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8 / El Mundo
/ Miércoles / Caracas , 20 de Abril de 2005 |
MIRANDO EL
VECINDARIO
Sensibilidad venezolano-colombiana
El sábado 16 de
abril, fueron arrestados nueve soldados colombianos que viajaban por
una carretera fronteriza venezolana. Iban vestidos de civil, sin
armas pero sin permisos venezolanos. Según informó el gobierno
colombiano, los soldados se dirigían desde Cúcuta hacia Arauca donde
cumplen servicio militar.
Ayer martes, los soldados permanecían en una instalación militar
venezolana. Desde el lunes ya el asunto es tratado a nivel de las
respectivas cancillerías. Dadas las circunstancias en que se
produjeron los hechos, seguramente los soldados serán entregados
pronto a Colombia y la noticia se archivará.
Pero resalta que debido a la falta de mecanismos operativos entre
las fuerzas armadas de los dos países, como los existentes hasta
1998, un problema menor se ha transformado en caso diplomático.
En todo caso, este suceso ha dejado al descubierto un rostro poco
conocido de la actual situación de las relaciones entre Venezuela y
Colombia.
Las notas de prensa que dieron cuenta del hecho, informaron que
desde enero el gobierno venezolano suspendió la emisión de permisos
fronterizos a ciudadanos colombianos.
Los permisos fronterizos fueron establecidos entre Venezuela y
Colombia en 1942 mediante un tratado sobre el flujo de personas y
bienes en la frontera. El permiso, de duración limitada en el tiempo
y con efecto en un área determinada, era emitido por las autoridades
consulares venezolanas obviando pasaporte y visa. En este momento,
las autoridades venezolanas no emiten permisos fronterizos, y
estarían exigiendo visa a los colombianos que deban circular en esta
zona de histórico alto contacto económico.
Las relaciones fronterizas se han deteriorado luego del Caso Granda,
aquella crisis causada por la detención en Caracas y posterior
traslado a Colombia de un vocero de las FARC. En esa ocasión el
gobierno ven! ezolano impuso un bloqueo comercial a Colombia para
presionar al gobierno Uribe.
Con lo cual la legislación comercial de la comunidad andina quedó
suspendida unilateralmente por Venezuela.
Si bien con la visita del presidente Uribe a Caracas en febrero
pasado, los gobiernos declararon superado el incidente Granda, en
realidad el esquema restrictivo impuesto por Venezuela de una u otra
forma se mantiene. Todo indica que el tema de la frontera nuevamente
es manejado como materia estratégica militar por Venezuela,
perdiendo fuerza el enfoque integracionista, pese a recientes
esfuerzos de la CAN para retomar los proyectos de integración
fronteriza.
Todo esto ocurre en un ambiente de hipersensibilidad que da poco
espacio para la diplomacia.
La semana pasada el gobierno venezolano públicamente protestó y
exigió explicaciones a Bogotá, por supuestas afirmaciones de Uribe
en Japón. Tras revisar las conversaciones de Uribe con la prensa,
Bogotá negó haber atacado verbalmente al gobierno venezolano.
Pero, ese nuevo episodio dejó en el aire la sensación de que el
menor detalle puede disparar una nueva crisis entre Caracas y
Bogotá.
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