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RESEÑAS A "EL PEZ"


MIRAFLORES CONTRA LOS MEDIOS

Fernando Egaña

Nota  publicada en Venezuela Analítica, Caracas, Venezuela, 18 de junio 2001

La barbárica sentencia Nº 1013 del Tribunal Supremo de Justicia que restringe el derecho de información no es un hecho aislado y puntual. Forma parte de un operativo general del régimen chavista en contra de los medios de comunicación. Planificado y estimulado desde Miraflores, en especial por el hermano y secretario privado del presidente, Adán Chávez, con el fin de utilizar todos los artilugios institucionales del Estado para arrinconar la crítica mediática.

Se trata de una campaña bien orquestada que incluye el terrorismo tributario, la amenaza de instrumentos legales que regulen la actividad informativa, la revisión del régimen de concesiones para el espacio radio-televisivo, y el aprovechamiento de los tribunales en función punitiva. Los tres principales poderes públicos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, actuando de manera coordinada para controlar a los medios y doblegar la libertad de expresión.

No es casual que casi de manera simultánea hayan "coincidido" la sentencia del TSJ, las supuetas "denuncias" tributarias del presidente Chávez a determinadas televisoras, y el anuncio de que muy pronto de presentará a la Asamblea Nacional un proyecto de Ley para "regular los contenidos de radio y televisión". Por si todo esto fuera poco, debe recordarse que el "derecho de información" es una de las materias incluídas en la notoria Ley Habilitante, cuya vigencia sólo termina en noviembre 2001.

La estrategia del régimen chavista parece una fotocopia de la puesta en práctica por Fujimori-Montesinos en el Perú. Nada de mandar a la Disip a ponerle un candado a un periódico o a una estación de radio. Eso sería demasiado burdo y explicítamente arbitrario. Preferible es aprovechar los mecanismos "institucionales" de presión legal y psicológica para que sean los propios medios quienes decidan censurar la información y la opinión negativa hacia el "proceso bolivariano".

Los jerarcas de la "nomenklatura" gobernante están convenidos que el "gran enemigo" de la revolución es el sector empresarial de los medios. El mismo primer-mandatario viene desarrollando un plan personal de descalificación en contra de editores, periodistas, columnistas y hasta de caricaturistas. No le ha dado el resultado esperado, más bien lo contrario, pero la intención ha sido "concientizar" a la opinión pública sobre el carácter "contrarrevolucionario" del conjunto comunicacional.

El 7 de octubre de 1999, en cadena nacional, Chávez afirmaba que "es el momento del respeto a los demás, el respeto a cualquier crítica por más ácida que nos parezca y desde el gobierno hemos dado ejemplos de diálogo y tolerancia". Palabras que se las llevó el viento, como bien documenta el analista Edgar Otálvora en su publicación "El pez muere por la boca", página 91.

En cambio, la tempestad autoritaria del dueño de Miraflores está queriendo imponer un contexto de hostilidad y hostigamiento hacia la prensa libre e independiente. Al respecto, qué podrá decir el otrora adalid de la libertad opinática, José Vicente Rangel, hoy convertido en un fiel servidor de los caprichos presidenciales.

La guera anti-medios ha sido declarada por la llamada Quinta República. No van a escatimar esfuerzo alguno para tratar de acallar la denuncia. Pero no podrán tapar el sol con un dedo. Menos ahora que la cultura democrática de la sociedad venezolana se crece ante la amenaza y se fortalece ante la intimidación. Vamos a ver qué dura más si la libertad de expresión o la actual hegemonía.

 

 

 

 

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