Satanás no tiene la última palabra: Entrevista con el padre
José Antonio Fortea
BIRMINGHAM, miércoles,
11 mayo 2005 (ZENIT.org-El Observador).- Dios es más grande
que «la irrupción vehemente de Satanás», afirmó este miércoles en la audiencia
general Benedicto XVI, una experiencia que realizan continuamente los
exorcistas.
Así lo ha explicado en esta entrevista el padre José Antonio Fortea,
presbiterio de la diócesis de Alcalá de Henares, en Madrid, quien recientemente
ha escrito el libro «Summa Daemoniaca».
--¿El mayor triunfo de Satanás es...?
--Padre Fortea: Es hacernos creer que no existe: Efectivamente, después de
los años setenta, muchos teólogos dijeron que era un símbolo, y ése ha sido un
gran éxito porque desde luego todo el ministerio del exorcismo desapareció de
Europa prácticamente de forma total. Solamente en Roma permaneció de manera
continuada e incluso diaria.
--¿Qué ha provocado esta actitud?
--Padre Fortea: Nos ha hecho mucho daño. La gente ha dejado de confiar en
la Palabra de Dios como autoridad perfecta en la que no cabe error. Ya dicen:
«no sabemos qué es símbolo o qué es realidad». Pero el tema del demonio, que ha
sido el primero en ser barrido por la teología más modernista, es uno de los
que más se está recuperando porque la realidad prevalece.
--El tentador, ¿siempre tienta?
--Padre Fortea: El demonio tienta, pero no siempre, solamente algunas
veces. No está siempre a nuestro lado aunque puede tentar a cosas muy malas y
demoníacas. Por ejemplo, en la carne. En ella vemos simbolizados muchos pecados
que proceden de nuestra propia persona. Sobre todo, lo que más se resaltan son
los pecados de lujuria, pues son en los que de manera más fácil cae el ser
humano porque son los que menos malicia tienen, son más bien de debilidad. Esta
clase de pecados abren la puerta a pecados peores, y cada vez vamos
descendiendo peldaño tras peldaño si no cambiamos de camino.
--¿Estamos en la sociedad de la pérdida
de la conciencia del pecado?
--Padre Fortea: Hay males muy de moda, como la homosexualidad y las uniones
de hecho. Se trata de fenómenos que, sobre todo, se dan en sociedades urbanas.
En el campo es más difícil que ocurran de un modo generalizado, sino sólo como
actos aislados. La sociedad del campo es más sana, más apegada a la naturaleza,
y tiene una conciencia más clara de la ley natural. Pero en un entorno urbano,
completamente artificial, que ha perdido el concepto de las leyes cristianas,
allí el hombre es dueño y señor de la ley moral. Él hace y deshace como quiere,
y eso lo lleva a olvidarse totalmente del Creador. A ser un ser autónomo y a
decidir con completa independencia. Frente a esto sólo puede oponerse la fe, la
religión como la consecución de los más altos valores. Yo creo que esto es lo
único que podemos oponer frente a toda acción moral desviada. La única
resistencia es la de la luz de la fe en el amor a Dios.
--¿Separación Iglesia-Estado es lo
mismo que separación Dios-sociedad?
--Padre Fortea: La división de Iglesia y Estado se llega a tergiversar. El
que el Estado no pueda dar favoritismo a una religión concreta no significa que
la sociedad, el Estado, tenga que estar separado de Dios. Por ejemplo, Estados
Unidos está consagrado por la Constitución. Es solamente la separación entre la
Iglesia y el Estado, no entre Dios y la sociedad. El Estado no favorecerá a una
religión concreta pero se da cuenta de que la fe en Dios es algo bueno para la
sociedad y puede favorecer toda religión y la unión de los ciudadanos con Dios.
Hay, por tanto una diferencia muy grande entre Estados Unidos y Europa. A Dios,
que es Padre, no le da lo mismo que aparezca o que no aparezca, no le da lo
mismo que sus hijos lo mencionen respetuosamente o que lo olviden
completamente. Yo creo que esta separación de la sociedad de Dios en Europa
está creciendo.
--¿Sólo es satanista el que adora a
Satanás?
--Padre Fortea: En efecto. Sin embargo, la descristianización no es
sinónimo de satanismo. Pecador no es igual que satanista. No veo satanismo en
fenómenos morales desviados. El satanismo es algo muy grave. Aunque se tenga
una familia y se lleve una vida externamente irreprochable se puede ser
satanista y, al revés, por más que se viva de manera aprovechada y libertina no
se es forzosamente satanista. Pero hay medios que el demonio suele aprovechar
para influir, poseer o afectar el alma humana; cosas tan simples como los actos
esotéricos: Ouija, espiritismo, santería afrocubana, ritos de la New Age...
todo lo que sea invocar espíritus desconocidos.
--¿Cómo actúa Satanás sobre nuestra
inteligencia?
--Padre Fortea: La respuesta pastoral de la Iglesia frente a este mal con
respecto a la curiosidad de los jóvenes es exhortarlos a que se alejen de todo
el ocultismo y la magia, que se distancien de querer romper ese velo que nos
separa del más allá por medios que no sean los que la tradición católica ha
enseñado. Satanás infunde en la inteligencia especies inteligibles que nos
parecen son nuestros pensamientos cuando en realidad es él quien influye
derramando en nuestra mente imágenes que a él le interesan.
--¿Los feligreses de su parroquia
conocen los exorcismos?
--Padre Fortea: Es una de mis mayores alegrías. Creo que es la única
parroquia en el mundo en la que muchísimos feligreses, desde los 18 hasta los
70 años, participan semanalmente en exorcismos. Es quizás la única en el mundo
en que lo sabe desde el alcalde hasta la policía. Si oyen gritos no van a
entrar porque saben qué es lo que pasa ahí.
--Sin embargo, de manera general, sigue
existiendo en el resto del mundo un espectáculo en torno al tema del
exorcismo...
--Padre Fortea: La poca información es el tabú que se ha creado en torno a
esto. El demonio lo sabe bien: cuanto menos se conozca de sí mismo o de la
labor de la Iglesia contra él, pues mucho mejor. Pero, claro, es lo que le
interesa a él. A mi lo que me interesa es que sus planes queden descubiertos.
Un exorcista, ante todo, debe saber que existe el demonio y que existe la
posibilidad del exorcismo.