Artículos
publicados por Alejo Carpentier en el diario "El Nacional"
de Caracas, Venezuela, en
su sección
"Letra y Solfa", 23 de mayo 1952
Colaboración
de Ramón Rodríguez
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LOS
PLATILLOS NO SON UNA NOVEDAD
Así,
pues, en estos días nos encontramos divididos en "platillistas"
y "anti-platillistas". Se sueña, se discute, se
opina... "los marcianos son como insectos" -declara aquella
excelente señora, a la hora de la merienda. "Son armas
secretas de los rusos" -afirma aquella otra, que tiene el informe
de una "fuente autorizada", "¿Cómo
serán? ¿cómo serán? -suspira una solterona,
pensando en Roldán el temerario. "La vida de Marte es
imposible" -concluye doctalmente un buen señor, olvidando
que, hace medio siglo, muchos ictiólogos sostenían
que no podía haber peces en las profundidades abisales, a
causa de la presión... hasta que el príncipe de Mónaco
trajera peces vivos de aquellas mismas profundidades. En fin: que
a falta de un asunto Dergman-Rosellini, olvidemos un poco los horrores
de la diaria información cablegráfica entrando de
plano en un mundo de hipótesis que mucho tiene que ver con
la revistas de "science fiction" y las novelas de H.G.
Wells - el novelista de "Los primeros hombres en la Luna"-
a quien Anatole France calificaba de "filósofo que no
teme a su propio pensamiento".
Lo cierto es que, mientras soñamos y discutimos, ciertos
investigadores se entregan actualmente, a una curiosísima
labor: la de saber si las apariciones de platillos, tan frecuentes
desde hace tres años, tiene antecedentes. Y, revolviendo
archivos, buscando en el polvo de las hemerotecas, han reunido estos
datos sumamente interesantes, que nos ofrece el seminario "Match"
de París en su más reciente edición:
"Descubrimos
hoy, con asombro, que esos fenómenos celestiales han sido
señalados constantemente desde el siglo XVIII. Pero, durante
las últimas décadas del XIX, las observaciones se
hacen cada vez más numerosas. El 7 de agosto de 1870, un
cuerpo redondo desconocido voló sobre la Riviera a considerable
altitud. El 26 de septiembre, en la misma región, muchas
personas divisaron en el cielo, un objeto elíptico que durante
más de media hora se perfiló, en sombra, sobre la
Luna. En 1885, un "disco" voló sobre la ciudad
de Andrinópolis, en Turquía. Un informe semejante
fue dado en Nueva Zelandia en 1888. En 1894, un buque de guerra
británico señaló la presencia en el cielo de
un "disco" con una suerte de timón.
En agosto de 1897, varios astrónomos norteamericanos siguieron,
con ayuda del telescopio, las evoluciones de una especie de aeronave,
en forma de tabaco, envuelta en una vivísima luz, que pasaba
del rojo al blanco y al verde. Parecía medir unos 70 metros
de largo. El aparato pasó sobre la ciudad de Sisterville,
en el estado de Virginia. Otro aparato en forma de tabaco fue señalado
en 1907, sobre Vermont. El estado de Alabama, conoció en
1910, la aparición de algo como "un largo tabaco plateado"...
Estoy seguro de que si hiciéramos una parecida labor de investigación
en las hemerotecas de América Latina, encontraríamos
testimonios semejantes a los citados por el semanario parisiense.
Y volvamos a soñar, a discutir, a opinar. Hablar de los platillos
voladores es sumamente entretenido y, al fin y al cabo, es uno de
los pocos temas de conversación que, en nuestra época,
no compromete a nada.
Alejo
Carpentier
1904-1980
Es
la mayor figura de la novelística cubana y uno de los más
importantes escritores de la lengua española en el siglo
XX.
Su
obra está conformada por: ¡Ecué-Yamba-O! (1933),
Viaje a la semilla (1944), El reino de este mundo (1949), Los pasos
perdidos (1953), El acoso (1956), Guerra del tiempo (1958), El siglo
de las luces (1962), El derecho de asilo (1972), El recurso del
método (1974), La consagración de la primavera (1978)
y El arpa y la sombra (1979). Ha sido traducido a todas las lenguas
modernas.
Fue
reconocido con las más altas distinciones literarias cubanas
y de otros países, entre ellas el Premio Miguel de Cervantes
en el año 1978.
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