LA PAREJA DEL C�MODO
Las personas con tendencias c�modas muy acentuadas necesitan un compa�ero d�cil, comprensivo, generoso, que se conforme con circular alrededor de ellas. Los c�modos no asignan prioridad a las necesidades de la pareja, y no se van a esforzar demasiado por complacer a nadie. Pero valoran la relaci�n afectiva, les gusta sentirse queridos, y todo ir� bien si el compa�ero acepta la responsabilidad de mantener viva la relaci�n, como tambi�n de ocuparse de una parte mucho mayor de las tareas. Entonces, se mostrar�n como personas cari�osas, agradecidas y fieles. Pero el compa�ero debe tener rasgos fieles o sacrificados para tolerar el egocentrismo fundamental del c�modo.
Sin embargo, los que son decididamente concienzudos no deben hacer pareja con un c�modo. Los extremadamente concienzudos no pueden aceptar la manera de entender la vida del c�modo. Similares problemas pueden darse entre un c�modo y un seguro de s� mismo.
El c�modo comparte en cierta manera la concepci�n del mundo que tiene el de tipo vigilante pues ambos desconf�an de la autoridad. Como es muy responsable, el vigilante se ocupar� de las obligaciones si el c�modo las deja de lado. El c�modo tambi�n puede sentirse atra�do por otro c�modo, y cada uno respetar� los derechos del otro, pero como a ambos les gusta que los cuiden, uno de los dos va a necesitar tambi�n fuertes rasgos de tipo fiel o sacrificado. Adem�s, uno de los dos tendr� que encargarse de las cosas menos atractivas que siempre se presentan.
El c�modo no estar� a gusto si hace pareja con individuos de personalidad exigente en lo emocional, como por ejemplo el teatral y el vivaz. La relaci�n con el sensible puede funcionar, siempre que el c�modo est� al lado del sensible cuando �ste necesite apoyo para enfrentarse a los desaf�os personales.
El audaz, al igual que el c�modo, es un ser que busca su propio placer. Pero el c�modo necesita atenerse a las reglas del juego, y como el audaz prefiere violar siempre esas reglas, es mejor no aconsejar este tipo de uni�n.

LOS PROGENITORES C�MODOS
Son el sost�n econ�mico de su familia, y se preocupan por satisfacer las necesidades fundamentales de sus hijos. La vida de familia es importante para ellos y les proporciona enorme placer. Estos padres saben divertirse y son capaces de compartir un buen momento con sus hijos.
Suelen creer que lo que es bueno para ellos lo es tambi�n para los hijos, de modo que no se esfuerzan demasiado por satisfacer los gustos de los hijos si difieren de los de ellos, estilo tradicional de paternidad por otra parte. Pero no son inflexibles y son capaces de adaptarse si alguien los convence de que deben hacerlo. Sin embargo, cuando el tipo de personalidad c�modo se convierten en el trastorno pasivo-agresivo, los padres ya no entienden tan f�cilmente que el ni�o pueda tener necesidades distintas. As�, se los recordar� como personas tercas y ego�stas, m�s interesadas en su propia comodidad que en el bienestar de sus hijos.


EL TRABAJO: NO ES M�S QUE UN EMPLEO
Estas personas a menudo tienen el mismo conflicto de valores en el trabajo que en sus relaciones personales. No son de los que constantemente buscan la forma de progresar, ya que no trabajan para obtener �xito ni fama sino para garantizarse una jubilaci�n, para poder financiar la actividad de su agrado o simplemente para entretenerse. Son empleados buenos y serviciales, pero no se llevan trabajo a casa, no se quedan fuera de su horario, no hacen nada que no les corresponda. Tampoco hacen nada m�s de lo que se les pide con el fin de quedar bien con el jefe o para sentirse mejor consigo mismos. Cumplen con sus obligaciones y se enorgullecen de su labor, pero por lo general no encuentran el sentido de la vida en su lugar de trabajo, y no se van a dejar explotar por alguien que s� lo encuentra all�.
Sin embargo, si su personalidad incluye rasgos concienzudos y/o seguros de s� mismos, muchos c�modos hallan satisfacci�n en el trabajo. Algunos pueden combinar los negocios con el placer. Esto se da m�s f�cilmente en el campo de lo creativo, que puede brindar una enorme satisfacci�n de forma inmediata.

'ESO NO ES COSA M�A'
Esta es la muletilla que m�s a menudo pronuncia el empleado c�modo cuando el jefe le pide algo que �l no considera de su responsabilidad. Tal actitud a menudo molesta al empleador, pues �ste espera que sus subordinados tengan los mismos valores que �l y compartan la misma dedicaci�n, aunque luego reciban menos compensaciones. Pero el c�modo va a dejar en claro que a �l no le pagan para vaciar papeleras, fotocopiar facturas ni quedarse despu�s de hora.
Los c�modos no suelen sobresalir. Trabajan a ritmo pausado, no tienen prisa por terminar algo a determinada hora o en determinado plazo si no lo consideran razonable. No se sienten motivados a complacer a su jefe ni a alcanzar la perfecci�n. Son capaces de realizar un buen trabajo y suelen tener una enorme tolerancia para el tedio, pero rara vez el trabajo ser� el centro de sus vidas. Para ellos -incluidos algunos empleados p�blicos, sindicalistas y militares- el trabajo es algo que hay que hacer durante veinte o treinta a�os para luego recibir una jubilaci�n que les permita dedicarse a lo que m�s les gusta.

LOS DERECHOS DEL TRABAJADOR
En el �mbito del trabajo, los c�modos sienten por lo menos cierto recelo hacia la autoridad. Suponen que el jefe siempre va a pretender algo m�s de lo que ellos est�n dispuestos a dar, lo cual suele ser cierto, m�xime si el trabajo no tiene una descripci�n precisa o si el jefe es concienzudo, seguro de s� mismo, agresivo o ambicioso. Los c�modos tratan de cumplir con sus obligaciones y se sienten utilizados si el jefe o los colegas no se conforman con eso. Si se les pide algo m�s, o que trabajen m�s r�pido, pensar�n que se est� siendo injusto con ellos. Si el jefe insiste en que hagan m�s de lo que les corresponde, amenazar�n con presentar una queja formal.
Los c�modos est�n muy pendientes de sus derechos. Lo justo es lo justo, todo lo dem�s es explotaci�n. Hacen uso de todas sus prerrogativas -por ejemplo, faltan al trabajo todos los d�as permitidos-, y por ello el jefe, a veces injustamente, los cataloga de holgazanes o poco serviciales. El ofrecimiento de pagarles horas extras no los tienta para quedarse despu�s de hora, pero a lo mejor s� les interesa si les ofrece la posibilidad de tomarse d�as libres en compensaci�n.
Cuando trabajan por cuenta propia, tienen la misma actitud respecto a la autoridad. No les agrada que los clientes se vuelvan muy exigentes.
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