Pensamiento

La nueva femineidad

Entrevista con Annalinde Nightwind

Femmeworld Interviewerette: ¿Qué es exactamente la nueva femineidad?

Annalinde Nightwind: Lo que nosotras llamamos “la nueva femineidad” (o el neofeminismo) puedes definirlo como una regeneración de la feminidad por y para las mujeres. Lo “femenino”, después de todo, es aquello que nos hace tales y nos define como tales. Lo “femenino” es aquello que nos hace mujeres y no hombres. Hay muchas mujeres que rechazan lo femenino por múltiples razones; en realidad, se sienten semi-avergonzadas de su propia feminidad. Nosotras pensamos que nuestro ser humano se define en cuanto a nuestra feminidad, se esencializa en ese ser femeninas, esa es la primera razón, no la segunda ni la tercera.

Femmeworld Interviewerette: La “feminidad” no es una palabra que las mujeres defiendan hoy en día con coraje. Algunas de nosotras suelen razonar que la feminidad es precisamente aquello que nos hace sumisas a los hombres. ¿Qué puedes decir a esto?

Annalinde Nightwind: Sí, hay personas que razonan así; pero si lo meditas en profundidad, este modo de razonar implica un pensamiento profundo en cuanto que oculto, y ese pensamiento es la aceptación de que la masculinidad es superior a la feminidad, que la feminidad no es un valor bello y poderoso en sí mismo, en su propio ser. Recordarás que las viejas feministas solían enfrentarse a la policía con palabras tan absurdas como estas: “usted y yo vamos a hablar de hombre a hombre”. La nueva feminidad resalta ante todo que las mujeres tenemos una serie de cualidades de las que los hombres carecen, o al menos las enfatizamos más, como sucede por otra parte con las cualidades específicamente masculinas en el caso de ellos. En ningún caso abogamos por la estúpida guerra de los sexos, pero sí señalamos de ante mano que nuestro “neofeminismo” no es ningún feminismo de la igualdad, sino que antes bien es un feminismo de la diferencia; no somos hombres ni queremos ser hombres, y en vista de ello resaltamos las diferencias. En cierto sentido, abogamos por la polaridad de los sexos. Una mujer que se quiere semejante a un hombre pudiera ser que nunca sea un hombre, y pudiera también llegar a ser una semi-mujer. Luego, si te apetece, matizamos cuanto quieras estos conceptos.

Femmeworld Interviewerette: ¿Sugieres que la mujer es una especie en peligro de extinción?

Annalinde Nightwind: No, eso es una estupidez. Lo que está en peligro de extinción es la feminidad, no la mujer. Como bien has dicho, la palabra “feminidad” no es un valor en alza en estos días. Las mujeres pronuncian esa palabra con una medio sonrisa en los labios, sabiendo que no es un concepto encuadrable en la corrección política. Las mujeres se vuelcan más en pensarse “iguales al hombre”, y a veces esa igualdad es tomada en su sentido más literal y grosero, elemental. La igualdad sexual se interpreta como equivalencia sexual. Las cualidades que diferencian a los hombres de las mujeres son así rechazadas y eliminadas primero de nuestro “modus vivendi”, y al final son rechazadas también de nuestra propia definición como mujeres. ¿Pero qué cualidades son rechazadas por nosotras mismas? ¿Las cualidades masculinas? No, por cierto. Sólo se autoexcluyen las cualidades femeninas. ¿Y por qué es así? Porque esta sociedad liberal es en realidad la sociedad más patriarcal que haya existido nunca, pues nunca como hasta ahora se han infravalorado las cualidades propiamente femeninas, esas cualidades que universalmente se consideran nímias, triviales, descartables.

Femmeworld Interviewerette: ¿Qué resulta de todo esto?

Annalinde Nightwind: Pues es obvio: con la excusa del feminismo se está construyendo una sociedad exclusivamente masculina, con toda las pérdidas que ello supone, una sociedad más exclusivamente masculina que la más extrema de las sociedades patriarcales de la historia. Fíjate bien en lo que voy a decir, porque no pienso ruborizarme: incluso allí donde las mujeres han sido violentamente oprimidas, ellas todavía conservaron sus propios valores femeninos, todavía existía entonces un lugar para la feminidad, una feminidad transmitida de madres a hijas, o de amiga a amiga, de mujer a mujer. Pero ahora vivimos en una sociedad terriblemente desnivelada. La naturaleza humana siempre se ha balanceado entre los polos de la masculinidad y la feminidad, siempre ha tendido de una u otra forma al equilibrio. Pero el mundo moderno intenta eliminar a uno de los polos, insertando a las mujeres en el mundo de los valores masculinos. El espíritu masculino encuentra acómodo en las mujeres por encima de sus propios valores, aquellos que le son propios por naturaleza; suelo definir a la mujer moderna como un ser colonizado. Esto no tiene otro significado que el triunfo absoluto del patriarcalismo, del machismo si así lo prefieres, su apoteosis total.

Femmeworld Interviewerette: ¿Pero acaso no es cierto que la feminidad generalmente fue considerada el polo inferior?

Annalinde Nightwind: En los tiempos patriarcales, sí, así es. Pero existen muchas evidencias de que en algunas civilizaciones antiguas las mujeres y el principio femenino desempeñaron un rol dominante. Créeme que esa tampoco es nuestra aspiración. Nuestra elección de re-descubrir nuestra propia feminidad parte ante todo de nuestro ser-hembras. Nuestra vía está en primer lugar en la autoaceptación del ser mujer con lo que ello implica de ser esencialmente femeninas, y en un lugar nunca secundario hacer contemporáneamente ver a los hombres que estos principios femeninos son complementarios a los masculinos, pero no en pugna. Nuestro ideal es el equilibrio de la balanza.

Femmeworld Interviewerette: ¿Pero qué es exactamente la “feminidad”? ¿Es algo innato, natural? ¿O acaso es algo programado por el rol social?

Annalinde Nightwind: Ahhhh! Esta es la cuestión crucial. El juego político del mundo moderno se basa en el presupuesto de que la feminidad es algo irreal y artificial. Es dogma de fe que los hombres y las mujeres son fundamental y esencialmente iguales e idénticos, así como que todas las diferencias excepto las obviamente físicas son resultado de un condicionamiento. Todo el moderno sistema educativo asume sin crítica este presupuesto, así como las políticas gubernamentales. Si esto es cierto, estas políticas evidentemente serían inofensivas; pero si la premisa es falsa, entonces estamos dañando a generaciones enteras de mujeres y niñas (y también de hombres, y de niños) por su inserción en una serie de modos que les son inapropiados por su misma naturaleza, fabricando un abismo entre educación y naturaleza que no puede sino producir en lo femenino una desventaja artificial difícil de erradicar.
¿La feminidad es real, o condicionada? ¿Es natural o es un producto artificial? ¿Podemos afirmar una postura sin riesgo a equivocarnos? Pues sí, podemos. Durante la mitad de la última centuria cientos de montañas de trabajos científicos y sociales, antropológicos y biológicos han aportado su opinión sobre estas cuestiones. Pero la verdad, la evidencia, nunca ha sido publicada, estrellándose contra los muros de la política oficial, precisamente porque contradice todas las premisas decimonónicas del mundo contemporáneo. Toda la política social del siglo XX ha tratado de impedir que las mujeres y los hombres ignoren estas evidencias científicas.

Femmeworld Interviewerette: ¿Y cuáles son estas evidencias?

Annalinde Nightwind: Bien, para empezar, el cerebro de la mujer posee unas diferencias específicas del de los hombres. En todas las mujeres y en todos los hombres sucede así. Y esto no es causa ni de los genes ni de las hormonas. El cerebro humano es por definición cerebro femenino o cerebro masculino. Incluso introduciendo dosis masivas de testosterona, tanto durante el desarrollo fetal como en la pubertad (algo horrible que se hizo en laboratorios estatales suecos), no puede evitarse que el cerebro de una mujer tenga características somáticas diferentes al cerebro de un hombre. No ocurre así cuando el flujo de testosterona en los fetos masculinos es interrumpido. Es posible para una mujer tener un cerebro con características somáticas masculinas (y viceversa), pero esto sólo ocurre espontáneamente en casos excepcionales, más bien como producto de aberraciones, en el sentido no despectivo de la palabra, somáticas, si me permites una desafortunada comparación, como en el caso de los bebés con dos cabezas. En general, los hombres tienen cerebros- macho y las mujeres cerebros-hembra; y esto implica que los hombres son tan masculinos como machos y las mujeres tan femeninas como hembras, ambos simultáneamente y con una porción de error que es despreciable. Implica que la masculinidad y la feminidad no son producto de un condicionamiento social, sino un hecho de naturaleza, biológico, tanto como el tener una mano con cinco dedos. A decir de la doctora Anne Moir, que ha dedicado su vida a compilar este tipo de evidencias científicas: “Los hombres son diferentes de las mujeres, y mantener que unos y otras tienen las mismas aptitudes, habilidades y comportamientos es construir una sociedad basada en falsedades científicas y biológicas”. Y desde nuestro punto de vista es también un atentado contra la identidad de las mujeres, contra su misma esencia, que no es otra que la feminidad.

Femmeworld Interviewerette: Es realmente fascinante. ¿Puedes matizar en qué sentido el cerebro femenino difiere del masculino?

Annalinde Nightwind: Bien, podemos empezar por lo más simple. En el cerebro femenino las funciones mentales se distribuyen sin problema entre los hemisferios derecho e izquierdo, mientras que el cerebro masculino está más compartimentalizado. Por ejemplo, las partes del cerebro de una mujer que se activan al expresar una emoción alternan entre ambos hemisferios, mientras que en un hombre se localizan específicamente en uno u otro de los dos sectores. Además, el cuerpo calloso que conecta ambos hemisferios es más grueso y está más desarrollado en las mujeres, lo que pudiera explicar esta alternancia y esta mejor comunicación interhemisférica. Esto hace que nuestras emociones y sentimientos sean más profundos que los de los hombres, a escala tanto cualitativa como cuantitativa. Nuestra desventaja femenina, en esta cuestión, es que está demostrado que los procesos mentales lógico-matemáticos requieren de una localización hemisférica específica, lo cual significaría a grosso modo que los hombres son más racionales.
En términos prácticos, esto significa también que las mujeres tienen mayor capacidad expresiva que los hombres, pero menor capacidad de concretización, desde el punto de vista que nosotras recurrimos a una mayor actividad intercerebral para resolver un problema, conectando áreas que no es posible para el cerebro masculino. ¿Una conclusión fácil?: ¡ la intuición femenina tiene bases biológicas !
Los hombres, como he señalado, tienen una mayor capacidad de análisis racional, una mejor coordinación entre la mano y el ojo y una mayor facilidad para la relación espacial. La proporción de estudiantes de matemáticas es de una chica por cada 23 chicos, y sólo incluyo las universidades de Europa y Norteamérica, por aquello de la represión de la mujer en el tercer mundo.
Estas diferencias son generalmente atribuidas al “condicionamiento social”, pero está demostrado que se manifiestan desde la primera infancia, cuando ese supuesto condicionamiento no ha podido manifestar efecto alguno.
Otras diferencias puramente biológicas también han sido confirmadas, pero la corrección política no les permite cruzar la puerta del laboratorio. Puede parecer increíble, pero el sentido auditivo de las mujeres es mucho más amplio que el de los hombres. Resulta que literalmente podemos oír cosas que ellos no pueden por simple barrera física. Nuestra visión periférica también es un 7% mayor que la de los hombres. Los tests sensoriales no arrojan duda sobre esto. En conclusión y de broma, nuestro mundo sensorial es un poco más amplio, por lo cual nos enteramos de más cosas (risas).
Otras muchas evidencias han sido descubiertas en condiciones anormales. Continuando con un tema que hemos interrumpido anteriormente, ocurre que ciertos medicamentos pueden producir un flujo anormal de las hormonas femeninas en el cuerpo de las mujeres durante el embarazo. Esto ha producido en ocasiones un flujo disminuido de testosterona en el cerebro del feto, produciendo hombres literalmente afeminados, que pueden llegar a ser (pero no necesariamente) homosexuales. Tales hombres tienen cerebros que operan al modo femenino, literalmente, y tanto es así que provoca incluso una gesticulación propiamente femenina, un habla femenina, un modo femenino general en el modo de comportamiento, modo que ellos no pueden evitar. Se ha demostrado que estos hombres tienen menos habilidades mecánicas que el común de su sexo. Y todo esto sería producto de una feminización física, una alteración en el desarrollo normal del feto.
Estas condiciones han sido reproducidas en tests de laboratorio. La feminización artificial de monos y ratones macho ha sido posible gracias a una reducción anormal de testosterona o un flujo mayor de hormonas femeninas durante el desarrollo embrionario. Recordemos que este fenómeno no opera así en las hembras: las hembras que reciben cantidades mayores de testosterona no resultan masculinizas.
Sin embargo un efecto paralelo pero no equivalente sucede en algunas niñas que han recibido cantidades desproporcionadas de testosterona durante el desarrollo embrionario, es el llamado síndrome de Turner, por el que nacen sin ovarios. Pero el efecto cerebral y psíquico es exactamente el contrario que en los chicos: estas mujeres son exageradamente femeninas, no sólo en el sentido de que también son mucho más románticas y sensitivas que las demás, sino también porque sus relaciones mecánicas y espaciales son desproporcionadamente femeninas, hasta tal punto que tienen serios problemas en la adaptación escolar, por ejemplo.
Por otro lado, los hombres con una combinación cromosomática XYY se sabe que tienen una tendencia patológica hacia la violencia, pero es una tendencia natural, hasta tal punto que en los manuales de medicina y psicología este segundo gen “Y” es conocido popularmente como “el gen asesino”.
Podríamos estar semanas hablando de más ejemplos de este tipo, pero creo que a modo de exposición es suficiente.

Femmeworld Interviewerette: Pero esto significaría que somos esclavos de nuestras hormonas, que no hay espacio para la iniciativa.

Annalinde Nightwind: No, no. Eso no es exacto. Estamos hablando de casos extremos. Cada uno de nosotros es un individuo particular, una persona diferenciada. La conclusión real es que la feminidad es un hecho positivo, un fenómeno evidente, no un accidente cultural ni histórico. La feminidad es parte esencial de lo que nosotras somos. Es aquello que nos hace mujeres y no hombres, lo que nos define como mujeres.
Esconder la feminidad bajo la alfombra, pretender que las mujeres sean iguales a los hombres en su sentido literal y total, además de violentar la naturaleza real de las mujeres, es construir una sociedad volcada en el polo masculino, también con todos sus riesgos: una sociedad desproporcionadamente violenta, menos sentimental y más mecánica, incluso rutinaria.
Fomentar políticas que pretendan que el 50% de los físicos nucleares, de los militares, de las costureras esté retribuido a los dos sexos es juzgar a los hombres y a las mujeres bajo falsos estándares; es forzar la inclinación física, natural, de los sexos. Y la desventaja es que estos estándares parten generalmente no de la sobrevalorización de lo masculino, sino de la infravalorización de lo femenino. La feminidad, repito una vez más, es el convidado de piedra en el banquete de las sociedades capitalistas.

Femmeworld Interviewerette: Pero parece que tus declaraciones pueden tener serias consecuencias. ¿Estas diciendo que las mujeres no debieran tener ambiciones?

Annalinde Nightwind: Precisamente quiero decir todo lo contrario. Lo que intento expresar es que no todas las mujeres estamos obligadas a tener ambiciones “masculinas”, intento decir que vivimos en un mundo estrecho para las mujeres con ambiciones específicamente femeninas. Mi ideal sería una sociedad que no impida la exteriorización natural de la feminidad, en todos los aspectos de la vida. Esa feminidad puede expresarse con naturalidad en el ejemplo de una Madamme Curie, de la que tantos biógrafos han resaltado cómo su condición de mujer fue decisiva en el descubrimiento del radio, porque una de las cualidades femeninas es precisamente nuestra propia concepción del tiempo, nuestra persistencia en la paciencia. También puede expresarse en una Santa Teresa, como en una madre amante y anónima. No incito a la resignación, para los que quieran entender, sino a todo lo contrario. Mi último ejemplo de mujer ni siquiera está entre las luchadoras del “preshing cacht”, porque incluso muchas de ellas aparecen como “sex-simbols” en esas “revistas para hombres” (risas), sino en el ejemplo poco edificante de la “superwoman” ejecutiva yuppi, empeñada en competir con los hombres para afirmar su “igualdad” (que confunde con la masculinidad) y ser a la vez una perfecta madre siempre bella, cosmética. Es triste conocer a estas mujeres tras diez años de actividad, pues al vacío sentimental de su vida han añadido los peores modos del ser masculino.

Femmeworld Interviewerette: ¿Estás acaso diciendo que las mujeres son en algunos aspectos inferiores a los hombres?

Annalinde Nightwind: Sí, eso es lo que quiero decir, al igual que los hombres son en otros aspectos muy inferiores a las mujeres. Y añadiría que esto no es una conjetura, sino una evidencia científica. Pero ante la pregunta consiguiente de qué cualidades son más importantes, las masculinas o las femeninas, naturalmente, una sociedad masculinizada dirá que las masculinas, las propias de los hombres. Por eso precisamente nos asusta tanto la pérdida de la feminidad. Esta sociedad privilegia la eficiencia sobre la belleza, la inmediatez sobre el detalle, el sexo sobre el amor, etc. ¿Y cuál es el resultado? Por primera vez en la historia los valores femeninos, tan importantes, tan elementales y necesarios, son rechazados por las mismas mujeres, y así hemos llegado a unas sociedades desproporcionadamente descorteses, violentas, autodestructivas.
En nombre de la igualdad hemos llegado a estos resultados. Por ello reclamamos un lugar público para los valores femeninos, un lugar incluso central. De hecho, afirmamos sin rubor que sólo el retorno de la feminidad puede compensar los fallos estructurales que son consecuencia de una sociedad volcada exclusivamente hacia el polo masculino.

Femmeworld Interviewerette: ¿Entonces, cuáles son vuestras propuestas reales?

Annalinde Nightwind: La respuesta está tanto en cada una de nosotras como en todas nosotras en conjunto, sin olvidar en ningún momento las aportaciones y las opiniones de ellos. La feminidad y la masculinidad no son valores puramente subjetivos, son más cualitativos y menos cuantitativos. El grupo “Nueva Feminidad” trabaja en la exploración constante de la feminidad en todos los ámbitos de nuestra vida: en la enseñanza, en el trabajo, en el matrimonio, en la maternidad, en la publicidad, en la política, en las relaciones sociales. Buscamos la integración con el polo masculino, que no es la identidad ni la subordinación, y menos la superioridad. No reclamamos el poder feminista sino el poder femenino que habita en la vitalidad de cada mujer, aborrecemos la estúpida guerra de los sexos, que no es sino causa de disfunciones individuales y sociales.
Trabajamos en la construcción de grupos de mujeres que se reúnen una vez a la semana, así como en la organización de eventos públicos donde esa feminidad nuestra pueda ser expresada públicamente. Estos trabajos nos han ocupado los últimos años
Personalmente, gracias a estas reuniones yo misma he experimentado que no existe una sola feminidad. La feminidad a los 20 años es diferente que a los 50, que es mi actual edad, aun cuando es también claramente perceptible que existe una continuidad entre esas “feminidades”. Otras compañeras han comentado como esa interiorización de su feminidad no les creó nunca problema alguno a la hora de la menstruación, ni de la maternidad, ni de la menopausia... sino sólo fuentes de satisfacciones y realizaciones como personas. Muchas mujeres que han redescubierto su feminidad se consideran a los 50 años modelos de feminidad.
Me gusta pensar que estamos construyendo un reino mágico.

Femmeworld Interviewerette: ¿Y piensas que ese reino mágico puede hacer del mundo un lugar mejor?

Annalinde Nightwind: Claro que sí. Al menos sería un lugar mejor que esta sociedad desquiciada y machista, y digo machista en un sentido que muchos no pueden ni imaginar, en el sentido precisamente que los valores femeninos brillan por su ausencia. No tienes más que coger el periódico. Somos las pioneras en la nueva sensibilización femenina, algo que necesitan nuestras sociedades si quieren sobrevivir.

Femmeworld Interviewerette: Una última pregunta, Annalinde. ¿Guardas algún rinconcito masculino en tí misma?

Annalinde Nightwind: Ja, ja, ja. Por supuesto que sí. La esencia de lo femenino es ser complementario de lo masculino, y así sucede también para ellos. Pero no pienses mal, ese rinconcito es pequeño interiormente, intracorporeamente. En mi vida, el polo masculino, en toda su integridad, está siempre presente gracias a mi marido; su gran virilidad es un firme apoyo al cual me aferro.

Extraído de: 
"http://foster.20megsfree.com/femenino.htm"

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