los reformadores no quería una reforma que llevase a la escisión de la cristiandad, más bien una reforma de la Iglesia única, común a todos. Al fracasar esta reforma in capite et membra, se llega a la escisión: según esto la reforma protestante no sería más que una respuesta al yerro de la reforma católica de los ss XIV y XV, que no facilitó ni una vuelta al estado primigenio y menos una adaptación a nuevos hechos y apertura hacia las necesidades nuevas.

Hay una ruptura entre Sacerdotium et Imperium, para asegurar la libertad de la Iglesia se debió debilitar el poder del Imperio, pero el poder espiritual ya no estaba preparado para gobernar un mundo siempre más consciente de su independencia.

El desarrollo del capitalismo y el enriquecimiento de ciertas zonas urbanas, provocan en la Iglesia una crisis fuerte desde el punto de vista financiero y moral.

Las prebendas y limosnas son apetecidas por clérigos que ven una merma siempre mayor en sus ingresos. Muchos de ellos no residen en su parroquia, y aquí nos referimos a cargos de llevada importancia. El cardenal Hipólito de Este, arzobispo de Milán -contemporáneo a nuestro fundador- no visitó ni una sola vez su diócesis en los treinta años que van desde 1520 a 1550, esto nos da el calibre de la situación.

La fuerte difusión del concubinato -aquí se habla de un tercio del total de los clérigos- es un mal difuso y en casos ya casi no aprecia como escándalo, sobre todo en las aldeas en que los curas laboraban el campo. Generalmente se les aplicaba una multa, con el deber de abandonar a la concubina, cosa que no ocurría casi nunca. Lo común era que muchos clérigos intentasen que los hijos habidos del ilícito, ocupasen sus mismos cargos… y Roma concedía esta dispensa con facilidad y frecuencia.

Esto no quiere decir que el resto de los clérigos no fuera ejemplar en su conducta, nos quedan miles de testimonios de curas y obispos preocupados de su grey, de quienes se entregan al servicio de los más débiles. Mayor mérito aún si se piensa que se trata, en general, de hombres autoformados, sin conexión a un seminario y sin el celo del propio obispo. Pero es allí donde se ve los inicios de una verdadera reforma católica, que se actuará en los siglos venideros.

 

La piedad de los seglares

Es éste un elemento vital para entender los tiempos que estudiamos. Es de este ámbito que surgen nuevas ideas y solicitaciones para una reforma de la vida cristiana desde la base. Como elemento aglutinante tenemos la DEVOTIO MODERNA aquella piedad cálida, aunque de índole un poco pasiva, que insistía sobre todo en la imitación íntima y personal de Cristo y desatendía el poder de la Iglesia en el orden de la gracia. A este movimiento adhieren muchos personajes que buscan una renovación de la Iglesia. Surge la crítica a las peregrinaciones y reliquias de la Edad Media en pro de una religiosidad más pura.

Hacia el final del s XV hallamos varios grupos de personas que más con el ejemplo que con la palabra predicaban dos principios que lentamente se transformaron en ideas motoras de la renovación espiritual de la Iglesia. A) cada cual debe iniciar la reforma a partir de si mismo y B) no se deben transformar las instituciones de la Iglesia, sino más bien sus ministros. Era lo que Egidio de Viterbo expresó en el discurso inaugural del V Lateranense: "Homines per sacra mutari fas est, non sacra per homines

Hay una gran diferencia entre reformadores protestantes y católicos; los primeros se preocupaban más bien del éxito que tuviera su obra, los segundos de la santificación personal. Dentro de estos hay humildes miembros de fraternidades y círculos cuyo único fin es promover el fervor y dar buen ejemplo "para radicar y plantar en nuestros corazones el divino amor". Con los oratorios y fraternidades se conectan varias obras de asistencia material y corporal, sólo en Roma en cuarenta años (1513-55) se cuentan catorce instituciones erigidas con este fin.

 

El mismo año en que Lutero publicaba sus tesis sobre las indulgencias, llegaba a Roma el Oratorio del Divino Amor. En su origen se hallaban fraternidades caritativas, especialmente en Génova. Con cuarenta miembros, de los cuales sólo podían haber cuatro sacerdotes. Sus miembros cultivaban la oración y la caridad, al servicio de enfermos y romeros. Se extiende a varias ciudades de Italia, con la meta de santificarse mutuamente: de aquí partirán algunas asociaciones de clérigos regulares:; Teatinos, Somascos y Barnabitas.

 

El papado

El traslado a Aviñón, el asalto de la autoridad papal por parte de Marsilio de Padua (Defensor Pacis) y Ockham y el gran Cisma occidental, el Conciliarismo, etc, habían debilitado a la Iglesia, introduciéndole gérmenes de división y rebelión. Pero en la misma Curia romana hay signos de buena voluntad y disposición para la reforma real del aparato eclesial.

Desde Sixto IV (1471) a León X, los papas favorecen el nepotismo y la ineptitud. La licencia en las costumbres aparecía públicamente incluso en personas investidas de altísima dignidad.

Al inicio del s. XVI llega a la cátedra de Pedro Alejandro VI, experto administrador, elocuente, noble pero sin el más mínimo espíritu sacerdotal. Luego Pío III, muy honorable y piadoso, murió a veintiseis días de su pontificado. Le sucedió el cardenal Giuliano della Rovere quien tomó el nombre de Julio II..

Julio II, muy soldado y poco papa, inauguró el concilio Lateranense V, promulgando varios decretos para promover la vida eclesiástica entre cardenales y prelados, para la instrucción de los fieles, pero poco o nada ayudó a la reforma católica.

En la historiografía el papa León X aparece como el que allanó, por omisión, el camino a la reforma protestante; se abstiene durante dos años de actuar contra Lutero ofreciendo un clima adecuado para el desarrollo de sus postulados, y la ayuda de los príncipes alemanes.

Luego de la muerte del frívolo León X, en Enero de 1522 Adriano de Utrech, cardenal de Tortosa fue elegido papa -Adriano VI, el último papa alemán-, había sido consejero de Carlos V, era un hombre de vida intachable y buena fe pero incapaz de comprender la cultura renacentista italiana; Fue despreciado por los romanos, que lo apodaron "il barbaro". Su tarea principal era la reforma de la Curia romana. Veintidós meses después, es elegido papa el cardenal Giulio de' Medici, con el nombre de Clemente VII, su idea era más política que espiritual, trataba de liberarse de los Austrias que lo cercaban por Nápoles y Milán. El papa pensaba como un príncipe italiano, aunque ágil y cumplidor (lo que lo distinguía de su primo León X, de cruel ligereza).

Ante el inminente peligro turco, el papa inicialmente intenta unir a las potencias cristianas y se entra en una seguidilla de guerras. Paces y alianzas que aniquilan cualquier intento de unidad. El Emperador Carlos V, quien apoya la política antiprotestante, muy pronto entra en pugna con el Papa, hasta incluso amenazarlo de convocar un Concilio universal lo que aumentaría la autoridad imperial a desmedro de la papal.

A fines de 1526 hordas alemanas cruzan los Alpes y se unen a tropas españolas avanzaron hasta la ciudad eterna, llenos del sentimiento alemán de profundo antirromanismo. Así el 6 de mayo de 1527 se hace un feroz ataque a la ciudad, con gran mortandad y pillaje. El Sacco di Roma es el castigo a la roma principesca; El papa se refugia en el castillo del S. Angel hasta entregarse el 5 de Junio para convertirse en prisionero imperial. Hubo de entrar en tratativas con el Emperador, a cambio de su libertad; el 5 de Noviembre de 1529 se reúnen en Bolonia y el 24 de febrero de 1530, en San Petronio, Carlos V recibe de manos del papa la corona imperial..

Clemente VII muere el 25 de Septiembre de 1534, fue él quien dio la bula de aprobación de los barnabitas, aún cuando es considerado como uno de los peores hombres que ocuparon la cátedra de Pedro. Funesto, según Ranke, porque no dio ni un paso decisivo para la renovación de la Iglesia, ni quiso el Concilio que debiera haberse celebrado mucho antes de Trento, y pensó que la unidad de la Iglesia podía asegurarse por medios políticos y diplomacia. Su ineptitud ayudó a la dilagación protestante y a las guerras de religión.

 

Reforma en acto

Todos los elementos señalados con anterioridad nos ofrecen la posibilidad de captar la envergadura de las transformaciones sociales y religiosas que se ponen en acto a partir del s XV y que ponen el marco histórico a los hechos de la vida y obras de nuestro santo fundador.

La sucesión histórica nos ofrece elementos de juicio para señalar que, si bien fue una época difícil y de cierta desorientación a nivel de la vida eclesial -cosa que no difiere mucho de nuestros tiempos, por lo demás- ofrecía motivaciones para un esfuerzo renovador, que partiera de la propia experiencia. Antonio María Zaccaria supo leer estos acontecimientos y actuar la gracia divina para una verdadera reforma.

              Parroco de Pencahue

Miguel Angel PANES, barnabita. 2001

 

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