“ El conocimiento exacto del pasado es la mejor ayuda para comprender el futuro” (Tucídides)

"Audaz, libre y valiente
guerrillero del Norte,
cántabro y asturiano

Águila arrogante
surgida de la mina,
de hollín tus alas teñidas
de la negra antracita

Alzando rauda el vuelo
sobre altas montañas,
sobre feraces valles,
sobre verdes bosques.

Con mirada atenta y alerta
sus grandes alas acogen
en el pozo, al picador
del metal, a su domador
al campesino de avara tierra,
a todos, obreros oprimidos
que alzan al cielo su mirada.

Audaz, libre y valiente
guerrillero del Norte,
cántabro y asturiano."

(Anónimo catalán)

Guerrilleros asturianos, ya evacuados por mar, a salvo en Francia. Octubre de 1948 (San Juan de Luz)

"Audaz, libre y valiente guerrillero del Norte, cántabro y asturiano..."

Alberto Bru Lista GCE

La guerrilla antifranquista en Asturias y Cantabria

Una recopilación de Alberto Bru, basada en los estudios Secundino Serrano, Pons Prades y datos de Francisco Aguado

Doce siglos después que comenzara la Reconquista desde Asturias, volvía esta tierra a alumbrar nuevas levas de bravos guerrilleros, luchadores de la libertad, dispuestos a quemar en el pebetero de la Patria, sus vidas e ilusiones.

Todo se perdió en una lucha larga y baldía, donde la política o los "politiqueos" fueron peores adversarios que las tropas regulares, la Guardia Civil, las contrapartidas o los somatenes: éstos eran el enemigo declarado, el otro, tal vez el mas letal, el solapado.

Es deber de todo bien nacido, rescatar del anonimato y la indiferencia a quienes tanto dieron y tan poco recibieron. Guerrilleros del Norte, siempre tendréis nuestra admiración y el afecto de nuestro reconocimiento. Vaya a ellos el respeto de nuestro recuerdo.

Principales jefes y grupos guerrilleros

Peñas Blancas (Mazuco), Texedo, Monte Benzúa: Escenarios bélicos del último reducto republicano en la caída del Frente Norte en Asturias, en 1937.

Un holocausto semi-olvidado en el que murieron muchos valientes sin escapatoria alguna, abrasados por la aviacion alemana o atravesados por las bayonetas marroquíes.

Testimonios de la represión franquista en Asturias

"Nos llevaron a la Plaza de Toros, donde había miles de camaradas en la misma situación que nosotros. También había prisioneros en El Cerillero, La Iglesiona, El Coto, Falange y en las cuadras del cuartel de la Guardia Civil de Los Campos. Por las noches, sentíamos tiros y ráfagas de ametralladora y creíamos que eran partisanos: ¡qué equivocados estábamos! Los disparos eran en la playa, en La Providencia o en el cementerio de Ceares, lugares preferidos por las “chekas” (de Falange) para efectuar sus asesinatos. De La Iglesiona, por camiones sacaban a los prisioneros para asesinarles en Ceares. La brutal, salvaje y ensañada represión sobre el vencido comenzaba así en Gijón."

"Llevaríamos quince días en la Plaza de Toros, cuando un día de principios de Noviembre llegan los Guardias de Asalto en tromba y dando leña a todo el mundo como siempre. Pero esta vez mandan que los asturianos formásemos dentro de la Plaza. Creíamos que era una formación más, pero, no sé por dónde se supo, pronto circuló el rumor de que nos marchábamos. Formar a más de mil personas con edades que iban de los dieciséis a los sesenta años y con los de Asalto repartiendo leña origina confusión y lleva su tiempo. Rápidamente, me fui al lugar en el que acampaba, cogí una manta, el macuto con ropa, la maquinilla de afeitar, el plato y la cuchara, y volví a la formación, que aún tardó en terminar de hacerse. Igual que yo hicieron otros, y acertamos, pues una vez formados nos sacaron de la Plaza. Me quedó allí otra manta y casi toda la comida que me había llevado mi madre, todo lo cual di a los gallegos.

A la salida de la Plaza, una chica, llorando, gritó: “¡Adiós, padre! ¿Dónde te llevan?” Y al mismo tiempo trató de darle un abrazo. Un guardia de Asalto le pegó una bofetada, la cogió bruscamente por un brazo y gritando: “¡Hala, roja, tú también!”, la metió en la formación. La llevó hasta El Muelle y allí la mandó marchar.
Fuimos caminando por Marqués de San Esteban, sin saber si el destino era la Estación del Norte o El Musel. Sería El Musel. Entre mi amigo Granda y yo, como buenamente pudimos, llevamos casi en volandas a un señor, ya mayor, de Caravia Alta, el cual estaba enfermo y muy reumático, por lo que apenas si podía andar. Tiempo después, a este mismo señor lo trajeron de vuelta del campo de concentración para Gijón y le fusilaron.

En La Calzada, próxima a Cuatro Caminos, había una fuente al lado de la calle. Varios prisioneros se acercaron a ella para saciar su sed y, al momento, fueron maltratados por los guardias con toda clase de golpes, patadas y bofetadas. Uno de ellos estaba bebiendo por un plato, lo que le impidió ver acercarse al guardia que, de un culatazo, le metió el plato por la boca y le partió tres dientes." (Jose Enrique Llera Iglesias)

"Siempre demostró el capitan Casariego la fidelidad a sus ideas, pero jamás utilizó la venganza y la crueldad con sus enemigos. Se hizo notorio su comportamiento con un grupo de prisioneros “rojos”, capturados por su unidad en los combates de la asturiana Sierra de Cuera, en el concejo de Llanes. Como sabía que iban a ser fusilados, los llevó a “tierra de nadie”, ordenó al piquete que disparasen al aire varias ráfagas de fusil ametrallador y mandó a los prisioneros (jóvenes bisoños de las últimas quintas movilizadas por los republicanos) que huyesen por el monte. Con aquel fingido “fusilamiento”, salvó el capitán Casariego una veintena vidas.” (Juan Antonio Cabezas)

"Mi padre no quiso evacuar. Decía que no había hecho nunca nada malo y que, por lo tanto, no tenía nada que temer; que solamente había defendido una idea y nada más. (...)Cuando acabó todo ya en Asturias, mi padre se vino para casa. No se quiso ni esconder. Un día, el veintisiete de Octubre, estábamos a la hora de comer sentados todos en la mesa. Picaron a la puerta y él mismo fue a abrir. Eran tres o cuatro falangistas de la “Bandera de Santander”:

- ¿Eduardo Prieto Menéndez? -preguntaron.
- Un servidor -contestó mi padre.
Entraron y nos registraron toda la casa. Se llevaron todo lo que quisieron: cadenas de oro, las botas de militar..., todo lo de valor que encontraron. Se lo llevaron a él y, además, se marcharon cargados de todo lo que les apeteció. No les debió de parecer bastante, porque al día siguiente volvieron con la disculpa de llevarse la pistola de papá, y en casa no estaba. Era también la hora del mediodía.

A mi padre, los de Falange, le metieron en un local que tenían donde está el Banesto de la calle Corrida, pero que se entraba por detrás, por la calle Libertad. Creo que le llevaron también a un cuartel de la Guardia Civil. Le dieron unas palizas de muerte. Había un guardia civil que le tenía ganas porque, antes ya de la guerra, mi padre se había interesado y protegido a un aldeano al que acusaban de haber prendido fuego a la casería que llevaba en renta. Mi padre sabía que no había sido él y le escondió en casa.

En el local de Falange, le metieron en un cuarto con más presos. Entró el famoso “Paco Lunares” y dijo:
-¡Uf, buena redada tengo para esta noche! Me duele el dedo de darle al gatillo, pero el corazón me pide sangre.

Nosotros lo sabemos porque uno de los que estaban allí se salvó y se lo contó a mi tío en Méjico. Mi madre fue a ver a una cuñada, Matilde, que era monja Dominica, para decirle que el hermano estaba preso. Le respondió que no podía hacer nada porque, si se metía, le quitaban los hábitos; o sea, que para ella eran primero los hábitos que intentar salvar la vida del hermano.
(...)Mi madre anduvo buscando a mi padre por entre los presos de la Plaza de Toros, por la cárcel, por todos los sitios... ¡Y ya le habían matado! (...)Mi madre quedó viuda a los cuarenta años y con seis hijos. Antes de la guerra, vivíamos bien, luego, nos tocó pasar hambre, necesidades, no poder estudiar... " (Teresa Prieto)

"A mi hermano Félix le cogieron los de la Guardia Civil en el pajar de la casa de la novia. Hubo un chivatazo, fueron y rodearon la casa. Le gritaban que se entregase, pero nada. Tenía una pistola y les disparaba desde la ventana del pajar. Como tenían miedo a entrar, prendieron fuego al pajar.

Cuando se vio perdido, con la última bala de la pistola, se asomó a la ventana, les gritó que era Félix Ordás y se pegó un tiro. El cadáver, medio quemado, lo metieron en un saco y lo trajeron para Cangas. Lo tuvieron tirado delante de la cárcel, en exposición, para que la gente lo viese. Poco después, veníamos mi madre y yo (Mercedes) de andar recogiendo castañas. Nos cruzamos con el barrendero y otros que iban con el carro de la basura en dirección al cementerio. Nosotras no sabíamos nada, pero notamos algo raro y nos quedamos mirando para atrás. Nos dijeron que siguiéramos para adelante y que no miráramos: Llevaban el cuerpo de nuestro hermano Félix.

A los cuatro o cinco días fue cuando nos soltaron a Remedios y a mí (Benigno) en el campo de concentración de Figueras. Llegamos aquí el día dos de Diciembre, no se me olvida, porque era el día siguiente de la feria.
También intentaron quedarse con lo que teníamos. Un día, llegó a casa un papel del Estado diciendo que en el plazo de veinticuatro horas teníamos que entregar la parte de la herencia que les correspondía a los dos hermanos que nos habían matado." (Mercedes Ordás Roza)

“Estábamos en pleno combate en la Sierra del Mazuco, cuando sentimos gritar a nuestras espaldas: “¡alto, paisa!, ¡alto, paisa!” Nos coparon, pensé. Miro tras de mí y veo a un numeroso grupo de moros. Los teníamos a nuestras espaldas apuntándonos y con las bayonetas caladas. Nosotros seríamos unos cincuenta. Levantamos los brazos y se acercaron a nosotros y empezaron a cachear a la gente. Lo quitaban todo: botas, carteras, relojes, chaquetas de cuero, todo. ...Y luego los asesinaban hundiéndoles la bayoneta.

Me llegó el turno; me estaba quitando las botas y no acertaba. El moro, bayoneta en ristre, me metía prisa. Yo no podía más, viendo la muerte en las manos de aquel asesino. Me acordé de mi hija que, con poco más de un año, se quedaba huérfana. Me hice por mí las necesidades, pues en esos momentos los valientes no existen.

Como en el cine, la salvación llegó en los últimos segundos: la mía y la de dieciséis compañeros más. Apareció un alférez español de Regulares que, fusta en mano y hablando en árabe muy indignado, empezó a repartir fustazos a diestro y siniestro. De esta forma se terminó la matanza. Nos puso una escolta de soldados españoles y nos bajaron para Llanes.” (Testimonio del hermano de Jose Enrique Llera Iglesias)

«Al derrumbarse el Frente Norte, estaba en el sector de Buenavista, en Oviedo, como teniente del Batallón “Onofre” n† 207, que formaba parte de la 1 Brigada Móvil que mandaba Higinio Carrocera. (...)Yo seguí allí, en mi puesto, desesperado, sin saber qué hacer. (...)A mí no vino nadie a avisarme para salir por mar hacia Francia. (...)Yo no resistí que se llevaran a mi padre por mi culpa, bajé y me entregué. Era el día tres de Diciembre de 1937.

Me llevaron en coche hasta El Rinconín y dieron vueltas por allí, como que iban a “pasearme”. A eso de las cuatro de la mañana me llevaron al cuartel de Los Campos. Aquello era... ¡terrible, terrible, terrible! ¡No puede nadie imaginarse lo que era aquello! Las palizas eran terribles. Se veían trozos de piel humana pegada a las bridas y a las “pichas de toro”. (...)Decían que lo peor era que te llevasen a Falange; luego, a la Guardia Civil, y, luego, a Asalto. " (Fermín Lopez de Vega)

"El 23 de octubre de 1937 llegamos a Trubia y ahí nos cogieron prisioneros. Eramos miles de prisioneros. Poco a poco nos fueron tomando la filiación a todos. (...)Por todos los sitios donde había prisioneros pasaban las “chekas” de Falange de cada municipio a buscar a los que les interesaban.

(...)Al cabo de unos meses, vinieron unos camiones para llevarnos para el campo de concentración que había en el antiguo manicomio de La Cadellada, al lado de Oviedo. Ahí fue donde se formó el batallón de Trabajadores en el que me tocó a mí.

(...)En Alicante estuvimos dos meses. Aquello sí que fue trágico: ¡cómo corría la sangre, Dios mío!. Estábamos en un campamento y todos los días, todos los días, a primera hora de la mañana, bajaba el camión chorreando sangre.

Venía cargado con los cuerpos de los que acababan de fusilar y la sangre salía por los costados de la caja.... ¡Dios mío, Dios mío!" (Teniente José Segurola Pérez)

Testimonios extraidos de "La libertad es un bien muy preciado"

 

Descripción geográfica

La condición geográfica de estas dos comunidades nos empujan a unirlas en la historia de sus guerrillas, pues el paso de las mismas era fluido de uno a otro lado y sobre todo camino obligado para alcanzar la frontera con Francia, lugar de entrada y salida de la mayoría de ellos.

La cordillera cantabrica de 400 kms. de longitud es la espina dorsal de ambas comunidades, pues limita al O. Con el macizo galaico y al E. Con el Pais Vasco. Forma una línea de costa y recortada con alturas entre 300 y 500 mts. Y una región interior con alturas importantes como los Picos de Peña Rubia y Peña Urbina (2417 m) En la vertiente oriental de la región interior se haya el puerto de Pajares (1364 m,) y más el E. Se alzan una línea de montañas con altitudes superiores a los 2.000 m. Las Brañas, donde se localizan los Picos de Europa.

Con esta orografía, que compartían ambas comarcas, es difícil concebir su endeble defensa ante las tropas enemigas y facil entender que en ella buscaran refugio los que tuvieron que huir, santanderinos o asturianos.

Agosto 1937: Primero fue Santander

Santander, arrollado en pocos días, por las tropas italianas y franquistas decide la evacuación de sus efectivos humanos y material hacia su vecina Asturias. Recogemos testimonio del general Gamir Ulibarri donde intenta defenderse de la acusación de abandono de sus fuerzas y huida a Francia.

"Este mando decide la retirada con toda premura sobre Asturias, dando cuenta al gobierno, en radiograma, de aquella retirada y [de la] conducta de los batallones nacionalistas vascos.


"...el enemigo logró establecer una cabeza de puente en Barreda, cortando la comunicación por carretera entre Santander y Asturias.
"Al tener conocimiento de la ruptura, se dio por el general jefe del ejército a sus jefes de estado mayor la orden de evacuación de Santander, aprovechando la flota pesquera, muy numerosa, y otros barcos y motoras que había en el puerto en reserva para este caso... la operación debería estar terminada a las 5 de la mañana, para evitar la catástrofe que supondría si el enemigo, dominase la entrada de la bahía y la actuación de día, en combinación con tierra, de los barcos facciosos que con el "Almirante Cervera" bloqueaban el puerto.

"Las autoridades, personal de los organismos civiles y judiciales, dirigentes de partidos y organizaciones, comandancia de las armas y servicios que tenían su destino en la plaza, así como víveres y 1.200 toneladas de material de guerra salieron en tres barcos, uno de los cuales, a la vuelta, después de dejar la carga, fue cañoneado y hundido por el "Almirante Cervera". Otras 1.000 toneladas habían salido anteriormente en tres trenes de 30 unidades cada uno. Todos fueron evacuados aquella noche hacia los puertos de Asturias, excepto algunos barcos con personal de diversas categorías civiles y militares que, ya fuera del puerto, contraviniendo las órdenes recibidas, pusieron rumbo a las costas francesas, privando [al mando] de unas embarcaciones que, al retorno, habrían podido embarcar más tropas y material.”

El resto es un minucioso relato de cómo el submarino C-4 burla el bloqueo y deja en Gijón sanos y salvos a mandos y autoridades que en días anteriores no habían podido ser evacuados por tierra.

De todas formas fue inevitable que quedaran fuerzas dispersas por la rapidez del avance rebelde y lógicamente su único recurso, como a casi todas las provincias, fue refugiarse en los montes y en los bosques para luego engrosar las unidades guerrilleras.

La "justicia al revés" de los vencedores

Caerían mas de 20.000 prisioneros republicanos cántabros en aquella ratonera. Muchos de ellos, impotentes, morirían ejecutados tras sendos "Consejos de Guerra Sumarísimos", acusados de "rebelión", "auxilio a la rebelión" y "apoyo a la rebelión", invirtiendo el término de rebelde para los vencidos, que en realidad habían sido los defensores de la legalidad vigente.

Una curiosa "justicia al revés", como diría Serrano Súñer, el Cuñadísimo..

Asturias, Patria Querida, ...Asturias, Patria del Socialismo

Fue Asturias, indiscutiblemente, la patria del socialismo, pues hacia 1890, Pablo Iglesias creaba en EL Principado los primeros núcleos socialistas y, también en 1910 acogió la fundación del Sindicato Minero que dirigió Manuel Llaneza.

Caló hondo, desde el principio, entre el proletariado asturiano las ideas socialistas que venían a llenar el gran vacio de justicia social que existía en todo el país y despertaban las ansias de libertad e igualdad del proletariado. En esta región se agudizaba mayormente por las condiciones de dureza del trabajo en la mina que hacían más evidentes las desigualdades sociales. Mineros y metalúrgicos formaban la gran masa trabajadora que acogió con entusiasmo el credo redentor del socialismo.

¿Qué significación política, dentro ya del cuadro de las organizaciones extremistas, tuvo la revolución de octubre?
Puede decirse, que los acontecimientos del Octubre 1934 asturiano fue obra casi exclusivamente socialista. Lo fue, de modo total, en su gestación y organización, bien que intervinieran a última hora los dirigentes y grupos anarcosindicalistas, y en el momento de iniciarse la revuelta, los comunistas, que se integraron en un Comité dirigido por los primeros.

La C.N.T. y la F.A.I., salvo en Gijón y La Felguera, tenían en la región relativa fuerza, y muy escasa el Partido Comunista español; en cambio, el Socialista, con su filial, la Unión General de Trabajadores, presentaba allí un frente extenso y compacto, y una historia muy nutrida en fecundas experiencias.

Octubre: Dos veces fatal para los socialistas

Una vez, iniciada la revolución, el fracaso de la revuelta en el resto de España dejó a los asturianos abandonados a sus propias fuerzas y condenados a la derrota. Entonces volatilizóse el primitivo Comité, apareciendo un segundo, constituido totalmente por comunistas, que fueron los que realmente continuaron la resistencia; acto de indudable valor revolucionario que pronto sería debidamente explotado. Por otra parte, la huida de los dirigentes socialistas de los puestos de peligro, sus vacilaciones, la falta de eficacia en su dirección y la ayuda prestada luego a ellos y sus familiares por el aparato ilegal del Partido Comunista, para que pudieran escapar y refugiarse en la U.R.S.S., de donde volverían cambiados totalmente, fueron objeto de una copiosa propaganda.

Es decir, que siguiendo una vieja táctica y siempre actual, los frutos de la revolución de Octubre fueron recogidos, tanto o más que por los socialistas, por los propios comunistas, mejor dirigidos desde fuera y con mucho más fervor revolucionario. Asturias se impregnaba así de un mayor extremismo.

La represión fue dura. El saldo supuso 1.335 muertos, 2.921 heridos, 750 edificios destruidos o seriamente dañados y el censo de las cárceles se engrosó en 30.000 reclusos. Poco, nadie podía pensar que aquello era sólo el preludio de lo que estaba por llegar.
Dos años después volvieron a ocurrir los desdichados hechos del desmoronamiento del Frente del Norte y otra vez el resto de España republicana lo admitió sin otra conmoción que la que podía ocasionar cualquiera de las derrotas, a las que parecía se iba acostumbrando. Se producía, para Asturias, el segundo Octubre con consecuencias represivas mucho más atroces, si cabe, que durante 1934.

No fue posible un "Dunkerke"

Ante el avance de las fuerzas enemigas y el desmoronamiento del Frente, no se tomó ninguna medida de previsión, como prevención militar inteligente, que hubiera sido tener preparado el dispositivo para una retirada honrosa y a la vez provechosa, salvando el máximo de unidades operativas amén de cualquier resto disperso que se pudiera reintegrar al conjunto del EPR.

Este abandono de las mínimas atenciones por parte de las autoridades republicanas y del Consejo Soberano de Asturias y León, motivó que la mayor parte de los combatientes no pudieran embarcarse ni en dirección a otros frentes republicanos ni hacia el exilio. Pero si las autoridades políticas y militares huyeron en su mayoría y el caos se apoderó de los vencidos.

Según Juan Antonio Sacaluga: "Muchos jefes de batallones se negaron a aceptar el puesto que se les ofrecía -en el supuesto caso de que pudieran llegar al puerto correspondiente-, porque en la oferta de sus superiores no iban incluidos los hombres a su mando”.

Los puertos de Gijón y Avilés estaban colapsados. Esta actitud irresponsable acarreó que unos 9.000 milicianos se quedaran aislados, sin posibilidad de huida.

Como resultaron fallidos los intentos colectivos de evasión, las montañas asturianas seguían pobladas de huidos.

Predominaban desde 1937 aquellos que habían tenido responsabilidades en las organizaciones políticas y sindicales de izquierda, o cargos públicos en el periodo republicano.

Familiares, amigos y pastores les facilitaban la información de los movimientos de las fuerzas represoras y les proporcionaban el alimento y enseres indispensables para sobrevivir. Para evitar conflictos y no manejarse en el filo del bandolerismo, pagaban la comida que necesitaban, dinámica que los diferenciaba del resto de otros huidos españoles. Apenas llevaban a cabo golpes económicos o expropiaciones (atracos contra personas e intereses de los franquistas)

Aguantado el primer empuje de la represión, los elementos dispersos, por instinto de conservación, inician, mediante la búsqueda de la ayuda familiar, una corriente migratoria hacia las zonas o comarcas de naturaleza, origen de los más tarde focos conflictivos que dieron en llamarse zonas de huidos.

Esta corriente, partiendo de Asturias, fue en doble dirección, tanto hacia el Este, Cangas de Onís-Llanes-Potes, buscando su enlace con las partidas guerrilleras santanderinas y prolongándose por las rutas tradicionales hasta la frontera franco-española, como hacia el Oeste, Cangas de Narcea-Ponferrada-Monforte de Lemos-Lugo, en busca también de contactos con algunos grupos gallegos que, ya a partir de 1936, nada más producirse la Rebelión militar, habían preferido huir al Monte o escapar de momento a Portugal, antes que incorporarse a las filas fascistas.

 

El "Ejército de la Reconquista": Un hueso duro de roer

En Asturias los huidos alcanzaron una presencia importante sobre todo a partir de que cayera en manos de los sublevados la totalidad del frente Norte. Perdida Asturias, las fuerzas gubernamentales del Principado quedaron aisladas. Para su aniquilamiento las tropas rebeldes hubieron de llevar a cabo las operaciones un tanto apresuradamente, antes de que las nieves entorpecieran el paso de tropas por los puertos de montaña. Quedarían enquistados en los accidentados valles cántabros unos dos mil hombres, que actuaron por su cuenta bajo la denominación de “Ejército de la Reconquista”. Estos núcleos armados, restos de unidades desarticuladas o diezmadas, implicaron para su eliminación un considerable despliegue de tropas nacionalistas, dedicadas a operaciones de limpieza.

La propaganda gubernamental aireó considerablemente la existencia de estos núcleos armados, a los que enalteció con grandielocuentes declaraciones, parca ayuda para tan valientes hombres. ¡Qué distintas hubieran sido las cosas si la República, además de buenas palabras, les hubiera enviado, cuando menos, a las tropas que deambulaban por el Principado unos mandos profesionales para nuclear tanto valor!
Que oportunidad perdida...Estos huidos fueron hueso duro de roer, tal es así que reconoce Aguado que se requirió medio año para ser desmantelados. Y añade que fue una “experiencia muy interesante para las tropas regulares del Ejército nacionalista, enfrentado por primera vez durante la guerra civil con un problema de esta naturaleza”.

La táctica empleada, no con pleno acierto, puede sintetizarse en: -Creación de un ambiente de vida desfavorable para la acción de los huidos mediante movimiento de columnas y organización eficaz de un servicio de información, para su localización y captura.
- Las tropas destinadas a este cometido fueron 15 tabores de Regulares, ocho batallones de Infantería y un grupo de obuses de 105/11, distribuidos en seis circunscripciones: Mieres, Infíesto, Grado, Cangas de Narcea, Ponferrada y Lugo.

Los nacionales, si que comprendieron el peligro que podía suponer para ellos tener a sus espaldas y en aquellos terrenos, tal cantidad de fuerzas con experiencia de lucha.

Sin embargo, a este plan de rastrilleo y pacificación total le faltó continuidad, hasta profundizar lo necesario para !a total liquidación de los elementos huidos. Tal vez el ejercito rebelde consideró suficiente sus acciones de “limpieza” o bien la necesidad de acudir a otros frentes les obligó a abandonar el campo y creyeron que con las fuerzas del orden sería suficiente para liquidar a los últimos elementos que se refugiaron en los escondites naturales que ofrecía la abrupta geografía de la región.

Hubo desde luego al principio una acción eficaz de actuaciones y enfrentamientos masivos, más parecidos a operaciones militares que policiales, pero quedó inevitablemente el sedimento de los elementos dispersos,

Durante algún tiempo, la única preocupación de los que habían conseguido ocultarse, fue la de pasar desapercibidos, en espera del momento que les permitiese reagruparse.

No es de extrañar que el número de huidos bajara fuertemente, pues ya hemos vistos que los franquistas no se tomaron a humo de pajas lo que era un peligro latente, por eso en mayo de 1938 apenas quedaban escondidos unos 1.000 hombres en los montes. Los restantes se entregaron, fueron detenidos o muertos

Resistencia pasiva

Al principio entre los huidos asturianos, no había proyecto político alguno ni llevaban a cabo acciones de tipo guerrillero, y el objetivo consistía en rehuir los enfrentamientos con las fuerzas de represión. Ni siquiera efectuaron sabotajes contra las tropas acantonadas en la provincia de Asturias para evitar que fueran trasladadas a los frentes en los que todavía resistían los republicanos. Los socialistas del monte, ya desde 1937, se habían decidido por una resistencia pasiva.

Como escribe Ramón García Piñeiro, muchos huidos socialistas "sólidamente barnizados por la "ética pablista", estaban incapacitados para interiorizar el lenguaje violento al que se veía impelido todo resistente”.

Decantada la guerra del lado franquista, el clima de terror impuesto por los vencedores, las dificultades de supervivencia ante las continuas batidas y la vigilancia de pasos forzaron a un número significativo de los que estaban en el monte a entregarse a las autoridades. También enfatizaron las promesas de gracia. En palabras de Mata: “Los aviones arrojaron sobre los montes octavillas en las que se prometía el perdón a quienes no tuvieran las manos manchadas de sangre y a los demás una sepultura en tierra sagrada. Yo mismo convencí a muchos para que se presentaran a la Guardia Civil. En el monte sólo nos quedamos los que no teníamos otra alternativa.”

Este proceso hizo que la mitad de los huidos dejaran el monte, y sólo aquellos que habían destacado en las organizaciones sindicales y políticas desde 1931 optaron por no rendirse, ya que conocían de antemano las consecuencias.
En la capitulación de muchos huidos coadyuvó el hecho de que no sólo tenían dificultades ellos, sino que los familiares en las aldeas estaban sometidos a una enorme presión.

 

El Poeta y la Guerrilla

A caballo entre Asturias y Santander y con refugios seguros en los Picos de Europa, surge en 1937 la partida de “Machado", que luego toma el nombre de brigada. Se organizó por elementos evadidos del campo de concentración de Potes (Santander), Fue su jefe Ceferino Roiz “Machado”, un carismático maestro de escuela que contó desde el principio con una docena de guerrilleros. De filiación anarquista, establece esporádicos contactos con las partidas asturianas de Cangas de Onís, aunque estas relaciones, por diferencia de ideología, no tienen consistencia. Tienen algunos combates con la Guardia Civil y el Ejército y pierden cuatro de sus hombres.

En 1943 se incorpora a la Brigada “Machado” Juan Fernández Ayala “Juanín”. Tras ser excarcelado, intenta rehacer su vida, pero harto del acoso del cacique local, en connivencia con la Guardia Civil, decide huir al monte. Actuaran por Pendes, Castro-Cillorigo, Tresviso y Bulnes, En una refriega con la Guardia Civil de Santander pierden dos hombres: uno muerto y otro apresado. Durante 1942 están completamente inactivos. Cuentan con familiares y amigos que les auxilian.

En 1943 la Brigada “Machado” toma el nombre de Brigada de los “Picos de Europa”. Con algunas altas experimentadas, se atreven a operar por los pueblos de Bada, Espinama, Renedo, Pejanda y San Vicente de la Barquera en la costa. En esta dilatada incursión son descubiertos y pierden un compañero, luego se irradian por el país asturiano hacia Llanes, Pendueles y Sierra de Cuera. En 1944 se enfrentan en las proximidades de Panes (Asturias) con una pareja de la Guardia Civil, hiriendo gravemente a sus dos componentes.

Como ya hemos visto en la pagina que trata sobre la Federación Galaico Leonesa, los guerrilleros asturianos establecen contactos con ésta a fin de ver las posibilidades de una eficaz colaboración.

Los interlocutores fueron José Mata Castro, Arístides Llaneza Jove y Manuel Fernández Peón. Con los asturianos, aparte de compañeros en las luchas sindicales y de ideología socialista, tenían relaciones fluidas, y “Gafas”, aunque en territorio leonés, era miembro del Comité Ejecutivo del PSOE de Asturias en el monte.

¿Una Guerrilla política o armada? La eterna duda

Como hasta 1942 los asturianos no habían conseguido organizarse, decidieron corregir esta situación y, tras las primeras conversaciones, alumbraron la Federación de Guerrillas de León, Galicia y Asturias, con el firme propósito de hacerla extensiva a Santander.

Pero la vida de la organización fue puramente nominal y efímera, pues leoneses y asturianos tenían dos formas distintas de abordar la resistencia antifranquista. Mientras los galaico-leoneses defendían una estrategia hasta cierto punto ofensiva y militar, los socialistas asturianos eran partidarios de una posición pasiva y fundamentalmente política.

La "Aristocracia del Monte"

Por otra parte, mientras que la Federación era unitaria y pluralista, los socialistas asturianos (que se consideraban la aristocracia del monte) tenían el proyecto de formar grupos exclusivamente de su ideología, como se demostró con el inmediato fracaso del Comité de Milicias Antifascistas de Asturias, creado junto con los comunistas en 1943 y disuelto poco después.

En todo caso, era necesario constatar que no existía unanimidad entre los asturianos. Mientras una corriente defendía una actividad exclusivamente política, otra era partidaria de la lucha armada, como la que se llevaba a cabo en León. Representaban esta última tendencia Llaneza y Manuel Fernández Peón —verdaderos “sindicalistas armados”—, mientras que Mata y Fernández Casas eran partidarios de la primera.

Ni los socialistas asturianos ni la dirección del PSOE en el exilio eran partidarios de la lucha armada: habían optado por una actitud pusilánime y claudicante Incluso la dirección en el exilio, cuando le era posible, enviaba dinero a los huidos para que no tuvieran que efectuar golpes económicos.

Utilizaban para el "golpe económico" el sistema ya conocido del anónimo, el cual consistía en enviar cartas a elementos fascistas o adinerados, fijándoles la cantidad a entregar y lugar donde debieran depositar las sumas indicadas, siendo atendidos casi siempre. Si alguno, de primera intención, no correspondía a la petición se le aumentaba la cuota y se le acortaba el plazo para la entrega, y este segundo envite era suficiente para que enviaran el dinero.

Parasitismo financiero: Unos crían la fama ...y otros cardan la lana

Pero lo cierto fue que el despacho de cartas produjo resultados gracias a la acometividad de los comunistas. Los socialistas, instalados en una especie de "parasitismo financiero”, aprovecharon el recurso a la acción de los militantes del Partido Comunista para recaudar fondos entre los franquistas.

Descartada la resistencia armada, los socialistas se dedicaron con una insistencia digna de encomio, a reconstruir las organizaciones políticas y sindicales en las zonas mineras, su feudo tradicional gracias al SOMA. En 1943 se llevó a cabo un pleno provincial socialista en las comarcas mineras en el que se eligió una Comisión Ejecutiva formada por Bernardino Díaz, Silvino García y Wenceslao Fernández, bajo la presidencia de Florentino Zapico.

Pero la situación resultaba paradójica para los socialistas, que estaban en el monte armados pero no se implicaban en el movimiento revolucionario contra el franquismo. Los argumentos para la pasividad parecían consistentes pero, al mismo tiempo, producían disputas internas sobre e! método a seguir.

Los comunistas entran en acción

A finales de 1942. El P.S.O.E., cuyas esperanzas eran grandes para Asturias —aunque luego cedería y abandonaría, desprestigiado por el P.C.E., intenta controlar políticamente el conglomerado de huidos ya mencionado. Para ello, además de contar con “Llaneza”, dispone de Baldomero Fernández Ladreda “Ferla”, quien registra los primeros contados entre los de mayor significación, tratando además en el curso de los mismos de enlazar con las fracciones comunistas.

A “Ferla” le apoya Benjamín Fernández “Tito”. Ambos tenían un largo y destacado historial revolucionario desde octubre de 1934. “Ferla”, además, había organizado un batallón de milicias con su nombre actuando en el cerco de Oviedo en 1936 . A finales de la guerra civil fue mayor de Brigada y tuvo bajo su mando tres batallones.

“Feria”, pasado a las filas comunistas, contaría con el prestigio y la influencia que le proporciona haber sido general del pueblo, desde su escondite de Soto de Ribera de Arriba, en el que había permanecido desde el final de la guerra civil. Gana para el comunismo a un antiguo compañero, “Llaneza”. Ambos, ayudados por “Tito”, acuerdan formar el Comité de Milicias Antifascistas, con la misión de planificar toda clase de operaciones y sabotajes contra el franquismo, que después deberían llevar a la práctica las partidas de huidos.

Organizacion militar: Escuadras, pelotones y secciones

Además, el C.M.A. se encargaría de agrupar, encuadrar y organizar militarmente las partidas. Tenían suficiente dinero por el momento para la organización, gracias al método de las “afectuosas epístolas” que le fue fructífero.

Por lo que afecta a milicias en general, acordaron su articulación en escuadras, pelotones y secciones para luego llegar a las compañías y batallones. Todo un ambicioso plan que no cubrió las expectativas que en principio despertó. Al frente de cada grupo figurarían los elementos de mayor responsabilidad y más intenso historial revolucionario.

Obvio es decir que, el P.C.E. tomaba la dirección de todo. De ahí que poco más tarde, a finales de año, surgiera la titulada Junta Provincial de la U.N.E., formada por representantes afectos a toda clase de partidos políticos y organizaciones sindicales. Los comienzos de esta Junta Provincial, puesta en marcha por Carlos Buendía “Madriles”.

Su primera disposición es la de mantener un estrecho contacto con los principales dirigentes del P.C.E. existentes en el país asturiano y, sobre todo, con “Ferla”, con quien se pone en completo acuerdo.

El partido comunista desde Francia, manda la consigna de formar la J.S.U.N., que era un conglomerado a imagen y semejanza de lo que fue el Frente Popular, sin que alcanzara grandes actividades ni resonancias, aunque en el Monte constituyó el camino para la integración total en el P.C.E. Junto a los tres ya mencionados aparece prontamente adherido —luego desplazaría a “Tito”— el Comandante Flores

La total formación del aparato dirigente tiene lugar el 15 de agosto de 1943 al ser discutida largamente en una reunión mantenida en Soto de Ribera. Tras el primer cambio de impresiones determinan la organización, además de estructurar unas milicias pasivas o del Llano a continuación disponen lo necesario para visitar cuantas comarcas tengan huidos, con el fin de lograr su control y encuadramiento.

Los socialistas redefinen su política, ...por poco tiempo

Ante la inactividad socialista, la hegemonía de la resistencia asturiana había pasado a los comunistas. Una serie de dirigentes llegados a Asturias a partir de 1942 por mediación de Easton potenciaron las organizaciones del PCE a través del programa de la Unión Nacional.

Entre los emisarios más destacados se encontraba el omnipresente José María Urquiola Iglesias, que tenía como objetivo vertebrar la lucha política y guerrillera en Asturias. Ante la división entre socialistas y comunistas, se desplazó a León, como ya se ha visto, con el fin de contactar con la Federación. Después llegaron a territorio asturiano Josep Cerbero -enviado por Monzón a Asturias- y Antonio García Buendía "Madriles".

Pero el castigo contra los comunistas había sido tan importante, que las actividades de la reconstrucción de las organizaciones del llano tenían que ser llevadas por mujeres o jóvenes de las JSLN, mientras, paradójicamente, según pasaba el tiempo en el monte disponían de más efectivos y medios.

La situación internacional, con los aliados desembarcando en Sicilia y los soviéticos resistiendo a los alemanes, y la presión que ejerció Cerbero obligaron a los socialistas a redefinir su discurso. El 15 de agosto de 1943 se fundó en Soto de la Ribera el Comité de Milicias Antifascistas, organismo unitario de la resistencia asturiana, en cuyo directorio participaban el comunista Baldomero Fernández Ladreda y los dos socialistas partidarios de la vía insurreccional, Arístides Llaneza Jove y Manuel Fernández Peón.

Pero el intento de Cerbero y de “Madriles” por integrar al Comité en la JSUN —y participar, por lo tanto, en la política "monzonista" de la insurrección nacional— motivó que los socialistas se retiraran del Comité el 31 de diciembre de 1943 (aunque oficialmente se disolvió en 1945), actitud que se vio confirmada cuando el primer Congreso socialista de Toulouse rechazó el ingreso en la Unión Nacional.

A partir de esa decisión, los socialistas renunciaron definitivamente a la acción armada, y se dedicaron a sobrevivir y a aportar ayuda a las organizaciones socialistas. Los socialistas del exilio, dirigidos por Prieto, nunca supieron qué hacer con su gente que se jugaba el tipo por los montes astures los huidos; daba la sensación como si fuesen una rémora para los políticos del PSOE en el exilio.

Los cuadros enviados desde Madrid en nombre de la UNE o la JSUN impulsaron el desarrollo del comunismo en Asturias apoyándose en hombres como Antonio Valero, Venancio del Valle o Manuel Losa Prieto. En 1944 se había creado un Comité Regional que tenía jurisdicción sobre Asturias, Santander y León. A pesar la las caídas masivas en el otoño de 1944, un año después ya puede hablarse de una poderosa organización del PCE en Asturias, dispuesta a reforzar el enfrentamiento contra la dictadura.

De todos modos, pese a las discrepancias entre comunistas y socialistas, en muchas ocasiones obviaron las diferencias de sus dirigentes y llevaron a cabo juntos numerosos golpes económicos, represalias contra personas vinculadas al régimen y sabotajes en las empresas mineras.

Indudablemente, siempre asumieron que el enemigo común era el régimen franquista.

Represión en Cantabria

En Santander no se habían producido cambios relevantes, y las partidas de huidos se mantenían aplastadas al terreno a la espera de acontecimientos.

Picos de Europa y la comarca de La LÍébana seguían albergando a la brigada guerrillera encabezada por Ceferino Roiz, que recogía un mayor número de miembros, entre ellos el dirigente comunista Alejandro Cerro, que llegó en 1944.

A pesar de que no se produjeron movimientos significativos entre los guerrilleros cántabros, algunos de los hombres más destacados del periodo anterior fueron aniquilados en 1941.

Según Jesús de Cos Borbolla, el 27 de noviembre cayó abatido en una calle de Santander José Lavín Cobo "Cariñoso". Al día siguiente de la muerte de “Cariñoso”, un confidente condujo a la policía al escondite de los hermanos y el primo de José Lavín. Los dos hermanos. Marcos y Dolores, y también el primo, Pedro, fueron ejecutados. Días después, en Orejo, cerca de la capital cántabra fue eliminado otro miembro de la unidad, Santiago Martín Fernández.

La popular partida de "Cariñoso" había pasado a. la historia. El 2 de julio de 1941, en Ahedo de las Pueblas (Burgos), las fuerzas de represión localizaron y mataron a cuatro integrantes de la partida de los “Carabeos”, incluido el jefe, Juan Gil del Amo.

El quinto miembro se suicidó posteriormente, conforme al relato de Jesús Gutiérrez Flores. También se multiplicaron las detenciones, entre las que destacó la de Mauro Roiz Sánchez, el primer jefe de los guerrilleros de La Liébana, efectuada por la fuerza pública en la capital cántabra en octubre de ese año.

Las discrepancias se agudizan

Durante el trienio 1945-1947 se mantuvieron en Asturias las discrepancias tácticas entre socialistas y comunistas. Siguiendo las directrices marcadas por el exilio, los primeros (unos veinte guerrilleros) llevaron a cabo una existencia puramente defensiva y de protección de los cuadros políticos, cuando no se transformaron en responsables políticos provisionales ellos mismos.

Los comunistas, por supuesto, aplicaron enérgica y decididamente las instrucciones del partido, y empezaron a segregar una organización poderosa que mezclaba a guerrilleros veteranos con jóvenes que admiraban su empuje y que además eran repudiados por los guerrilleros del PSOE (los socialistas no aceptaban ni siquiera a los enlaces quemados, que trataban de sacar al extranjero).

Enterrado el proyecto común del Comité de Milicias Antifascistas, las ultimas conversaciones formales entre ambos grupos tuvieron lugar en 1945, año en el que José Mata mantuvo contactos con Baldomero Fernández Ladreda “Ferla” —e! comunista más receptivo a los planteamientos del PSOE— y con e! nuevo hombre fuerte de la resistencia asturiana, Constantino Zapico. Pero ambas posiciones estaban lejos de encontrarse.

Para contrarrestar la acción policial, los comunistas asturianos apelan a la reinstauración del antiguo comité Asturias-León-Santander, desentendiéndose por el momento de la región galaica. Para finales de 1944, la J.S.U.N. en Asturias había pasado a la historia, aunque no, por su capacidad para reproducirse, el comité del P.C.E., quien tras unos meses de silencio, volvía a manifestarse —pero concretando a Asturias—, con el control de las partidas, en las que ya no era ninguna recomendación para la carrera de guerrillero, recordar la procedencia socialista o anarquista, De todo este laberinto los socialistas no se dan cuenta hasta casi un año más tarde.

El "Partido hermano" deja las cosas claras

La revista impresa a ciclostyl El Socialista dirigida las partidas asturianas, en su número de septiembre de 1945, bajo el título de “Puntualizando”, decía entre otras muchas cosas dirigidas a los comunistas:

“El P.S.O.E. no pensaba salir al paso de unos elementos, injuriosos y falsedades ciertamente, aparecidos en una carta abierta tan confusa como profusa y difusa que ha lanzado a la circulación un Partido o una Unión que, cuando nos necesitan no titubean en llamarnos Partido hermano...”

“Y sin entrar en detalles falsos, como suyos y como siempre, y en los convenios procaces y en las insensateces a montones que en dicha carta abierta se ponen de manifiesto, solamente vamos a plantear un problema que por su simplicidad y claridad será suficiente a los trabajadores españoles —los verdaderos antifascistas— para calcular y comprender la distancia que nos separa”.

Después de largas consideraciones en donde los comunistas no quedan en absoluto bien parados, decía en sus últimos párrafos:

“Sin embargo, el Partido Comunista no deja de hacer intentos, de establecer un contacto o una relación con e! Partido Socialista, pero en cuanto se llegue a la verdad, aparece como siempre el confusionismo y e! juego poco claro, Y los tiempos son muy otros, y el Partido Socialista vive y trabaja sobre la triste experiencia de dos alianzas que fueron otras tantas insinceridades, calificación en la que queremos hacer patente nuestra benevolencia. Ya lo sabe el Partido Comunista: con el Partido Socialista, por separado, nada hay que hacer por ahora”.

La propuesta de los socialistas tenía como objetivo la creación de una entidad guerrillera unitaria y democrática, que estuviera a la defensiva, y que testimoniara la existencia de una oposición en el interior de España. Los comunistas eligieron la vía insurreccional y pusieron en pie una de las organizaciones armadas más activas del país.

El principio del fin

A finales de 1945 y la Comisión político-militar, en la que son miembros dos jefes de partida ya conocidos, peones de brega de “Ferla”, apodados “Caxigal” y Constantino Zapico González “Bóger”, teniente del Ejército gubernamental, escondido hasta entonces al amparo de sus familiares, natural del Concejo de Langreo, pide con urgencia al B.P., el envío de un cuadro de mandos para remozar las desmoralizadas y anárquicas partidas. Recomiendan como más acertado que la expedición sea enviada por mar.

Siguiendo con la acción política, el comité provincial impulsó hasta lo inaudito la acción del P.C.E. A poco de comenzar su funcionamiento dio forma a una titulada Comisión político-militar, con el fin de organizar sus milicias y guerrillas, pero eso sí, colocándolas ya bajo la más rígida disciplina del Partido.

Naturalmente que para e! desarrollo de estos proyectos el Partido necesitaba el concurso de elementos capacitados venidos del exterior. Es decir, de Toulouse, donde se habían diplomado en la “Entrepisse Forestier du Sud-Ouest”.

Por su parte el Comité Nacional del PSOE en Francia aprobó las tesis de los guerrilleros socialistas asturianos, y fue Eduardo Villegas quien lo comunicó en una reunión que tuvo lugar en La ReboIlada-Mieres. Entre las resoluciones y sugerencias, sobresalían las siguientes: que se aplastaran en el monte, que mantuvieran la comunicación entre las agrupaciones políticas y sindicales socialistas, y que no efectuaran acciones que conllevaran riesgos para sus vidas o incentivaran la represión. Resoluciones más parecidas a estar más por lalabor de marear la perdiz, que por resolver de verdad los verdaderos que les acuciaban.

Defensivos versus subversivos

El hecho de que el PCE disolviera la UNE para adscribirse a la ANFD, controlada por el PSOE, no influyó en el devenir de la guerrilla asturiana. La lucha soterrada que existía entre José Mata y Manuel Fernández Casas "Lele", seguidores de los planteamientos defensivos, y Llaneza y Manuel Fernández Peón "Comandante FIórez", partidarios de una mayor implicación subversiva, se había saldado con el triunfo de los primeros. Pero era una situación comprometida y paradójica que entró en crisis en cuanto surgieron las primeras dificultades: se consideraban guerrilleros y vivían como tales pero actuaban como políticos.

En una carta al dirigente socialista José Barreiro del 25 de julio de 1946, José Mata exponía claramente la situación: “¿Por qué sacrificar nuestras vidas inútilmente? ¿No sería más conveniente señalarnos un cometido o una solución?” La declaración no podía ser más clara. “Era algo parecido a aquello de que ni contigo ni sin ti tienes mis amores remedio” Quizás donde radicara el problema del partido socialista estuviera en que quería salvar la cara en aquella descarada retirada.

Ahora los comunistas tenían el campo abierto y con la formación del Comité provincial del P.C.E., como aparato propio —libre de competencias— para continuar la acción política solapada y “guerrillera”, se dio paso realmente a la entrada en una nueva fase de agitación, pues la determinación de tal campo de acción se redujo, según aspiraciones momentáneas a sólo al país asturiano.

El acuerdo para la instalación de tal organismo quedó aceptado en el transcurso de una tercera reunión secreta que también tiene lugar en las montañas del Concejo de Soto Ribera. El Comité formado enlazaría con el nacional, establecido por aquellas fechas, parte del mismo, en el famoso chalet de la Ciudad Lineal, de Madrid.

En cuanto a Asturias, quedaría estructurado en dos zonas: la cuenca minera y la zona de Oviedo hasta Gijón y toda la zona portuaria.

Se cierne la tragedia

Los años 1946 y 1947, fueron años nefastos, pues se produjeron detenciones masivas bastante sospechosas. Seguramente producto de delaciones. Fuere como fuere, lo cierto es que ocasionó la disolución de una parte significativa de la infraestructura del socialismo asturiano. Cuando finalmente las organizaciones políticas asturianas fueron desarticuladas en su totalidad, fueron los guerrilleros los que tuvieron que hacerse cargo de la FSA a partir de un pleno en abril de 1948. Esto ocasionó que cuando los maquis huyeron poco tiempo después, la federación socialista entró en una crisis definitiva.

1946 resultó crítico para la resistencia asturiana, ya que en él fue desarticulado el aparato político con la detención de Casto García Roza, Celestino Uriarte y Remigio Blanco. La muerte del primero a consecuencia de las torturas en la comisaría de Gijón descabezó a la organización asturiana, un golpe del que ya no se repondría. García Roza, junto con Uñarte, había marcado el rumbo de fa resistencia asturiana desde 1945, impulsando una relación armónica entre el partido y la guerrilla.

En la madrugada del día 21 de mayo de 1947, la tragedia se abatió sobre la guerrilla asturiana. En el Pico Polio, medio centenar de guardias civiles cercaron a un grupo de maquis en una cueva. En el combate murieron el guardia civil Antonio Roche y cinco guerrilleros: Olegario Llaneza Rozada “Gitano”, Francisco Muñiz Rodríguez, Constantino Rubio González, Manuel Vizcaíno Beberide y José González Ortiz.

Uno de los episodios más decisivos de este trienio, y tal vez de toda la trayectoria de la guerrilla santanderina, lo constituyó la muerte de Ceferino Roiz "Machado", personaje medular de la época de los huidos, carismático militante que consiguió evitar el deslizamiento hacia el bandolerismo de aquéllos y dirigente indiscutido de la resistencia cántabra.

La desaparición de "Machado" en los invernales de Pandébano resultó devastadora para el maquis, condenado a partir de entonces a la fragmentación en partidas más o menos activas pero carente de una organización superior capaz de unificar esfuerzos y clarificar objetivos

La muerte de Ceferino Roiz significó también una inflexión en la guerrilla organizada de Santander. Los restos de la brigada -rebautizada Brigada Guerrillera de los Valles de Llaneda- se repartieron entre las partidas de “Juanín”, "Gildo” y “Tuerto". Algunos maquis se pasaron a partidas asturianas, mejor organizadas, y otros emprendieron el camino del exilio.

A partir de 1947 la guerrilla santanderina renunció a cualquier planteamiento unitario, y puede decirse que el antifranquismo de los montes a partir de este momento lo encarnarán de manera más simbólica que efectiva “Juanín" y algunos elementos con los que actuaba periódicamente. Las otras dos unidades guerrilleras se encontraban también desactivadas a finales de 1947.

La Brigada Malumbres entró en crisis con la eliminación de Mateo Obra (detenido en Lujua en 1946) y Raimundo Casar Acebo "Tampa", que murió en 1947. La Brigada Cristino también resultó diezmada.

Cae el telón

Después de la mortandad de guerrilleros aun en 1948 medio centenar de comunistas estaba dispuesto a resistir, incluso la mayoría de ellos impugnó los cambios tácticos de octubre en 1948 y también la decisión de trasladar la lucha desde el medio rural, en el que se sentían seguros, a unos núcleos urbanos que percibían como hostiles para la supervivencia.

También Luis Montero "Sabugo", que había llegado en mayo de 1948 para dirigir el aparato político del PCE, empezó a mostrarse reticente al encargo de aplicar las tácticas de los dirigentes del exilio. A finales de 1949 el Buró Político envió a otro delegado para que impusiera la autoridad en Asturias. Todo fue inútil. La mayor parte de los guerrilleros se manifestaban contrarios a las directrices de Toulouse y a punto estuvo de llegarse a un enfrentamiento armado entre las distintas facciones.

Sólo unos pocos guerrilleros siguieron bajo la disciplina del PCE, entre ellos Manuel Díaz González “Caxigal", Eloy Alvarez Alonso “Ruso", Ángel Díaz Diego "Canario”, Manuel Castaño, Leandro "Cantinflas" y “Negrete”. Hubo un último intento para solucionar el conflicto el 21 de diciembre de 1.949, y a ello se aplicó Manolo "Caxigal", aunque unos y otros fueron incapaces de alcanzar un acuerdo.

1950 trazó la frontera entre la guerrilla organizada y la condición de huidos. El día 7 de febrero se produjo el golpe definitivo contra la organización guerrillera asturiana. En un campamento de El Condado, en el término de Laviana, fueron abatidos los guerrilleros Manolo “Caxigal", Eloy Alvarez “Ruso” (“niño de la guerra” que vino a morir en España después de un prolongado exilio en la Unión Soviética), Ángel Menéndez Rodríguez "Ángel de la Campa” (carpintero y enlace”), Manuel Castaño, “Cantinflas", "Negrete" y “Capataz”.

La muerte de estos siete guerrilleros, que además eran de la facción ortodoxa, supuso el final definitivo para la resistencia organizada en Asturias

La matanza de El Condado significó el comienzo de un goteo de muertes, que situó a la guerrilla asturiana a la cabeza de las bajas durante este periodo. El 1 de agosto de 1950 eran detenidos en la frontera francesa Luis González “Barranca” y “Canor", ejecutados por el tradicional método del garrote vil en la cárcel de Oviedo el 11 de diciembre. A los pocos días de estar en Asturias, los dos guerrilleros, sometidos a intensas sesiones de tortura, habían aportado la información que condujo a la localización de Adolfo Quintana Castañón "Quintana” y de Ángel Díaz Diego “Canario”, que fueron eliminados el 14 de agosto de 1950 en E! Pedroso, El 31 de diciembre de 1950 fue abatido, cuando pasaba la Nochevieja en casa de su compañera sentimental en Sotrondio, Ignacio Alonso Fernández “Raxau”, en ese mismo año también fue eliminado Mario Llaneza Rozada “Gitano”.

En el mes de agosto de 1951 se celebró en San Martín del Rey Aurelio otra reunión entre los guerrilleros partidarios de seguir en la lucha con los planteamientos tradicionales y los enviados por el Comité Central, que eran favorables a las nuevas directrices. Después de violentas discusiones, los guerrilleros disidentes fueron expulsados de la organización, y a partir de entonces cada grupo irá por su lado

Todavía permanecían en 1952 algunos guerrilleros desperdigados por las montañas. Manuel Rubio González "Rubio", superviviente de las últimas caídas, formó un grupo con dos enlaces que se habían echado recientemente al monte, “Morín" y “Guaje”. Pero “Guaje” era confidente de la policía, que estaba detrás de la pista de “Rubio”. El 13 de marzo fueron cercados en las proximidades de Mieres y eliminados los tres hombres, incluido el confidente ya sólo quedaba "Ramonón", que fue cercado el 14 de octubre en el poblado de La Camocha, donde se había escondido, y que prefirió suicidarse antes que caer en manos de la fuerza pública. Era el último guerrillero asturiano, y su muerte adquirió dimensiones simbólicas.

Por lo que se refiere a Santander, ya no existía guerrilla si no un pequeño grupo de maquis acosados por las fuerzas de represión. En el mes de noviembre de 1949, alcanzó la frontera francesa Martín Santos Marcos "Gitano", responsable de la Brigada "Cristino", una de la tres brigadas cántabras, y de la citada unidad sólo permanecían en suelo santanderino seis guerrilleros.

Los sucesos trágicos de Tama

Dos de aquellos guerrilleros, Federico Pena Martínez y Dionisio Bejar, fueron eliminados el 2 de junio de 1950 en Vega de Pas. Pero el contratiempo casi definitivo para los restos de la resistencia se produjo el 20 de octubre de 1952. En un paraje conocido como el Coterillo, en las afueras del pueblo de Tama-Cillorigo, tuvo lugar un combate en la casa de un enlace entre tres guerrilleros y fuerzas de la Guardia Civil de Potes. En el enfrentamiento murieron dos guerrilleros, Hermenegildo Campo "Gildo” y José García Fernández “Pin el Asturiano", y un sargento de la Guardia Civil, José Sanz. Lograron escapar Quintiliano Guerrero "Tuerto" y Juan Fernández Ayala "Juanin".

Sólo quedó, el guerrillero más emblemático del maquis santanderino, “Juanín” que ya se había desvinculado de una organización en ruinas y hacía vida en el monte acompañado solamente por Bedoya, que se había escapado en febrero de 1952 de un batallón disciplinario de Fuencarral, en Madrid, y se había unido a Fernández Ayala.

Reflexiones de guerrilleros supervivientes

Testimonio de Celso Amieva

Dice el poeta Celso Amieva a Eduardo Pons Prades:
"Hay un aspecto de la represión que quizá desconoces... A poco de caer el Norte, en 1937, ya se sabía que en las montañas seguía .combatiendo mucha gente nuestra. Y combatiendo seguía en 1939, 40, 41, 42...

En Asturias, dados los antecedentes rebeldes de la población, la represión tenía que ser espantosa y lo fue, pues espantosa fue la desesperada lucha de los que no emigraron, por mar o por tierra, hacia afuera. Se dijo que hasta la aviación intervino contra los irreductibles. Se sabe que en la cuenca minera hubo guarniciones de tropas moras durante muchos años.

Y en algunas zonas se expulsó y desterró a poblaciones enteras. Sí, como en el Vietnam. Hubo comarcas en que se quemó toda casa, toda cabaña, todo invernal, hasta los árboles, para arrebatarles a los guerrilleros el menor apoyo, el más mínimo sustento, el más reducido albergue.

»A mi juicio, quienes organizaron el paso de guerrilleros a España en 1944 y años siguientes pecaron de un exceso de optimismo. Olvidaban que el país estaba desangrado. La España popular había perdido la guerra y sus defensores habían muerto luchando o en prisión después, fusilados, torturados, a cientos, a miles.

En prisión siguieron durante años otros cientos de miles y el resto estaba encarcelado en su aldea, en su pueblo, en su barrio. Imperaba el hambre, dominaba el terror. Los escasos elementos demócratas que no estaban encarcelados vivían discriminados, vigilados, reprimidos, bestialmente oprimidos por las fuerzas del dinero y las centurias de asesinos dominaban el país. Había mucha gente desmoralizada, desesperanzada. Y con razón, ya que muchos pensaban ¿cómo nos van a ayudar ahora (1945-46) a liquidar el franquismo aquellas mismas naciones que antes no nos ayudaron a ganar la guerra? La gente humilde, a veces, no sabe nada de política, pero tiene mucha intuición...

¿... por qué los Modesto, los Líster, los Tagüeña, los Merino, y otros no se pusieron a la cabeza de las guerrillas ?. No lo sé.

Posiblemente porque el movimiento guerrillero no alcanzó las proporciones previstas e hizo quimérico el empleo de esos mandos.

No obstante, de Francia, de la Unión Soviética, de México, salieron para España -a morir- Cristino García Granda, José Vitini, Casto García Roza, Gómez Gayoso. Ramón Vias Fernández, Seoane, Zoroa, Lucas Ñuño, Manuel Castro, Espada, Medina, Del Campo (antiguo comisario del Campesino), Valentín Fernández, Isasa, Llerendi, Yúfera, Nava, Pérez Cortés, Pelegrín Pérez, Sánchez Viedma, ...toda gente valiosa. Y Larrañaga. Aserta, Girabau, Barreiro, Zapirain, Ignacio Gallego, Santiago Alvarez. Y otros.

...Esa Junta de Liberación difícilmente encontrará justificación ante la Historia. Pero nuestros sandios politiqueros, exministros, exdiputados, exburócratas, eran estadistas de vuelo gallináceo o de muy poca alzada..."

Testimonio del guerrillero José Mata Castro

«Mi primer contacto con la política lo tuve en el trabajo: el Sindicato Minero Asturiano de la U. G. T. La guerra civil me sorprendió en el fondo de la mina. Después de unos cursillos en una Escuela Popular de Guerra —unos dos meses— salí con el grado de teniente y luego, por méritos de guerra, alcanzaría el de comandante, llegando a mandar el Batallón de Asturias n.° 64.

Cuando ya los nacionales llegaban a Gijón, el 21 de octubre de 1937, me avisaron que si quería huir me esperaban en Aviles. Pero en el batallón tenía a compañeros míos y yo no podía abandonarlos.

Mandé un capitán para que se informara cerca del Concejo de Asturias, pero el nuevo aviso llegó tarde. Estábamos acorralados y opté por volar todos los polvorines que teníamos; quemé todos los archivos de la Comandancia y nos retiramos hacia la cuenca minera. En Sama de Langreo (capital de los mineros) nos reunimos muchos mandos, los que quedábamos. Alguien propuso concentrarnos en la villa, con el armamento de que disponíamos, y hacer un Numancia.

Sabíamos lo que nos iba a ocurrir y yo ya había decidido interiormente que no me cogerían vivo. Había pasado por lo del 34 y me dije que aquello no sería nada comparado con lo que me esperaba. "A mí no me cogen vivo", me dije, "de modo que moriré luchando". Finalmente prevaleció la cordura y nos fuimos a la Sierra a esperar..

Asturias posee una vegetación terrible, donde tienen que pisarte para verte, sobre todo en otoño. Al venir las nieves ya no es lo mismo. Permanecimos ocultos durante todo ese primer invierno. AI llegar la primavera de 1938 ya organizamos las guerrillas que basarían su acción en acciones de hostigamiento, en actos de defensa, de desgaste, eludiendo siempre los enfrentamientos directos con el Ejército nacionalista. Nos interesaba distraer fuerzas. Nunca pensamos que íbamos a poder vencer a un Ejército.

Así estuvimos hasta que nos hicimos fuertes, hasta que les obligábamos a que concentrasen fuerzas, pero al monte no les dejábamos subir, pues un guerrillero detrás de una piedra detiene a una compañía, porque él se juega, siempre y sin pensarlo, la vida. Hay que decir que ellos no eran, entonces, gente del frente. Eran falangistas, fuerzas del orden, y algunas quintas de cierta edad. Además, la gente de por allí nos ayudaba mucho. Nos conocían, nos habían visto nacer, sabían quiénes éramos. Nos ocultaba todo el mundo. Se nos protegía. Durante los primeros meses la comida nos la traían nuestros familiares.

Si, al final de la guerra estaba en la montaña. Y en el año 40 empiezan los fusilamientos, las peticiones de muerte por militancia... así que decidimos dar "golpes de mano". Cosa que hicimos durante años. Yo estuve en el monte durante once años y dos días. A nosotros, hasta cierto punto, se nos respetaba. A los hombres de nuestra guerrilla llegaron a ocultarlos personas que inicialmente nos habían combatido. Y es porque nosotros, los socialistas, observábamos una conducta, de la que estaban desterradas las raterías.

Tampoco comprometíamos a la gente, que ya había sufrido bastante- Hay que comprometer lo menos posible. Nosotros, de no haber sido por los compañeros y por las mujeres, más por las mujeres que por !os hombres, no habríamos salvado la piel. Eran ellas las que nos ayudaban para los enlaces. Todos éramos de allí. conocíamos todos los rincones. Aquel terreno no tenia secreto alguno para nosotros y sabíamos lo que se pensaba en cada caso de los pueblos. ¡Cuántos pajares me cobijaron!

La munición la compraban indirectamente. Les costaba a peseta el cartucho. Mata llegó a comprar hasta 2 000 cartuchos a la vez. Una verdadera fortuna por aquellas fechas.

En la guerrilla éramos unos 15 hombres, pero en un momento dado podíamos ser 100. A medida que pasó el tiempo hasta los propios falangistas, yo diría que no querían que nos cazaran. Nos tenían cierto respeto. Decían: estos hombres no cometen crímenes. Si ellos quisieran nos matan cuando les dé la gana. No hacen más que defender su vida, son idealistas, les hemos visto nacer...

En 1944, en aquel sector —el de la cuenca minera de Sama de Langreo— la guerrilla socialista disponía de una organización tan fuerte como antes de la guerra. En un solo día llegaron a recaudar 21.000 pesetas. Y se llegó a disponer de toda clase de documentos falsificados.

Hasta que, en la mañana del 23 de octubre de 1948, José Mata y 30 guerrilleros más, zarpaban de Luanco, al norte de Aviles, y dos días más tarde desembarcaban en San Juan de Luz, puerto del País Vasco francés, gracias a una operación de rescate montada por iniciativa de Indalecio Prieto, llegado a Francia en 1947.

Principales jefes y grupos guerrilleros

 


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