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Eustoquio Gómez

Versión digital del libro de Edgar C. Otálvora

Editorial Pomaire. Caracas. 1993

 En el texto se identifica al autor con las iniciales “ECO”. Las intervenciones del señor Eustoquio Gómez Villamizar y la señora Josefita Gómez de Briceño se identifican con las iniciales "EG” y “DJ”, respectivamente


 

Capítulo VIII

Una historia que termina

 

ECO: Juan Vicente Gómez es definitivamente un mito. Su imagen de tirano se une en la mente de todos a la imagen de un mago, de un superhombre. Es tal la mitología creada alrededor de su figura antes y después de su presencia, que hasta la fecha de su muerte ha sido objeto de comentarios. No han faltado los comentarios que han sostenido que Gómez realmente murió uno o varios días antes del 17 de diciembre, y que la familia había guardado total silencio, no sólo para asegurar la sucesión en manos de un hombre del régimen, sino para hacer coincidir la fecha de su muerte con la de Simón Bolívar.

EG: Por mi reloj, el general Gómez murió faltando veinte minutos para las doce de la noche del día 17 de diciembre. Recuerdo que horas antes de morir, y porque todos sabíamos que el desenlace iba a ser de un momento a otro, en la casa de Las Delicias se hablaba de que era posible que la muerte del general coincidiera con la fecha de la muerte de Bolívar, así como coincidió la fecha del nacimiento.

Vino una ambulancia militar y lo bajaron de su cuarto, para llevarlo a la casa frente al parque Girardot, prepararlo para el entierro. En ese momento ocurrió aquel hecho que te he contado, sobre la imprudencia del general Antonio Pimentel.

ECO: Antonio Pimentel fue un hombre de total confianza del general Gómez. Incluso de él se cuenta que en reuniones públicas se permitía hacerle bromas bastante pesadas al general Gómez, cosa impensable que otros lo hicieran.

E.G.: Lo que pasa es que el general Antonio Pimentel fue un hombre que ayudó mucho al general Gómez antes de ser Presidente de la República. Como Cipriano Castro no veía con buenos ojos a Gómez, Pimentel fue quien lo ayudó, lo refugió en sus haciendas y le facilitó las cosas para que Juan Vicente se hiciera de unas haciendas y las pusiera a producir.

Aquel 18 de diciembre, cuando se están llevando el cadáver del general Gómez, vamos bajando nosotros por la escalera que daba al segundo piso. Don Antonio Pimentel me agarró por un brazo, me tiró hacia él y me dijo casi gritando, para que todos escucharan: “Cuídele la espalda a ese hombre, porque a ese hombre lo van a asesinar.” Ese hombre, a quien estaba señalando era mi padre.

ECO: Se ha hablado también de un pacto entre López Contreras y Félix Galavís, hombre de mucha confianza del régimen para impedir que Eustoquio Gómez llegara a la Presidencia. Recuerdo que Félix Galavis antes de ser Presidente de Estado, y cuando se estaba formando el ejército venezolano, había ocupado el importante cargo de Inspector del Ejército.

EG: Félix Galavís no estaba en Maracay al momento de la muerte del general. Estaba en San Felipe, porque él era gobernador del Estado. El día 18, en medio de los preparativos para el entierro del general, López Contreras llamó a papá al Ministerio de Guerra y Marina y tuvieron una larga conversación sobre las decisiones que había que tomar para asegurar la continuidad del gobierno.

López Contreras le dice que en vista de que el general Rafael María Velazco había abandonado la gobernación de Caracas, él, López Contreras, quería pedirle a papá que se encargara de la gobernación de Caracas.

Recuerdo que Rafael María estaba prácticamente refugiado en la casa de la señorita Regina, de donde sólo salió para irse a Curaçao.

Papá le repitió a López lo que le había dicho en casa de Regina el día de la comentada reunión cuando se pusieron de acuerdo sobre la sucesión en el gobierno. Papá no quería saber nada de cargos públicos y en aquella reunión le recomendó a Félix Galavís para la Gobernación de Caracas.

ECO: Se ha especulado también mucho sobre las causas de la muerte del general Gómez. ¿Se hizo una autopsia del cadáver?

EG: Al general lo trasladaron a la casa del Parque Girardot. Allí lo prepararon. Del cadáver se encargaron los doctores Julio de Armas, Méndez Llamozas, López Rodríguez y otros más que ahora no recuerdo.

Allí le hicieron la famosa mascarilla mortuoria, pero no lo embalsamaron, tampoco le hicieron autopsia.

Recuerdo que en una película que hicieron como diez años atrás sobre Juan Vicente Gómez, creo que se llamaba “Juan Vicente Gómez y su época”, en esa película aparece el doctor Tejera diciendo que la muerte del general se debió a cáncer prostático con metástasis al páncreas. La noche que vi la película en Caracas, estaban casualmente en la misma sala de cine los doctores Valencia Parparcén y Julio de Armas. Ellos hicieron un comentario sobre lo dicho por el doctor Tejera. Al parecer un cáncer en la próstata jamás da metástasis al páncreas. Esa noche estos doctores me confirmaron que el general Gómez no se le hizo autopsia.

ECO: Yo supongo que una vez muerto el general Gómez, ante la evidencia de una nueva situación, las pasiones de quienes se sentían legítimos herederos del poder, las comidillas de los múltiples personajes que integran la corte de Maracay, sin contar a los opositores de toda la vida, deben haber comenzado a moverse buscando la posición que le debía corresponder en la nueva situación. Después de haber escuchado esta historia, con sus pequeños detalles en múltiples ocasiones, cuando me he sentado a conversar con usted, siempre me ha asaltado la duda sobre la eficacia de la reunión cuando Eustoquio y López Contreras llegaron a su acuerdo. Aquello que pasó el día mismo del entierro del general, entre su padre y López Contreras siempre me ha motivado sospechas sobre la poca confianza que López tenía en Eustoquio Gómez.

EG: Bueno, los hechos de ese día fueron así.  El 18, el día del entierro, estarnos todos en la Catedral de Maracay. Ya habían traído el féretro que contenía el cadáver del general Gómez, pero el general López Contreras no aparecía y ya tenía un retraso considerable.

Papá me llamó junto al doctor Leopoldo Briceño, mi cuñado, y nos envía al Ministerio de Guerra para averiguar cuál es el motivo por el que Eleazar no ha llegado todavía, y tiene esperando a la gente. Agarramos un carro y nos fuimos al Ministerio. Conseguimos a López Contreras con una cara muy larga de preocupación. Le dijimos la razón por la que estábamos allí y él nos dijo que alguien, no quiso decir quién, le había comunicado algo muy grave: “Una persona vino a decirme que el general Eustoquio Gómez tenía un grupo de oficiales en la casa donde él vive, para asesinarme al paso el entierro”. Yo inmediatamente le respondí: “En primer lugar eso es falso, porque las personas que están en mi casa son mi madre, mi hermana, unas primas mías y el servicio de la casa. Usted puede mandar si quiere a una persona para que se convenza de que eso es falso. Ahí no hay ni un policía en la puerta. Pero esto no puede quedarse así, esto tiene que saberlo mi papá inmediatamente”.

López Contreras me pidió que no le avisara a papá y que él iría hasta la Catedral. Pero yo regresé corriendo hasta la Catedral a buscar a papá. “López no ha llegado porque teme un atentado contra él cuando pase el entierro frente a nuestra casa”. Papá se pone furioso y salimos de la Catedral rumbo a donde estaba López Contreras.

Cuando papá entra a la oficina donde estaba López Contreras, él lo manda a sentarse y papá, que estaba sumamente molesto, le responde: “No, no me quiero sentar general. .. ¿Qué es lo que le han dicho a usted?”. Y López le repitió lo que antes nos había dicho. Papá le interrogó para saber quién le había dicho tamaña mentira y al principio López Contreras se negó. A lo último le dijo: “General Eustoquio, lamentablemente tengo que decirle que fueron sus hermanos, Evaristo y Simón, los que me informaron de sus planes para asesinarme frente a su casa”.

DJ.: Habían sido los mismos que le originaron el problema de los ahorcados del Táchira. Esos medios hermanos de papá le hicieron mucho daño siempre...

EG: Papá indignado por la noticia que le da López Contreras dice: “¡¡¡Que par de sinvergüenzas, qué par de bandidos!!! General López Contreras, ordene que los hagan presos inmediatamente. Y le voy a decir algo, tiene que amarrarse muy duro esos pantalones y no andar haciéndole caso a chismes, para poder gobernar este país”.

De allí salieron juntos hacia la Catedral de Maracay porque se estaba haciendo muy tarde para el entierro del general.

Al finalizar el entierro del general Gómez en el mausoleo de la familia, papá estaba buscando su automóvil y pasó López Contreras y le dijo que sus edecanes lo iban a llevar hasta la casa en el propio automóvil de López Contreras.

En fin, que es totalmente falso lo que ha comentado siempre, lo que ahora todos escriben sobre la pelea entre López y mi papá. Entre ellos no había ningún problema. Yo viví esos momentos yo estuve junto a mi papá todos esos días y puedo decir que es mentira lo que se ha dicho sobre eso.

 

 

 

Maracay, 18 de diciembre de 1935. A la salida del mausoleo de la familia Gómez, momentos después del sepelio de Juan Vicente Gómez. En primer plano, Fernando y Eustoquio Gómez. Atrás, el coronel Isaías Medina Angarita y el general Eleazar López Contreras.

 

 

 

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