Pensamiento

Aufhebung.
El fin de la metapolítica

Carlos Dufour

La Metapolítica es algo que ha de ser superado. Superado con lucidez, conservando sus aciertos, cancelando sus inadecuaciones y consumando su propio sentido. Los hegelianos hablarían de Aufhebung, un simultáneo conservar, cancelar y superar.

En el ámbito de la lengua castellana, antes de cualquier Aufhebung del concepto, el término "Metapolítica" tiene que ser depurado de mistificaciones y tergiversaciones. Hecho esto, es necesario revisar los méritos de la Metapolítica para rescatar lo auténticamente valioso y efectuar una crítica que corrija errores y disuelva compromisos inconducentes. Por último se debe insertar la Metapolítica en la realidad, transfigurar la Metapolítica en una insignia de poder.

Las tergiversaciones Católicas

En otro tiempo los teólogos insistían en la "reyecía de Cristo" y, tras enredados argumentos bíblicos, concluían que "Cristo es verdadero Rey". por cierto, una conclusión con sugestivas derivaciones prácticas: como por razones de fuerza mayor Cristo se halla ahora ausente, ese reinado debe ser ejercido provisionalmente por un representante, digamos hasta el fin del mundo.

Es la doctrina de las Dos Espadas, lo que alguno denominó el Mito del Representante de Dios en la Tierra. El Papa poseía ambas espadas, la espiritual y la temporal, y delegaba la segunda sólo bajo ciertas condiciones. En el fondo no se trata de un asunto religioso, como la recóndita aproximación a lo sagrado, sino de la natural expansión del poder eclesiástico en el decurso del eón cristiano. No sólo ameritan recuerdo los conflictos medievales del Pontificado y el Imperio, los Hohenstaufen, los escritos políticos de Dante; también están las discrepancias entre las monarquías nacionales y el papado, a las que dedica su atención el Leviathan de Hobbes.

El tiempo pasa, la doctrina de las Dos Espadas ha pasado con él. Sus hodiernos sucesores vienen a proclamar algo similar bajo la dualidad de "Metapolítica y Política". No comienzan, por supuesto, diciendo que la Metapolítica es la espada espiritual. Al principio plantean una discusión verbal -el significado de "Metapolítica"- como si fuera una cuestión real.

Pero de hecho la situación semántica es simple. La palabra "Política" designa la actividad práctica qu se refiere a la conquista del Estado y al ejercicio del poder. La palabra "Metapolítica" designa la tarea teórica que corresponde a esa actividad; es claro que en las sociedades modernas no hay conquista ni ejercicio del poder sin un grado importante de consenso en cuanto a objetivos y medios. En las secciones que siguen hago referencia primaria a la Metapolítica inspirada por la Nueva Derecha Francesa. Esto es muy general, pero no hay que fingir ni reclamar más exactitud de la que es necesaria para abordar la cuestión.

Entonces los términos "Política" y "Metapolítica", poseen prima facie la claridad requerida para poder discutir. Los tradicionalistas sugieren con la palabra "Metapolítica" algo misterioso, algo cuyo sentido habría que descifrar mediante indagaciones especiales, algo tan problemático como la Metafísica, algo semejante a un "más allá" de la realidad política.

Así preguntan "¿qué es la Metapolítica?", como si se tratara no de fijar el significado de una palabra sino de develar una esencia oculta. Hasta llegan a emplear las etimologías para discernir el significado verdadero de "Metapolítica". Uno de ellos, como no halla el término en textos clásicos, transcribe primero la palabra en griego: metá tà politiká. Espléndido. Pero, cuando de neologismos se trata, quien hurga en etimologías impide que permanezcamos serios. Es como si la Biblia, después del relato de la creación del primer hombre, procediera a confeccionar el árbol genealógico de Adán. Quien introduce un neologismo dirime la cuestión de su sentido con el uso que le da, pues el autor goza de plena libertad para estipular el significado.

Los ideólogos vaticanos, azuzados por la nueva etiqueta de "Metapolítica", quieren convencer al público de que se trata de un término abstruso para una cualidad oculta sobre la cual ellos tendrían mucho que decir. Tras estos preparativos usan el truco de la definición persuasiva habitual en la propaganda. Toda definición consta de algo que debe ser definido, el definiendum, y algo que lo define, el definiens. A veces se usa el prestigio que posee el definiendum para que lo que se ofrece como definiens participe de esa valoración positiva. Por ejemplo, cuando la palabra "democracia" poseía una aureola de santidad los marxistas definían "democracia" como el sistema social donde el poder, tanto político como económico, estaba distribuido entre los ciudadanos; por lo tanto sólo un sistema socialista era "verdadera" democracia.

Los católicos tradicionales profesan una ideología, comúnmente un "neotomismo" de novedad tan exigua como su prestigio. Era una filosofía pensada para sacerdotes, que tuvo cierto auge en el mundo católico hasta fin de los años 30. Bien, alguna gente se compromete con la sana doctrina, o sea, sólo conoce esos manuales neotomistas. ¿No mejorarían su posición si pudieran presentar sus vetustas doctrinas como la "verdadera" Metapolítica? Gran tentación, en verdad.

Hay una publicación virtual española, la Revista Arbil, donde se puede examinar el desenlace de esas tentaciones. El Prof. Primo Siena, saqueando expreiones de Julius Evola y mezclándolas con la Civitas Dei de San Agustín, nos dice en definitiva que la Metapolítica es una especie de "metafísica sacra" (mejor sería denominarla teología subrepcticia) que legitima la política, ya que la política por sí misma tiende a la criptopolítica, como la naturaleza caída, sin la gracia, tiende al pecado. O sea, un impetuoso recycling de la doctrina de las Dos Espadas: la teología como instancia de legitimación del poder político concreto.

Se hallará en este tipo de alegatos una crítica EE.UU, sí, pero se la utiliza para construir un sofisma de falsa alternativa. Los nuevos güelfos oponen EE.UU a Roma, el reino del dinero a la teocacia. O sea que, como remedio al internacionalismo americano, ofrecen la geopolítica vaticana. Cuando la oferta se efectúa en nombre de la Metapolítica asistimos a una tergiversación.

Un segundo ejemplo lo encontramos en el umbral del último libro de A. Buela, Metapolítica y Filosofía. El prólogo lo escribe y firma Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata. Y es interesante que, pese a todas las protestas de patriotismo, Monseñor Aguer se interese por denostar la defensa étnica de la nación. En la constitución Argentina de 1853 uno de los artículos, hoy derogado, fijaba como obligación del Estado "promover la inmigración europea", lo que hizo de Argentina una nación sumamente diferente del resto de Latinoamérica. Este favoritismo por lo europeo, nos adoctrina monseñor Aguer, delata una concepción discriminatoria. Necesitamos más población, pero ¿qué importa su sustancia étnica? Lo que importa es la eduación, que por supuesto no debe ser laica sino religiosa. Hasta aquí el arzobispo. Francamente. ¿qué tienen que ver estos prólogos episcopales con la terrenal tarea metapolítica? Sólo redefiniendo los términos de manera arbitraria puede concebirse una correlación positiva. El tremendo impacto de las migraciones y el mestizaje no puede dejar de pensarse invocando una "metafísica sacra", aunque la Santa Sede tenga sus propias opiniones al respecto.

Basta relegar esas tergiversaciones al olvido para depurar en buena parte el concepto de Metapolítica.

Los Méritos de la Metapolítica

La Metapolítica comenzada en Francia en los años setenta ha introducido aportes valiosos que deben conservarse. Había entonces en los diversos sectores llamados de derecha un vacío intelectual. En los países latinos la única profundización doctrinaria venía del contacto con la llamada "filosofía clásica" -en realidad la Summa Theologiae. Para dotar a esas doctrinas de un contenido político se usaba el concepto de Revolución Anticristiana. La Edad Media habría sido la Edad de Oro a la que seguiría un proceso lineal de decadencia: Reforma Protestante con Absolutismo Monárquico, Revolución Francesa y, lo peor de todo, el Comunismo. Aunque estas reacciones fueran explicables no alteraban un hecho: se vivía en un desierto intelectual.

Alain de Benoist tuvo el mérito de poner a su público en contacto con un CORPUS DOCTRINARIO, como lo atestigua su Visto de Derecha. Antología de Ideas, traducido a todos los leguajes europeos. Los nombres de Oswald Spengler, Ernst Jünger, Carl Schmitt, Möller van en Bruck, Konrad Lorenz, Arnold Gehlen cesaron de ser meros nombres propios para convertirse en ideas, y por encima de eso, ideas relacionadas entre sí, proporcionando una visión alternativa del mundo, un frente contra el pensamiento igualitarista. No es que Benoist descubriera, por ejemplo, a Spengler, pero lo que hace es ponerlo en conexión con una familia de pensamiento. El público tributó una entusiasta recepción a la noticia, como un supuesto huérfano al enterarse de que en realidad posee una familia numerosa.

Un segundo mérito fue el haber emprendido la ardua tarea de LEER AL ENEMIGO. La pereza y el temor desarrollan astucias infinitas. El público se acostumbra a la inducción verbal: cree que algo es cierto por repetición del relato. Pero nadie se alimenta intelectualmente con reiteraciones; un pensamiento alternativo supone un Otro, al cual conviene conocer antes de criticar. La tarea crítica cuesta esfuerzo: hay que leer con redoblada atención, poner en juego las propias convicciones y reconocer que los antagonistas pueden estar en lo cierto. Aquí crece el temor de descubrir que uno mismo, creyéndose iluminado por el sol de la verdad, ha deambulado años en las sombra del error. ¿Quién se atreve a tal aventura? Leyendo al enemigo, la Metapolítica brindó un modelo de conducta intelectual.

Un tercer mérito de la Metapolítica original fue haber ROTO LAS ALIANZAS con el judeocristianismo, casi siempre presentado como aliado, cuando no como maestro. Aquí Alain de Benoist estaba obviamente impresionado por la obra de Louis Rougier, de la cual en español se cono ce sólo El Cristianismo Primitivo pero no la importante obra de crítica bíblica La Genèse des Dogmes Chrètiens, deudora a su vez de Adolf von Harnack y su Dogmengeschichte. Ahí Rougier ataca lo que él llama "mentalidad rabínica" que consiste en tomar fragmentos de textos y crear un collage que debería iluminar una situación nueva. La citada doctrina de las Dos Espadas se basa en el fragmento casual "Señor, aquí hay dos espadas" (Domine, ecce duo gladii hic, Lc. 22, 38). De Benoist va un paso más allá de Rougier en la valoración del paganismo. En todo caso, el concepto de "Revolución Anticristiana", que hacía centro en la Edad Media y condenaba a la Modernidad en bloque, queda cancelado. Queda cancelada también la idea de que toda legitimación debe deducirsedel judeocristianismo o, al menos, no estar en contradicción con él. La axiología se separa de la teología, se opone incluso a ella, como en el Zarathustra de Nietzsche. Esta liberación de la tutela teológica significa una visión nueva, libre para incorporar la Ciencia, la Historia, la Filología y la Filosofía.

Un cuarto mérito de la Metapolítica es haber incoado un NUEVO PENSAMIENTO, no atado a las convenciones previsibles. Hay que mostrar que se tiene algo nuevo que decir, no que se está paralizado por la dicotomía de Tradición y Modernidad, o por las constelaciones ideológicas de la II Guerra Mundial. Pienso, por ejemplo en La Democracia. El problema, pero también en obras que atañen a la dialéctica de lo concreto, como la muerte, la casa, o l moda. Y, quizás fue lo decisivo, en medio de los años 80, cuando Reagan y el "mundo libre" planeaban su guerra de las setrellas, haber determinado al atlantismo americano como más peligroso para Europa que la Unión Soviética. Esto era inusitado para el mundo llamado de "derechas", cuya mentalidad orbitaba alrededor del anticomunismo.

Un ser inteligente es aquel que no desperdicia su pasado. En la medida en que se reconozcan sin ambages los méritos de la Metapolítica queda rescatado su concepto. Éste es el primer aspecto de la Aufhebung.

Los Deméritos

En la Metapolítica hubo también ciertos aspectos negativos, algunos referidos al material doctrinario y otros a la forma de acceder a él. Enumeraré algunos ejemplos.

Folletinismo La Metapolítica incidió en un modus operandi predominantemente folletinesco, superficial e historicista, en contraste, por ejemplo, con la obra emprendida por Adriano Romualdi, empeñado en la precisión científica y en la prueba diáfana. Sea permitido consignar una experiencia personal. Recuerdo que cuando leía entusiasmado Visto de derecha me acometía un escrúpulo: cuanto más sabía yo del tema, menos convincente encontraba la sección. Así cuando Al de Benoist escribe sobre Vieja y Nueva Lógica, con disparates sobre el principio de tercero excluido, las lógicas polivalentes, lanaturaleza de la deducción, etc. No se puede negar una costumbre intelectual francesa de usar temas y términos técnicos con afán ornamental. Quien no conoce esos temas técnicos queda más apabullado que instruido. Para el que los conoce, en cambio, es un episodio espeluznante: "Si se equivoca en lo que sé" piensa este tipo de lector, "¿no se equivocará también en lo que no sé?".

Para abarcar lamayor cantidad de temas en la menor cantidad de tiempo el metapolítico estaba obligado a confiar en recensiones dudosas y citas de segunda mano. Para acumular autores en el corpus doctrinario parecía no advertirse las incompatibilidades de uno y otro, simplemente bastaba con la antología de la idea. Ese modus operandis, por folletinesco e historicista, desprestigia las propias ideas justo ante sectores que se pretendía atraer. Lamentablemente no se puede absolver a la Metapolítica de ese pecado de superficialidad, de apostar más a la retórica que a la acribia, de querer escribir de lo que no se sabe y contar con que ya Dios proveerá. Esas irresponsabilidades, aún consentidas en baja proporción, ponen en peligro la totalidad del buen trabajo ya efectuado. Es como si alguien construyera una choza para protegerse del frío y se permitiera dejar un décimo del techo sin construir.

Ausencia de programas de Investigación Aunque hubo asimilación e ideas novedosas no hubo algo así como una asimilación alentada por un programa de investigación. Aunque se hable de Rusell y de Wittgenstein (gracias a la mediación de Rougier) falta una familiaridad con la filosofía anglosajona que, dadas las circunstancias políticas, posee un lugar predominante en el pensamiento contemporáneo. Era eso lo que podría haberse aprendido de Rougier, no las citas de nombres célebres.

El conocimiento no puede ser adquirido por espontaneidad personal, demanda coordinación de esfuerzos. Hay que decidir qué nos interesa y qué no: no podemos interesarnos por todo. Y dentro de lo que nos interesa, no sabemos todo, hay una serie de cuestiones abiertas que nos desafian. Sólo tras la conciencia del problema comienza la solución. Una vez asimilada la información general y recabada la específica se prueba suerte, se discute con colegas antes de publicar, se reformulan las tesis para sortear las objeciones; la solución arroja nuevos problemas y el proceso se reinicia. Todo este feed-back exige niveles de organización e institucionalización para los cuales la metapolítica no mostró mucha sensibilidad.

Nominalismo Por un malentendido se quiso hallar en el nominalismo la clave metafísica del pensamiento antiigualitario. Se atribuye a Ockham la máxima emtia non sunt multiplicanda praeter necessitatem y la eliminación teórica de lo superfluo se llama Navaja de Ockham. Como los nominalistas pensaban que los universales eran innecesarios para explicar la realidad, los eliminaban. El resultado es un mundo de individuos, pero el nominalismo no estaba dotado de la ontología necesaria para abarcar totalidades. Este malentendido es el del cazador cazado. "No existe el hombre, sino el francés, el alemán, el español" nos dicen los metapolíticos nominalistas. Pero si seguimos pensando, enseguida percibimos que tampoco existe el francés, sino este o aquel individuo... en definitiva nos queda un mundo de individuos, perfectamente compatible con el liberalismo. Un boomerang, porque una concepción holista no puede tener la misma ontología que un sistema individualista.

En lugar de la Navaja de Ockham, hay que optar por la Guillotina de Hume. No se trata en la reflexión política de si hay universales o no sino si de proposiciones sobre lo que es podemos deducir lo que debe ser. No parece, como eneseña Hume. Del hecho de que los peces más grandes se coman a los más chicos no se sigue que deba ser así o no.

Las teorías políticas universalistas no lo son en sentido óntico, sino deóntico: creen que, como la realidad es la misma para todos, podemos deducir de ese Ser común un Deber-Ser que valga para todos los pueblos, épocas y culturas. Pero si entre el Ser y el Deber-Ser media un abismo, si se aplica consecuentemente la Guillotina de Hume, fracasa el universalismo, independientemente de si hay o no entidades universales. El único puente es lo que se llama Weltanschauung, una forma de apreciar el mundo e involucrarse en él, que será diferente según los sujetos, individuales o colectivos. Todo el aspecto valorativo del mundo surge del Sujeto, por más realistas que seamos en los otros aspectos.

La Metapolítica clásica no advirtió este importante problema: la tensión entre saber científico y Weltanschauung. He aquí algo que debe ser profundizado.

La Sombra de la llamada Revolución Conservadora La Metapolítica nació con un pecado original ya presente en la obra de Armin Mohler. Mohler quería eximir a Jünger (y a las corrientes de pensamiento relacionadas con él) de culpa y cargo con todo lo que pudiera ser Tercer Reich. Inventó entonces una Revolución Conservadora inmaculada que fue pervertida por el Nacionalsocialismo; la Revolución Conservadora sería sería al Nacionalsocialismo como el trotzkysmo al estalinismo.

En todo este planteo campea negligencia. Para empezar no existió un movimiento llamado "Revolución Conservadora". Hasta el nombre nace de la estafa, procede de una invención de Hermann Rauschning, en un libro editado en 1941 en Nueva York para justificar ante los Aliados su vida política antes de la ruptura con Hitler.

Había en la Alemania de los años 20 corrientes intelectuales dispares, agrupadas en torno a personalidades descollantes, y corrientes políticas nacionalistas más o menos heterogéneas. Por eso Mohler se las ve en figurillas para conferir algún correlato histórico a la expresión "Revolución Conservadora". Él toma aliento, se ajusta el cinturón y trata de unir cinco grupos, tres ideológicos y dos políticos: Los Völkische (aquí es difuso con los nombres), los Junge Konservative (M. van den Bruck junto al católico Edgar Jung) y los Nacionalrevolucionarios (donde menciona a Ernst von Salomon); en los movimientos políticos registra los Bündische, una especie de movimiento juvenil sin participación plítica, y el Landvolksbewegung, un movimiento campesino que nace en 1928 con resistencia pasiva y que se caracteriza por su... ¡mutismo!

La taxonomía de Mohler peca contra todas las reglas metodológicas conocidas y sólo se explica por la intención de crear una alternativa artificial. La analogía de Revolución Conservadora con el trotzkysmo es insostenible. La Metapolítica clásica, al confirmar su corpus doctrinario, prosiguió con esas omisiones y distorsiones, añadió ciertas concesiones semánticas para poder definirse como "antitotalitaria" y "antiracista". Eso motivó la separación de G. Locchi, como puede verse en la discusión con M. Tarchi.

El mito del enemigo principal Hubo también análisis políticos contaminados por la máxima inconsciente de que en la contrariedad hay sólo dos polos (lo blanco se opone a lo negro, lo verdadero a lo falso, lo bueno a lo malo) y por la creencia de que, en el orden político, esto implica que hay siempre un Enemigo Principal.

Platón argumenta a menudo basándose en los contrarios y la filosofía contemporánea ha usado el principio de la polaridad de la predicación. Pero ya Aristóteles nota que la contrariedad no necesita ser bipolar. Una misma virtud, como la generosidad, puede tener dos contrarios, la avaricia de un lado y la prodigalidad del otro. Es fácil decir que lo blanco es lo contrario de lo negro, pero si tomamos los tres colores primarios ¿cuál es el contrario de cuál? Por lo mismo que hay contrariedades plurales parece gratuito inferir que debe haber siempre un enemigo principal y someter toda la tarea crítica a esta discutible premisa.

Sobran ejemplos históricos donde se ve la necesidad de combatir, militarmente incluso, en dos o más frentes. Oscureciendo el hecho de la oposición plural se proponen alianzas que carecen de justificativo. Por ejemplo, no tiene demasiado sentido ponerse a discutir sobre si Europa tiene como enemigo principal a EE.UU o al Islam -se arriba a resultados decepcionantes cualquiera sea la respuesta. En un caso, la Metapolítica propiciaría una alianza con el Islam (por ser una "civilización tradicional" o por ser adaptable a cierta forma de "comunitarismo"). En el otro caso, la Metapolítica propondría una alianza con el Imperio americano, que sólo sería rival, o con la Iglesia Católica, que en el fondo valdría como una institución europea. A mi modo de ver, la Metapolítica debe determinar los antagonistas del propio destino y esta determinación debe basarse en evidencias, no en un decisionismo schmittiano. Pero sólo las circunstancias determinan cuáles conflictos deben enfrentarse con las armas en la mano; si tocan dos enemigos a la vez, mala suerte. Lo peor sería ahora el análisis sólo para ignorar esa posibilidad.

Ingenuidad Hubo desde el principio una falsa estimación de los niveles de tolerancia del sistema y la posibilidad de influir en él. Asombra la ingenuidad de A. de Benoist cuando afirmaba que se puede prohibir una agrupación pero que "no van a prohibir un libro". Ya sabemos que no es así, y no precisamente dese el derrumbe de la URSS. Aunque la censura contradiga los principios de las democracias liberales, ella disfruta de plena realidad.

Al mismo tiempo no se puede influir culturalmente sobre el sistema en la forma en que se pensaba al comienzo de la metapolítica. No sólo hay temas prohibidos específicamente sino una política de exclusión del pensamiento qu diverge del oficial. Un artículo publicado en una revista alternativa puede acarrear consecuencias fatales. Si la metapolítica quiere incluir a los multiplicadores docentes y académicos debe reorganizarse hasta alcanzar una capacidad de respuesta proporcional a la represión. En el frente cultural la resistencia debe tomar nota de las circunstancias reales, no sólo de las garantías legales.

En resumen, desde el folletinismo hasta la ingenuidad, estos ejemplos muestran limitaciones de la Metapolítica clásica. Con lo cual queda satisfecho el segundo aspecto de la Aufhebung.

Una síntesis superior

Pero el error principal estaba en concebir la tarea metapolítica como una vía regia al poder. La antigua Metapolítica confiaba excesiva y unilateralmente en el poder de las ideas. La relación entre el pensamiento y la realidad, entre Metapolítica y Política fue pensada de forma inacabada, como si hubiera que optar por una u otra.

Se comprende la actitud. Había muchos pequeños grupos políticos de derecha que vivían en la insignificancia y, tras reiteradas frustraciones, se pensó que habría que trabajar en otro ámbito, doctrinariamente. Está bien el trabajo doctrinal siempre y cuando se tenga conciencia del peligro obvio: reproducir en el orden cultural la insignificancia de esos pequeños grupos en el orden político. un pensamiento alternativo debe serlo con respecto a otros pensamientos. Cuando falta el acceso a revistas y foros culturales de ese pensamiento, que no incide sobre el intelectual contrario, puede creerse una alternativa frente a la acción política. Pero ¿no determina la presión política una parte decisiva de los accesos y las vallas?

La relación Intelectualismo/Realismo constituye un problema clásico. Por ejemplo en el Protágoras de Platón, donde se discute si puede enseñarse la virtud. Más cercana a nosotros tenemos la Ecuación de Hegel: Hegel afirma en su Filosofía del Derecho y después en la Enciclopedia que "todo lo real es racional y todo lo racional es real".

Las ecuaciones de las Ciencias Humanísticas son ambiguas, siempre pueden interpretarse a favor de un extremo. Si alguien dice que alma y cuerpo son lo mismo puede querer decir que el alma en el fondo es cuerpo; pero también puede querer afirmar que el cuerpo en el fondo es alma. Hegel estableció entonces la ecuación:
racionalidad=realidad

Algunos de sus discípulos leyeron la ecuación de izquierda a derecha y otros al revés, de ahí que se pueda hablar en sentido sui generis de una derecha y una izquierda hegelianas. Podemos pensar, leyendo la ecuación de derecha a izquierda, que lo que es real ya por ese hecho es o será racional y legítimo. Una lectura afin a un pensamiento conservador. Pero también había quienes leían la ecuación desde la izquierda a la derecha, como profetizando revolucionariamente que lo que es legítimo pasará a ser real. Así el hegeliano Bruno Bauer que afirmaba: "Lo que la crítica destruye hoy en el ámbito del pensamiento, la historia lo destruye mañana en el terreno de los hechos". Es sabido que Marx pensaba al revés; las estructuras sociales determinarían las ideologías. El problema de la prioridad entre ideas y realidad se parece a preguntar si fue primero el huevo o la gallina, pero este parecido no basta para clausurar la reflexión. Hubo dos pensadores que, independientemente uno de otro, profesaron cierto agudo escepticismo sobre la determinación de la realidad por las ideas: Friedrich Nietzsche y Vilfredo Pareto. ¿No hubiera sido una bendición más Pareto y menos Gramsci?

La mayoría de la gente usa las ideas como usa objetos comunes, como un sombrero, un bastón o una aspirina; se trata de algo cómodo o incómodo, de moda o anticuado, efectivo o inefectivo, pero no del sitio donde se celebra la epifanía de lo verdadero y lo falso. En última instancia no se experimenta la verdad de una teoría sino la concordancia entre ella y otras experiencias, ante todo las acciones propias y ajenas. En muchos casos se cree en algo porque justifica lo que se hace por motivos menos conscientes. Es el tema inmenso de la Genealogía de la Moral de Nietzsche y de la dicotomía constante/derivación de Pareto, un tema que aquí sólo es posible indicar. En suma, es cierto que las convicciones y deseos pueden determinar las acciones de los sujetos. Pero es falso que se puedan transformar primero las convicciones y deseos de una comunidad de modo significativo y sólo después ocuparse de la política. De algo no cabe duda: si los pensadores que piensan peligrosamente no se ocupan de la política ya ésta se ocupará de ellos.

Ciertas simetrías saltan a la vista. Si la modificación de las convicciones varía con la modificación de las realidades, si las ideas y lo concreto están en acción recíproca, una Metapolítica exitosa no puede ser una ruta de mano única, excluyente de la política. La Metapolítica requiere de medios ingentes que no pueden obtenerse sin un grado razonable de poder. En mi opinión hay que servirse de la ley de Acumulación y Transformación de la Ventaja, como en un juego de ajedrez. Antes de un ataque decisivo se puede obtener una ventaja en material, en tiempo o en espacio. La habilidad está en acrecentar un tipo de ventaja y transformarla en otra, según la reacción del rival. Algunos ajedrecistas criticaban las rígidas tesis de Tarrasch sobre la ventaja en tiempo con el sarcasmo: "Sus discípulos ganan siempre más de tres tiempos, pero pierden la partida". Una similar observación harían ante la Metapolítica setentista. Si se alcanza un éxito en el orden cultural, la sagacidad lo transformará en un avance político o económico que a su vez refuerce la ventaja cultural y así sucesivamente. Cuando eso no ocurre la Metapolítica se estanca, se dispersa y se extingue.

En estos momentos China es el nuevo rival de EE.UU. La situación se asemeja a la de la Alemania willhelmina: tras una fase de proteccionismo, Alemania podía competir en los mercados internacionales manteniéndose como sistema autoritario en lo interior. La consecuencia fue la I Guerra Mundial.

El tiempo juega a favor de China, lo que podría inducir a América a arriesgar un golpe preventivo apenas alcance una superioridad técnica-militar con invulnerabilidad casi completa. Hasta ese hipotético momento pueden pasar muchas cosas. La posibilidad del enfrentamiento significa una oportunidad para Europa: participar autoconsciente de la pugna de pluralidades, conquistar espacios de autodeterminación, obligar al poder de las finanzas a replegarse del continente, hacer política grande. Y la tarea de la Metapolítica, depurada y transmutada, será acompañar esa política grande en los conflictos que se avizoran. Con eso llegamos al fin de la Metapolítica: su consumada Aufhebung, su muerte triunfal.

Carlos Dufour

Notas

1. Decimos que la distancia del Sol a la Tierra es de 150 millones de kilómetros. Como observaba Wittgenstein: ¿qué contestaríamos a un personaje terco que quisiera que le precisáramos esa distancia en kilómetros, metros, y centímetros? Simplemente que no comprende las ocasiones de la exactitud.
2. Cuando david Hilbert acuñó el término "Metamatemática" para el estudio de ciertas propiedades de los sistemas matemáticos nadie fue tan extravagante de querer determinar la esencia de la nueva disciplina usando la expresión griega metá tàmathematiká.
3. Un predicador norteamericano quiere ofrecer su producto. Él sabe que su público es más bien indiferente hacia la religión pero que se interesa por el éxito comercial. Entonces se pondrá a hablar del éxito, del dinero, y en algún momento explicará que lo que en verdad significa "éxito" es entablar una buena relación con Dios. Es probable que los oyentes transfieran la valoración positiva que les sugiera la palabra "éxito" a lo que el predicador quiere ofrecer - todo gracias a una definición persuasiva. Obsérvese la elasticidad del truco: también se puede usar un definiens más o menos repugnante para empañar el prestigio del definiendum. Por ejemplo, algunos críticos definían "democracia" como el dominio que ejerce una casta de políticos profesionales sobre una población pasiva. Esto puede ser verdad, pero no es verdad por definición.
4. Cf. http://www.obelisco.iespana.es/revista-arbil/(71)prim.htm
5. Ya se sabe: es como el político al que le reprochan haber robado un millón de dólares y responde "¿acaso preferirían que hubiera robado dos?".
6. Vid. http://www.mensajesdelalma.org/articulos/argentinaesperanza.htm
7. Véase el libro de Sokal & Brickmont, Sinsentido Elegante. La mayoría de los ejemplos disuasivos provienen de intelectuales franceses.
8. Acaso en réplica a Jean Ousset, típico representante de la Vieja Derecha francesa.
9. Reflexiones decisivas sobre estos problemas se hallan en el opúsculo de Locchi, La Esencia del Fascismo.

Este texto fue publicado en la revista
"Tierra y pueblo" nº 9, Julio 2005.

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