EDITORIAL
La
Verdadera Ufología Cubana
Por:
Carlos Alberto Heredero Gracia
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La
ética es la vía del contacto
Carlos Andrés
García
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Foto:
Carlos Andrés García
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A
lo largo de la historia del mundo, siempre han existido hechos
que son comunes a todo el desarrollo de cualquier tipo de actividad.
Ya
sea ciencia o religión, sociedad o cultura, siempre hay ciertas
leyes o hechos, que se comportan como constantes en su desarrollo.
Cada vez que algo nuevo comienza, cada vez que una nueva ciencia
o idea se trata de abrir paso entre la estaticidad del mundo, suceden
las mismas cosas.
¿Porqué
hago esta introducción?
Todo
aquel que haya intentado hacerlo, sabe muy bien con las cosas con
las que se va a encontrar. Dudas, negatividades, contrarios o hasta
enemigos. Pero hay una clase de individuos que, aparte o no de los
anteriormente mencionados, siempre está detrás de
aquellos que se sacrifican por la idea que quieren llevar adelante.
Son aquellos que, sin saber nada del asunto, o sin haber pasado
trabajo alguno en el desarrollo de una nueva teoría o idea,
la toman -sin permiso de aquellos que realmente la hicieron surgir-
como suya. O mejor dicho, se apropian indebidamente, se adueñan,
en fin, se roban la idea del genio que, enfrascado en sus tareas
de investigación, no se da cuenta de la presencia e intenciones
de estos individuos. Son esos que aparecen con mucha propaganda,
muchas bullas -pero muy pocas nueces- en el horizonte de una nueva
idea. Son esos los que suelen aparecer con "brillantes ideas",
que repiten una y otra vez, que divulgan a diestra y siniestra como
si fuera un mazo de roble. Son los tipos -porque hay que llamarlos
así- que no tienen el más mínimo escrúpulo
en tomar lo ajeno para hacerse bandera con ello. Son los que no
tienen límite para la falta de respeto.
Pero
es muy importante saber que son aquellos, precisamente, los que
no tienen capacidad para crear, para desarrollar nuevas ideas. Son
los que no tienen suficiente inteligencia para despertar su propia
mente, para desarrollarla o para cultivarla. Son enanos del pensamiento.
Son,
indudablemente, pirañas -o peor aún, sanguijuelas-
de la humanidad. Son los que tienen el descaro de pararse ante un
auditorio o escribir un libro para defender una supuesta idea propia.
Son los que se llenan de cosas que han quitado a los demás.
Son los que usan a la gente como piezas de ajedrez, que mueven a
los hombres a su antojo, los que creen que pueden dar un jaque mate
con una jugada maestra.
A
esos, que tan desvergonzado comportamiento enseñan a la humanidad,
les digo como dijera un sabio de la antigüedad: "Sí,
me río de ustedes, me río de ustedes, que se revuelcan
en el fango, como lo que realmente son, puercos". A esas cigarras
les decimos que algún día las hormigas cargarán
con ellas.
¿Hasta
cuando estará sucediendo esto? ¿Será que aquellos
que tienen la capacidad de crear y descubrir, no la tienen para
cuidarse de estas sabandijas? ¿Será que así
tiene que ser? ¿Será que aquello que creamos sólo
servirá para beneficio de parásitos? ¿Será
que el pago por avanzar un tramo en el futuro es recibir el olvido?.
Habrá
que ver como marchan las cosas. Habrá que ver quiénes
son los que realmente tienen las manos en el tablero. Porque no
han tenido la suficiente inteligencia - o mejor dicho, no han tenido
nunca ninguna- para darse cuenta que si les cerramos la llave de
paso se morirán de sed.
Yo
creo en ese pensamiento que plantea que la verdad, tarde o temprano
se abre paso. Es por eso que a los que lucen este desgraciado comportamiento,
les digo que deben saber, que desde ahora, desde este mismo instante
(17 de mayo del 2002) sus horas están contadas. Porque tarde
o temprano, el mundo va a saber, por una u otra forma, quién
es quién en la ufología cubana. Quienes son los que
crean, y quiénes los que toman lo ajeno. Al final, se sabrá,
de muy buena tinta, quienes son los que verdaderamente trabajan.
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