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4 / El Mundo
/ Lunes / Caracas , 18 de Julio de 2005 |
Mirando al vecindario
Bolivia en el refrigerador
La salida de
Carlos Mesa de la Presidencia colocó a los partidos políticos
democráticos bolivianos en una difícil disyuntiva.
La sucesión correspondía al Presidente del Senado Hormando
Vaca Diez o de Diputados, Mario Cossío. El designado tendría
el mandato de gobernar hasta el 2007, para finalizar el
período comenzado por Sánchez de Lozada y seguido por Mesa.
Las sostenidas protestas callejeras y la ausencia de un claro
liderazgo democrático llevaron a que Vaca y Cossio declinaran.
El mecanismo constitucional colocó la Presidencia de Bolivia
en manos de quien encabezaba la Corte Suprema, Eduardo
Rodríguez Veltzé, obligándolo a convocar elecciones para
elegir nuevo Presidente.
La izquierda que mantenía paralizado y aislado al país
rechazaba a Vaca y a Cossio, y promovió la solución de
Rodríguez, como parte de un plan anunciado por Evo Morales
tras su viaje a Cuba en abril pasado. Morales aspiraba que
Rodríguez diera un virtual golpe de Estado, no convocara a
elecciones presidenciales, ahogara las aspiraciones de los
departamentos que exigen el derecho a elegir sus prefectos
(gobernadores), y llamara a una Asamblea Constituyente que con
la presión de las protestas sería controlada por la izquierda
y le serviría de trampolín para la Presidencia bajo un nuevo
orden de cosas.
Rodríguez no se prestó para el plan de la izquierda, y anunció
la convocatoria a elecciones presidenciales. Rodríguez
promovió que el Congreso aprobara su propia disolución para
que tanto la Presidencia como el parlamento fueran renovados.
No estando esta situación prevista en la Constitución, debió
ser negociada y aprobada en el Congreso, con lo cual fueron
convocadas elecciones para diciembre próximo.
Llamaba la atención que los parlamentarios de izquierda
rechazaban las elecciones adelantadas e insistían en una
Constituyente A las aspiraciones autonomistas Rodríguez le dio
respuesta, designando como prefecto a un reconocido miembro
del Comité Cívico de Santa Cruz. Logró así que los
autonomistas aceptaran posponer un proyectado referendo, con
el que buscan establecer la elección popular de los prefectos
y la redistribución de los ingresos fiscales entre el gobierno
central y las regiones.
Tanto el referendo autonomista como la Constituyente se
esperan para mediados del 2006, cuando ya exista un nuevo
gobierno. Rodríguez y los partidos políticos han logrado que
las tensiones de los últimos meses se canalicen hacia el campo
electoral donde está por darse una nueva batalla.
El ya veterano candidato Evo Morales con inocultables
compromisos con la izquierda radical internacional, competirá
contra el expresidente Jorge Quiroga Ramírez, quien durante su
corto mandato impulsó planes modernizadores para convertir a
Bolivia en un importante exportador de gas. Las dos visiones
en pugna en Bolivia han nominado a sus candidatos.
Eduardo Rodríguez logró colocar la inestable política
boliviana en el refrigerador. Pero las elecciones y un futuro
gobierno de Quiroga o de Morales
sólo auguran nuevas calenturas. |
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