INTELIGENCIA EMOCIONAL EN ESCUELAS DE LOS EE.UU.

New Haven, como tantas otras ciudades industriales de Nueva Inglaterra, se halla sumergida en un pozo de pobreza, drogas y violencia.
Como ocurre con todas las escuelas de New Haven, lo primero que aparece ante el visitante es un cartel de las misma forma y color que las se�ales de tr�nsito, que anuncia �Zona Libre de Drogas�. En la entrada nos recibe Mary Ellen Collins, la mediadora escolar , una especie de defensora del pueblo para todo prop�sito, que atiende los problemas especiales apenas aparecen, y cuya tarea incluye el ayudar a los maestros con las demandas del programa de aptitud social. Si el maestro se siente inseguro acerca de la forma de encarar una lecci�n, Collins va a la clase a mostrarle c�mo debe hacerse.
�Durante veinte a�os ense�� en esta escuela�, dice Collins al saludarme.
En el tercer piso del viejo edificio de ladrillos, Joyce Anderson est� al frente de la clase de aptitud emocional que se dicta tres veces por semana para los alumnos de quinto grado. Anderson, como todos los dem�s maestros de quinto grado, asisti� a un curso durante el verano para aprender c�mo ense�arlo, pero su exuberancia sugiere que los temas de aptitud emocional le surgen naturalmente.
La clase del d�a trata sobre la forma de identificar los sentimientos-, ser capaz de darles un nombre, y de discriminar entre ellos, es una de las claves para la aptitud emocional: la tarea de la noche anterior consist�a en llevar a la clase fotograf�as de la cara de una persona, tomadas revistas, decir c�mo se llama la expresi�n que muestra la cara, y explicar c�mo hacer para decir que esa persona tiene esos sentimientos. Luego de recoger las tareas, Anderson hace una lista de los sentimientos en el pizarr�n �tristeza, preocupaci�n, excitaci�n, felicidad, etc.-, y se lanza a un ping-pong de preguntas y respuestas con los veinte chicos que ese d�a asistieron a clase. Sentados en grupos de cuatro en cada escritorio, los estudiantes levantan la mano, entusiastas, tratando de atraer la mirada de la maestra para as� poder responder a cada pregunta.
Cuando agrega �frustrado� a la lista del pizarr�n, Anderson pregunta: 
-�Cu�ntos de ustedes se han sentido frustrados alguna vez?
Todas las manos se alzan.
-�C�mo se sienten cuando est�n frustrados?
Llega un aluvi�n de respuestas:
-Confuso.
-No se puede pensar claramente.
-Ansioso.
Cuando la palabra �agraviado� se agrega a la lista, Joyce dice:
-Conozco esa sensaci�n...�cu�ndo creen ustedes que una maestra se siente agraviada?
-Cuando todos est�n hablando -sugiere una ni�a, sonriendo.
Sin perder un minuto, Anderson distribuye una hoja fotocopiada. En una columna, hay caras de ni�as y varones, cada una de las cuales muestra alguna de las seis emociones b�sicas: feliz, triste, sorprendido, asustado, disgustado, y una descripci�n de la actividad de los m�sculos faciales que implica cada una, por ejemplo.
ASUSTADO:
La boca est� abierta y retra�da.
Los ojos est�n abiertos, y las pupilas dilatadas.
Las cejas est�n alzadas y juntas.
Hay arrugas en la frente.
Mientras leen las hojas, expresiones de miedo, angustia, sorpresa o disgusto pasan por las caras de los chicos de la clase de Anderson cuando imitan las fotos, y siguen las indicaciones para el movimiento muscular correspondiente a cada expresi�n. Esta lecci�n proviene directamente de la investigaci�n llevada a cabo por Paul Ekman sobre expresiones faciales; como tal, es ense�ada en la mayor�a de los cursos preuniversitarios de introducci�n a la psicolog�a, y muy raramente, si acaso, en la escuela primaria    
Esta lecci�n elemental, que vincula un nombre con un sentimiento, y al sentimiento con la expresi�n facial que le corresponde, pude parecer tan obvia que no necesite ser ense�ada. Pero puede servir como un ant�doto contra sorpresivas reincidencias en la alfabetizaci�n emocional. Los matones del patio de juegos de la escuela, recordemos, a menudo estallan con un arrebato de furia porque malinterpretan mensajes que son en s� neutrales, y ven hostilidad en expresiones que no la tienen, y hay jovencitas que desarrollan trastornos en la alimentaci�n por no saber distinguir la angustia, de la ansiedad por comer.
P�gina
Principal
Indice Inteligencia Emocional
Hosted by www.Geocities.ws

1