LA CALLE DEL CACHO
Viernes 30 de enero, 2004
De: Mario Pachajoa Burbano
Amigos payaneses:
Andrés Felipe Cosme Hurtado ha tenido la
deferencia de enviarnos el Capítulo III: La Calle del Cacho
del libro "Vivencias" escrito por Reinaldo
Darío Agredo Tobar. Reproducimos hoy parte de dicho
Capítulo. No se incluyen las numerosas y muy interesantes notas
de pie de página e informamos a las personas que esten
interesadas en el texto completo de este Capítulo (Documento
Word de Microsoft, 120 KB), que con mucho gusto se lo remitiremos
como "attachment" por esta vía.
Cordial saludo,
***
VIVENCIAS
Capítulo III: La Calle del Cacho
Por: Reinaldo Dario Agredo Tobar
Fragmentos
III. LA CALLE DE EL CACHO
La cabecera (calle 5ª entre carreras 10 y 11) de la Calle del
Cacho, comprende dos cuadras unidas, en cuya mitad y mirando
desde la Ermita, hace un leve giro hacia la derecha. En la
primera mitad del siglo XIX, El Cacho hace ya parte de las cerca
de 50 manzanas que constituyen la ciudad de Popayán. En sus
Memorias, el historiador Gustavo Arboleda Restrepo
relata que antes de 1885, la Calle del Cacho, como
las del resto de la ciudad, eran acanaladas y que en dicho año
se la reformó para hacerla lomo de puerco,
suprimiéndose además el desagüe que por ella corría.
Habitada aún en la década de los años 50s por descendientes de
los primeros propietarios, El Cacho comprendía las siguientes
propiedades y moradores: En su costado norte y de oriente a
occidente, familia Montilla Alegría (propiedad más tarde
adquirida por Gerardo Garrido Villaquirán, tío de la Señorita
Colombia 1966, Elsa Garrido Cajiao); familia Fajardo; familia
Varona Tobar; familia del médico Gerardo Bonilla Iragorri y
Cecilia Ayerbe Chaux de Bonilla (propiedad distinguida con el
número 10-70); familia de Hernando Bonilla Iragorri (hermano del
médico Gerardo) y Laura Bolaños de Bonilla (casa número 10-82,
más tarde adquirida por el abogado Jesús Hernando Segura Grueso
y Ruth Fernández Ibarra de Segura); familia de Octavio Ágredo
Delgado y Carmen Tobar Villaquirán de Ágredo (número 10-92,
actualmente 10-94); casa de arrendamiento de la familia Agredo
Tobar (número 10-104), ocupada por la familia del abogado y juez
Gilberto Cardona y Teresita Hurtado de Cardona; casa de
arrendamiento de la familia Tobar Solarte (número 10-110)
ocupada por la familia del ingeniero agrónomo Gilberto Rioja
Sanclemente y Mariela García Luna de Rioja; familia de Rafael
Tobar Villaquirán (hermano de Carmen) y Clelia Solarte Hurtado
de Tobar (número 10-116); casa (número 10-126) de José
Fernández Becerra y María Pérez Salazar de Fernández (en
donde vivían también sus herederos: Lucía con su esposo Tulio
Vivas Dueñas y su prole, además de sus hijos solteros Jaime y
Cecilia Fernández Pérez); y casa identificada con el número
10-154 de la familia Paredes Arboleda (Luis Fernando, uno de sus
miembros, fue gobernador del Departamento en la primera mitad de
la década de los años cincuenta, gobierno durante el cual se
inauguró el 29 de junio de 1951 el Hospital San José).
Regresando de occidente a oriente, costado sur: Granero
Popayán" de la familia Casas Santacruz; familia de Luis
Eduardo Garrido Villaquirán (hermano de Gerardo) y Mirtala
Restrepo de Garrido; zapatería del maestro Benjamín Herrera;
casa de arrendamiento del poeta Edgar Orejuela Jordán y Blanca
Guzmán Villaquirán de Orejuela, ocupada por la familia del
educador Jorge Enrique Muñoz Ortega y María Luisa Muñoz
Zambrano de Muñoz (padres del ingeniero civil y rector de la
Universidad del Cauca Harold Alberto Muñoz Muñoz. Maria Luisa,
era hija de Manuel María Muñoz Muñoz que mencionaremos más
adelante); casa número 10-125 de la familia del médico Julio
César Tobar y Lucila Mesa Álvarez de Tobar; almacén de
artesanías (número 10-123) de Anita Tobar (madre
del médico Julio César); familia de Enrique Rodríguez e Inés
Paredes de Rodríguez (casa número 10-121); familia de Gerardo
Paredes (hermano de Inés) y Josefina (Pepa) Mosquera
de Paredes (número 10-115); familia Rodríguez Muñoz (casa
número 10-111); familia de Manuel María Muñoz Muñoz y Beatriz
Paladines Bolaños de Muñoz (número 10-97), padres de Miguel
Muñoz Paladines, fiscal en Cali del Proceso 8.000, y
abuelos del abogado, presidente de la Corte Constitucional,
defensor del pueblo, y recientemente nombrado director de la
Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Eduardo Cifuentes
Muñoz, y del ingeniero civil Harold Alberto Muñoz Muñoz, antes
citado; casa de arrendamiento (número 10-95) de la familia
Muñoz Paladines, ocupada por la familia Varona, más adelante
adquirida por Rodolfo Muñoz Muñoz (hermano de Manuel María) y
su esposa Alba Zambrano de Muñoz; familia del abogado Mario
Vallecilla Quijano y Nelly Ortega de Vallecilla, casa (número
10-81) antes residencia de la familia Delgado Paredes y más
adelante habitada por la familia Restrepo Vallecilla, y en donde
nació el Apóstol de la Caridad don Toribio Maya ;
familia de Julián Fernández Becerra (hermano de José) y Emma
Ibarra de Fernández (suegros del abogado, profesor
universitario, magistrado del Tribunal Superior de Popayán y
presidente durante muchos años de la Sociedad de San Vicente de
Paúl, Jesús Hernando Segura Grueso); familia del políglota y
sacerdote alemán Kinder (número 10-59), más tarde adquirida
por Guillermo Tobar Paredes, tío del tirador, campeón en
múltiples torneos nacionales e internacionales, Bernardo Tobar
Ante; casa de arrendamiento de la familia Negret Dueñas, ocupada
por la familia del educador Perafán; familia del general e
historiador militar Rafael Negret Vivas y María Dueñas
Rodríguez de Negret (número 10-23); panadería
"Popayán" de la familia Serralde y tienda "El
Centavo Menos" de Canuto Sanclemente , negocio adquirido
luego por la familia González Campo (estas cuatro últimas
propiedades, remodeladas, conforman actualmente el Museo Negret,
fundado por el Maestro Edgar Negret Dueñas ).
Continuando de oriente a occidente, luego de la carrera 11, El
Cacho se prolonga varias cuadras más, formando una calle
continua en su costado sur; prolongación habitada en su costado
norte, entre otras, por las familias: Achinte, Luna Ordóñez,
Muñoz, tienda de Raquel Albán de García, Garcés Burbano,
Chicangana Tobar, Carrasquilla; en el costado sur por las
familias: Vargas (propietarios del granero de la esquina sur
occidental del cruce de la calle quinta con la carrera once),
Martínez Albán, Benavides Hoyos, Illera Restrepo, Orozco
Aristizábal (Julio César Orozco Rivera, propietario de La
Trampa, negocio ubicado en los bajos del teatro Popayán),
Cosme Vargas (propietarios de la farmacia La
Enfermera ubicada en el centro de la ciudad), Rivera Tobar,
Pachajoa Burbano,...
Por ser en su gran mayoría familias largamente arraigadas en El
Cacho, e integradas por gentes buenas, y emparentadas muchas de
ellas entre sí, constituían una comunidad democrática y
solidaria, en la que en los diciembres se intercambiaban bandejas
cargadas con dulces de múltiples colores, sabores, aromas y
presentaciones, buñuelos y hojaldras (u hojuelas). Las novenas
navideñas se celebraban en conjunto, y en los eneros, durante
las "Fiestas de Pubenza", se construía en guadúa y
zinc la famosa "Caseta del Cacho", amenizada por
orquestas locales o traídas de Cali. En uno de los primeros
años de la década de los 60s, El Cacho presentó su primera
candidata al Reinado de las Fiestas: Nubia Chávez,
bella estudiante del Colegio San José de Tarbes.
Un antiguo hecho en el que las gentes del Cacho participaban, era
el llamado tasajo, descrito así en Popayán
relicario de Colombia: A comienzos de año las gentes
pudientes de los barrios tradicionales de Popayán, que eran La
Pamba, el Barrio Bolivar, El Empedrado y El Cacho organizaban un
reparto gratuito de carne y alimentos varios en crudo, como papa,
panela, maíz, etc, para los niños pobres de su sector. Este
acto se realizaba amenizado por las chirimías con sus flautas y
tamboras y constituía un gesto de solidaridad con los menos
favorecidos por la fortuna.
Aún cuando en sus veinte cuadras de recorrido, las procesiones
de la Semana Santa solo involucran a la Calle del Cacho en un
mínimo segmento (esquina de la calle 5ª con carrera 10ª), ello
bastaba como inspiración para que luego de pasadas las
procesiones grandes, la muchachada de aquellos años
50s también encauzara su sentimiento religioso y
patojo improvisando sus propias procesiones
chiquitas, consistentes en tres o cuatro pasos
hechizos en los que se paseaban los Cristos, Vírgenes y santos
sacados de las diferentes casas con la anuencia o no de madres y
abuelas. Las pequeñas andas se adornaban con las
flores también arrancadas de prisa en los diferentes jardines
familiares y se repotenciaba su peso con piedras y ladrillos. Las
alcayatas se elaboraban con palos de escoba terminados en
fragmentos de zuncho conformando una U.
La calle fue también escenario de batallas campales con harina
de trigo, reemplazada años después con talcos", los
días de blanquitos" y con betún los días de
negritos"; con "totes" al finalizar cada noche la
novena de aguinaldos y de emocionantes juegos de
"zumbo", una versión infantil del béisbol, jugado con
pelota de trapo, utilizando la mano como bate.
El primer televisor de la cuadra fue adquirido, hacia la mitad de
la década de 1950, por el médico Gerardo Bonilla Iragorri,
constituyéndose en gran novedad para la muchachada y en centro
obligatorio de reunión las noches en que se presentaban los
programas en vivo y en directo de: "Lucha libre" con el
"Tigre Colombiano", "La Momia Azteca" y otros
luchadores; "Millonario por un día", animado por
Álvaro Monrroy Guzmán; "Tarzán"....
Un hermoso pesebre de más de ocho metros cuadrados, uno de los
más famosos de Popayán, construido por el muy apreciado
matrimonio Fernández Ibarra, se constituía todos los diciembres
en obligado punto de admiración y concurrencia de propios y
extraños.
Instaladas cómodamente en sus ventanas, las señoras del Cacho
en filosófica observación seguían el lento transcurrir de la
actividad de vecinos, estudiantes, músicos, gitanos, doctores,
obreros, campesinos, poetas... y los infaltables personajes de
todos los tiempos, todas las calles y todos los parques, los
legendarios: Pateguaba , Chancaca , Catecismo , Chuspas, Rosarito
, Mieldeabeja , Guineo , Ricardito , Baldomero , Ratón de
Iglesia, Zócalo, Caquiona , El Bobo Mario, el Genio Castrillón
...
La plácida quietud era rota en las frías madrugadas por el
acompasado cántico de los Rosarios de la Aurora, y
de vez en vez, y a partir de la media mañana, por los gritos de
personajes como el afilador de cuchillos y tijeras, el latonero
remendón o el campesino carbonero, anunciando sus servicios o
productos: se afiilan cuchiillos y tijeeras, se
arregla la olla y la sarteen, o carboon de roblee se
vendee.
En una época en que medios como la radio y la televisión, y en
especial esta última, eran aún incipientes, por lo menos en la
tradicional Popayán, la ventana se constituía en una efectiva
vía de inter relacionamiento con vecinos y transeúntes; en un
oportuno medio para insertarse en la realidad circundante, para
conocer sobre las últimas noticias, las últimas modas, y en
especial para que las señoras se liberaran, así fuera
momentáneamente, de la esclavitud en que las sumía el cotidiano
quehacer de amas de casa. Y como era de esperarse, una vez la
televisión alcanzó cubrimiento y desarrollo, dio mate, o al
menos puso en jaque a la lectura y a la ventana como puertas de
acceso al entorno y al conocimiento.
Si los nuevos vocablos surgen con la necesidad de identificar y
definir nuevos objetos o acciones, en este caso, una gran
injusticia se ha cometido por parte de la Real Academia de la
Lengua con las señoras del Cacho: la no inclusión del verbo
"ventanear" en su diccionario.