DATOS UTILES PARA
PODER DEFENDER
Lo que usted puede leer a continuación son sólo algunos datos que resultan
útiles para poder fundamentar la trayectoria de nuestra iglesia y el valor de nuestra fe.
En la medida de nuestras posibilidades le iremos agregando todos los
nexos para que Ud. pueda explorar otras fuentes informativas que amplíen lo que
aquí le proporcionamos.
Deseamos que Ud. nos haga llegar otras informaciones a fin de poder ir
ampliando y mejorando esta página que –por el momento- sólo es un germen
llamado a crecer con las preguntas, los interrogantes y dudas de ustedes.
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* NUESTRA IGLESIA EN LA CONQUISTA DE AMERICA
* NUESTRA IGLESIA Y LOS TRIBUNALES DE LA
INQUISICIÓN
* LAS “RIQUEZAS” DE NUESTRA
IGLESIA
* LOS
TEMPLARIOS Y LOS “MITOS” INVENTADOS SOBRE ELLOS (Película “El Reino de los
Cielos”)
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NUESTRA
IGLESIA EN LA CONQUISTA DE AMERICA
Mientras que los pieles rojas en América del Norte son unos cuantos miles (un millón y medio) y basta para considerarse indio tener una cuarta parte de sangre india.
En América española y portuguesa la mayoría de la población es, o bien de origen indio o fruto de la mezcla de precolombinos con europeos. En algunos países casi el 95% de la población es india.
España nunca organizó su imperio en colonias sino en provincias
El rey nunca se ciñó la corona de emperador de las Indias, a diferencia de la monarquía inglesa.
La práctica de arrancar el cuero cabelludo se difundió en el territorio de lo que hoy son los Estados Unidos a partir del siglo XVII cuando los colonos blancos ofrecían fuerte recompensan a quien presentara el cuero cabelludo de un indio fuera hombre mujer o niño” (cita del Larousse).
En América hispánica nunca fue tolerada esta práctica
En 1703 el gobierno de Massachussets pagaba 12 libras esterlinas por cuero cabelludo de indio, organizado por caballos y jaurías de perros. Fue un deporte nacional.
El testamento de Isabel la Católica dice:
“concedidas que nos fueron por la Santa Sede Apostólica las islas y la tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir, nuestra principal intención fue la de tratar de inducir a sus pueblos que abrazaran nuestra santa fe católica y enviar a aquellas tierras religioso y otras personas doctas y temerosas de Dios para instruir a los habitantes en la fe y dotarlos de buenas costumbres poniendo en ello el celo debido; por ello suplico al Rey, mi señor, muy afectuosamente, y recomiendo y ordeno a mi hija la princesa y a su marido, el príncipe, que así lo hagan y cumplan y que éste sea su fin principal y que en él empleen mucha diligencia y que no consientan que los nativos y los habitantes de dichas tierras conquistadas y por conquistar sufran daño alguno en sus personas o bienes, sino que hagan lo necesario para que sean tratados con justicia y humanidad y que si sufrieren algún daño, lo reparasen”-
Bartolomé de las Casas fue un furibundo crítico de la acción de los criollos en América Hispana.
A diferencia de la monarquía inglesa, que no habría tolerada ni siquiera críticas blandas, el dominico contestatario, no solo objetó asuntos de fe sino políticas gubernamentales que jamás fueron reprimidas por las autoridades reales.
No solo no fue neutralizado, sino que se hizo amigo íntimo del emperador Carlos V y éste le otorgó el título oficial de protector general de todos los indios y fue invitado a presentar proyectos. Nunca un profeta fue tomado tan en serio por un sistema político que fray Bartolomé´
Las denuncias de Bartolomé de las Casas fueron tomadas muy en serio por la corona que promulgó severas leyes a favor de los indios
Dice el francés Dumont: “El fenómeno de Las Casas es ejemplar porque supone la confirmación del carácter fundamental y sistemático de la política española de protección de los indios. Desde 1516, cuando Jiménez de Cisneros fue nombrado regente, el gobierno ibérico no se muestra en absoluto ofendido por las denuncias, a veces injustas y casi siempre desatinadas, del dominico. El padre Bartolomé no sólo no fue objeto de censura alguna, sino que los monarcas y sus ministros lo recibían con extraordinaria paciencia, lo escuchaban, mandaban que se formaran juntas para estudiar sus críticas y sus propuestas, y también para lanzar, por indicación y recomendación suya, la importante formulación de las Leyes Nuevas. Es más: la corona obliga al silencio a los adversarios de Las Casas y de sus ideas”
Más aún, el rey manda que lo ordenen obispo. Y por efecto de las denuncias de Las Casas se crea una escuela de juristas que elaborará el derecho internacional moderno, sobre la base fundamental de la “igualdad natural de todos los pueblos”
Dice un historiador protestante Chaunu: “Lo que debe sorprendernos no son los abusos iniciales, sino el hecho de que esos abusos se encontraran con una resistencia que provenía de todos los niveles – de la Iglesia, pero también del mismo Estado- de una profunda conciencia cristiana”
Dice Chaunu: “es el más hermoso título de gloria de España”
Dice Maltby: “fueran cuales fuesen los defectos de su gobierno, en la historia no hubo ninguna nación que igualara la preocupación de España por la salvación de las almas de sus nuevos súbditos”
En 1596 se creó en la Universidad de Lima, una cátedra de quechua, y nadie podía ser ordenado sacerdote católico si no demostraba que conocía bien el quechua, al que los religiosos habían dado forma escrito. Lo mismo pasó con el guaraní, y el náhuatl.
Felipe II ante la propuesta de que se impusiere el castellano contestó:
“no parece conveniente forzarlos a abandonar su lengua natural: sólo habrá que disponer de unos maestros para los que quisieran aprender voluntariamente nuestro idioma”
En cuanto a la expulsión de los judíos. Se olvida que mucho antes que Isabel la Católica los judíos fueron expulsados por soberanos de Inglaterra, Francia y Portugal
NUESTRA IGLESIA Y EL TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN
La Inquisición fue instaurada en 1242 y fue abolida formalmente en 1834 (En España).
En el período de 160 años que van desde 1540 a 1700 se acusaron a 44.674 personas, pero sólo fueron condenadas a muerte 1300 personas, es decir 9 por año en toda América, en España, Filipinas, Cicilia, y Países Bajos (en el momento que estaban bajo régimen español).
Los especialistas más importantes en el tema calculan que a lo largo de 6 siglos, se juzgaron a 130.000 personas y se condenaron a muerte menos del 2%, Es decir, una cifra de no más de 2500 personas[1]. Un promedio de 433–cada 100 años- (unas 4 o 5 por año, mientras que en aquella época esta cifra es considerada irrisoria, en comparación con lo que hacían los tribunales civiles que en ese mismo período llegaron una cifra superior a las 600.000[2]condenados a muerte
En realidad, de todos los que fueron acusados en aquella época ante la Inquisición como hoy se llevan a los tribunales a los “terroristas”, sólo el 1.2% fueron condenados a muerte.
En Italia, se condenó a muerte a menos del 0.5%. En Venecia, de 3600 procesos sólo se condenaron a muerte 26 personas en tres siglos.
En los países de religión protestante no habían tribunales jurídicamente constituidos como establecía la Iglesia, para juzgar a los acusados siguiendo un proceso judicial de defensa, de oportunidad de retractación, etc.
Así, en los países de religión protestante los ajusticiamientos que llevaba a cabo el pueblo por su propia mano. Suiza, que es un país mucho más chico que el Uruguay quemó en la hoguera a 4000 personas, Alemania a 25.000, en Dinamarca y Noruega 1300 consideradas brujas
Por el contrario, a lo largo de 3 siglos, se condenaron 3 brujas en Portugal, 59 en España y 36 en Italia
Los tribunales civiles condenaron 100.000 brujas en toda Europa, de las que 50.000 fueron a la hoguera. Sólo en la Alemania Protestante se condenaron 25.000 (en una población de 16 millones de personas). En Liechtentstein, que tenía 3.000 habitantes se condenaron 300 brujas.
Aún hoy en Estados Unidos, la cifra de condenados a muerte es superior cada año.
En una sociedad preocupada por la salvación eterna el hereje es tomado como un peligro. Es el gran Contaminador, el enemigo de la salvación del alma, la persona que atrae el castigo divino sobre la comunidad.
El pueblo, hubiera tomado la justicia por mano propia si no fuera por las garantías legales y la clemencia de la que hacen gala los dominicos. Lo que en realidad querría la gente es acabar con el asunto de prisa, deshacerse sin preámbulos de las personas peligrosas y contaminadoras.
HISTORIADOR DESMIENTE “LEYENDA NEGRA” SOBRE LA
INQUISICIÓN
Noticias del
16 de Junio de 2004. MADRID, 16 Jun. 04 (ACI).- En una entrevista concedida al diario madrileño
ABC, el profesor de la cátedra de Historia y encargado de la edición del
documento presentado este martes en la Santa
Sede que contiene las Actas del Simposio Internacional sobre la Inquisición
realizado en el Vaticano en 1998, Agostino Borromeo desmintió algunas de las falsedades promovidas por la “leyenda negra” sobre
la Inquisición.
En la
entrevista, el profesor de Historia en la Universidad de Roma La Sapienza y director
del Instituto Italiano de Estudios Ibéricos, habló sobre el volumen de 800
páginas que recoge las conclusiones de 60 historiadores y expertos de todo el
mundo.
Borromeo
aseguró al diario español que el trabajo presentado “rompe el tópico de que los
acusados terminaban casi siempre en la hoguera”.
Al precisar
este primer aporte de la investigación, Borromeo señaló que aquel
“procedimiento penal contra herejes comienza en 1231 y termina con la abolición
de la última Inquisición, la de Roma, en 1870, después de haber tenido
características distintas según los países y épocas. La Inquisición española
-muy activa y que no fue abolida hasta 18334- juzgó en toda su historia a unas
130 mil personas, de las cuales fueron condenadas a muerte menos del dos por
ciento”.
“Durante mucho
tiempo se confundieron juicios con condenas a muerte, y se pensaba en unas 100
mil ejecuciones, una cifra totalmente irreal. Aunque hubo sentencias de
prisión y de galeras, la mayor parte de las condenas eran espirituales:
peregrinaciones, penitencias, plegarias, etc.”, señaló el catedrático.
Preguntado
sobre las penas establecidas por la Inquisición en otros países, Borromeo
declaró que “entre 1551 y 1647, el tribunal italiano de Aquileia condenó a
muerte sólo al 0,5 por ciento. En cambio, los 13 mil 255 juicios de la
Inquisición portuguesa entre 1450 y 1629 se tradujeron en un 5,7 por ciento de
condenas a muerte.
Al respecto,
Borromeo precisó que “bien es verdad que también hubo muchos juicios a personas
fallecidas, en cuyo caso se exhumaban los huesos y se quemaban. Pero el total
de personas ajusticiadas por los diversos tribunales en toda su historia se
sitúa en torno al 2 por ciento”.
Al ser
interrogado sobre las torturas, el profesor de La Sapienza expresó que además
del tema de la hoguera, este tema constituía “la segunda sorpresa”.
“Hemos
descubierto que se aplicaba a menos del 10 por ciento de los procesados
y siempre en condiciones mucho más benignas que en los juicios civiles
del momento. La tortura nos choca hoy mucho -por desgracia menos, después de lo
visto en Irak-, pero durante mucho tiempo formaba parte de la normalidad
procesal. Era ‘la reina de las pruebas’, y a muchos delincuentes se les
torturaba antes de interrogarles”, añadió.
Agostino
Borromeo explicó después que “no es lo mismo la Inquisición medieval que la de
los siglos XVIII o XIX cuando la gente era mucho más sensible a la injusticia.
En la Edad Media, la Inquisición era muy popular porque se veía al hereje como
un enemigo, un peligro. Y la pena de muerte era entonces muy normal”.
Finalmente, el
director del Instituto Italiano de Estudios Ibéricos explicó algunos cambios en
la historiografía al respecto. “Desde el siglo XVI, en que empezaron a circular
opúsculos protestantes contra la Inquisición española, hasta pasada la
mitad del siglo XX, la Inquisición fue un tema polémico. Algunos la utilizaban
para atacar a la Iglesia, y otros respondían con apologías que
llegaban a extremos ridículos, como decir que no eran tribunales de la Iglesia
sino del Estado, lo que es falso”.
“Durante sus
primeros mil años, la Iglesia se opuso a la pena de muerte. Después la aceptó
durante casi otros mil. Juan Pablo II ha pedido perdón por el
antisemitismo y por el recurso a la violencia. Como historiadores, no nos
corresponde juzgar sino clarificar”, concluyó.
Agostino Borromeo habla de la
Inquisición
La Biblioteca Vaticana acaba de publicar el volumen que reúne las
aportaciones de treinta historiadores de reconocido prestigio internacional,
que participaron en un simposio monográfico sobre la Inquisición, celebrado en
el Vaticano en octubre de 1998 (1). El profesor Agostino Borromeo, editor de la
obra y docente de historia en varias universidades de Roma, explica en esta
entrevista el significado del trabajo a la luz de la petición de perdón llevada
a cabo por el Papa durante el Jubileo del año 2000. Por Diego
Contreras, ACEPRENSA—
Es evidente, en efecto,
que la Inquisición ha sido un terreno fértil en el uso ideológico de la
historia.
— Ese uso instrumental está
relacionado con lo que se llama “leyenda negra”, que nace en los Países Bajos
en el siglo XVI y es retomada por los escritores anticlericales en el siglo
XIX. Esto produjo la reacción inversa de escritores católicos que quisieron
defender a la Inquisición y llegaron a hacer una apología con argumentos
débiles, como subrayar que fue beneficiosa porque garantizó la unidad de la fe.
Otros
sostuvieron que, en realidad, la Inquisición era una institución del Estado, lo
que no es verdad. Es cierto que el rey tenía cierto poder de control sobre la
Inquisición española, como lo tenía sobre el episcopado, pues nombraba al
inquisidor general. Pero la jurisdicción del inquisidor procedía de la
investidura pontificia: aunque hubiera sido nombrado por el rey, no podía
ejercer el cargo hasta que no le llegaba el documento en el que el Papa le
atribuía las facultades.
Hoy,
afortunadamente, no se usa ya la Inquisición como instrumento para la polémica
o la apología. Se estudia sobre bases científicas, como cualquier otro fenómeno
–malo o bueno– de la historia.
— Sin embargo, los
estereotipos sobre la Inquisición en el “imaginario colectivo” parece que
tardan más tiempo en difuminarse.
—
Me parece que se debe a que, a diferencia de otros hechos históricos, se asocia
con algo más llamativo: la hoguera y la tortura. Por ejemplo, a nadie se le
ocurre pensar en que la Declaración de Independencia de Estados Unidos, que es
un texto fundamental para nuestro pensamiento del siglo XXI, fue escrita por
gente que tenía esclavos en sus casas, como Thomas Jefferson. Un texto en el
que se dice que “todos los hombres son iguales, dotados por el Creador de
derechos inalienables entre los que figuran la vida, la libertad y la búsqueda
de la felicidad”. La esclavitud duró un siglo más.
Pero
no asociamos la esclavitud a la tortura ni a la muerte, como ocurre con la
Inquisición. Esa visión pasó de los panfletos polémicos a una cierta literatura
y, en algunos casos, incluso a los libros de historia del siglo XIX. De este
modo, para el hombre de la calle “Inquisición” significa “hoguera y tortura”.
De ahí la sorpresa ante algunos datos que presentan una realidad un tanto
diversa. Lo cual no cambia, desde luego, la naturaleza del problema:
antitestimonio cristiano y escándalo, porque es el uso de la fuerza, de la
violencia y de la coacción en materia religiosa.
Los tribunales civiles quemaron más brujas que la Inquisición
— En la
línea de la desmitificación, ha llamado la atención los casos relacionados con
la quema de brujas.
—
Las tres inquisiciones condenaron, durante los tres siglos sobre los que hay
documentación fidedigna, un total de 4 brujas en Portugal, 59 en España y 36 en
Italia. En ese mismo periodo de tiempo, los tribunales civiles condenaron a
100.000 brujas en toda Europa, de las que 50.000 fueron a la hoguera. En
Alemania, por ejemplo, donde no había Inquisición y contaba con mayoría
protestante, fueron condenadas por los tribunales civiles 25.000 brujas sobre
una población estimada en dieciséis millones de habitantes. En el actual
Liechtenstein se condenaron a 300 brujas, sobre una población de tres mil habitantes.
— ¿Y por lo que se
refiere a datos más generales de procesos y condenas?
—
El recurso a la tortura y a la pena de muerte fue menos frecuente de lo que se
piensa. Muchas veces las penas eran de carácter espiritual: penitencias,
peregrinaciones, etc. Por ejemplo, por la parte que se conoce, de los 125.000
procesos de la Inquisición española –que se suprimió en 1834– acabaron en
condenas entre el 1,5% y el 2%.
De
la Inquisición de Venecia están documentados 3.600 procesos, que concluyeron en
26 ejecuciones, de las cuales 23 se llevaron a cabo entre 1547 y 1588. Desde
ese año hasta 1705 no hubo ninguna ejecución. Las tres restantes ejecuciones se
produjeron en más de siglo y medio, hasta la supresión del tribunal a finales
del XVIII.
LA “RIQUEZA” DE LA IGLESIA ES SU IMPRESIONANTE Y
EXTRAORDINARIA GENEROSIDAD PARA AYUDAR A LOS POBRES DEL MUNDO ENTERO Estas
son las Instituciones asistenciales con las que la Iglesia Católica sirve a
los pobres: |
|||||||||
Continentes |
HOSPITALES |
DISPENSARIOS |
LEPROSARIOS |
HOGARES DE ANCIANOS |
ORFANATOS Y GUARDERIAS |
CENTROS DE ORIENTACION FAMILIAR |
EDUCACION ESPECIAL |
OTROS |
TOTALES |
Africa |
855 |
4.300 |
257 |
470 |
1.780 |
1.200 |
920 |
5.200 |
14.982 |
América del N. Central Del Sur Total América |
740 320 1.050 2.110 |
220 1.780 3.700 5.700 |
2 10 38 50 |
1.250 460 1.700 3.410 |
1.430 649 5.600 7.670 |
1.790 1.090 1.760 4.640 |
840 1.000 2.320 4.160 |
1.490 3.050 13.600 18.140 |
45.880 |
Asia |
1.240 |
3.420 |
354 |
1.070 |
4.910 |
1.240 |
2.675 |
6.000 |
20.909 |
Europa |
1.535 |
3.100 |
35 |
7.250 |
5.000 |
4.150 |
3.710 |
14.800 |
39.580 |
Oceanía |
160 |
180 |
4 |
400 |
140 |
270 |
135 |
360 |
1.649 |
Totales mundiales |
5.900 |
16.700 |
700 |
12.600 |
19.500 |
11.500 |
11.600 |
44.500 |
123.000 |
NOTA: Esta tabla procede del libro La Iglesia Católica, de Pedro Brunori, ed. Rialp |
Las Riquezas de la Iglesia
Si la
Iglesia posee tesoros ¿por qué no los vende y ayuda a los pobres?
El mito de las Riquezas de la Iglesia por Eduardo
Volvacchio
Los tesoros vaticanos... ¿Porqué la Iglesia tiene tantos tesoros en el Vaticano mientras hay tantos pobres en el mundo?
Esta sencilla frase hace sufrir a muchos católicos. Se sienten mal al escucharla y no saben qué pensar, contestar, explicar... ellos mismos se quedan un poco confundidos. Analicemos un poco el asunto.
Lo primero es acotar el problema, cosa no fácil. ¿Qué es lo que se quiere decir con esa frase?
1. El cuestionamiento
Con el asunto de las riquezas de la Iglesia, no es claro qué es lo que se cuestiona o critica. Lo primero que se observa al analizar la cuestión es la falta de datos y acusaciones concretas. Estamos frente a un cuestionamiento difuso, nada claro, sin datos. Porque nunca es claro a qué riquezas se refiere, qué es lo malo de esas riquezas hipotéticas, quiénes son los culpables (porque los pobres también son parte de la Iglesia), y exactamente cuál es la culpa, qué es lo que se espera que la Iglesia debería hacer, etc.
A simple vista lo primero que se intuye es que se trataría de una acusación a la Iglesia de insensibilidad ante el problema de la pobreza: ¿cómo es posible que la Iglesia viva con tantas riquezas cuando hay tantos pobres en el mundo? Esta acusación se presentaría como hecho que desacreditaría a la Iglesia en cuanto tal: es decir, una institución que vive semejante hipocresía (decir que ama a los pobres, mientras está llena de riquezas que no pone al servicio de los mismo) no sería digna de ser tomada, en cuenta ni creída, ni aceptada. Esta sería una de las mayores vergüenzas de la Iglesia, ante la cual no habría defensa ni explicación posible.
2. Lo real ¿De qué riquezas estamos
hablando?
Seamos serios, que alguien aporte datos. Si se da por supuesto que en el Vaticano hay grandes tesoros que se diga ¿qué tipo de tesoros? ¿joyas, cuentas bancarias...? ¿dónde están? ¿cuánto es su valor? Pero uno comienza a preguntarse, ¿acaso alguien considera a la Iglesia como una institución millonaria? ¿Quien pensaría encontrar obispos en las revistas con listas de millonarios tipo Fortune? ¿Tiene la Iglesia fines de lucro? ¿Da dividendos...? ¿Cotiza en bolsa?
La acusación, de entrada, sugiere cosas falsas: la vida lujosa del Papa, obispos, curas, monjas, etc., que serían quienes usufructuarían de esos tesoros. Afán de lucro escondido bajo la excusa de la religión... Además estimula imaginaciones frondosas: al hablar de "tesoros" uno imagina cuartos llenos de lingotes de oro, cofres llenos de joyas, películas de piratas...
Pero en la realidad, ¿a qué "riquezas" se refieren? Basta que mires las pertenencias de la Iglesia que están a tu alcance -tu parroquia, tu catedral...- para no enccontrar cosas lujosas por ningún lado.
Los "tesoros" -como los llaman- son un tesoro cultural, espiritual, histórico, pues se trata de iglesias, imágenes, cuadros, frescos, cálices, ornamentos, ... Esos "tesoros" no tiene ningún valor comercial, ni financiero. Están dedicados al culto divino en iglesias o expuestos en Museos que conservan el patrimonio cultural de dos mil años de cristianismo.
3. ¿Una solución al problema de la
pobreza?
Desde el punto de vista económico...y si rematamos todo ¿qué pasa?
Antes de entrar en el problema de fondo y demostrar que estamos frente a un debate artificial y sin sentido... detengámonos a considerar el tema desde el mero punto de vista utilitario: lo inútil de una supuesta venta del Vaticano.
Porque el anónimo acusador insinúa que la Iglesia debería deshacerse de todo... para el bien de los pobres... y de los millonarios que participarían del remate... Bueno, hagamos números. ¿Cuanto representa en plata todo lo contenido en el Vaticano? No tengo ni idea... pero digamos ¿cien millones de dólares? ¿mil? ¿diez mil?... ¿Qué es eso para el problema del hambre o del subdesarrollo? ¿Alguien de buena fe puede pensar que sería una solución real para los problemas de los pobres? Si se vendiera todo... ¿a cuántos ayudaría durante un día? ¿serviría para algo? ¿No sería más bien un empobrecimiento inútil de la Iglesia ... (lo que en realidad estarían deseando los acusadores... aunque se contentan con sembrar desprestigio con argumentos sentimentales y vacíos de valor racional)?
En realidad, desde el punto de vista económico, el sólo hecho de plantear el problema de las riquezas del Vaticano es algo prehistórico, ya que hoy en día la riqueza no está dada por la propiedad de algunos terrenos o piezas de museo sino por marcas (¿cuánto valen los logos de Mc Donald, Shell, Coca o Telefonica?), acciones en Bolsa, etc. Y de este género de riqueza -la que es real riqueza hoy- la Iglesia no tiene nada (ni siquiera tiene la Biblia patentada...).
Cualquier Estado del mundo con un pequeño porcentaje de su presupuesto anual podría posiblemente aportar mucho más que la venta total de todo el Vaticano, territorio incluido.
Además, el problema de la pobreza no se arregla con una donación: es un problema de desarrollo y requiere un flujo permanente de recursos. Por ejemplo, ¿de qué serviría la donación de un hospital a un país que no contara con recursos para mantenerlo, pagar sueldos, comprar medicinas...? Hacer funcionar un hospital en no mucho tiempo es más caro que el hospital mismo... La deuda externa argentina ha llegado a los 250 mil millones... Si se tratara de vender todo lo que existe en Argentina para pagarla... no alcanzaría... Esto muestra que nadie puede seriamente proponer que vendiendo cuatro imágenes, tres iglesias y unos cuadros... se podría arreglar algún problema de pobreza.
Es como proponer que le vendamos a los ingleses las Malvinas a cambio de una disminución de la deuda externa... No creo que los mexicanos sientan mucha felicidad cuando piensan que vendieron Texas a los Estado Unidos... Desprenderse de la tierra que contiene la propia historia y valores artísticos y culturales... no es un gran negocio para nadie. La pérdida del patrimonio cultural conduce a la pérdida de la propia identidad.
4. El patrimonio de los pobres ...
Además, contrariamente a lo que la acusación sugiere, las supuestas riquezas de la Iglesia son patrimonio de los pobres, que lo sienten como suyo, porque realmente lo son.
Un botón de muestra. Cuando Juan Pablo II hizo su primer viaje a Brasil, después de una ceremonia salió del protocolo, se metió en medio de una favela y visitó una familia. Conmovido, les dejó de regalo su anillo de Papa. ¿Vos pensás que fueron lo suficientemente idiotas como para venderlo por su peso en oro y comprarse unas cocas...? Es su tesoro, lo conservan en la capillita de la favela. Los pobres son pobres, pero no tontos...
¿Y qué pobre argentino no se siente orgulloso de la basílica de Luján? ¿Acaso preferiría vendérsela a los musulmanes para que la transformen en una mezquita y que el fruto de la venta se reparta entre los pobres argentinos a los que tocaría quizá menos de un peso a cada uno... para comprarse un "choripán"? ¿Pensás que sería un buen negocio para los pobres?
Nunca he escuchado a un pobre quejarse de supuesta riqueza de su parroquia o capilla... en cambio los he visto trabajar y sacrificarse duramente para mejorarla. Son los que con más orgullo muestran sus "tesoros".
Además, la experiencia también enseña... En los ´60 y ´70 hubo algunos sacerdotes que, quizá víctimas de esta acusación, vendieron imágenes, cálices, custodias... ¿Qué pasó con el fruto de su venta? Lo único claro es que no existe más... ¿Alguien puede pensar que esos cálices están mejor en vitrinas de las casas de los ricos que en un altar de cualquier iglesia?
5. ¿Porqué la Iglesia tiene bienes?
Yendo al fondo de la cuestión. ¿Cuál es el problema de los supuestos tesoros vaticanos? ¿Es malo que la Iglesia tenga bienes? ¿Qué conserve obras de arte? ¿De dónde los saca? ¿A quien perjudica el tenerlos? ¿Es acaso contrario a la enseñanza de Cristo?
En realidad no existe ningún problema. Basta recordar el elogio de Jesús a María por haber derramado un perfume carísimo sobre sus pies y a la viuda que puso todo lo que tenía como limosna al templo. Es más, es lógico que necesite bienes materiales. Como no está compuesta sólo por ángeles, para enseñar a la gente el camino al cielo necesita edificios, bibliotecas, computadoras, autos... Para dar culto a Dios necesita templos, altares... Para ayudar a la piedad necesita imágenes, libros... Para enseñar a las gentes necesita escuelas, universidades... No parece que en estos dos mil años la Iglesia se haya dedicado a acumular dinero: esos "tesoros" acumulados en dos mil años de donaciones... son objetos de culto, etc. Normalmente quienes han cuidado de esos bienes han sido personas que vivieron voluntariamente la pobreza, que dejaron todo por seguir a Cristo, que no han tenido nada de patrimonio personal.
¿Qué bienes tiene la Iglesia? Los que juzga necesarios para el cumplimiento de su misión, que es de orden exclusivamente espiritual.
Si lees la Sagrada Escritura descubrirás que la
magnificencia del culto divino es un mandato que la Iglesia ha recibido de
Dios. Tratando de dar a Dios cosas buenas... está siendo fiel a lo que su Señor
le ha pedido.
La tan vapuleada riqueza está compuesta por cosas que no se guardan con
avaricia, sino que se usan en el ejercicio de la misión de la Iglesia. Por
ejemplo, anualmente por la basílica de San Pedro pasan cuatro millones de
peregrinos..., se celebran veinte mil misas, hay ochenta ceremonias solemnes...
de las que unas treinta son presididas por el Santo Padre... O sea que tiene un
uso bastante más intenso que la cancha de River... ¿Te parecería razonable
vender la Pietá de Miguel Angel y poner en su reemplazo una copia plástico
inflable para que la gente le rece?
Por otro lado los cuida, los usa y les saca el jugo bastante bien. La Basílica de San Pedro tiene 500 años... lo que mostraría que está bastante amortizada... que fue una idea genial hacerla con buenos materiales... que la hacen tan barata a largo plazo...
Por otro lado, la acusación parece sugerir una conexión entre las "riquezas" y la pobreza de los pobres. Pero, no hay relación alguna entre la belleza de la Basílica de San Pedro y la pobreza de una villa de Buenos Aires... Creo que es suficientemente claro que la primera no es la causa de la segunda. Por tanto no veo porqué conectar ambas cosas. Carece de sentido hacerlo. El problema es inventado, no es real.
Si se fuera coherente con el planteo, ¿porqué no poner también en tela de juicio al Islam y las mezquitas; el judaísmo y las sinagogas... y hasta el edificio del congreso, la casa rosada, todos los museos, los Mc Donalds, shopping centers, el parque de la costa, los boliches... en fin, con todo lo que no sea un rancho miserable?... Y comenzando por tu propia casa: ¿cómo podés vivir ahí mientras haya gente que se muere de hambre? Este cuestionamiento carece de sentido. ¿Porqué podría estar mal que la Iglesia tenga templos lindos? ¿Qué aportaría a la bondad de la Iglesia la fealdad y la pobretería?
6. ¿Es necesaria la belleza? ¿la
historia?
Como los "tesoros" de los que se habla son básicamente artísticos y forman parte del patrimonio histórico de la Iglesia, parece necesario plantearse si la belleza es buena o mala, si tiene alguna función en la vida humana.
Definitivamente, la belleza mueve al espíritu. Eleva del materialismo... Hace un gran bien al alma. Rezar frente a una imagen linda inspira, eleva el alma. Como criaturas espirituales, el arte es una de las manifestaciones más altas del espíritu humano. Nos eleva y dignifica.
La historia es parte de nuestro ser: a través de la obra de quienes no precedieron -su arte, trabajo, etc.- entramos de alguna manera en comunión con ellos. Necesitamos permanecer unidos a nuestras raíces, a nuestros antepasados en la fe... y el cuidado de lo que nos legaron cumple una misión muy importante al respecto.
Los museos vaticanos muestran que la Iglesia siempre ha fomentado la cultura y todas las manifestaciones del espíritu humano, llegando a ser en ciertos casos la mejor protectora del arte, la ciencia y la cultura. La historia humana le debe mucho al respecto, ya que ha protegido el patrimonio cultural de las ochenta generaciones que nos separan de la época de Cristo.
7. ¿Y en cuanto a la legitimidad de
esas propiedades...?
Parece al menos curiosa la pretensión de disponer de bienes ajenos. Es decir, ¿quién es el que critica y ataca para decidir qué debería hacer la Iglesia con sus bienes (bienes que evidentemente no pertenecen al acusador)? Porque en el fondo, los bienes que causan tanto escándalo son una propiedad legítima de una institución con dos mil años de historia. No han sido robados ni saqueados, como por otro lado sí lo han sido muchos de los tesoros históricos, artísticos y culturales de los más grandes museos del Mundo como el Louvre, el Británico... (Cualquier duda preguntá a los franceses por los "regalitos" que Napoleón les llevó de Egipto o los "recuerdos" que los ingleses se llevaron del Partenón...). En este caso, han sido fruto de donaciones explícitamente hecha para ese fin: gente que ha donado sus propios bienes para que fueran usados para el culto divino, la educación, la formación del pueblo fiel, el Santo Padre, etc. Es decir, su legitimidad está fuera de toda duda.
8. Pero, al final, la Iglesia ¿hace
algo por los pobres?
Lo más curioso e insostenible de la acusación, es la insinuación de inacción frente al problema de la pobreza.
Te desafío a buscar una institución que haya aportado tanto bien al mundo -y si querés, en particular a los pobres- como la Iglesia Católica. Si bien su fin es espiritual -la salvación de las almas-, ninguna institución con fines temporales podría haber representado tanto bien desde el mero punto de vista humano.
No te olvides de quién "inventó" los hospitales y universidades. Quién promovió la educación a través de los siglos. Quién luchó contra la esclavitud. Quién se ha dedicado a atender a los minusválidos, a los huérfanos, inmigrantes, moribundos, leprosos, chicos de la calle... Quién atiende la mitad de los enfermos de SIDA que hay en el mundo... Una visita al Pequeño Cotolengo Don Orione no te vendría mal. O a algún comedor infantil de alguna villa, o a algún hogar de la Madre Teresa, o cualquier local de Caritas parroquial, o ... En nuestro país, a la hora de catástrofe naturales, la única institución fiable para repartir ayudas es Caritas... la gente no confía en nadie más.
Algunos datos. Veamos la contabilidad del objeto del ataque de las riquezas del Vaticano. El presupuesto anual de la Santa Sede es de 145 millones de dólares. A esto se debe añadir el Obolo de San Pedro: 60 millones que se destina enteramente a obras de caridad y ayuda a necesitados. Es decir, estamos hablando de una institución que destina el 29,26% de sus ingresos brutos sólo a obras de caridad... No contemos los millones de dólares que instituciones católicas (muchas pertenecientes a Conferencias Episcopales) dan de ayuda al los países pobres: Adveniat, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Manos Unidas, y un largo etc.
Buscá una institución que hoy haga más por los pobres que la Iglesia Católica. ¿No parece una burla esta crítica a la institución que -por lejos- hace más por los pobres? La lista de las labores asistenciales de la Iglesia Católica es realmente impresionante: mirala despacio y pensá un poco. Después sacá tus propias conclusiones.
En resumen y como conclusión: el cuestionamiento es
ridículo.
¿Hay alguna relación entre las obras de arte de los Museos Vaticano y las imágenes de las iglesias con la pobreza? La respuesta no admite ninguna duda: ¡NO!
No existe una relación causal. Los primeros no son la causa de la segunda.
Si el Vaticano no existiese, la situación de los pobres sería peor, porque desaparecería el mayor benefactor de los necesitados.
La existencia de bienes artísticos y religiosos, ¿afecta de alguna manera la pobreza? No, en absoluto.
¿Es ofensivo? En el sentido que sería una cachetada a la pobreza... No, a los pobres también les gustan la cosas lindas y gozan con ellas.
¿Es verdad que la Iglesia tenga grandes tesoros económicos en la actualidad? No.
Si se vendiese todo lo que tenga algún valor, ¿mejoraría la situación de los pobres del mundo? No afectaría en lo más mínimo la situación económica de los pobres.
¿Es quizá una muestra de indiferencia ante el problema de la pobreza? En absoluto, ya que el trabajo de la Iglesia en favor de los pobres está absolutamente fuera de duda.
¿El mantenimiento de esos bienes no supondrá gastos extraordinarios que podrían destinarse a la lucha contra el hambre? No, porque se auto-mantiene con el valor de la entrada a museos... y contratos como los que facilitaron la restauración de la Capilla Sixtina sin poner un peso.
¿Se invierten actualmente grandes sumas de dinero en incrementar esos bienes? No, es el fruto de dos mil años de cristianismo... Esperemos que nosotros sepamos dejarle a nuestros descendientes algo de valor y buen gusto.
Me parece que en está página queda suficientemente demostrado, que las supuesta riquezas del Vaticano, no representan ningún problema real ni amenaza para los pobres. Es más, que la tan mentada crítica es una tomada de pelo. Una burla que no resiste el más elemental análisis racional. Usar a los pobres para atacar a la Iglesia es, al menos, una broma de mal gusto... Y más todavía que sea hecho por quienes nunca han hecho nada por los pobres...
NUESTRA IGLESIA Y LAS CRUZADAS
Thomas Madden, historiador estadounidense,
desenmascara los mitos
SAN
LUIS (Missouri) , lunes, 25 octubre 2004 (ZENIT.org).-Los cruzados no eran ávidos depredadores o
colonizadores medievales, como afirman algunos libros de historia, afirma un
experto al concluir un estudio con nuevas revelaciones.
Thomas Madden, profesor asociado de la Facultad de Historia de la Universidad
de San Luis (Estados Unidos) y autor de «A Concise History of the Crusades»
(«Breve Historia de las Cruzadas»), sostiene que los cruzados representaban una
fuerza defensiva que no aprovechaba las propias empresas para ganar con ello
riquezas terrenas o territorios.
Madden ha recorrido con Zenit los mitos más difundidos sobre los cruzados y los
nuevos descubrimientos históricos que los privan de fundamento.
--¿Cuáles
son los errores historiográficos más comunes sobre las cruzadas y sobre los
cruzados?
--Madden:
Algunos de los mitos más comunes y las razones de su falta de fundamento son
los siguientes:
Mito número 1: Las cruzadas eran guerras de agresión no provocadas
contra un mundo musulmán pacífico.
Esta afirmación es completamente errónea. Desde los tiempos de Mahoma, los
musulmanes habían intentado conquistar el mundo cristiano. E incluso habían obtenido
éxitos notables. Tras varios siglos de continuas conquistas, los ejércitos
musulmanes dominaban todo el norte de África, Oriente Medio, Asia Menor y gran
parte de España.
En otras palabras, a finales del siglo XI, las fuerzas islámicas habían conquistado
dos terceras partes del mundo cristiano. Palestina, la tierra de Jesucristo;
Egipto, donde nace el cristianismo monástico; Asia Menor, donde san Pablo había
plantado las semillas de las primeras comunidades cristianas. Estos lugares no
estaban en la periferia de la cristiandad sino que eran su verdadero centro.
Y los imperios musulmanes no acababan allí. Siguieron expandiéndose hacia
Occidente, hacia Constantinopla y más allá llegando hasta los mismos confines
de Europa. Las agresiones provenían por tanto de la parte musulmana. Llegados a
un cierto punto, la parte que quedaba del mundo cristiano no tenía más remedio
que defenderse, si no quería sucumbir bajo la conquista islámica.
Mito número 2: Los cruzados llevaban crucifijos pero lo único que les
interesaba era conquistar riquezas y tierras. Sus intenciones piadosas eran
sólo una cobertura bajo la que se escondía una avidez rapaz.
Hace tiempo, los historiadores afirmaban que en Europa se había producido un
aumento demográfico que llevó a un número excesivo de nobles segundones,
adiestrados en las artes de la guerra caballeresca pero privados de la herencia
de tierras feudales. Las cruzadas por tanto eran vistas como una válvula de
escape que impulsaba a estos hombres guerreros a salir de Europa, hacia tierras
por conquistar a expensas de otros.
La historiografía moderna, con la ayuda de la llegada de las bases de datos
computerizadas, ha destruido este mito. Hoy sabemos que eran más bien los
primogénitos de Europa los que respondieron al llamamiento del Papa en 1095 y a
la consiguiente Cruzada.
Ir a una cruzada era una operación muy costosa. Los señores se veían obligados
a vender o hipotecar las propias tierras para conseguir los fondos necesarios.
Muchos de ellos, además, no tenían interés en constituir un reino de ultramar.
Más o menos como los soldados de hoy, los cruzados medievales se sentían
orgullosos de cumplir con su deber, pero al mismo tiempo deseaban volver a
casa.
Tras los éxitos espectaculares de la primera cruzada, con la conquista de
Jerusalén y de gran parte de Palestina, prácticamente todos los cruzados
volvieron a casa. Sólo una mínima parte se quedó para consolidar y gobernar los
nuevos territorios.
Asimismo el botín era escaso. Aunque los cruzados hubieran soñado con grandes
riquezas en las opulentas ciudades orientales, prácticamente casi ninguno logró
ni siquiera recuperar los gastos. Sin embargo, el dinero y la tierra no eran el
motivo para lanzarse a la aventura de una cruzada. Iban a expiar los pecados y
ganarse la salvación mediante las buenas obras en una tierra lejana.
Afrontaban gastos y fatigas porque creían que, yendo a socorrer a sus hermanas
y hermanos cristianos en Oriente, habrían acumulado riquezas donde ni el orín
ni la polilla las corroen.
Eran bien conscientes de la exhortación de Cristo, según la cual, quien no toma
su cruz no es digno de Él. Recordaban también que «nadie tiene un amor más
grande que quien da la vida por los amigos».
Mito número 3: Cuando los cruzados conquistaron Jerusalén, en 1099,
masacraron a todos los hombres, mujeres y niños de la ciudad, hasta inundar las
calles de sangre.
Esta es una de las historias preferidas por quien quiere demostrar la
naturaleza malvada de las cruzadas.
Ciertamente es verdad que muchas personas en Jerusalén encontraron la muerte
después que los cruzados conquistaran la ciudad. Pero este aspecto se debe
considerar en el contexto histórico.
El principio moral aceptado en todas las civilizaciones europeas o asiáticas
premodernas era que una ciudad que se había resistido a la captura y había sido
tomada por la fuerza, pertenecía a los vencedores. Y esto no incluía sólo los
edificios y los bienes, sino los habitantes. Por esta razón, cada ciudad o
fortaleza tenía que sopesar cuidadosamente si podía permitirse resistir a los
sitiadores. Si no, era más sabio negociar los términos de la rendición.
En el caso de Jerusalén, se intentó la defensa hasta el último momento. Se
calculaba que las formidables murallas de la ciudad habrían detenido a los
cruzados hasta la llegada de una fuerza proveniente de Egipto. Pero estaban en
un error. Y cuando la ciudad cayó, fue saqueada. Se dio muerte a muchos
habitantes pero otros muchos fueron rescatados o liberados.
Según el criterio moderno, esto puede parecer brutal. Pero un caballero
medieval podría hacer notar que un número mucho mayor de hombres, mujeres y
niños inocentes mueren cada día mediante las modernas técnicas de guerra,
comparados con el número de personas que podían caer bajo la espada durante uno
o dos días. Hay que observar que en las ciudades musulmanas que se rindieron a
los cruzados, la gente no fue atacada. Se incautaban sus propiedades y se les
dejaba libres de profesar la propia fe.
Mito número 4: Las cruzadas eran una forma de colonialismo medieval
revestido de oropeles religiosos.
Es importante recordar que, en la Edad Media, Occidente no era una cultura
poderosa y dominante que se aventuraba en una región primitiva y retrasada. En
realidad quien era potente, acomodado y opulento era el Oriente musulmán.
Europa era el Tercer Mundo.
Los Estados Cruzados, fundados tras la primera cruzada, no eran nuevos
asentamientos de católicos en un mundo musulmán, semejantes a las
colonizaciones británicas en América. La presencia católica en los estados
cruzados era siempre muy reducida, en general inferior al 10% de la población.
Eran gobernantes y magistrados, comerciantes italianos y miembros de las
órdenes militares. La gran mayoría de la población de los estados cruzados era
musulmana.
No eran por tanto colonias en el sentido de plantaciones o fábricas, como en el
caso de la India. Eran puestos de avanzadilla. La finalidad última de los
estados cruzados era defender los santos lugares en Palestina, especialmente
Jerusalén, y proporcionar un ambiente seguro para los peregrinos cristianos que
visitaban aquellos lugares.
No había un país de referencia de los Estados cruzados con el que pudieran
mantener relaciones económicas, ni los europeos obtenían beneficios económicos
de estos estados. Por el contrario, los gastos de las cruzadas para mantener el
Oriente latino gravaban fuertemente sobre los recursos europeos. Como
posiciones de vanguardia, los Estados cruzados tenían un carácter militar.
Mientras los musulmanes combatían entre ellos, los estados cruzados estaban a
salvo pero, cuando los musulmanes se unieron, fueron capaces de derrumbar las
fortificaciones, tomar las ciudades, y en 1291 expulsar completamente a los
cristianos.
Mito número 5: Las cruzadas se hicieron también contra los judíos.
Ningún Papa ha lanzado jamás una cruzada contra los judíos. Durante la primera
cruzada, una numerosa banda de malhechores, no pertenecientes al ejército
principal, invadieron las ciudades de Renania y decidieron depredar y asesinar
a los judíos que allí residían. Esto se produjo en parte por pura avidez y en
parte por una errónea concepción por la que los judíos, en cuanto responsables
de la crucifixión de Cristo, eran objetivos legítimos de la guerra.
El Papa Urbano II y los Papas sucesivos condenaron enérgicamente estos ataques
contra los judíos. Los obispos locales y los otros eclesiásticos y laicos
trataron de defender a los judíos aunque con poco éxito. De modo parecido,
durante la fase inicial de la segunda cruzada, un grupo de renegados asesinó a
muchos judíos en Alemania, antes de que San Bernardo lograra alcanzarlos y
detenerlos.
Estas desviaciones del movimiento eran un indeseado subproducto del entusiasmo
de las cruzadas pero no eran el objetivo de las cruzadas. Para usar una
analogía moderna, durante la segunda guerra mundial algunos soldados
estadounidenses cometieron crímenes mientras se encontraban en ultramar. Fueron
arrestados y castigados por tales crímenes pero el motivo por el que habían
entrado en guerra no era el de cometer crímenes.
SAN LUIS (Missouri), martes, 26 octubre 2004 (ZENIT.org).- La actual tensión entre Occidente y los países
musulmanes tiene muy poco que ver con las Cruzadas, dice el historiador Thomas
Madden, profesor asociado de la Facultad de Historia de la Universidad de San
Luis (Estados Unidos) y autor de «A Concise History of the Crusades» («Breve
Historia de las Cruzadas»).
Afirma que, desde la perspectiva musulmana, a las Cruzadas no se les dió tanta
importancia. La cosa cambió cuando, en el siglo XIX, los revisionistas
empezaron a reconsiderar las Cruzadas como guerras imperialistas
--¿Piensa
que la lucha entre Occidente y el mundo musulmán es en cierto modo una reacción
a las Cruzadas?
--Madden:
No. Puede parecer una extraña respuesta si consideramos que Osama Bin Laden y
otros islamistas a menudo se refieren a los estadounidenses como «Cruzados».
Es importante recordar que durante la Edad Media, en realidad hasta finales del
siglo XVI, la superpotencia del mundo occidental era el Islam. Las
civilizaciones musulmanas gozaban de gran bienestar, eran sofisticadas e
inmensamente poderosas. Lo que hoy llamamos Occidente era atrasado y
relativamente débil.
Hay que hacer notar que, con la excepción de la Primera Cruzada, prácticamente
el resto de las Cruzadas lanzadas por Occidente --y hubo centenares-- no
tuvieron éxito.
Las Cruzadas pueden haber frenado el expansionismo musulmán pero de ningún modo
lo detuvieron. El imperio musulmán continuó expandiéndose hacia territorios
cristianos, conquistando los Balcanes, gran parte de la Europa del Este e
incluso la mayor ciudad cristiana del mundo, Constantinopla.
Desde la perspectiva musulmana, no tuvieron tanta importancia. Si usted le
hubiera preguntado a alguien del mundo musulmán por las Cruzadas en el siglo
XVIII, no sabría nada del tema. Eran importantes para los europeos porque
fueron esfuerzos masivos que fracasaron.
Sin embargo, durante el siglo XIX, cuando los europeos empezaron a conquistar y
colonizar países de Oriente Medio, muchos historiadores --especialmente
escritores franceses nacionalistas o monárquicos-- empezaron a denominar a las
Cruzadas como el primer intento de Europa por llevar los frutos de la
civilización occidental al mundo musulmán atrasado. En otras palabras, las
Cruzadas fueron transformadas en guerras imperialistas.
Estas historias se enseñaban en las escuelas coloniales y se convirtieron en el
punto de vista normalmente aceptado en Oriente Medio y más allá. En el siglo
XX, el imperialismo fue desacreditado. Islamistas y algunos nacionalistas
árabes asumieron la visión colonial de las Cruzadas, denunciando que Occidente
era responsable de su miseria porque había depredado a los musulmanes desde las
Cruzadas.
Se dice a menudo que la gente en Oriente Medio tiene una memoria duradera; es
verdad. Pero en el caso de las Cruzadas, tiene una memoria reconstruida,
fabricada por sus conquistadores europeos.
--¿Hay
semejanzas entre las Cruzadas y la actual guerra contra el terrorismo?
--Madden:
Junto al hecho de que los soldados de ambas guerras deseaban servir a alguien
más grande que ellos mismos y que deseaban volver a casa en cuanto acabaran, no
veo otras semejanzas entre los cruzados medievales y la guerra contra el
terror. Las motivaciones de la sociedad secular de después de la Ilustración
son muy diferentes a las del mundo medieval.
--¿En qué
se diferencias las Cruzadas de la yihad islámica o de otras guerras de
religión?
--Madden: El objetivo fundamental de la yiihad (guerra santa) es extender el
«Dar al-Islam» (la Morada del Islam). En otras palabras, la yihad es
expansionista, busca conquistar a los no musulmanes e imponerles el régimen
musulmán.
A quienes son conquistados se les da una sola posibilidad. Para los que no son
del Pueblo del Libro --en otras palabras, los que no son cristianos o judíos--
la única opción es convertirse al Islam o morir. Para los que pertenecen al
Pueblo del Libro, la opción es someterse al régimen musulmán y a la ley
islámica o morir. La expansión del Islam, por tanto, estaba directamente ligada
al éxito militar de la yihad.
Los cruzados eran otra cosa. Desde sus inicios la Cristiandad ha siempre
prohibido la conversión forzada de cualquier tipo. La conversión por la espada,
por consiguiente, no era posible para la Cristiandad. Al contrario de la yihad,
el objetivo de los Cruzados no era extender el mundo cristiano ni ensanchar la
Cristiandad mediante conversiones forzadas.
Los cruzados eran una respuesta directa y relacionada con los siglos de
conquistas musulmanas de tierras cristianas. El acontecimiento que hizo
estallar la Primera Cruzada fue la conquista turca de toda Asia Menor de 1070 a
1090.
La Primera Cruzada fue convocada por el Papa Urbano II en 1095 en respuesta a
una urgente petición de ayuda del emperador bizantino de Constantinopla. Urbano
hizo un llamamiento a los caballeros de la Cristiandad para que acudieran a
ayudar a sus hermanos de Oriente.
Asia Menor era cristiana. Formaba parte del imperio bizantino y fue en primer
lugar evangelizada por San Pablo. San Pedro fue el primer obispo de Antioquia.
Pablo escribió su famosa carta a los cristianos de Éfeso. El credo de la
Iglesia fue redactado en Nicea. Todos estos lugares están en Asia Menor.
El emperador bizantino suplicó a los cristianos de Occidente ayuda para
recuperar estas tierras y expulsar a los turcos. Las Cruzadas fueron esta
ayuda. Su objetivo, sin embargo, no era sólo reconquistar Asia Menor sino
recuperar otras tierras antiguamente cristianas perdidas a causa de las yihads
islámicas. Incluida la Tierra Santa.
En pocas palabras, por tanto, la mayor diferencia entre Cruzada y yihad es que
la primera fue una defensa contra la segunda. Toda la historia de las Cruzadas
en Oriente es una respuesta a la agresión musulmana.
--¿Tuvieron
algún éxito los cruzados en convertir al mundo musulmán?
--Madden: Quiero hacer notar que en el sigglo XIII algunos franciscanos
iniciaron una misión en Oriente Medio para tratar de convertir a los
musulmanes. No tuvieron éxito, en gran parte porque la ley islámica castiga la
conversión a otra religión con la pena capital.
Este intento, sin embargo, era una cosa distinta de las Cruzadas que no tenían
nada que ver con la conversión. Y fue un intento de persuasión pacífico.
--¿Cómo
asimiló la Cristiandad su derrota en las Cruzadas?
--Madden:
De la misma manera que los judíos del Antiguo Testamento. Dios negó la victoria
a su pueblo porque era pecador. Esto llevó a un movimiento devocionista de gran
escala en Europa, cuyo objetivo era purificar totalmente la sociedad cristiana.
LOS
TEMPLARIOS Y UNA PELÌCULA QUE FALSEA LA HISTORIA REAL
Las cruzadas imaginarias de Ridley
Scott . El historiador Meschini analiza
la película «El Reino de los Cielos»
VARESE (ITALIA), lunes, 16 mayo 2005
(ZENIT.org).-
La película «El Reino de los Cielos» o «Cruzada» («Kingdom of Heaven») de
Ridley Scott constituye un «aglomerado de errores históricos» en el que «los
templarios son presentados como fanáticos violadores y asesinos».
Es la constatación del historiador italiano Marco Meschini de la Universidad
Católica de Milán, autor de libros que han alcanzado premios internacionales
sobre las cruzadas por su rigor histórico.
Meschini, autor de la obra «La incumplida» (L’incompiuta), sobre la cuarta cruzada, considera que
«paradójicamente cristianos y musulmanes se unirán a las protestas contra este
filme».
--Ridley Scott afirma que su película ofrece una «visión equilibrada» de las
cruzadas. ¿Qué opina usted?
--Meschini: En la película de Scott los teemplarios son presentados como
fanáticos violadores y asesinos, la lucha por Jerusalén no tiene sentido y sólo
acarrea muerte. Además, para los protagonistas, incluidos los hospitalarios,
que eran monjes caballeros, Dios no existe. Me parece que hay un desequilibrio
de concepción.
Las únicas figuras positivas son las que se alejan de su época: el
herrero-caballero Balian, el rey leproso y tolerante, el magnánimo y
desencantado Saladino, que encarnan los valores que le gustan a Scott y que
artificialmente ha trasplantado al siglo XII.
El desequilibrio más grave está precisamente en esto: transportar al pasado lo
que piensa el director, pretendiendo que sea creíble.
--¿Considera que es una película antirreligiosa?
--Meschini: Hay que distinguir. Scott se mmueve entre religión y religiosidad:
condena sin piedad a la primera (o mejor a las religiones, pues incluye tanto al
cristianismo como al islam), pero es más tolerante con la segunda.
El protagonista, Balian, descubre que Dios --el Dios de los cristianos-- no
existe. ¿Cómo lo descubre? Pasa toda una noche en la colina del Gólgota, pero
Dios no le habla. El otro protagonista, por su parte, Saladino, no llega a
afirmar que Dios no existe, pues tiene que tener tranquilos a sus compañeros de
religión.
--Para algunos es una película laica, para otros es relativista, algunos
consideran que es antirreligiosa. Pero el director afirma que ha querido hacer
una película sobre la tolerancia.
--Meschini: Scott trata de indicar un niveel «superior» de verdad, un registro
casi religioso y casi divino, es decir, una divinidad reducida a un mínimo
común denominador moral: haz el bien, no hagas el mal, respeta y defiende la
vida humana.
De ahí viene el otro error de concepción de la película: tolerancia sí, pero
¿en nombre de qué? Scott no comprende que la figura de caballero perfecto, la
que busca y que en la película está en carnada por Balian o Saladino no nace de
la nada, sino que ha sido engendrada precisamente por una tradición religiosa,
la cristiana occidental.
--¿Cree que la película podría agudizar las polémicas entre cristianos y
musulmanes hoy?
--Meschini: No lo creo. La película ataca tanto a unos como a otros, pues todos
son vistos como fanáticos. Paradójicamente, cristianos y musulmanes podrían
unirse en la protesta contra esta película. Ahora bien, hay un punto en el que
pueden darse divergencias: en la interpretación de la figura histórica de
Saladino, pues en torno a ella se han creado dos leyendas: una luminosa y la
otra «negra».
--La película, ¿respeta los hechos históricos?
--Meschini: La película es un aglomerado dde errores históricos, pero en estas
películas esto es algo que se da por supuesto. Me han gustado mucho los
vestidos, mientras que la música con frecuencia no me ha parecido adecuada, con
melodías del siglo XIX metidas en plena Edad Media. Como espectador me esperaba
mucho más.
Como historiador, me ha parecido irresistiblemente cómica la escena en la que
el patriarca de Jerusalén, ante la amenaza a muerte, les dice a los católicos:
«Convertíos al islam y arrepentíos después».
Hay un par de detalles que dan una idea del guión, pero que sólo podremos ver,
quizá, en el DVD: se presenta al Papa como Darth Vater, el malo de la Guerra de
las Galaxias; la reina Sibylla aplica la eutanasia al hijo leproso. ¿Por qué no
habrá dejado Scott estas imágenes en la versión para las salas de cine?
La
infalibilidad la tiene la Iglesia en su totalidad
en todo aquello que es necesario para la salvación de los hombres. Esto
significa que la iglesia no se puede equivocar en la medida que es portadora de
la verdad salvífica que Cristo ha revelado a los hombres y que ella, como
humilde servidora, administra.
Por
el contrario, la Iglesia no tiene infalibilidad respecto a todas aquellas
verdades que son empíricas, históricas o meramente humanas. Por ejemplo, la
Iglesia podría equivocarse si dijera que el nacimiento de Cristo fuera
exactamente en el año 0, puesto que la datación exacta del nacimiento de Cristo
es una verdad empírica, histórica, secundaria. La fecha exacta del nacimiento
de Cristo no es una verdad necesaria para la salvación del hombre. En ese tipo
de verdades, la Iglesia es falible porque es humana y limitada.
Por
lo tanto, hemos de afirmar que la infalibilidad se atribuye primariamente a la totalidad de la Iglesia, es decir,
al conjunto de todos los fieles laicos y a la jerarquía juntos.
Pero
de forma particular la infalibilidad la tiene el
Concilio Universal de Obispos, presidido por el papa, cuando se propone
declarar solemnemente una verdad como necesaria para la salvación del hombre.
Obsérvese
que para que esto se cumpla deben darse estas tres condiciones:
1.
Se trata de un Concilio Universal de Obispos presidido por el papa
2.
Se trata de un Concilio que quiere declarar solemnemente una verdad, como verdad.
3.
Pero no cualquier verdad, sino aquella verdad que es necesaria para la
salvación del hombre
Además
del Concilio Universal de Obispos la infalibilidad se
atribuye, en tercer lugar, al papa. Esta convicción fue adoptada por la
Iglesia en el Concilio universal de obispos (Vaticano I, 1870) que quiso dejar
claro que en ciertas condiciones muy precisas y determinadas, el papa, como
“pastor universal” goza de la infalibilidad que es propia de la totalidad de la
Iglesia; es decir, en la medida que actúa como presidente del Concilio Universal
de Obispos y cumpliendo las tres
condiciones anteriormente expuestas:
1. Se trata del papa hablando ex
cátedra, es decir, como pastor universal de la Iglesia
2. Con la intención deliberada de
declarar una verdad, como verdad de fe válida y admitida por la totalidad de la
Iglesia.
3. Quiere declarar que esa verdad es
verdad necesaria para la salvación del mundo
¿Ha
recurrido algún papa a esta prerrogativa?
Sí,
en dos ocasiones a lo largo de estos dos últimos siglos:
1. Cuando declaró la inmaculada
concepción de María
2. Cuando declaró que María fue
asunta al cielo en cuerpo y alma.
Pero…..
¿significa esto que fuera de esas tres condiciones arriba expuestas, el santo
Padre no es infalible?
No lo es. Cuando el papa declara una
doctrina no por eso ha de considerarse que es infalible. No obstante, la
doctrina establecida por el papa como pastor de la Iglesia es válida para todos
los fieles en virtud de que él es el pastor mandado por Cristo para que guíe y
oriente a su rebaño (Iglesia) por el camino más adecuado en orden a la
salvación de los hombres.