Ernst Niekisch
Un revolucionario alemán
José Cuadrado costa
Ernst Niekisch, nacido en 1.889 en una
familia de artesanos, militante y periodista del partido Social-demócrata,
fue elegido en 1.918 presidente del Consejo Central de Baviera. Convertido
al nacionalismo durante su estancia en la cárcel, comenzó
a publicar en 1.926 Widerstand (Resistencia) "Escritos para una política
socialista y nacionalista-revolucionaria". Colaboró con la mayoría
de personalidades relacionadas con NR (entre ellas Ernst Junger), y se
convirtió en la figura proa, y principal teórico, del nacional-bolchevismo
alemán y del anti-occidentalismo europeo. La revista dobló
en seguida el número de simpatizantes (de 5 a 600 miembros, un movimiento
de unas 5.000 personas) y se dotó del semanario Entscheidung (Decisión).
El conjunto fue prohibido por los nazis tras subir al poder y Niekisch
fue encarcelado algunos años después en una verdadera resistencia
interior. Liberado por la Armada Roja el 27 de abril de 1.945, se afilió
al Partido Comunista Alemán, y luego al Partido Socialista Unificado,
formó parte de la dirección del Frente Nacional, fue diputado
e impartió clases en la Universidad de Humbolt. Sin embargo, tras
el aplastamiento de la sublevación del 17 de junio de 1.953, renunció
a todas sus responsabilidades y se estableció en la Republica Federal,
donde murió en 1.967. Su influencia sobre el europeismo revolucionario
y el nacionalismo europeo resulta inconmensurable.
Ernst Niekisch es tal vez la figura más
representativa del complejo y multiforme panorama que ofrece el movimiento
nacional-bolchevique alemán de los años 1918 a 1933. En él
se encarnan con toda claridad las características y las contradicciones
evocadas por el término de "nacional-bolchevismo" y que responden
mucho más a un estado de ánimo que a una actitud activista,
a una ideología de contornos precisos o a una unidad organizativa,
pues este movimiento estaba compuesto por infinidad de pequeños
círculos, grupos, revistas, etc., sin que hubiera jamás un
partido que se calificara a sí mismo de "nacional-bolchevique".
Es curioso constatar que casi ninguno de estos grupos o personalidades
usó este apelativo (si exceptuamos la revista de Karl Otto Paetel,
"Die Sozialistische Nation", cuyo subtítulo era"Nationalbolschewistische
Blätter"), sino que el adjetivo les fue lanzado con carácter
despectivo, teñido de sensacionalismo por la prensa y los partidos
sostenedores de la República de Weimar, de la que todos los nacional-bolcheviques
fueron encarnizados enemigos, no habiendo a este respecto diferencias entre
los grupos procedentes del comunismo que incorporaron la idea nacional
y entre los grupos nacionalistas dispuestos a asumir cambios económicos
radicales y la alianza con la U.R.S.S. para destruir el odiado sistema
nacido del Dicktat de Versalles.
Ernst Niekisch nació el 23 de mayo
de 1889 en Trebnitz (Silesia). Era hijo de un limador que se trasladó
a Nördlingen im Reis (Baviera-Suabia) en 1891. Niekisch realizó
estudios de magisterio que termina en 1907, pasando a ejercer en Ries y
Augsburg. No era corriente en la Alemania guillermina -aquel estado en
el que había tenido lugar"la victoria del burgués sobre el
soldado", en palabras de Carl Schmitt- que un hijo de obrero estudiara,
por lo que Niekisch debió sufrir las burlas y la hostilidad de sus
compañeros de clase. Ya en esta época estaba hambriento de
saber ("una vida de nulidad es insoportable", dirá) y devorado por
un fuego interior revolucionario; se lanza sobre Hauptmann, Ibsen, Nietzsche,
Schopenhauer, Kant, Hegel y Maquiavelo, a cuya influencia se añadirá
la de Marx, desde 1915. Alistado en el ejército en 1914, serios
problemas oculares le impiden llegar al frente, por lo que ejercerá,
hasta febrero de 1917 funciones de inspección de reclutas en Augsburg.
En octubre de 1917 entra en el Partido Socialdemócrata (S.P.D.)
y se siente fuertemente atraído por la Revolución Bolchevique.
De esta época data su primer escrito político hoy perdido,
titulado significativamente "Licht aus dem Osten" en el que ya formulaba
lo que será una constante de su acción política: la
idea de la "Ostorientierung". La difusión de este folleto será
saboteada por el propio S.P.D., en cuyo periódico de Augsburg "Schwäbischen
Volkszeitung" colaboraba Niekisch.
El 7 de noviembre de 1918 Eisner proclama
en Munich la República. Niekisch funda el consejo de obreros y soldados
de Augsburg, y se convierte en su presidente, siéndolo igualmente
del Consejo de Obreros, Campesinos y Soldados de Munich durante febrero
y marzo de 1919. El es el único miembro del Comité Central
que vota en contra de la proclamación de la primera República
Soviética de Baviera, pues considera que ésta es la provincia
alemana menos adecuada para realizar el experimento, debido a su carácter
agrario. Sin embargo, a la entrada de los Freikorps en Munich, Niekiksch
es encarcelado el 5 de mayo -día en el que pasa del S.P.D. al Partido
Socialdemócrata Independiente (U.S.P.D.)-. El 22 de junio es condenado
a dos años de prisión en fortaleza por su actividad en el
Consejo de Obreros y Soldados, aunque no ha tenido nada que ver con los
crímenes de la República Soviética Bávara.
Niekisch cumple su sentencia íntegramente, pues si bien es elegido
al parlamento bávaro como jefe de fracción del U.S.P.D.,
no será liberado hasta agosto de 1921. Entre tanto, se encuentra
de nuevo en el S.P.D. debido a la reunificación con éste
del U.S.P.D. (la anterior escisión se había verificado durante
la guerra mundial).
Niekisch no está en absoluto de acuerdo
con la política contemporizadora del S.P.D. - temperamentalmente
era incapaz de soportar las medias tintas y los compromisos - y añadiéndose
a ésta situación de disgusto las amenazas contra él
y su familia (habiéndose casado en 1915 tenía un hijo), renuncia
a su mandato parlamentario y se traslada a Berlín, donde entra en
la dirección del Secretariado de la Juventud del Gran Sindicato
Textil, un trabajo burocrático en el que tampoco se sentirá
a gusto. Sus relaciones con el S.P.D. se van deteriorando paulatinamente,
debido a que Niekisch se opone al pago de reparaciones a Francia y Bélgica
y apoya la resistencia nacional cuando Francia ocupa la cuenca del Ruhr
en enero de 1923. También se opone desde 1924 al Plan Dawes, que
regula el pago de las reparaciones impuestas a Alemania en Versalles. Niekisch
atacó frontalmente la postura del S.P.D. de aceptación del
Plan Dawes en una conferencia de sindicalistas y socialdemócratas,
enfrentándose con Frank Hilferding, principal representante de la
línea oficial.
En 1925, Niekisch que es el redactor jefe
de la revista socialista "Firn" ("El nevero"), hace aparecer en una serie
de folletos editados por ésta los dos primeros trabajos suyos que
han llegado hasta nosotros "Der Weg der deeutschen Arbeioterschaft zum
Staat" y "Grundfragen deutscher Aussenpolitik". Ambas obras testimonian
una influencia de Lassalle mucho mayor que la de Marx/Engels -un rasgo
que hace asemejar estas primeras tomas de posición de Niekisch a
las que asumieron en la inmediata postguerra los comunistas de Hamburgo
que se separaron del Partido Comunista Alemán (K.P.D.) para fundar
el Partido Comunista Obrero Alemán (K.A.P.D.), bajo la dirección
de Laufenberg y Wolffheim y que era decidido partidario de la lucha de
liberación contra Versalles (este partido, que llegó a disponer
de una base de masas bastante amplia ocupa un lugar destacado en la historia
del nacional-bolchevismo"). En sus folletos de 1925, Niekisch propone que
el S.P.D. se haga campeón del espíritu de resistencia del
pueblo alemán contra el imperialismo capitalista de las potencias
de la Entente, al tiempo que sostiene que la liberación social de
las masas proletarias tienen como presupuesto inexcusable la liberación
nacional. Estas ideas, unidas a su oposición a la política
exterior profrancesa del S.P.D. y a su lucha contra el Plan Dawes le atraen
la desconfianza de las altas instancias socialdemócratas. El célebre
Eduard Bernstein le atacará por su actitud nacionalista en el periódico
"Glocke". En realidad, Niekisch jamás fue un marxista en el sentido
ortodoxo de la palabra; concedía al marxismo valor de crítica
social, pero no de Weltanschaung e imaginaba al estado socialista por encima
de cualquier interés de clase, como "ejecutor de los testamentos
de Weimar y Könisberg" (es decir, de Goethe y Kant). Se comprende
fácilmente que este género de ideas no fueran gratas a la
aburguesada dirección del S.P.D.... Pero Niekisch no estaba aislado
en el seno del movimiento socialista, pues mantenía estrechas relaciones
con el "Círculo Hofpgeismar" de las Juventudes Socialistas, cuya
ala nacionalista fuertemente influenciada por la "Revolución Conservadora",
representaba. Niekisch escribió frecuentemente en la revista de
este círculo "Rundbrief" del que saldrían fieles colaboradores
cuando comience la etapa de "Widerstand", entre estos colaboradores estaba
Benedikt Obermayr, que trabajaría con Darré en el Reichsmährstand.
Poco a poco, el S.P.D. empieza a deshacerse
de Niekisch: por presiones de su primer presidente, Niekisch es excluído
de su puesto en el sindicato textil y en julio de 1926 se anticipa con
su marcha del S.P.D. al expediente de expulsión incoado contra él
y cuyo resultado no era dudoso.
Comienza ahora el período que ganará
para Niekisch un puesto en la historia de las ideas revolucionarias del
siglo XX: considerando como altamente problemático el esquema "derecha-centro-izquierda",
se esfuerza por reagrupar a las mejores fuerzas de la derecha y de la izquierda,
(conforme a la célebre imagen de la "herradura", los extremos de
ésta se encuentran más cerca entre sí que del centro)
para la lucha contra un enemigo que se designa claramente: en el exterior
el Occidente liberal y el Tratado de Versalles; en el interior, el liberalismo
de Weimar. En julio de 1926 edita el primer número de la revista
"Widerstand" ("Resistencia") y logra atraer a fracciones importantes -por
su número y por su activismo- del antiguo Freikorps "Bund Oberland",
al tiempo que se adhiere al Alt Sozialdemocratische Partei (A.S.P.) de
Sajonia, intentando utilizarlo como plataforma para sus planes de reunión
de fuerzas revolucionarias. Se traslada para ello a Dresde, desde donde
dirige el periódico del A.S.P.("Der Volkstaat"), llevando a cabo
una dura lucha contra la política pro-occidental de Stresemann,
oponiendo al tratado de Locarno en el que Alemania reconocía sus
fronteras occidentales como definitivas y su obligación de pagar
reparaciones, el espíritu del Tratado de Rapallo (1922) en el que
la Rusia Soviética y la Alemania derrotada-los dos parias de Europa-
estrecharon sus relaciones solidarizándose contra las potencias
vencedoras. La experiencia con el A.S.P. termina cuando este partido sea
derrotado en las elecciones de 1928, quedando reducido a una fuerza insignificante.
Este fracaso no significa, ni mucho menos,
que Niekisch abandone la lucha descorazonado. Al contrario, es en esta
época cuando escribirá sus obras fundamentales:"Gedanken
über deutsche Politik","Politik und idee" (ambas de 1929), "Entscheidung"
(1930: su obra maestra), "Der Politische Raum Deutschen Widerstandes" (1931)
y "Politik deutschen Widerstandes" (1932). Paralelamente a esta actividad
publicista, continúa editando la revista "Widerstand", funda la
editorial del mismo nombre en 1928 y viaja a todos los rincones de Alemania
como conferenciante. La sola enumeración de las personalidades con
que se relaciona (desde mayo de 1929 se traslada definitivamente a Berlín)
es impresionante: el filósofo Alfred Baümler le presenta a
Ernst y Friedrich Georg Jünger, con los que comienza una estrecha
colaboración, mantiene lazos con el ala izquierda del N.S.D.A.P.:
el conde Ernst zu Reventlow, Gregor Strasser (que le ofrecerá convertirse
en jefe de la redacción del "Volkischer Beobachter") y Goebbels
que se encuentra entre los admiradores más resueltos de su libro
"Entscheidung" ("Decisión"). También es determinante su amistad
con Carl Schmitt.
En octubre de 1929, Niekisch es el animador
de la acción juvenil contra el Plan Young (otro plan de "reparaciones"),
publicado en el periódico "Die Kommender", el 28 de febrero de 1930,
un ardiente llamamiento contra este plan, suscrito por casi todas las asociaciones
juveniles alemanas -entre ellas la Liga de Estudiantes Nacional-Socialistas
y la Juventud Hitleriana- y que fue seguido por manifestaciones de masas.
Los simpatizantes de su revista fueron organizados
en "Círculos Widerstand", que celebraron tres congresos nacionales
durante los años 1930-32, año éste en que Niekisch
realiza un viaje a la U.R.S.S. en el otoño organizado por el ARPLAN
(Asociación para el Estudio del Plan Quinquenal Soviético,
fundada por el profesor Friedrich Lenz, otra figura destacada del nacional-bolchevismo).
Estos datos biográficos eran indispensables
para presentar a un hombre como Niekisch que es prácticamente un
desconocido y para poder comprender sus ideas, ideas que, por cierto, él
no expuso nunca de un modo sistemático -era un revolucionario y
un escritor de combate- y voy a intentar reconstruir a continuación.
Desde 1919 Niekisch era un atento lector
de Spengler (lo que más nos puede sorprender en un socialista de
aquella época en la que existía a nivel intelectual y político
entre "derecha" e "izquierda" una interpenetración, casi diaria,
una ósmosis, impensables en las circunstancias actuales). De él
retendrá sobre todo, la famosa oposición entre "Kultur" y
"Zivilisation". Pero sus concepciones políticas quedaron fuertemente
marcadas por la lectura de un artículo de Dowstoyevski que ejerció
gran influencia en la Revolución Conservadora a través del
Thomas Mann de las "Consideraciones de un Apolítico" y de Arthur
Moeller Van der Bruck "Alemania, Potencia Protestante"(del "Diario de un
Escritor", mayo/junio de 1877,capítulo III). El término "protestante"
no tiene aquí ninguna connotación religiosa,sino que alude
al hecho de que Alemania, desde Arminius hasta hoy siempre ha "protestado"
contra las pretensiones "romanas" al dominio universal, que han sido recogidas
por la Iglesia Católica y por las ideas de la Revolución
Francesa, prolongándose, como señalará Thomas Mann
hasta los objetivos de la Entente que luchó contra Alemania en la
I Guerra Mundial.
A partir de este momento, el odio del mundo
"romano" se convierte en un aspecto esencial del pensamiento de Niekisch,
pues las ideas de este artículo de Dowstoyevski vienen a reforzar
sus propias concepciones. Niekisch hace remontar la decadencia del germanismo
a los tiempos en que Carlomagno realizó la matanza de la nobleza
sajona y obligó a los supervivientes a convertirse al cristianismo;
éste es un veneno mortal para los germanos cuya función ha
sido la de domesticar lo germano-heroico con el fin de hacerlo maduro para
la esclavitud romana. Niekisch no duda en proclamar que "todos los pueblos
que (debían) defender su libertad contra el imperialismo occidental
(estaban) obligados a romper con el cristianismo para sobrevivir". El desprecio
del catolicismo se acompaña en Niekisch de una exaltación
del "Protestantismo" alemán, no en cuanto confesión religiosa
(Niekisch censuraba ásperamente al protestantismo oficial, al que
acusaba de reconciliarse con Roma en su común lucha anti-revolucionaria),
sino en cuanto "toma de conciencia orgullosa del ser alemán" y "actitud
aristocrática opuesta a los estados del alma de las masas católicas";
una posición muy similar a la de Rosenberg, defendiendo ambos la
libertad de conciencia contra el oscurantismo dogmático (Niekisch
comentó en su revista "El Mito del Siglo XX").
Esta actitud hostil del imperialismo romano
contra Alemania ha continuado a lo largo de los siglos, pues "judíos,
jesuítas y francmasones han sido quienes desde siglos han querido
esclavizar y domesticar a los Bárbaros germánicos". La unanimidad
del mundo contra Alemania, que se manifiesta sobre todo cuando ésta
se ha dotado de un estado fuerte, se reveló con especial claridad
durante la I Guerra Mundial, después de la cual, las potencias vencedoras
impusieron a Alemania la democracia (vista por Niekisch como un fenómeno
de infiltración extranjera) para destruirla definitivamente.
La primacía de lo político
sobre lo económico siempre fue un principio fundamental del pensamiento
de Niekisch. Fuertemente influido por Carl Schmitt, y partiendo de esta
base. Niekisch tenía que ver como enemigo irreductible al liberalismo
burgués que valora sobre todo los principios económicos y
no ve al hombre más que considerado aisladamente, como una unidad
en busca de su exclusivo provecho. Individualismo burgués (con sus
correlativos de estado liberal de derecho, libertades individuales, consideración
de estado como un mal) y materialismo aparecen individuados en el pensamiento
de Niekisch como características esenciales de la democracia burguesa.
Al mismo tiempo desarrolla una crítica no original, pero si efectiva
y sincera del sistema capitalista como sistema cuyo motor es el beneficio
privado y no la satisfacción de las necesidades individuales y colectivas
y que, además, genera continuamente paro. De esta forma queda designada
la burguesía como enemigo interior que colabora con los estados
occidentales burgueses que oprimen a Alemania. El sistema de Weimar (encarnado
en demócratas, socialistas y clericales) representaba lo opuesto
al espíritu y voluntad estatal de los alemanes y era el enemigo
contra el que había que organizar la "Resistencia". El de "Resistencia"
es otro concepto fundamental en la obra de Niekisch. La revista del mismo
nombre lleva bajo el subtítulo (primero: Blátter fur sozialistische
und nationalrevolutionäre politik, luego: Zeitschrift für nationalrevolutionäre
politik) una reveladora frase de Clausewitz:"La resistencia es una actividad
mediante la cual deben ser destruídas tantas fuerzas del enemigo
que éste tenga que renunciar a sus propósitos". Si Niekisch
consideraba posible esta actitud de resistencia es porque creía
que la situación de decadencia de Alemania era pasajera, no irreversible
y aunque a veces señalara que su pesimismo era "ilimitado" hay que
considerar sus declaraciones en este sentido como meros efectos retóricos,
pues su contínua actividad revolucionaria es la mejor prueba de
que nunca cedió al pesimismo y al desánimo.
Hemos visto quien era el enemigo contra
el que había que organizar la resistencia: "la democracia parlamentaria
y el liberalismo, la forma francesa de vida y el americanismo". Con la
misma exactitud designa Niekisch los objetivos de la actitud de resistencia:
la independencia y libertad de Alemania, la alta valoración del
estado, la recuperación de todos los alemanes que se hallan bajo
dominio extranjero. Consecuente con su rechazo de los valores económicos,
Niekisch no contrapone a este enemigo una mejor forma de distribución
de los bienes materiales y el logro de una sociedad de bienestar. Más
adelante veremos como jamás le interesaron los aspectos meramente
socio-económicos de la Revolución Rusa ni de la actitud del
K.P.D.; lo que Niekisch buscaba era la superación del mundo burgués,
cuyos bienes hay que "desterrar ascéticamente". El programa de "Resistencia"
de 1930 no deja dudas a este respecto: en él se pide "el rechazo
decidido de todos los bienes que Europa acaricia (punto 7a), la retirada
de la economía internacional(7b), la reducción de la población
urbana y la reconstrucción de las posibilidades de vida campesina
(7c-d), la voluntad de pobreza y un modo de vida simple que debe oponerse
orgullosamente a la vida refinada de las potencias imperialistas occidentales
(7f) y, finalmente, la renuncia al principio de la propiedad privada en
el sentido del derecho romano, pues 'a los ojos de la oposición
nacional, la propiedad no tiene sentido ni derecho más que si implica
el servicio del Pueblo y del Estado'".
Para realizar sus objetivos, que Uwe Sauermann
define con acierto como idénticos a los de los nacionalistas, aunque
los caminos y medios para conseguirlos sean nuevos, Niekisch busca las
fuerzas revolucionarias adecuadas, no puede sorprender que un hombre procedente
de la izquierda como él se vuelva en primer lugar al movimiento
obrero. Constata Niekisch que el abuso que la burguesía ha realizado
del concepto "nacional" empleado como cobertura de sus intereses económicos
y de clase, ha provocado en el trabajador la identificación entre
los términos "nacional" y "socialreaccionario", lo cual ha llevado
al proletariado a separarse demasiado de los lazos nacionales para crear
por sí solo un estado y aunque esta actitud del conjunto del movimiento
obrero está parcialmente justificada no pasa desapercibido para
Niekisch el hecho de que un trabajador en cuanto tal apenas es otra cosa
que un "burgués frustrado sin más aspiraciones que la de
lograr un bienestar económico y un modo de vida idéntico
al de la burguesía". Esto era una consecuencia necesaria del hecho
de que el marxismo es una ideología burguesa, nacida en el mismo
terreno que el liberalismo y compartiendo con éste una valoración
de la vida en términos exclusivamente económicos.
La responsabilidad de esta situación
recae en gran parte sobre la socialdemocracia que "no es otra cosa que
liberalismo popularizado" que ha obstinado al trabajador en su egoísmo
de clase buscando convertirlo en burgués. Esta actitud del S.P.D.
es la que le ha llevado después de 1918 no a la realización
de la indispensable revolución nacional y social sino "a la búsqueda
de cargos para sus dirigentes" y a convertirse en una "oposición"
dentro del sistema capitalista, pero no en un partido revolucionario: "el
S.P.D. es un partido liberal y capitalista que emplea una terminología
socialrevolucionaria para engañar a los trabajadores". Este análisis
es el que lleva a Niekisch a decir que todas las formas de socialismo basadas
en consideraciones humanitarias son "tendencias corruptoras que disuelven
la sustancia de la voluntad guerrera del pueblo alemán".
Muy influido por el "decisionismo" de Carl
Schmitt, la actitud de Niekisch hacia el K.P.D. es mucho más matizada.
En primer lugar, y en oposición al S.P.D., firmemente asentado en
las concepciones burguesas, el comunismo descansa "sobre instintos elementales".
Especialmente aprecia Niekisch en el K.P.D. su "estructura autocrática",
su "aprobación en voz alta de la dictadura". Estas características
posibilitan que pudiera utilizarse el comunismo como "medio" y que se pudiera
recorrer junto con él "una parte del camino". Niekisch acogió
con esperanza el "Programa de Liberación Nacional y Social" del
K.P.D. (24 de agosto de 1930) en el que se declaraba la lucha total contra
las reparaciones y el orden de Versalles, pero cuando este se reveló
como mera táctica -orientada a frenar los crecientes éxitos
del N.S.D.A.P.-, al igual que lo había sido la "línea Schlageter"
en 1923. Niekisch denunció la mala fe de los comunistas en el problema
nacional y los calificó de incapaces para realizar la tarea a la
que él aspiraba porque eran "sólo socialrevolucionarios"
y además "poco revolucionarios".
El papel dirigente en el partido revolucionario
debería corresponder, pues, a un "nacionalista" de nuevo cuño,
sin conexiones con el viejo nacionalismo (es significativo que Niekisch
considerara al partido tradicional de los nacionalistas, el D.N.V.P., como
incapaz para llevar a cabo la resurrección alemana porque se orientaba
hacia la época guillermina, definitivamente desaparecida). El nuevo
nacionalismo debía ser socialrevolucionario, incondicionado, dispuesto
a destruir todo lo que obstaculizara la independencia alemana y el nuevo
nacionalista, entre cuyas tareas estaba la de utilizar al obrero comunista
revolucionario, debería tener la característica fundamental
de querer sacrificarse y querer servir. Según una bella imagen de
Niekisch, el comunismo no sería otra cosa que "el humo que inevitablemente
asciende donde un mundo comienza a arder".
Se ha visto la imagen ofrecida por Niekisch
de la secular decadencia alemana, pero en el pasado alemán no todo
es sombrío; hay un modelo hacia el que Niekisch se volverá
permanentemente: la vieja Prusia, o, como él dice: "la idea de Postdam",
una Prusia que con su mezcla de sangre eslava puede ser el antídoto
contra la Alemania romanizada. Es así como exigirá desde
los primeros números de "Widerstand" la resurrección de "una
Alemania prusiana, disciplinada y bárbara, más preocupada
del poder que de las cosas del espíritu". ¿Qué significaba
exactamente Prusia para Niekisch? O. E. Schüddekopf lo ha indicado
exactamente al decir que en la "idea de Postdam" Niekisch veía todas
las premisas de su nacional-bolchevismo: "El Estado Total, la economía
planificada, la alianza con Rusia, el estado de espíritu antirromano,
la defensa contra el Oeste, contra Occidente, el incondicionado estado
guerrero, la pobreza... ". En la idea prusiana de soberanía reconoce
Niekisch la idea que necesitan los alemanes: la del "Estado Total", necesaria
en cuanto que Alemania, amenazada por un entorno hostil debido a su situación
geográfica, necesita convertirse en un estado militar. Este Estado
Total debe ser un instrumento de combate al que debe subordinarse todo
-economía tanto como cultura y ciencia- para que el pueblo alemán
obtenga su libertad. Es evidente para Niekisch -y aquí hay que buscar
una de las razones más poderosas de su nacionalbolcvhevismo- que
el estado no puede depender de una economía capitalista en la que
oferta y demanda determinan el mercado; al contrario, la economía
debe estar subordinada al estado y sus necesidades.
Durante cierto tiempo Niekisch confió
en determinados sectores de la Reichswehr (pronunció muchas de sus
conferencias en este ambiente militar) para realizar "la idea de Postdam",
pero a comienzos de 1933 se distanció de la concepción de
una "dictadura de la Reichswehr" pues no le parecía lo suficientemente
"pura" y "prusiana" para ser la portadora de la "dictadura nacional", y
esto se debía, por cierto, a sus conexiones con las fuerzas del
dinero.
Otro de los aspectos clave del pensamiento
de Niekisch es la primacía concedida a la política exterior
(la única política verdadera para Spengler) sobre la interior.
Sus concepciones al respecto están fuertemente marcadas por Maquiavelo
(de quien Niekisch era un gran admirador, llegando a firmar varios de sus
artículos con el seudónimo de Niccolo), y por su amigo Karl
Hausofer. Del primero se conservará siempre su Realpolitik, su convicción
de que la verdadera esencia de la política es siempre la lucha entre
estados por el poder y la supremacía, del segundo aprenderá
a pensar según dimensiones geopolíticas, considerando que
en la situación de entonces y con mayor motivo en la actual -sólo
tienen peso en la política mundial los estados construidos sobre
grandes espacios- y como en 1930 la Europa Central no sería por
sí sola más que una colonia americana, sometida no sólo
a la explotación económica, sino a la "banalidad, a la nulidad,
al desierto y a la vacuidad de la espiritualidad americana", Niekisch propone
un gran Estado "desde Vladivostok hasta Vlessingen", es decir, un bloque
germano-eslavo dominado por el espíritu prusiano en el que imperaría
el único colectivismo que puede soportar el orgullo humano: el militar.
Aceptando decididamente el concepto de "pueblos
proletarios" (como lo harían los fascistas de izquierda), el nacionalismo
de Niekisch era un nacionalismo de liberación, desprovisto de chauvinismo,
cuyos objetivos debían ser la destrucción del orden europeo
surgido de Versalles y la liquidación de la Sociedad de Naciones,
instrumento de las potencias vencedoras.
En un primer momento de su pensamiento,
Niekisch soñaba con un "juego en común" de Alemania con los
dos países que habían sabido rechazar la "estructura intelectual"
occidental: la Rusia bolchevique y la Italia fascista (es una coincidencia
más de las muchas que hay entre Niekisch y Ramiro Ledesma). En su
programa de abril de 1930 pedía "relaciones públicas o secretas
con todos los pueblos que sufren como el pueblo alemán de la opresión
por las potencias imperialistas occidentales" (7-1). Entre estos pueblos
contaba a la U.R.S.S. y a los pueblos coloniales de Asia y África.
Más adelante veremos su evolución respecto al fascismo, ahora
nos ocuparemos de la imagen que Niekisch tenía de la Rusia soviética.
Ante todo, hemos de decir que esta imágen no era privativa de Niekisch,
sino que era patrimonio común de casi todos los exponentes de la
Revolución Conservadora y del nacional-bolchevismo desde Moeller
van den Bruck, y lo sería también de los más lúcidos
fascistas de izquierda: Ledesma Ramos y Drieu la Rochelle. Porque, en efecto,
Niekisch consideraba a la revolución rusa de 1917 ante todo como
una revolución nacional. Mucho más que como una revolución
social. Rusia, que se encontraba en peligro de muerte por la infiltración
de los valores occidentales ajenos a su esencia, "incendió de nuevo
Moscú" para acabar con sus invasores, empleando como combustible
el marxismo. En palabras del mismo Niekisch: "Tal fue el sentido de la
Revolución Bolchevique: Rusia, en peligro de muerte, recurrió
a la idea de Postdam, la llevó hasta el extremo, casi hasta la desmesura,
y creó este estado absoluto de guerreros que somete la misma vida
cotidiana a la disciplina militar, cuyos ciudadanos saben soportar el hambre
cuando hay que batirse, toda cuya vida está cargada hasta la explosión
de una voluntad de resistencia". Kerenski había sido solamente un
testaferro de occidente que quería introducir la democracia burguesa
en Rusia (Kerenski era, desde luego, el hombre en quien confiaban las potencias
de la Entente para que Rusia continuara a su lado la guerra contra Alemania);
la Revolución Bolchevique había sido dirigida contra los
estados imperialistas de occidente y contra la propia burguesía
extranjerizante y antinacional.
Consecuente con esta interpretación,
Niekisch definirá el leninismo como "lo que queda del marxismo cuando
un hombre de Estado genial lo utiliza para fines de política nacional"
y citará con frecuencia la célebre frase de Lenin que se
convertirá en un leit-motiv de todos los nacional-bolcheviques "Haced
de la causa del pueblo la causa de la nación y la causa de la nación
se convertirá en la causa del pueblo". En las luchas por el poder
que tuvieron lugar en la jefatura soviética tras la muerte de Lenin,
las simpatías de Niekisch iban dirigidas a Stalin, su hostilidad
hacia Trotski (actitud compartida entre otros muchos por Ersnt Jünger
y los Strasser). Trotski y sus partidarios encarnaban a los ojos de Niekisch
a las fuerzas occidentales, el veneno del oeste, las fuerzas de descomposición
hostiles a un orden nacional en Rusia. Por esto acogió con satisfacción
la victoria de Stalin y dio a su régimen el calificativo de "organización
de la defensa nacional que libera los instintos viriles y combatientes".
El Primer Plan Quinquenal en el curso de la época en que Niekisch
escribía era "un prodigioso esfuerzo moral y nacional destinado
a lograr la autarquía". Era pues el aspecto político-militar
de la planificación el que fascinaba a Niekisch, los aspectos socio-económicos
(como en el caso de su valoración del K.P.D.) apenas le interesaban.
Es así como pudo acuñar la fórmula: Colectivismo más
planificación igual a militarización del pueblo. Lo que Niekisch
apreciaba en Rusia es exactamente lo contrario de lo que pudo atraer a
los actuales intelectuales marxistas degenerados: "la violenta voluntad
de producción para fortalecer y defender el Estado, la barbarización
consciente de la existencia... la actitud guerrera, autocrática,
de la élite dirigente, que gobierna dictatorialmente, el ejercicio
como forma de practicar la áscesis por un pueblo...". Era lógico
que Niekisch viera en la Unión Soviética el compañero
ideal de alianza para Alemania, ya que encarnaba los valores antioccidentales
por los que abogaba Niekisch. Además, hay que tener en cuenta que
en aquella época la U.R.S.S. era un Estado aislado visto con recelo
por los países occidentales y excluído de todo sistema de
alianzas, por no decir rodeado de Estados hostiles que eran prácticamente
satélites de Francia e Inglaterra (Estados Bálticos, Polonia,
Rumania), a lo que hay que añadir que hasta bien entrada la década
de los treinta, la U.R.S.S. no formó parte de la Sociedad de Naciones
ni tuvo relaciones diplomáticas con los E.E.U.U.
Niekisch consideraba que una alianza Rusia-Alemania
era necesaria también para la primera, pues "Rusia tiene que temer
a Asia" y sólo un bloque desde el Atlántico al Pacífico
podría contener "la marea amarilla" de la misma forma que sólo
con la colaboración alemana podría Rusia explorar los inmensos
recursos de Siberia. Hemos visto porque razones Rusia se le aparecía
a Niekisch como un modelo. Pero no se trataba para Alemania de copiar la
idea bolchevique, de aceptarla sin más. Alemania -y aquí
Niekisch comparte la opinión de todos los nacionalistas- debe buscar
sus propias ideas y formas y si Rusia era ejemplar, la razón era
que había organizado su Estado siguiendo la "ley de Postdam" y ésta
debía volver a inspirar a Alemania organizando un Estado total antioccidental,
Alemania no imitaba a Rusia, sino que recuperaba su especificidad, enajenada
durante todos aquellos años de sometimiento al extranjero y que
se había encarnado en el Estado ruso.
Aunque los acuerdos con Polonia y Francia
tanteados por Rusia serán observados con inquietud por Niekisch,
éste defenderá apasionadamente a la Unión Soviética
contra las amenazas de intervención y contra las campañas
llevadas a cabo contra ella por las confesiones religiosas: "el imperialismo
católico 'romano' y sus lastimosos aliados protestantes", fue para
Niekisch "una participación de Alemania en la cruzada contra Rusia
que significaría... un suicidio. Este sería el reproche más
esencial y convincente de Niekisch contra el nacionalsocialismo, con lo
cual llegamos a un punto que no deja de provocar cierta perplejidad: la
actitud de Niekisch frente al nacionalsocialismo.
Y esta perplejidad no es sólo nuestra;
durante la época que estudiamos, Niekisch era visto por sus contemporáneos
más o menos como un "nazi". Desde luego, la revista paracomunista
"Aufbruch" le metía en el mismo saco que a Hitler en 1932; más
matizada, la revista soviética "Moskauer Rundschau" (30 de noviembre
de 1930) calificaba su libro "Entscheidung" de "obra de un romántico
que ha sacado de Nietzsche su tabla de valores". Para críticos modernos
como Armin Mohler "mucho de lo que Niekisch había exigido durante
años será realizado por Hitler" y Fayé señala
que la polémica contra los nacionalsocialistas, por el lenguaje
que emplea "le coloca en el terreno de éstos". ¿Qué
es por tanto, lo que llevó a Niekisch a oponerse al nacionalsocialismo?
Desde una óptica retrospectiva, Niekisch
considera al N.S.D.A.P. hasta 1923 como un "movimiento nacionalrevolucionario
genuinamente alemán", pero desde la nueva fundación del partido
en 1925, éste le merece otro juicio al igual que se modificará
su valoración del fascismo italiano. Lo esencial de las críticas
de Niekisch hacia el nacionalsocialismo se encuentra en un folleto de 1932
"Hitler, ein deutsches Verhägnis" ("Hitler, una fatalidad alemana")
que apareció ilustrado con impresionantes dibujos de un artista
de valor: A. Paul Weber. Dupeux señala acertadamente que estas críticas
no se efectúan desde el punto de vista del humanitarismo y la democracia
como es habitual en nuestros días y Sauermann le califica de "adversario
en el fondo esencialmente semejante".
Niekisch consideraba como "católico",
"romano" y "fascista" el hecho de dirigirse a las masas, llegó a
expresar el "absurdo" (Dupeux), de: "quien es nazi será pronto católico".
En esta crítica hay que ver para intentar comprenderla, la manifestación
de una actitud muy común en todos los autores de la revolución
conservadora que despreciaban como "demagogia" todo trabajo entre las masas
y hay que recordar también que Niekisch no fue jamás un táctico
ni un "político práctico".
Hay que relacionar asimismo su desconfianza
hacia el nacionalsocialismo con los orígenes austríacos y
bávaros de éste pues ya vimos que Niekisch consideraba con
recelo a los alemanes del sur y del oeste como influidos por la romanización.
Por otra parte, Niekisch reprocha al nacionalsocialismo su "democratismo"
rousseauniano que cree en el pueblo. Para Niekisch, lo esencial es el Estado,
siempre desarrolló un verdadero "culto del Estado", incluso desde
su época socialdemócrata por lo que resulta por lo menos
grotesco calificarlo de "sindicalista ácrata" (sic). Niekisch cometió
errores graves en su estimación del nacionalsocialismo, como tomar
en serio el "juramento de legalidad" pronunciado por Hitler en el curso
del proceso al teniente Scheringer, sin sospechar que se trataba de mera
táctica (en palabras de Lenin, un revolucionario debe saber utilizar
todos los recursos legales e ilegales, servirse de todos los medios según
la situación y esto Hitler lo realizó a la perfección),
y considerar que Hitler se hallaba muy lejos del poder... en enero de 1933.
Estos errores pueden muy bien explicarse, como ha hecho Sauermann, por
el hecho de que Niekisch juzgaba al N.S.D.A.P. más basándose
en su propaganda electoral que en el estudio de la verdadera esencia de
este movimiento.
Sin embargo, el reproche fundamental concierne
a la política exterior. Para Niekisch, repetidamente su admiración
hacia Stalin en contraste por el absoluto desprecio que sentía hacia
Roosevelt y Churchill. En marzo de 1937 Niekisch es detenido junto con
setenta de sus partidarios (gran número de miembros de los círculos
Resistencia habían cesado en su actividad, significativamente, al
constatar que Hitler estaba llevando a cabo realmente la demolición
del Diktat de Versalles que ellos habían combatido tanto). En enero
de 1939 es juzgado ante el Tribunal Popular acusado de alta traición
e infracción de la ley de fundación de nuevos partidos, y
condenado a cadena perpetua. Parece que los cargos que más pesaron
contra él fueron los manuscritos encontrados en su casa en los que
criticaba a Hitler y otros dirigentes del III Reich. Fue encarcelado en
la prisión de Brandenburgo hasta el 27 de abril de 1945 en que es
liberado por tropas soviéticas, casi completamente ciego y semiparalítico.
En el verano de 1945 entra en el K.P.D.,
que, después de su fusión en zona soviética con el
S.P.D. en 1946 se denominará Partido Socialista Unificado de Alemania
(S.E.D.) y es elegido al Congreso Popular como delegado de la Liga Cultural.
Desde este puesto aboga por una vía alemana al socialismo y se opone
desde 1948 a las tendencias a la división permanente de Alemania.
En 1947 es nombrado profesor en la Universidad Humboldt de Berlín
y en 1949 director del "Instituto de Investigación del Imperialismo";
en este año publica un estudio sobre el problema de la élite
en Ortega y Gasset. Niekisch no era desde luego, un "colaboracionista"
servil: desde 1950 se hace claro que los rusos no quieren una "vía
alemana" al socialismo, sino solamente tener un satélite dócil
(igual que los americanos en la República Federal Alemana). De acuerdo
con su costumbre, hace sus críticas abiertamente y va cayendo poco
a poco en desgracia; en 1951 su clase es suspendida y el Instituto cerrado.
En 1952 tiene lugar su excomunión definitiva en el órgano
oficial del Comité Central del S.E.D. a propósito de su libro
de 1952 "Europäische Bilanz". Niekisch es acusado de "...llegar a
erróneas conclusiones pesimistas porque, a pesar del ocasional empleo
de terminología marxista, no emplea el método marxista...
su concepción de la historia es esencialmente idealista...". El
golpe final lo constituyen los acontecimientos del 17 de junio de 1953
en Berlín, que Niekisch considera como una legítima sublevación
popular. La subsiguiente represión destruye sus últimas esperanzas
en la R.D.A. y se retira de la política.
A partir de ahora, Niekisch, viejo y enfermo
se dedica con sus memorias a intentar dar a su antigua actitud de resistencia
el sentido de oposición a Hitler, intentando borrar las huellas
de su oposición al liberalismo. En esto fue ayudado por el círculo
de sus pocos partidarios de antaño que habían sobrevivido.
El más influyente de ellos fue su antiguo lugarteniente Josef Drexel,
antiguo miembro del Bund Oberland y convertido en la segunda postguerra
en el magnate de la prensa de Franconia. Esta tentativa puede explicarse,
además por el mencionado estado de Niekisch, por sus pretensiones
de lograr de la R.F.A. (vivía en Berlín oeste) una pensión
por sus años de cárcel. Esta pensión le será
siempre negada, a través de una interminable cadena de procesos.
Los tribunales basaron su negativa en dos puntos: Niekisch había
formado parte de una secta nacionalsocialista (sic) y había colaborado
posteriormente en la consolidación de otro totalitarismo: el de
la R.D.A.
Lo que hay que pensar de estos intentos
de hacer inocuo a Niekisch se deduce de lo expuesto hasta aquí.
La historiografía más reciente los ha desbaratado por completo.
El 23 de mayo de 1967, prácticamente
olvidado, moría Niekisch en Berlín.
A pesar de que sus obras anteriores a 1933
son casi imposibles de encontrar por no haber sido reeditadas y haber desaparecido
en gran parte de las bibliotecas A. Mohler señala que Niekisch vuelve
a hacerse virulento, y fotocopias de sus escritos circulan de mano en mano
entre los jóvenes alemanes desengañados del neomarxismo (Marcuse,
Escuela de Frankfurt). La crítica histórica le concede cada
vez mayor importancia como muestra la pequeña nota bibliográfica
incluida a continuación de este hombre que se opuso a todos los
regímenes habidos en la Alemania del siglo XX, hay que decir que
jamás obró movido por el oportunismo. Sus cambios de orientación
fueron siempre producto de su incesante búsqueda de un Estado que
garantizara la liberación de Alemania y del instrumento adecuado
para lograr este objetivo. Sus sufrimientos -reales- merecen el respeto
debido a quienes mantienen consecuentemente sus ideas. Niekisch podría
haber seguido una carrera burocrática en el S.P.D., haber aceptado
el espléndido puesto ofrecido por Gregor Strasser, haberse exiliado
en 1933, haberse callado en la R.D.A. ...pero siempre fue fiel a su ideal
y obró como creía que debía hacerlo sin tener en cuenta
la disposición -explicitada en "Mein Kampf"- de Hitler a un entendimiento
con Italia e Inglaterra y la hostilidad a Rusia eran los errores esenciales
del nacionalsocialismo, pues esa orientación haría de Alemania
un "gendarme de occidente". Esta crítica es mucho más coherente
que las anteriores. La absurda confianza de Hitler en poder llegar a un
acuerdo con Inglaterra, le haría cometer graves errores (Dunkerque
por citar uno), sobre su alianza con Italia, determinada por el sentimiento
y no por los intereses, lo que es fatal en política, él mismo
se explicaría abundante y amargamente. Por lo que respecta a la
U.R.S.S. entre los colaboradores de Hitler, Goebbels siempre fue partidario
de un entendimiento, incluso de una alianza con ella, y ello no sólo
en la época de su colaboración con los Strasser, sino hasta
el mismo final del III Reich, como ha demostrado inequívocamente
su último jefe de prensa Wilfred von Owen en su Diario ("Finale
Furioso. Mit Goebbels bis zum Ende") editado por vez primera -en alemán-
en Buenos Aires (1950) prohibido en Alemania hasta 1974, en que apareció
en la prestigiosa Grabert-Verlag de Tübingen, y esto mal que les pese
a los antisoviéticos y pro-occidentales profesionales.
La denuncia que Niekisch realizó
de toda cruzada contra Rusia adquirió tonos proféticos cuando
evocaba en una imagen sobrecogedora "las sombras del momento en que las
fuerzas... de Alemania, dirigidas contra el este, despilfarradas, excesivamente
tensas, estallen... ".
"Quedará un pueblo agotado, sin esperanza
y el orden de Versalles será más fuerte que nunca". No cabe
duda que Ernst Niekisch ejerció durante los años 1926-1933
una influencia real en la política alemana a través de la
difusión y aceptación de sus escritos en los ambientes nacionalrevolucionarios
que lucharon contra el sistema de Weimar. Esta influencia no debe ser medida,
ciertamente, en términos cuantitativos: la actividad de Niekisch
nunca se orientó a la conquista de las masas ni el carácter
de sus ideas era el más adecuado para ello. Para dar algunas cifras,
diremos que su revista "Widerstand" tenía una tirada que oscilaba
entre los 3.000 y 4.500 ejemplares, lo que está lejos de ser despreciable
para la época y más tratándose de una revista bien
presentada y de alto nivel intelectual; los círculos Resistencia
agrupaban unos 5.000 simpatizantes, de los cuales unos 500 eran políticamente
activos. Esto es poca cosa comparado con los grandes partidos de masas,
pero la influencia de las ideas de Niekisch debe valorarse teniendo en
cuenta sus conferencias, el círculo de sus amistades, al que ya
nos hemos referido, sus relaciones en los ambientes militares, su actividad
editorial y, sobre todo, la especial atmósfera de la Alemania de
aquellos años, en la que las ideas transmitidas por "Widerstand"
encontraban un ambiente muy receptivo en las ligas paramilitares, el movimiento
juvenil, las innumerables revistas afines y también en las grandes
agrupaciones como el N.S.D.A.P. el Stahlhelm y cierto sector de militantes
del K.P.D. (como se sabe el paso de militantes del K.P.D. hacia el N.S.D.A.P.
y a la inversa, fue un fenómeno muy común en los últimos
años de la República de Weimar, aunque los historiadores
modernos admiten que hubo una mayor proporción de revolucionarios
que recorrieron el trayecto en el primer sentido, aun antes de la llegada
de Hitler al poder). Con estas breves observaciones puede tenerse por cierto
que la influencia de Niekisch fue mucho mayor de lo que haría pensar
la mera consideración del número de sus simpatizantes.
El 9 de marzo de 1933, Niekisch es detenido
por un grupo de S.A. y su domicilio registrado. Es puesto en libertad inmediatamente,
pero la revista "Entscheidung", fundada en el otoño de 1932 es suspendida,
Widerstand, por el contrario continúa apareciendo hasta diciembre
de 1934 y la editorial del mismo nombre publica libros hasta bien entrado
1936. A partir de 1934 Niekisch viaja por casi todos los países
de Europa, donde parece haber tenido contactos con círculos de la
emigración. En 1935, en una visita a Roma, es recibido por Mussolini.
No deja de emocionar representarse esta entrevista distendida y cordial
entre dos grandes hombres que habían comenzado su carrera política
en las filas del socialismo revolucionario. A la pregunta de Mussolini
de qué tenía contra Hitler, Niekisch respondió: "Asumo
vuestras palabras sobre los pueblos proletarios". Mussolini replicó:
"Eso es lo que yo digo siempre a Hitler". (Recuérdese que éste
escribió a Mussolini una carta -6 de marzo de 1940- en la que explicaba
su acuerdo con Rusia porque "lo que ha llevado al nacionalsocialismo a
la hostilidad contra el comunismo es sólo la postura -unilateral-
judaico-internacional, y no, en cambio, la ideología del Estado
-stalinista- ruso-nacionalista"). Durante la guerra, Hitler expresaría
las consecuencias personales que pudieran derivarse. Su colaboración
con el S.E.D. puede comprenderse, y más a la vista de como acabó.
Hoy que Europa está sometida a los
pseudovalores del "Occidente" americanizado, sus ideas y su lucha continúan
teniendo un valor ejemplar. Es lo que comprendieron los nacionalrevolucionarios
de "Sache des Volkes" cuando, en 1976, colocaron en la antigua vivienda
de Niekisch una placa con su frase: "O somos un pueblo revolucionario o
dejamos definitivamente de ser un pueblo libre".
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