- Hasta
1.60 metros de altura 64 % de los casos
- Entre
1.60 y 2metros 24 % de los casos
- Más
de 2 metros de altura 12 % de los casos
Haciendo
una desproporcionada analogía con cinco desusados encuentros
cercanos cubanos acaecidos en el período de 1992-97 el
resultado aparece como sigue:
- Hasta
1.60 metros de altura 40 % de los casos
- Entre
1.60 y 2 metros 20 % de los casos
- Más
de 2 metros de altura 40 % de los casos
Aquí
se aprecia la proporción de entidades con tamaño
intermedio que se mantiene coherente.
Involucrados
también en subrepticias visitas por nuestro territorio,
los posibles alienígenas son observados recogiendo muestras
de plantas, dejando posteriormente huellas que delatan sus (¿Casusísticas?)
incursiones, ejemplo suficiente para avalar cualquier presencia
del fenómeno OVNI (encuentro de segunda clase) e igualmente
se han visto merodear por lugares disímiles (como cementerios
y zonas prohibidas) y por último, conmocionando desde la
perspectiva aérea a pacíficos pobladores.
Comentaremos
entonces las hipótesis sobre la procedencia de estos "aparentes"
astronautas al revés, porque no harían otra cosa
que imitar nuestras incuestionables pretensiones durante los alunizajes,
etc, efectuados desde 1957.
Suposición
muy de moda pero algo antigua es la que expresan los científicos
investigadores de talla como el francés Jaques Vallée
que está prácticamente convencido sobre la extradimensionalidad
del plano en el cual se mueven estas misteriosas criaturas capaces
de paralizarnos, inducirnos telepáticamente, abducirnos
y penetrar en los dormitorios mientras dormimos. A decir verdad,
ya en 1955 Harold Leland Goodwin, asesor en aquella época
del Consejo Investigativo para la Seguridad Nacional de Estados
Unidos, escribía "También se ha sugerido que
los platillos voladores son una manifestacioón tridimensional
de algo que proviene de un mundo adyacente o multidimensional
coexistente".
Otro
argumento determinante es la llegada de hombrecillos galácticos
y extragalácticos, alternativa que presupone con todo rigor
científico, un acelerado desarrollo tecnológico
y capacidad biológica de supervivencia, posibilitado por
el vuelo hiperespacial. ¿Estarían estas sociedades más
evolucionadas dispuestas a entenderse con nosotros?. ¿La entenderíamos?.
Han
surgido no pocas líneas de pensamientos coincidentes que
han divulgado consecuentemente sus lógicas proposiciones,
avaladas por la selectividad u otras evaluaciones realizadas de
esta fenomenología que han implicado a razas espaciales
dentro de los límites del Sistema Solar. La ciencia oficial,
muy conservadora, prefiere no especular respecto a plataformas
siderales, al hipotético planeta Faetón, desintegrado,
entre las órbitas de Marte y Júpiter, el famosos
planeta 12 con su sui géneris orbitabilidad elíptica
o sobre el tan traído y llevado Clarión, mundo ubicado
más allá de Plutón. Los advenedizos pudieran
provenir de ahí. Este planeta es imposible de ver, pues
tendría el mismo tamaño y masa que la Tierra, trasladándose
por la misma órbita, encontrándose siempre el Sol
entre los dos planetas. Al aumentar o disminuir nosotros la velocidad,
los clarionenses hacen lo mismo.
En
otro orden de argumentaciones se hacen alusiones que justifican
la pobre relación de las entidades biológicas extraterrestres
(EBES) con los terrícolas debido al flujo contaminante
del ambiente atmosférico presente. Los forasteros estarían
escondidos en regiones, lógico es, de muy difícil
acceso para el hombre. (incuestionablemente serían los
fondos marinos y áreas inaccesibles de la litósfera).
Como
fuere, esos antiguos compañeros de viaje están provocando
una revalorización del concepto sobre nuestros orígenes
y destinos. La clonación, los experimentos electrónicos
con animales y la reciente historia del Cromañón
con su salto evolutivo de capacidad cerebral deben ofrecernos
aleccionadoras posibilidades de respuestas.
Nuestros
foráneos, si no son también terrestres del futuro,
están estrechamente vinculados a la oscura historia protagonizada
por alguna protocivilización y que es materia de investigación
dentro de la nueva Ciencia bautizada Paleocosmonaútica.
Finalmente,
¿qué buscan en el tercer planeta azul? La respuesta es
atrayente filosóficamente hablando y tiene sus matices
tanto académicos como ufológicos.
Quizás
necesiten de nosotros y no somos capaces de imaginarlo, y sin
proponérnoslo directamente, hemos estado haciéndoles
vivir sobre ascuas, ante la falta de armonía y el deterioro
del ecosistema que preconizamos.
Recoger
hojitas, tallos, dejar a su paso unos metros de terreno en estado
deplorable, husmear y conmocionar a sus hermanos menores en intelecto
haciendo gala sutil de poderío tecnológico, no parecen
ser solamente los objetivos trazados por estos seres, que por
lo que se debe inferir (apelando con justicia a nuestros esquemas
de pensamientos) son superiores en moral, ética y espiritualidad.
Sencillamente, están observándonos constantemente,
esperando que comprendamos lo inútil de nuestra propia
falta de entendimiento.
Ellos,
mientras tanto, experimentan (en ocasiones negativamente para
nuestros intereses, incluso psicológicos) con haces luminosos,
sistemas electromagnéticos, gravitacionales y capacidades
extrasensoriales, para incluir en sus agendas las relaciones sexuales.
Pudiera
ser que la piel humana y su metabolismo en general, así
como también nuestra fauna y flora, minerales, el sonreír
de las bellas mujeres terrícolas, las causas que provocan
el sentimiento o las lágrimas, en fin el dolor y la felicidad
les motiven interés y vislumbren, en este mundo de nosotros,
al que a veces nos agobian lo difícil de sus situaciones
extremas, una manera de recuperar facetas perdidas hace milenios
ante la marea ascendente de sus naturales evoluciones psicobiológicas.
Tal vez les halla pesado experimentar demasiado con ellos mismos,
aunque el hecho de ellos existir nos brinda (positivamente) un
claro mensaje de que pudieron sobrevivir a la hecatombe nuclear,
ecológica y genética.
La
creciente presencia "violatoria" en los predios territoriales
cubanos de estos "ajenos" y antiguos personajes son
un reto al entendimiento y un claro mensaje para aquellos que
piensan en el sensacionalismo de occidente, la histeria colectiva
(a la que irónicamente se suman los radares, pilotos, cámaras
fotográficas y videos) y el amañado planeta Venus,
chivo expiatorio de toda una pléyade generacional de intoxicadores.
Las
absurdas o aberrantes experiencias por un lado y el manifiesto
cauce místico reiteradas en otras, (abducidos y contactados)
unido la capacidad extrasensorial poseída por esas EBEs
y transmitidas a ciertos terrestres, según miles de testimonios,
nos permite deducir que los investigadores oficiales , al igual
que los ovnílogos, están desconcertados en un callejón
sin salida.
El
tiempo, en definitiva, nos dará la razón del porqué
existe preocupación por esta especialidad temática
en muchos sectores.
No
sería erróneo creer que los ET están aún
más preocupados por los terrestres debido a nuestras limitaciones
mentales de una parte y los excesos de libertinaje por otra.
En
fin: ¿La ciencia podrá darnos alguna respuesta?
Si
esta última, en todo el mundo confiara y se compenetrara
más con los genuinos ovnílogos, (ortodoxos o no),
probablemente la respuesta sería algo menos incierta y
mucho más original hacia una opinión pública
que merece la confianza depositada en todos.