Primer lugar

Elizabeth Pérez Tzintzun

Seudónimo: Tsintsuni.

 

CUENTO:

(CASTELLANO)

 

EN BUSCA DE LA RIQUEZA

 

                                 TSINTSUNI 

                                  Lo que enseñes a tus hijos.

                                  Será tuyo y no de otros

                                  Para dar vigor a tu pueblo.

  

­- No sé, hijo, pregúntale a tu abuelita. Yo ahorita estoy muy ocupado- le dijo su papá cuando Oscar le preguntó qué o quiénes eran los gnomos y siguió escribiendo.

Aquella tarde, cuando estaba jugando con Ricardo, escuchó al abuelo de su amigo hablar de los gnomos. Ahora todo quería saber y conocer para tener también que contarle a sus compañeros, así ellos verían que él también sabía algunas historias. Hacía mucho tiempo de aquel día que Oscar llegó a su casa.

-Ya llegué, mamá Amalia- le dijo a su abuelita que estaba preparando la comida.

-Ya hijo; ya llega pues; y ya te vienes a comer- le dijo su abuelita.

- Abuelita ¿por qué nunca me cuentas alguna leyenda o algún cuento del pueblo?  ¿Cómo era antes San Marcos? Dice Rica, que a él sus abuelitos le cuentan muchas cosas de antes. Se sabe muchos cuentos.

-Ay hijo, yo quisiera, pero ya ves que me cuesta trabajo platicar en Castilla- y siguió amasando la masa.

-No le hace, abuelita; al cabo ya estoy aprendiendo en p’urhe. Rica y los niños de la escuela me están enseñando. Así ya vamos a poder platicar más cuando no estén mis papás dijo a la abuelita y, abrazándola le dio un beso.

 

San Marcos Xanaruo tenía sus propias costumbres como otros pueblos y la gente hablaba en p’orhe.  Desde que los papás de Oscar se conocieron en la escuela superior, tenían por costumbre platicar en español. Su mamá decía que era mejor que Oscar hablará en español para que así ya no rehuyera a los mestizos y pudiera jugar con los hijos de sus compañeros de trabajo cuando fueran a visitarlos. Luego la gente diría que ella y su esposo, siendo profesores en un pueblo de mestizos “no le enseñan un poco el español”.

“-Ya después él aprenderá a hablar en p’orhe. Si es que quiere y si no, tanto mejor”-solía decir.

Cuando Oscar ya tenía la edad para ir a la escuela, iba con su mamá a Santa Anita donde ella trabajaba. Pero ya después asistía a la escuela del pueblo.

Al principio sentía mucha tristeza. Nadie quería platicar ni jugar con él porque algunos no le entendían y otros no podían o les daba pena hablar en español. Nadie se quería sentar junto a él. Después, el maestro sentó con él a Ricardo. Se empezaron a llevar a bien porque el muchacho también hablaba en español y en p’orhe. Le dijo que él le enseñaría a hablar en p’orhe.

-No te apures; vas a enseñarte pronto. Cómo yo aprendí pronto, nomás oyendo. Nomás no tengas miedo de hablar.

Al principio se reían de él porque mezclaba palabras en español.

Quería mucho que lo dejaran ir a jugar con sus amigos. Soñaba con todo lo que platicaban de donde había ido o de donde irían aquellas tardes: o en tiempo de aguas, ir a recoger hongos cuando pasaba la lluvia. Nunca le daban permiso porque a veces le decía su mamá: “esos niños van a esos lugares porque en su casa no los quieren, por eso no los cuidan y porque no tienen juguetes. Tu aquí tienes todo. ¿A qué sales? Si quieres invita a tu amiguito Rica para que venga a jugar aquí.

Pero Oscar empezó a salir a escondidas con sus compañeros. Así conoció los manantiales Xanindirhu, Peronirhu, Kupantarhu, Atisirhu, Tarhimurhu, K’onchitirhu y Itsirhu Karhaku y vio cómo algunos se estaban cubriendo de tierra. Cuando llegó a su casa, le contó a nana Amalia:

-Ay, hijo, no andes saliendo a escondidas; al rato, te puede pasar algo y tu mamá se va a enojar mucho –le dijo.

-¿Y por qué ya nadie va a limpiar los manantiales? –le preguntó.

-Los manantiales y nosotros ya estamos igual; dormitando y esperando que llegue ya la muerte. Ahora en nuestros pueblos ya se están olvidando a los manantiales, ya nadie va a limpiarlos ni por fuera ni en el fondo, ya no hay niños que se bañen ahí, que le den  vida y jueguen ahí, unos ya ni los conocen, ya nadie quiere platicar con ellos. Se están tapando, poco a poco se están muriendo porque ahora ya hay agua que llega entubada a las casas. Las muchachas ya no van a traer agua porque ya hay agua que llega entubada a las casas. Las muchachas ya no van a traer agua en cántaros ni a lavar a los manantiales; sólo algunas. Aquí  sólo quedan tres   lugares adonde van a lavar y a sacar agua, ya nadie entra en donde hay pozos, y son ellos los que se están cubriendo de tierra. Los papás grandes así están porque muchos niños ya no se sientan a escuchar su palabra y su conocimiento; ahora se sientan frente a la televisión, escuchan su grabadora, otros, así como me pasaba a mí, que ahora a los niños se les enseña en Castilla y nosotros ya no podemos platicar con ellos porque no podemos hablar así. No es igual porque con nuestra palabra sentimos más el recuerdo de lo que queremos decir. Por eso me da tanto gusto ver que están enseñándote a hablar en p’orhe para poder platicar mejor. Esta bien hablar en Castilla; pero igual en p’orhe para que no se pierda como algunas costumbres que se están perdiendo ya, así como los manantiales que se están tapando, sin saber si de nuevo los vamos a necesitar. También se está perdiendo la palabra y el conocimiento de los abuelos.

Cuando salían de la escuela, llegaban a escuchar al abuelito de Ricardo. Sentado en una sillita al pie del zapote. Y cuando ya veía que ya iban a llegar sus papás. Oscar se iba corriendo a su casa.

Un día, Oscar llegó tarde a su abuelita, angustiada, salió a buscarlo y cuando, ya tarde lo encontró:

-Qué susto me diste, hijo, ¿dónde andaban? –les preguntó.

-Es que nomás fuimos a la K’erenta –respondió Oscar.

-Vente pues y, vámonos a la casa, tus papás ya no van a tardar en llegar. ¿Y qué es lo que andaban haciendo en la   K’erenta? –Preguntó.

-Ibamos a buscar la mina. Pero ya no fuimos porque estaba cubierto todo de zacate por donde dicen que es el camino. Es que yo les conté de los t’arhetskuicha lo que me habías contado y Kuíma nos dijo que conocía el camino y que no era cierto que ahí asustaban y ni que jalaran a los niños y que él nos iba a llevar a conocer.

Fue entonces cuando nana Amalia recordó que Oscar le preguntó un día qué eran t’arhetskuicha.

“Lo que recuerdo es que eran hombrecitos. Con grande barba, todos los días bajaban en la tarde y caminaban por la calle con toda la gente del pueblo y nadie les decía nada.

Vivían en aquel cerrito, donde se ven aquellas dos peñas, donde está la peña más grande, es ahí donde está la mina donde vivían. Cada noche se veía a lo lejos que prendían fuego y se oía el caracol; y a veces música. Mi papá me contaba que los gnomos tenían un toro de piedra y que era a él a quien ofrendaban y, cuando la luna estaba grande, era cuando le tocaban música para que no se llevara la piedra. Lo tenían siempre cubierto de flores. La gente del pueblo subía cada año a llevarle coronas de flores, porque se decía que era por eso que en el pueblo había buenas reses, como no había ningún otro lugar, y toda la gente tenía de todo, a nadie le hacía falta algo, y por eso nadie molestaba a los gnomos porque habían sido ellos los que habían traído aquí la piedra y si ellos se fueran, se lo llevarían.

“Un día la gente hablaba preocupada porque decían que los gnomos se habían ido y se habían llevado la piedra y que pasarían cosas malas en el pueblo. Ya hacía mucho que los gnomos no bajaban porque los niños desobedientes habían empezado a tirarles cosas o a esconderles sus cosas cuando por las mañanas ellos dormían, en la orilla. Se decía que ellos trabajaban de noche y por eso dormían por la mañana, pero nadie sabía que hacían y donde trabajaban. Empezaron a no consentir que llevaran a los niños a la K’erenta, cuando subían a llevar coronas. Por eso yo nunca vi la piedra. Nadie supo por donde se fueron. Y en el pueblo pronto comenzaron a perderse las reses y algunos amanecían muertos sin que nadie supiera quien los mataba.

“Luego supimos que los gnomos habían llegado a Ch’erani; que estaban en un cerrito, y que ahí estaba ya el toro de piedra junto a una cueva. Se supo hasta entonces que eran caminos subterráneos lo que ellos hacían bajo los cerros y que cuando uno se acercaba a donde ellos vivían –ahora le dicen la mina- había muchos caminos y dicen que por uno de esos caminos es que se fueron para llegar a Ch’erani.

Unos señores y muchachos entraron porque se decía que había mucho dinero y oro que los gnomos encontraban al hacer los caminos y que guardaban en algún lugar. Sólo algunos pudieron salir, los que se fueron por el camino derecho y que no llegaron muy lejos porque se les apagaban las antorchas de ocote con que se iban alumbrando y comenzaron a sentir frío y a escuchar ruidos, fue entonces que se regresaron y los que se fueron por otros caminos, nunca pudieron volver.

“Desde entonces ya nadie entró porque decían que espantaban. Cuando alguien se acercaba, oía como si lo llamaran y dos muchachos así se fueron como si se los hubiera llevado la mirinkua y ya nunca salieron, así lo contaron los amigos con los que andaban, por eso la gente del pueblo dijo que lo taparían con aquella piedra de uiramu que estaba ahí. Un día vinieron extranjeros y fueron ellos los que quitaron de ahí aquella piedra con intenciones de entrar y ver hasta donde llegaba aquel camino subterráneo, pero no pudieron entrar porque había muchos murciélagos, hacía mucho frío y había malos olores”.

-Y los gnomos que hacían ahora en Ch’erani? –Agregó- yo si quisiera ir por ellos.

“Ya no vivieron mucho tiempo ahí, pero nadie sabe a donde se fueron. Algunos dijeron que les habían mandado un mensaje con la luna aquella noche que sólo el cerrito se vio iluminado. Dicen que había llegado la hora de marcharse y se fueron por aquel camino que los llevaba hasta el mar. Otros cuentan que todavía viven ahí dentro, pero ya no salen porque los niños no obedecen y no los dejan vivir en paz.

“Ahora ya estoy grande y nunca fui a ver a aquella piedra. No hace mucho todavía, que iba la gente a verla y le llevaba coronas y flores”.

 II

 Ahora cada año, para el tiempo de las ánimas, se ve a nana Amalia cuando sube con trabajos hasta la k’erenta abrazando flores de cempoasuchitl. Se sienta a la entrada de la mina a rezar, escuchando las voces del niño que toda la gente del pueblo dice que se oyen. Aquella viejita se está rezando y ofrenda ahí fruta y un libro en p’urhepecha al mismo tiempo que toda la gente llena el campo santo haciendo ofrenda a los angelitos difuntos.

Nunca olvidaría aquel día que su nieto se fue sin permiso y corriendo subió hasta la k’erenta y entró para siempre en la mina.

 


 (P'URHEPECHA)

 

 

                                                     JAPINTINI JIRINANTANI

 

                              TSINTSUNI 

                              Imankari uátsitichani jorhentaaka

                               Eska chitiaka no márutiruicheri

                              Parikari chiti iretani uinapirantaaka

                                                                                 

I

-No sé, hijo; pregúntale a tu abuelita. Yo ahorita estoy muy ocupado –arhispti tátimpa eka Oscari k’urhamarhipka ampespi o néspi t’arhetskuicha, ka chúnkumani karani enka imani uni japka.

Ima inchatirhu, eka Rica jinkoni ch’anani jámani japka, kurhachakuspti Ricairi tata k’erimpani t’arhetskuichani uantaani. Iasi iámintu ampe uékasirenti mitini ka miiuni parana imajtu jatsini ampe ánkuapirini pámpirimpechani, isi ts’a exepinti eska imajtu mítispka maru uantakuichani. Iónisi úptia ima jurhia eska Oscari niantapka tsáimpo.

-Ya llegué, mamá Amalia- arhispti nana kérimpani imaka ankonaku jatsintani japka.

-Ya, hijo; janonkuachkia: y ya te vienes a comer –arhispti nana k’erimpa.

-Abuelita ¿por qué nunca me cuentas alguna leyenda o algún cuento del pueblo? ¿Cómo era antes San Marcos? Dice Rica que a él sus abuelitos le cuentan muchas cosas de antes. Se sabe muchos cuentos.

-Ay hijo, yo si quisiera, pero ya ves que me cuesta trabajo platicar en Castilla –ka chunkumaspti tsireri jíjkuni.

-No le hace, abuelita; al cabo ya estoy aprendindiendo en p’urhe. Rica y los niños de la escuela me están eneñando. Así ya vamos a poder platicar más cuando no estén mis papás arhispti nana k’erimpani ka kamajkchakuparini, putinarhikuspti.

 

San Marcos Xanarip p’intekuichani jatsikurhinaspti eska márutiru iretecha ka k’uiripu p’orhe uantasirenti. Ekatki Oscariri tatimpecha mínarhikupirapka, k’eri jorhengukurhikuarhu, turhisi jimpoksi p’intespti uantontskuarheni. Amampa uantasirenti eska sántiru sésispka eska Oscari turhisi jimpo uantapirinka jimpoka isi no cherhiapirinkia turhisichani ka upirinti ch’anani pámpirimperi uajpechani jinkoni ekaksi nipirinka p’orhempiani. Ka tátsikua k’uiripu uantanapirinti jimpokana ima ka uampa jorhentpirispka turhisicheri iretarhu “ka noksi sáni jorhentani uajpani isi uantani”.

“-No inte tatsiku jorhenkurhikurhia ia p’orhe uantani. Ekachka uékaka; ka eka no, sántiru sésia” –jorhenasirenti uantani.

Eka Oscari jatsiripkia para jorhenkuarhikuarhu nirani, amampani jinkoni nirasirenti, Santa Anita, jinika ima anchikurhinka. Jo peru tátsekua iretarhkusi nirainti ia jorhenkuarhikuarhu.

Uénani jámani menku xáni kómu korhokasirenti. Nbone jiasirenti ima jinkoni uantontskurhini ka ni ch’anani jimpokaksi mantani no kurhankukusirenka ka mántanksi no úni o kuratsinki turhisi uantani. None jiasirenti uaxakjani jinkoni. Tatsiku jorhentpiri, Ricarduni jima uaxakataspti. Sésiksi uénaspti pájpirani jimpoka Ricardujtu mitispka turhisi jimpo uantani ka p’orhe. Arhispti eska ima jorhenbtapirinka p’orhe uantani:

-Asi uantania; sóntkurisi jorhenkurhiaka. Na ji sóntkuni jorhenkurhipi kurhachakupiparini. Nomasi asi jama chémuni uantani.

Uénani jámani teresmarhusirentiksi jimpoka turhisi inchatasirenka.

Uekasirenti eskaksi jiarhatapirinka nirani p’ichpirimpechani jinkoni ch’anani. Menkusi tsánarhintainti imaka ts’a uantantani jarhainka nani enkaksi nipka o nipirini inchatirhu jimpo: papaloti kátani, turhumpa uarharhani, kanica ch’anani, itsirhu jikuani ka xarhiani o, ementeri tereku nirani p’ikuni jarhukutini eka k’amatapirinka janini. Aampe jiankuneni jimpoka amampa arhispka  menta: “esos niños van a esos lugares porque en su casa no los quiere, por eso no los cuidan y porque no tienen juguetes. Tu aquí tienes todo. ¿A qué sales? Si quieres invita a tu amiguito Rica para que venga a jugar aquí.

Jo peru, Oscari uénaspti sipantinku nirani pámpirimpechani jinkoni. Isisi miiupti itsicharhu: Xanintirhu Peronirhu, Kupantarhu, Atisirhu, Tarhimurhu, Kónchitirhu ka Itsirhu Karhaku ka exespti náksisi máru tumintani jápia. Eka niántapka ánkuspti nana Amaliani.

-Ay hiju, asi jama isi nirani sipatinku; tátsikuri isku ampe úkurhinchaka ka mámati na xani ikia –arhispti.

-¿Ka antisi nótiru ne nirajkia itsichani ampomantaani? –K’urhamarhispti.

-Itsicha ka jucha márkuinksisi jaka ia; kúintaskani ka uarhikuntirku erokaparini ia. Iási juchari iretecharhu itsicha mirikurhinaaxati ia, notiru ne nirasintia amaparhutaani ka ampomantaani, nótiru ne uáchi sapicha tsaka jima jikuaka tsaka tsípiraaka ka chánaraaka máruksisi nótiru minarhikuajtia, notiru ne imaka uantontskurikuaka. Umirhuxatiksi, nintaxatiksi ia sánkani arhini jimpoka iási jatsikurhinaskia itsi taecharhu, inteka túbuicha jimpo janojhka. Marikuicha notiru nirasintia itsi p’itanani kámokuichani jimpo, ka nitiruksi nirajkia jupani itsirhu; máruichatirku ia. Ixu tanipurutirkusi ninanjtia jupanani ka itsi p’itanani nótiru ne ichakusintia pósuicharhu, ts’pási túmintani jati ia. Tati kératichajtu isisi jati jimpoka uápurhu uáchicha nótiru uaxakasinkia kurhachakuani ts’airi uantakua, iásksi televisionisi jarhajtia uaxatani, ka grabadorechani kurhantiani, marutiruichas isi eskani ji na japkia, uáchicha turhisi jorhentanasintia ka jucha no úni jarhania uantontskurhikuani jimpokaksi no úsinkia ísi uantani ka no ijtkuinia jimpoka juchari uantakua jimpo ménku ma tsipintasinti uantantani ka ínimintu ma korhonini eka ma miantajka. Jimposini ménkuni xáni tsipini jaka jimpokari t’u jorhenkurhini jaka ia p’orhe uantani ka isiksi sántiru sesi uantontskurhini. Sésijti mitini turhisi uantani: pero istu p’orhe, paraka no tsítakurhiaka eska maru p’intekuicha na tsítakurhini jaka ia, isi eska itsicha na ómintani jaka ia no lmititini jucha tatsikuksi uetarhincha mentiru. Istuksi tsítakurhixati ia tati k’eraticheri uantakuicha ka eiankupirakuicha.

Ekaksi uénteecha jorhenkuarhikuarhu, niántarirentiksi, Ricairi tata k’erimpani kurhachakuni. Uaxantsiku sapichurhu uaxakatini, urhuatarhu jantukutini ka eka exenkia eska tátimpecha niántapirinkia, Oscari ménku uiriapantasirenti.

Ma jurhia, Oscari ióntaspti ia niántani ka nana k’erimpa uantaniaparini ueákuspti jirinantani ka, eka iontakuarhu exentapka ia:

-Xantini chérakua hiju, ¿nanijtsisi jámeni? –K’urhamariaspti.

-No jucha k’erentarhusi nipi –arhispti Oscari.

-Juchkia kókani nintani, pápaticha antiru ionta ia janonkuani. ¿Ka ampejtsisi uni jameni k’erentarhru? –K’urhamarhispti.

-No jucha minasindi jirinantani niraini. Jo peru antiruksi nípia jimpoka jukari iomarhaspka jimaisikana ninajka, no ji ankuaspi t’arhetskuicheri, ánkupka ka Kuimajtsini arhi eska ima miiupka ka eska no isispka eska cherpisirenka ka uáchichani antsitani, ka imajtsinisi pápirintia miiurani.

Jiájkanisi nana Amalia miántaptia eka Oscari k’urhamarhipka ampespi t’arhetskuicha.

“-Saniskusini miántajka no ts’a achati sapirhatispi. Ménku xániksi tisimini, mántani pauanksi kétsisirenti inchatiruiri ka uanaruranksi jámani ménku iamintu k’uiripu ka none ampe arhiani. Arima juáta sapichurhuksi irekaspti, jimaka ts’a erakurhijka tsimani k’erentecha, imaka sántiru k’eka k’erenta jimasi jati minasi, jimaka tsa irekapka. Mántani chúri eraakurhisirenti ch’ipiri tixarani ka utusi kurhakurhini ka ménchani kúskakua ampe. Tati juchitirini arhisirenti eska ts’a k’arhiri anantsini tsakapuirini jatsipka ka imanksisi tixatakuinka ka eka nana K’ukuta k’eri jarhainka jiájkanksinasi arhirhakuinti ka uarhakunksi parakana no pántapirinka tsakapuni. Mékuksina tsïtsïki jatsikukutini jatsisirenti. K’uiripu mántani uexurhini karharhasirenti kanaku tsitsikiri pákuani ka tsïtsïki, jimpoka uantanasirenka eska ima jimposi iretarhu xáni sesi járharati k’arhiri anantsicha japopti, notiru nanina jarhaspti isi jarhaticha ka iamindu k’uiripu mánkuini ampe jatsikurhispti; none ampe uéparhanchasirenti jimposi none ampe arhiainti t’arhetskuichani jimpokana ts’ási juánupka ixu imani tsakapuni ka ekana ts’a nintapirinka, pántapirintiksina.

“Ma jurhia, k’uiripu ménku isi uantaxamentia uantaniaparhini jimpokana t’arhetskuicha nintaspkia ka tsakapuni pántasptiksina ia, ka no sesi ampena iretarhu ukurhipirintia. Ionisi uptia eka t’arhetskuicha notirhu kétsinkia jimpokana uáchi sapicha no kurhanticha uénaspkia isku ampe k’uaniraani o ampe jiskakuani ekana ts’a k’uini jarainka tsíperi, jarhukutini.

Uantanasirenti eska churikuirisi anchikurhinka jimpoksisi tsíperi k’uinti, jo peru none mítispti ampe ka naniksisi ánchikurhini. Uénasptia notiru jiarhatpini eska uáchi sapirhaticha k’erentarhu pájtanarpirinka eka ninenka kánaku pánaani. Jimposini ji no meni exepkia imani tsakapuni. None mitispti naniasiksi niraspi. Ka ixu iretarhu sóntku uénania k’arhiri anantsicha tsitakurhini ka máruksi uarhirini erantisirenti ka none mitini ne uántikuasireni.

“Tatsikuksi mítispkia eska t’arhetskuicha Ch’eraniosi niárapkia, eskaksi ma juata sapichurhu, ka eska jima japkia k’arhiri anantsi tsakpuiri ma k’eri porhotarhu maikanta apomukuni. Mitinasptia eska ts’a xanaruksisi uni japka juatecharhu ketsiku isi ka eka sanitu inchamukunenka jimaka ts’a irekapka –iasi arhinasinti minasi- uániku xanarhuicha jarhaspti, ka ma imani xanaru jimpoksinasi nípti Ch’eranio antarani.

Máru achati ka tumpicha inchanispti jimpoka uantanasirenka eska kánikua tumini japka jima ka t’iripiti ampe enka t’arhetskuicha jima exentenka xanaruni uni jámani ka eskaksi patsaspka nani. Marukuksisi ueninbtapti ts’akana xanarhu jurhimpitirhu isi nípka ka nóksina iauani niarani jimpokana k’ueramu p’atakurhisirenkia ima jimpokaksi erantupenka ka uénasptina ia ts’irakurhini ka isku ampe kurhaakurhini, jiajkanksinasi k’uanatsintaptia ka ts’akana marutiru xanaruichani jimpo noksi meni antantasptia.

Jianjkantkisi notiru ne inchaniptia jimpokana chérpisirenka. Ekana ne antamukuirenka kurhasirentina eskana ne uékuni ka tsimani tumpichana isi niraspti eska mirinku pani ka notiruksina meni uenintania, isiksi uantantaspti ts’a jinkonkaksi jamenka p’ichpiricha, jimposi k’uiripu uantapti eska mikanantapirinkia ima k’eri uirhamu jimpo imaka jima japka. Ma jurhia jurhasptiksi maru turhisicha ka ts’asi p’ikuntaptia imani uiramuni uékaparini inchanini ka exenksina nanisi antanteni ima xanaru, jo peru nójtuksi uspti inchanini jimpokana uáni uasiksicha jamasirenka, jukarina ts’irakurhisirente ka no sesi jaminini.”

-¿Ka t’arheskuikcha ampe uspia Ch’eranio –arhistitiru- jichkani k’oruni nipirinka p’iantaani.

“Notiruksina ioni irekasptia jima, jo peru, no ne mitijti naniasiksi niraspia. Mántanksi uantasirenti eskaksina uantakua axaminaspka nana Kukuta jinkoni ima churi eka juata sapichurku erantutapka ka marutiru nani no. Niárasptina ia paraksi nintani ka ima xanarhu jimpoksina nintaspti imakana k'’ri japontarhu jameri niárajka. Marutirhuicha uantasinti eskaksi útasi irekaxaka inchaniku ka notiruksina uérasintia jimpokana uáchicha jukari no kurhantisinkia ka noksina jiárataasirenti sesi irekani.

“Iasi k’eriskia ka antiruni meni miki ia imani tskapuni exeni. Utasi no ioni jimpo, k’uiripu nirasirenti exeni ka kanakuichani ka tsïtsiki ampe pákuani.”

 

II

 

Iasï mandani uéxurhini, animecha jimbo, nana Amaliani exehasïrendi eha nona karharani jarhajka k’erendarhu tirihenitsïtsïki kamaharhitini. Minasïrhu uaxamukusïrendiha uandatsïkurhini, uatsï sapichuni kurhaaprini eha iamindu k’uiripu uandahajka esïka jima kurhahakurhijka. Ima kutsiïmiti jandiajkusï jarhasïndi uandatsekurhini ka tachani jasï ambe amahenchakua ka takukukata ma, p’orhepecha jimbo, kejtsïtani eka iamindu k’uiripu camposanturhu anima sapichani kejtsïtakuani jámeha.

No meni mirikurhipirindi imani jurhia eka nimakuajemba sïpakuarhipka ka uiriapani k’erandarhu karharani ka mentku minasïrhu inchahasïpti.

 

 

 

VOLVER A LITERATURA P'URHÉPECHA

ENVIAR CORREO A: jiporheska1@starmedia.com

 

 

Hosted by www.Geocities.ws

1