EL TRASTORNO DEL TIPO FIEL:
EL TRASTORNO DEPENDIENTE



Quienes padecen el trastorno dependiente �la exageraci�n patol�gica del tipo de personalidad fiel- tienen la desgracia de sentirse como seres indefensos, d�biles, vac�os e inferiores. Por eso se apegan a otra persona y as� obtienen la fortaleza y la autoestima necesarias para sobrevivir.




El DSM-III-R describe el trastorno dependiente como:

Un patr�n general de conducta dependiente y sumisa que comienza a manifestarse a principios de la edad adulta y se presenta en una variedad de contextos, tal como lo indicar�a la presencia de por lo menos CINCO de los s�ntomas siguientes:

El individuo es incapaz de tomar las decisiones de todos los d�as sin requerir una dosis excesiva de seguridad por parte de otros.
Permite que otros tomen las decisiones importantes en lugar de �l.
Se muestra de acuerdo con los dem�s aunque piense que est�n en un error, por temor a sentirse rechazado.
Tiene dificultad para iniciar proyectos o para emprender actividades por su cuenta.
Se ofrece para realizar tareas desagradables o degradantes con tal de caer en gracia a otras personas.
Se siente inc�modo o desamparado cuando est� solo, o hace cualquier cosa con tal de no quedarse solo.
Sufre excesivamente cuando termina una relaci�n afectiva.
Vive con miedo a que lo abandonen.
Toma a mal las cr�ticas o expresiones de desaprobaci�n.



LA IRRESISTIBLE NECESIDAD DE TENER A OTRA PERSONA

Los dependientes �a veces llamados �codependientes�- aspiran a no molestar ni ofender nunca a la persona que es el centro de sus vidas. Renuncian a su individualidad y autonom�a y se convierten en seres conciliadores, sumisos, humildes, sin energ�as ni ambici�n. Cabe se�alar la manera insegura de caminar y hablar que los caracteriza. Se apegan a cualquiera sin el menor sentido cr�tico, y corren el riesgo de ser siempre la v�ctima de un c�nyuge que se aproveche de su pasividad. Si la relaci�n afectiva se vuelve inestable, se sienten impotentes y se aferran al otro; pero si forman una pareja s�lida, con un c�nyuge que les brinde seguridad, fortaleza y protecci�n, se los nota contentos y c�modos. Ante los ojos de los dem�s, parecen personas amables, generosas y humildes.

La inclinaci�n a subestimarse delante de otros cuando hacen comentarios tales como: �Eres tan inteligente, que seguramente vas a entender el libro mejor que yo�, puede parecer una manera gentil de elogiar al otro por su inteligencia, pero no lo es. Pese a que no lo demuestran, creen sinceramente que carecen de m�ritos en todo, ya se trate del aspecto personal como de la capacidad intelectual. Debajo del rostro sonriente se esconde una persona que tiene muy poca o ninguna confianza, unida a una necesidad excesiva de recibir seguridades. Para obtener autoestima, recurren a los dem�s. Si uno les dice: �No digas tonter�as, porque eres muy inteligente�, quiz� lo crean, pero apenas por un momento. Lo t�pico de ellos es aferrarse a otros para adquirir la autoestima que les falta.

Es com�n que presenten un rostro sonriente ante el mundo, pero esa expresi�n feliz quiz� esconda un profundo dolor. No suelen confiar a nadie sus sentimientos m�s �ntimos por el temor de que tales verdades sean una carga para los dem�s, o socaven de alguna manera la relaci�n. Hasta quien convive muchos a�os con uno de ellos puede desconocer la vida interior de su c�nyuge dependiente. De hecho, los dependientes a menudo no tienen conciencia de la medida de su depresi�n, como tampoco de su necesidad de ser dependientes. En cambio, mucho de ellos prefieren creer que el mundo es un lugar como los de los libros de cuentos, con finales felices por doquier. Otros tal vez disfracen su indefensi�n psicol�gica sinti�ndose f�sicamente d�biles, por lo cual requieren que otra persona se ocupe de ellos.




LOS RIESGOS, LA PREDISPOSICI�N Y LA INCIDENCIA

Los dependientes tienen un alto grado de vulnerabilidad a los trastornos depresivos del Eje 1 (Mundo), particularmente como reacci�n ante la p�rdida y a las fobias, la ansiedad y el p�nico.

Este trastorno se da m�s habitualmente en las mujeres, pero nunca se ha evaluado su verdadera incidencia en la poblaci�n masculina y femenina.

El comportamiento sumiso puede ser un rasgo predeterminado gen�ticamente, que predispone a algunos ni�os a contraer este trastorno si les toca enfrentarse a ciertos tipos de tensi�n. Los padre con este trastorno suelen proteger a sus hijos en exceso, lo cual puede constituir el cimiento para que el hijo vulnerable contraiga luego el mismo mal. Los profesionales han demostrado que muchos individuos dependientes provienen de familias en las cuales los padres eran muy entrometidos y desalentaban los intentos de independencia por parte del ni�o. Una enfermedad cr�nica en un ni�o o adolescente tambi�n puede predisponerlo para que contraiga este trastorno en la edad adulta. Algunos psiquiatras creen que los ni�os que padecen una excesiva angustia de la separaci�n pueden, en el futuro, adquirir el trastorno dependiente de la personalidad.
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