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4 / El Mundo
/ Lunes / Caracas , 26 de Septiembre de 2005 |
Mirando el vecindario
Argentina y Paraguay: Juego sin Lula
El viernes 23 de
septiembre, en la Cancillería argentina se realizó una ceremonia
presidida por el vicecanciller de ese país y el embajador
estadounidense. El motivo del acto fue despedir a un grupo de
especialistas (cascos blancos) que parten hacia Luisiana, EEUU, para
cooperar en la atención de pobladores afectados por el huracán
Katrina. La oferta argentina y la aceptación de Washington es la más
reciente señal de los vientos que corren en el cono sur.
La alianza Argentina-Brasil muestra un deterioro más allá de las
periódicas crisis por diferencias comerciales. El presidente Néstor
Kirchner está jugando una política exterior propia, de varias
bandas. Reitera su arenga contra el FMI pero mantiene negociaciones
con ese organismo. Se deja ver regularmente con el presidente
venezolano, le vende bonos de deuda y tolera su intervención en la
política interna, pero no participa en la confrontación contra
Washington. Por el contrario, Kirchner dedica grandes esfuerzos para
garantizar la presencia del presidente Bush en la IV Cumbre de la
Américas (Mar de la Plata, noviembre).
Simultáneamente, Kirchner se diferencia e incluso rivaliza
diplomáticamente con su socio Brasil, lo cual quedó patente en los
recientes debates por las reforma de la ONU.
Argentina no acepta a Brasil como líder regional y no apoya su
eventual ingreso al Consejo de Seguridad como miembro permanente por
Latinoamérica.
Kirchner, en contra vía de las aspiraciones brasileñas, copatrocinó
una propuesta que aumentaría el tamaño del Consejo de Seguridad de
la ONU, sin alterar la lista y el derecho de veto de los actuales
miembros permanentes.
Asimismo, en la negociación del contenido de la declaración que será
firmada en la Cumbre de la Comunidad Suramericana de Naciones
(Brasilia 30 septiembre), Argentina manifestó que apoya la Comunidad
-proyecto de alta relevancia para Brasil- sólo “en la medida que se
negocie en forma gradual”. Kirchner no comparte las prisas
brasileñas.
Por su parte, el presidente paraguayo, Nicanor Duarte, abre su
propio abanico de vínculos políticos y comerciales ajenos al
Mercosur. Aun cuando mantiene relaciones activas con Cuba, Duarte
está ampliando rápidamente los nexos con EEUU. El inicio de un plan
de cooperación militar con presencia de tropas estadounidenses en el
país y los anuncios de un acuerdo comercial Paraguay-EEUU al margen
del Mercosur son señales que Asunción está mandando a sus socios
sureños.
Paraguay ha reclamado un tratamiento especial como país menos
desarrollado dentro del mecanismo y el vicepresidente paraguayo,
Luis Castiglioni, amenazó con el retiro del Mercosur, mecanismo que
sólo serviría para “que los presidentes se reúnan cada seis meses
para tomarse fotografías”. Celso Amorin, canciller brasileño, en
plan de primus interpares, ya reclamó públicamente a Paraguay sus
nuevos nexos con EEUU, develando el sobresalto de Brasilia por el
potencial debilitamiento de su rol regional.
El Mercosur tambalea, una vez más... |
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