Bali es una de las islas que componen Indonesia, país del que constituye la provincia más pequeña. Separada de la isla principal, Java, por el estrecho de Bali, es de todo el grupo de islas la que más fielmente ha conservado la tradición hindú, llegada a su territorio a partir del s.VIII bajo la soberanía de los reyes de Java, isla que junto a la cultura india influyó decididamente sobre Bali, en especial bajo el vasallaje de los reyes de Singhasari, hasta el s.XIII, y de los reyes de Madjapahit, cuyo reinado duró hasta principios del s.XVI.
Toda esta influencia indojavanesa se superpuso a su fondo tradicional. Tras la llegada del Islam y el retroceso de numerosos javaneses hacia Bali, la isla quedó constituida como el principal baluarte de la tradición hinduista en el Sureste asiático. Más tarde, con la llegada de los holandeses Bali pasó a formar parte de los territorios coloniales neerlandeses, si bien fue respetada la autonomía de los principados balineses hasta que, en 1882, les fue impuesta una administración directa que condujo con el tiempo, en 1908, a una sangrienta intervención militar. Provincia de la República de Indonesia desde la proclamación de ésta como nación independiente en 1949, fue escenario de una brutal represión anticomunista después del golpe de estado de 1965.
Como ya mencionamos en el capítulo segundo determinadas formas artísticas de la actual Indonesia -en especial en las islas de Java y Bali- alcanzaron el s.XX sin apenas modificaciones surgidas del contacto con el Occidente colonial. Donde si se observaron ciertos cambios fue en la literatura, ya que a partir de 1925 un vasto programa de traducciones comenzó a suministrar literatura occidental en los distintos idiomas locales, y un reducido grupo de escritores, utilizando tanto el holandés como el malayo -que se pretendía instituir como idioma nacional- experimentaron con distintas formas literarias como la novela de contenido social y la novela psicológica. En la década de 1930 el núcleo fundamental de la nueva cultura y expresión modernas de Indonesia lo constituyó la revista “Pudjanga Baru” - “El escritor moderno”- en donde se publicaron ensayos centrados principalmente en la comparación tradición-modernidad y en los conflictos surgidos entre estas formas tradicionales y las recientes maneras artísticas modernas. Así, temas como el significado de la literatura tradicional para las nuevas generaciones, las vicisitudes entre la música de gamelan tradicional y la popular influida por Occidente, la finalidad de la educación, las concepciones del arte por el arte frente al arte con propósito social o los antagonismos entre este y oeste ocuparon gran parte del debate artístico de la sociedad indonesia.
Por otro lado la escultura y pintura balinesas experimentaron un renacimiento también en 1930, mientras que la música gamelan y las danzas teatrales de Java y Bali conservaron plenamente su vitalidad dentro de la comunidad y, de momento, también su integridad. En estos dos géneros y en el teatro de títeres se hicieron muy pocos intentos por crear obras a la forma occidental, quizá porque aún manteniendo su estructura tradicional continuaban siendo importantes fuentes para el esparcimiento popular.
Centrándonos en la pequeña isla de Bali resulta imprescindible aclarar primero que el arte dramático balinés es difícilmente definible, en primer lugar porque sus diferentes formas abarcan desde el ritual sagrado hasta la sátira profana, sin que además existan definiciones exactas que las diferencien unas de otras; y en segundo lugar porque este teatro-danza no es tan puro como lo puede ser el Kathakali u otras formas orientales, ni está tan bien documentado como algunas de éstas expresiones tradicionales. Existe evidentemente la típica concepción oriental que liga profundamente al espiritu con el mundo, y en general todas las representaciones dejan traslucir la originaria inspiración religiosa que las constituyó, incluso las más profanas; de la misma manera que, a la inversa, las celebraciones rituales sagradas contienen elementos seculares que ayudan a atraer a la población.
No obstante sí parece clara la fundamental influencia que la cultura de la India ha ejercido sobre la danza balinesa, ya sea en cuanto a los motivos y temas de las representaciones, ya en lo referente a la técnica y a la filosofía artística que la sustenta. Así, de esta mezcolanza entre las raíces indígenas y las de inspiración hindú surgieron a su vez las diversas formas de teatro-danza, de las que cada una de ellas fue desarrollando con el paso del tiempo su propia ideosincracia, sólo alterada por el lógico devenir de la sociedad balinesa en cuanto a las variaciones provocadas por la evolución de los gustos y necesidades de la misma.
Cabe así mismo señalar que al igual que en el caso del Kathakali, algunas variantes de la danza en Bali nacieron o se vieron decididamente moldeadas por antiguas artes marciales o de autodefensa: es el caso, por ejemplo, de la danza Baris -que significa: “línea, fila, formación de soldados” (62)
- término utilizado para definir a los ejércitos locales de voluntarios que servían a las órdenes de los distintos príncipes en los períodos de desorden. Del Baris originario surgieron siete modalidades de danza que con el tiempo se fueron transformando, desde su condición primera de ejercicios de adiestramiento militar, hasta llegar a lo que hoy es un ejercicio de drama bailado exclusivamente masculino. Otro ejemplo de este tipo de influencia lo representa la danza del Pentjak: surgida a raíz de la forma nacional de autodefensa de Indonesia Pentjak-Silat (que en Malasya es conocida por Bersilat) basada en los movimientos del tigre. (63)
En cualquier caso hay que decir que todas las danzas balinesas han heredado de la India las leyes del BharatiyaNatyashastra lo que las confiere un carácter de elaborado tratamiento técnico y de bien configurada estructura a pesar de su aparente aire de espontaneidad. Además en Bali, como en casi todo Oriente, el danzante sufre una suerte de posesión por parte del personaje representado, en la que el intérprete actúa como vehículo -siempre dentro de la codificación y las reglas que hacen posible tal estado de trance- utilizando para ello infinidad de posibilidades expresivas que modifican el cuerpo del danzante y lo trasportan hasta otro estado, hacia: “otro pensamiento” (64)
según lo denominan los propios balineses. Así: “Un viejo se vuelve muchacha a través de su cuerpo que danza. Un joven de nariz estrecha y cara manchada se vuelve un noble héroe, extremadamente elegante, de perfil maravilloso. Y todo esto sin maquillaje.(...) Es apenas increíble que el danzante que se ha visto como la encarnación misma del poder demoníaco pueda verdaderamente ser el pequeño campesino insignificante que, unos instantes después al final del drama, se siente, masticando betel, a platicar con los amigos” (65)
Si como hemos visto en este tipo de danza - la danza del Barong, que lugo veremos- el actor no utiliza más que su rostro y su cuerpo para alcanzar el trance y encarnar debidamente al personaje, no ocurre lo mismo sin embargo en otro tipo de espectáculo: el Topeng, de carácter cómico, en el que el actor hace uso de la máscara. Dentro de la cultura balinesa la máscara juega un papel fundamental ya que para los balineses éstas son un medio por el cual el pueblo puede tomar contacto con la fuerza sagrada de sus antepasados y sus dioses, hasta el punto de que en ciertas poblaciones dichas máscaras han de ser bailadas al menos una vez al año para: “asegurar la renovación espiritual de la comunidad” (66) . La tradición del arte dramático con máscaras parece ser que se remonta en Bali al s.VII d.C. cuando en los rituales primitivos las máscaras representaban ya a antepasados y dioses.
Otro tipo de trance es el que se produce en las niñas bailarinas sangyang. Durante la danza que éstas ejecutan en las ceremonias se produce una posesión de origen divino en la que un dios se encarna en la figura de la sangyang para dirigirse a los habitantes de la aldea. En Bali los dioses son considerados como niños y en consecuencia el trato que se les dispensa es el propio del dirigido a alguien caprichoso y obstinado al que hay que dirigirse con extremada cortesía. De esta forma, durante la danza: “la niña en trance es al mismo tiempo obstinada y condescendiente; es puntillosa por cuanto se refiere a la música, rechaza de hecho una canción del coro de las muchachas, insistiendo en cambio sobre la música orquestal de los muchachos (...) En trance, relajada, parece una marioneta sagrada y sin embargo todavía plenamente bajo control, complaciente y obstinada, la bailarina sangyang es el objeto-idea para las actitudes familiares de los balineses; y el público, relajado y alegre, asiste y participa al mismo tiempo, los muchachos más grandes se dirigen a las pequeñas en trance con extremada cortesía.” (67)
Educación y aprendizaje
Cuando nos detenemos en las formas educativas de los diferentes tipos de danza de Bali, Java y el resto del Asia Sudoriental nos encontramos de nuevo con tradicionales métodos bastante distintos a los modelos occidentales. La ya señalada influencia cultural India de nuevo se nos muestra como decisiva en este aspecto, ya que la figura del gurú -término que es compartido tanto en sánscrito como en Indonesio- está firmemente enraizada en la sociedad de Indonesia. Cabe decir no obstante que también en algunos casos se da el ejemplo del joven aprendiz que poco a poco va introduciéndose en los secretos de la danza, mediante el cumplimiento de pequeñas tareas y la imitación de lo que observa hacer a los mayores, sin que exista ningún tipo de programa prefijado. En estos casos el tiempo que tarde en integrarse plenamente en la compañía dependerá de su propia habilidad en el desarrollo de sus capacidades.
Lo que sí es absolutamente corriente es que el mejor maestro sea a su vez el mejor intérprete, de tal suerte que: “los intérpretes famosos son asediados por jóvenes que quieren aprender de ellos” (68). Dichos maestros-actores, aunque pueden conceder algún tipo de enseñanza individual suelen desarrollar su actividad en grupos, si bien es cierto que rara vez transmiten todo sus conocimientos a la totalidad de sus alumnos, prefiriendo por el contrario elegir algún discípulo en concreto a quien comunicar todo su saber.
También es habitual -especialmente en Bali- el que una aldea requiera los servicios de un maestro para educar a los actores locales: es el caso de la danza legong, en donde frecuentemente se contrata a una renombrada maestra que enseñe a las niñas esta disciplina mediante un proceso de enseñanza por lo demás directo y eficaz: “la maestra detrás de la joven alumna guía sus brazos y piernas a través de movimientos exactos hasta que la alumna se haya adueñado de los elementos fundamentales de la danza. El entrenamiento puede continuar cotidianamente por varios meses. La maestra regresa a su aldea cuando termina el curso. O bien una famosa danzante puede ser llevada a una aldea como maestra residente”. (69)
En relación a la enseñanza adquirida mediante un gurú es importante también destacar cómo ha sido influida por el actual ritmo de vida y las nuevas costumbres que ésta acarrea: “En Bali, la electricidad y la escuela obligatoria están corroyendo la relación secular maestro-alumno. De día los niños van a la escuela,en la noche las imágenes de la pantalla (de la televisión) son más atrayentes que los ensayos de un gamelan o de un espectáculo”. (70)
En este sentido es interesante observar no obstante cómo en Bali todo lo nuevo es muy bien recibido, y esto es así hasta el punto de que toda danza tradicional que por la razón que sea se hace o es tomada por aburrida, es abandonada por otra nueva modalidad más interesante a los ojos de los balineses. Sin embargo esto no quiere decir que los tipos fundamentales de la danza balinesa hayan sido rechazados, sino que debido a la creación de nuevas composiciones las antiguas quedan en desuso, produciéndose graduales cambios en el estilo. En cualquier caso si ocurre el que, como en el caso de la danza de guerra baris antes mencionada, o como la djanger -danza popular con adolescentes- haya formas que sean paulatinamente dejadas a un lado.
En cuanto a las materias objeto de estudio en las diferentes enseñanzas, éstas se centran lógicamente en los aspectos que conforman cada espectáculo. Así, por ejemplo, los danzantes del topeng tienen que estudiar voz, danza, juego, canto y mímica. Y puesto que el topeng implica una relación sensible entre músicos e intérpretes, los danzantes aprenden también a tocar todos los instrumentos de la orquesta gamelan que acompaña las representaciones. Sin embargo -como veremos después- su formación no acaba aquí, ya que debido al carácter improvisado de las representaciones el actor Topeng debe conocer los textos sagrados así como la actualidad de la aldea.
Movimientos: Keras y Manis; Energía: Chikará, Taksú y Bayu; Columna vertebral
Cuatro son los componentes fundamentales en la técnica del teatro-danza balinés: en primer lugar está el agem, que es la posición de base o la actitud del danzante; en segundo lugar el tandang, el caminar o la forma de trasladarse en el espacio; seguidamente el tangkis, que señala la transición, el cambio de postura o de dirección, de un nivel a otro y que literalmente significa “evadir”, “evitar”, o también “modo de hacer”, siendo: “la intervención que permite al actor ‘evadirse’ del ritmo que está siguiendo y crear una variación en el diseño de los movimientos” (71)
; y por último el tangkep o expresión del actor.
Por otro lado, para definir la presencia del actor existen tres vocablos: Chikará que corresponde a la fuerza, al poder que el actor consigue mediante la aplicación y el ejercicio regular: “cuando le pregunto al maestro balinés I Made Pasek Tempo cuál es para él el don principal de un actor, él responde que es el tahan, la capacidad de resistencia” (72)
; Taksú que se refiere a la inspiración divina que se apodera del bailarín, independientemente de su voluntad, así: “ un bailarín podrá decir ‘esta noche había o no había Taksú’ pero no puede reprocharse la falta de Chikará” (73)
; por último, Bayu, (“viento, respiro”, energía) que es el término que generalmente define la presencia del actor: “se usa la expresión pengunda bayu para subrayar la buena distribución de energía en un actor. El Bayu balinés significa consonancia profunda del espíritu en el sentido de ‘aliento’ del cuerpo. El Bayu balinés interpreta literalmente el crecer y disminuir una fuerza que eleva el cuerpo entero y dicha complementariedad genera vida”. (74)
Para canalizar el uso de la energía, del Bayu, es imprescindible el Tangkis antes mencionado: la transición, la intervención antes aludida del actor para escapar del ritmo seguido y variar el diseño del movimiento -Tangkis- que a su vez puede ser o bien angsel, cuya esencia es keras (fuerte); o bien seleyog, en ese caso de carácter manis o alus (suave). Así: “I Made Bandem -actor balinés- compara los Tangkis a la puntuación. Los puntos son los que separan una frase de la otra y ‘evitan’ que se pierdan el sentido en un flujo indiscriminado de palabras. Y concluye:«sin Tangkis no hay Bayu (viento, energía) o sea, no hay danza. Pero una danza únicamente con Tangkis es Bayu enloquecido»”. (75)
Como se puede observar, de nuevo nos hallamos ante un paralelismo evidente entre las danzas balinesas y las de la India. Si en la penísula Indostánica se trabaja dentro de dos estilos bien diferenciados -lasya (delicados) y tandava (vigorosos)- que abarcan también el resto de elementos de cada uno de esos estilos (movimiento, ritmo, vestuario, música); para los balineses, por su parte, las mismas distinciones reciben los nombres de keras y manis respectivamente. De esta manera todas las formas de danza balinesas se construyen en base a las oposiciones entre keras y manis, términos que también pueden aplicarse, como en la India, a los distintos movimientos y a sus sucesivas series; así como a las posiciones de las diferentes partes del cuerpo, las cuales, en los agem o posiciones de base, contienen una alternancia simultánea y consciente de keras en unas partes del cuerpo del actor, y de manis en otras.
Esta alternancia también afecta en lógica consecuencia a la disposición de la columna vertebral: en el teatro balinés el actor se apoya sobre la planta de los pies -en el Kathakali, recordamos, el apoyo se efectuaba sobre los lados externos de los mismos- levantando lo más posible la parte anterior de los dedos. Esta base implica también un radical cambio del equilibrio ya que para evitar caerse el actor balinés debe -al igual que el del Kathakali- separar las piernas y doblar las rodillas. Con esta postura la columna vertebral: “es curvada casi como la del Kathakali. Si bien no hay ningún trabajo de cadera. Los tocados danzan con rápidos movimientos del cuello, y los hombros son tan expresivos como decorativos” (76)
a diferencia, por ejemplo, de la danza Wayang Wong -que más adelante trataremos- de la vecina Java, en donde la espina dorsal es derecha y erguida en su base, consiguiendo un efecto de energía a cada avance por medio de unos imperceptibles movimientos hacia adelante.
Manos; Ojos y Rostro
La danza balinesa, aun siendo de cultura hindú, no ha conservado el valor del lenguaje de los mudra, siendo en este aspecto más parecida a la danza pura hindú en la cual, como vimos, tales mudra sólo tenían un valor puramente decorativo, siendo utilizados como “puro sonido”. No obstante: “conservan la riqueza de las micro-variaciones y la vibrante simetría de la vida. Una sinfonía de alternancias entre vigor y suavidad (keras y manis), entre inmovilidad y movimiento en cada uno de los dedos y en la mano entera, transforma la artificialidad en una cualidad coherente y viva.” (77)
Además es importante destacar el hecho de que los contínuos cambios en las tensiones de las manos provocan o van acompañados a su vez de permanentes variaciones en la posición de los brazos, lo cual repercute e influye decisivamente sobre el tronco y la cabeza.
En lo que respecta a la mirada señalar que mientras en el Kathakali los ojos seguían a las manos durante la composición de los distintos mudras, en las danzas balinesas, por el contrario, y ya que las manos no efectuan exactamente la misma misión, el actor-bailarín se limita a dirigir sus ojos por encima de la línea habitual y cotidiana de la mirada. En este sentido es interesante recoger algunas impresiones sobre la mirada en los espéctaculos orientales para intentar ofrecer, en la medida de lo posible, una más completa perspectiva sobre su primordial importancia en los mismos: “Al observar las diferentes formas de los actores orientales de utilizar los ojos y la mirada enseguida sorprende su continuo girar en redondo y fijarse en direcciones precisas: cuando se sigue la línea de su mirada se descubre que el actor mira fijamente un punto que está... en el vacío. Lo cual no priva de concreción a la mirada sino que al contrario ayuda a construir para el espectador una concreta especialidad y a dar vida a personajes y animales presentes en la historia pero inexistentes físicamente en el escenario. La concreción de la mirada va acompañada de una continua dialéctica entre tensión manis o suave y keras o fuerte que pone al espectador en condiciones de seguir al actor por dentro y por fuera. Este efecto de mostrar el propio interior es mucho más acusado para el espectador oriental: efectivamente, la característica de muchos pueblos asiáticos es la de ocultar al interlocutor los propios sentimientos.” (78)
"Barong y Rangda”
Una de las danzas más características de la isla de Bali es la danza del Barong. En ella se representa el enfrentamiento entre la figura del Barong -un animal mítico con un máscara de tigre o de elefante de la que cuelgan largos pelos y que en ocasiones es encarnado por dos personas al mismo tiempo debido a su aparatosidad- que es el símbolo de la prosperidad y de la salud; contra la figura de Rangda, palabra balinesa que sirve para designar a la viuda y que se relaciona así mismo a un mito sobre una bruja que en Bali produce considerable temor, y que por su parte simboliza el mal y la muerte. Sin embargo: “Expresar la lucha entre el Barong y Rangda en términos de bien y mal es falsear el problema. El Barong no es San Jorge que lucha contra el dragón, también el Barong es un monstruo en la misma línea de Rangda; es también considerado en una interpretación mística de un padre hindú como una verdadera manifestación de Rangda conquistada por la oferta de tomar partido por los habitantes de la aldea contra ella. El Barong se ha vuelto así su protector, un protagonista en la lucha de los hombres contra la potencia de la muerte, oscura y penetrante de Rangda.(...) Cada vez que el Barong es representado, la vida de la comunidad está de algún modo en peligro. La victoria del Barong es más que un simple símbolo de la conservación: es un juramento materializado. La magia negra, las fuerzas de la muerte, no son destruidas, sino sólo desviadas hacia aquello que les pertenece: el cementerio. Mientras el Barong, para cuya salvaguardia los habitantes de la aldea estaban por sacrificar su propia vida, retorna al templo seguido de una procesión triunfante, la máscara de Rangda, ya separada del cuerpo, vuelve al abrigo de un canasto.” (79)
Efectivamente, durante la representación hay un momento en el cual la victoria del Barong no parece nada clara, siendo entonces cuando intervienen los danzantes del Kriss -llamados con diferentes términos según las regiones: Darathan, Penoedog, Ngoerek, Ngoenjing- Estos danzantes dirigen contra su cuerpo, en estado de trance, el puñal que portan, y sobre su papel existen diferentes versiones: en unos casos se dice que son poseídos por los Boeta-Kalas, demonios que forman el séquito de Banaspasti Raja o que representan a los mismos demonios que muestran su determinación de morir por su maestro; en otras interpretaciones lo que ocurre es que su deseo de matar a Rangda por las maldiciones que ésta les lanza, y su impotencia por no poder hacerlo, les lleva a querer acabar con su vida, lo que a su vez tampoco consiguen porque el Barong los hace invulnerables.
Existen otras versiones, e incluso parece ser que el resultado final no siempre es la victoria del Barong; pero lo que sí suele ser habitual es que todos los miembros de la aldea en la que se representa el drama asistan al mismo con una entrega y emoción tan absolutas que llega un momento en el que el trance se extiende: “no solamente a los médiums consagrados de la aldea -los danzantes del Kriss- sino también al mismo Barong, Rangda, el sacerdote popular de la aldea y los miembros ocasionales del mismo auditorio.” (80)
El "Topeng”
El Topeng es un espectáculo dramático enmascarado donde la música, la danza, la mímica y el canto son utilizados para la representación de relatos donde se mezclan la religión la historia y los hechos de la actualidad. Son de tipo cómico y en cierta forma se asemejan a la Comedia dell´ Arte occidental. Habitualmente desarrollados la primera tarde de las fiestas de los templos -fiestas que duran de tres a once días- celebradas en todos los pueblos balineses, el Topeng es precedido por una ofrenda a los dioses: los danzantes, sentados ante sus máscaras, las rocían con un agua perfumada.
Después cada actor-bailarín, ya enmascarado, se sirve de sus propios gestos y de la voz para ir tejiendo la trama. Paulatinamente van incorporándose nuevos personajes según van saliendo de detrás de un telón, con unos movimientos y características determinadas -los personajes de reyes y dioses llevan grandes máscaras, mientras los clowns portan medias máscaras-. Cada actor llega a sumir varios roles durante la representación, que siempre es de carácter improvisado, como la música, que es la encargada de llevar el ritmo y la que hace cambiar el sentido de la interpretación, que también varía en función del humor de los asistentes. Leyendes y religión se entremezclan con las bufonadas y con historias amorosas. El Topeng llega a cumplir toda una función social: “los conceptos religiosos son representados en un cuadro de situaciones modernas, los niños aprenden los relatos de los héroes balineses y los refranes religiosos por boca de los clowns, los problemas de la familia y la aldea son expuestos a los ojos de todos, ellos pueden ser reconocidos de manera correcta, se pueden reír de ello, pero lo mismo pueden ser también estudiados bajo una nueva perspectiva. Todo esto ayuda a suscitar un sentimiento de solidaridad no solamente entre cada individuo y la comunidad sino también entre la comunidad y sus antepasados y sus dioses que estarán presentes junto a unos personajes más ordinarios y unos clowns.” (81)
El poder mágico de las máscaras del Topeng hace que las representaciones adquieran un cariz cercano a un ritual de curación. Por el mismo motivo algunos Topeng son representados para expulsar de la aldea alguna enfermedad o para fertilizar un campo -en estas representaciones los dioses pueden ser los únicos espectadores-. Otros Topeng tienen un significado más trivial y lúdico y pueden representarse fuera de los templos con motivo de aniversarios o fiestas diversas. Los personajes cómicos sirven de puente entre los de carácter espiritual y el público.
La mayoría de los actores del Topeng no son profesionales, aunque generación en generación van transmitiéndose los conocimientos del género; los más veteranos eligen un discípulo como aprendiz, a veces un niño de corta edad -seis años-. Como vimos anteriormente, además de estudiar voz, danza, juego, canto, mímica, y el saber tocar los instrumentos de la orquesta gamelan, también estudian los textos sagrados e históricos -manuscritos escritos sobre unas hojas de palmera: lontars-. Con todos estos conocimientos los intérpretes del Topeng improvisan situaciones dramáticas fácilmente comprensibles para el público y de gran interés para el mismo.
Por último señalar que, como en otras formas de teatro-danza orientales, muchos de sus ejecutantes se ven influidos por las ideas occidentales y comienzan a actuar por dinero para los turistas, aunque al parecer: “es sorprendente que esta influencia no haya sido tan nefasta como se podía creer, pero la naturaleza del genio balinés, consiste en su capacidad de asimilar nuevas ideas sin destruir la integridad de lo original... Uno de los nuevos personajes Topeng, que se ha tornado muy popular, es también el resultado de los tiempos que cambian. En el canasto, en medio de las máscaras de reyes y guerreros de la historia balinesa, hay una máscara en forma curiosa pintada con la piel de un hombre blanco. Es la caracterización balinesa de un turista, a menudo introducido en el espectáculo Topeng, para dar un efecto cómico. El habla un lenguaje incomprensible, hace preguntas estúpidas y trata de tomar fotos de todo lo que ve.” (82)
Notas
(62) E.Barba, N.Savarese “El arte secreto del actor” Op.cit. pág 248.
(63) Ibid. Pág. 273.
(64) Walter Spies, Beryl de Zoete, artículo en: N.Savarese “El teatro más allá del mar” Op. Cit. Pág. 117.
(65) Ibid. Pág. 118.
(66) Ronald S.Jenkins, artículo “Un hilo que liga lo ridículo a lo sublime” en N.Savarese “El teatro más allá del mar” Op.cit. pág.163.
(67) Margaret Mead, artículo “El trance de las niñas” en Ibid. Pág. 115.
(68) James R.Brandon, artículo “Cómo se transmite el arte teatral en los países del sureste asiático” en Ibid. Pág 272.
(69) Ibid. Pág. 273.
(70) Eugenio Barba “La canoa de papel” Op.cit. pág. 147.
(71) Ibid. Pág. 96.
(72) Ibid. Pág. 96.
(73) E.Barba, N.Savarese “El arte secreto del actor” Op.cit. pág 87.
(74) Ibid. Pág. 87.
(75) Eugenio Barba “La canoa de papel” Op.cit. pág. 96.
(76) La Meri, “La columna vertebral” artículo citado. Pág. 280.
(77) Eugenio Barba “La canoa de papel” Op.cit. pág. 49.
(78) E.Barba, N.Savarese “El arte secreto del actor” Op.cit. pág 213.
(79) W.Spies, B.de Zoete, “Barong y Rangda” artículo citado pág. 119.
(80) Ibid. Pág 120.
(81) Ronald S. Jenkins, artículo “Un hilo que liga lo ridículo a lo sublime” en N. Savarese op. cit. Pág 165.
(82) Ibid. Pág. 168.
VI.- El teatro de Sombras: el Wayang de Java
El Wayang es el término con el que se denomina en la isla de Java a las diferentes formas de representación teatral, siendo las más importantes de entre todas las existentes el Wayang Kulit -teatro de sombras practicado con marionetas elaboradas con cuero de búfalo- y el Wayang Golek -practicado con marionetas de madera esculpidas en altorrelieve-. El rigen de la literatura javanesa se remonta a los siglos IX-X d.C. a raíz de la influencia india. De esta forma las obras escritas en las hojas de la palmera “Borassus flabellifer” -secadas y cortadas en forma oblícua y después apiladas entre dos tapas de bambú y atadas con un hilo- y que estaban escritas generalmente según la métrica de los Kakawin -género poético autóctono- versaban sobre adaptaciones de los textos religiosos hindúes -Mahabharata y Ramayana, principalmente- y sobre temas históricos.
En los ss. XVIII y XIX, después de la influencia del Islam, en las cortes de las ciudades de Yogyakarta y Surakarta se experimentó un fuerte renacimiento literario y teatral gracias a los pujangga -o poetas de la corte-. Los dos Yosodipuro, padre e hijo y los propios príncipes recuperaron de nuevo los antiguos Kakawin. Además se crearon unas formas de teatro de actores, incluso óperas, según el modelo del teatro de sombras, teatro que sigue vigente en la actualidad.
Los orígenes de las diferentes representaciones Wayang parecen remontarse hasta un remoto pasado en el cual los javaneses conservaban todavía un culto animista en el que gracias a los títeres y los teatros de sombras los nativos obtenían consejo de sus antepasados. Las marionetas del Wayang Kulit originales eran retratos en pergamino de los antepasados muertos que en el ritual de la representación: “funcionaban como receptores para sus espíritus. El medium o conductor animaba las diferentes imágenes, transmitía sus mensajes a través de sus labios.” (83) Después de la llegada de la cultura hindú a la isla, el pueblo javanés realizó una reinterpretación propia de los diferentes personajes históricos y religiosos, quedando éstos reflejados en una amplia gama de diferentes personajes -más de cuatrocientos en total- que a pesar de la influencia india han conservado mucho de los cultos ancestrales de Java, como los Puna Kawas, que son los siervos cómicos de las representaciones y que aunque tomados de la literatura hindú son javaneses antiguos.
Las figuras del Wayang Kulit son talladas con formas delicadas y parecidas al encaje. Todos los detalles son dibujados exhaustivamente y después de cortado el contorno, la figura es pintada con un fondo de blanco en el que se van añadiendo los colores propios del personaje y los adornos de oro. El color de los rostros, apenas humanos, también son pintados según la codificación existente: Visnú y sus devotos y Krishna son pintados en negro, Siva de color dorado, y los demás rostros en rosa.
Una de las características más singulares de las figuras del Wayang es que alguna de ellas son consideradas milagrosas o con poderes: las llamadas Keramat. Estas figuras, objeto de una atención especial por parte del dalang -el ejecutante del teatro de sombras- en base a oraciones, ofrendas y humos de incienso para que no pierdan su poder, tienen o tenían al parecer, según el testimonio de Jeanne Cuisinier (84), un pequeño pedazo de piel humana o un mechón de cabello de algún hombre muerto de forma violenta, lo cual les confería su condición de Keramat.
En la representación el dalang ordena las figuras según su significación: a la derecha las que representan el bien y la izquierda las del mal. Así mismo existe una silueta en forma de corazón invertido, que colocada en el centro de la pantalla al comienzo de la representación es llamada gunungan -montaña- y puede representar distintos aspectos del ambiente; además tienen otros significados puesto que representan el viento, el fuego, una montaña, un palacio, obstáculos del camino, etc... según se utilicen de una forma u otra. Cuando se usan dos de éstas siluetas sirven como bastidores, uno a cada lado de la pantalla al comienzo de la representación, hacia atrás durante la misma, y colocadas en el centro al acabar ésta.
Las representaciones suelen ser nocturnas, por lo que la escena se ilumina con muchas velas para conseguir el juego de sombras. Acompañadas musicalmente y con un narrador que relata la historia, duran aproximadamente hasta el amanecer. En las mismas el dalang va alternando estados de consciencia con otros en los que se halla sumido en lupa -olvido-. Durante el trance el dalang es poseído por los personajes, siendo este el momento en el que el timón de la representación es asumido por los mismos, acelerándose la acción del drama según disminuye el estado de consciencia del dalang, que ha de ser sujetado por sus ayudantes para no caer.
Antes de la representación se celebra una procesión de inicio hasta el altar que hay junto a la escena, donde se hacen ofrendas. El dalang comienza ya a entrar en el estado de lupa. Igualmente, al finalizar el espectáculo se celebran ritos de clausura: se retiran las ofrendas y se forma un cortejo encabezado por el dalang, sus ayudantes y los servidores de la fiesta que portan el altar, además de los músicos. Dalang y músicos retornaran al tablado una vez hayan dejado el altar para representar la última fórmula con tres golpes de gong, tambores y platillos.
Notas
(83) Thelma R.Newman, artículo: “Wayang significa representación, Kulit significa piel” en: N.Savarese “El teatro más allá del mar” Op.cit. pág. 239
(84) Jeanne Cuisinier, artículo “Un pequeño pedazo de piel” en: Ibid. Pág. 241.
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