Tal como se esperaba, las aspiraciones reeleccionistas del
presidente Álvaro Uribe han despertado toda suerte de
reacciones entre las distintas fuerzas en juego.
La presentación de la candidatura de Uribe está aún en espera
de un pronunciamiento de la Corte Constitucional. Ante esa
instancia han sido presentadas varias decenas de demandas
pidiendo dejar sin efecto la reforma aprobada por el Congreso
que revivió la reelección. Hasta 1991 en Colombia estaba
contemplada la reelección presidencial no inmediata.
La Constitución de ese año, aprobada por una Asamblea
copresidida por el liberal Horacio Serpa Uribe, el conservador
Álvaro Gómez Hurtado y el desmovilizado (M19) Antonio Navarro
Wolf, con el impulso desde la presidencia de César Gaviria
Trujillo, incorporó la prohibición total de la reelección. Los
analistas estiman que la Corte Constitucional tiene ahora ante
sí varias opciones para pronunciarse: declarar la
inconstitucionalidad de la reelección, declarar nula la
reforma por incumplimiento de normas de trámites en el
Congreso, aprobar la reelección con vigencia inmediata, o con
vigencia a partir de las elecciones del año 1010. Cualquier
cosa puede pasar. En pocos días se conocerá la opinión ( “el
concepto” en el lenguaje oficial colombiano) que deberá
presentar el Procurador, quien, como cabeza del Ministerio
Público, ha sido consultado por la Corte sobre el contenido de
varias de las demandas. Luego, los siete magistrados deberán
decidir sobre el futuro político colombiano. La sentencia, que
es esperada para septiembre, trae de cabeza a todo el mundo
político ante la dificultad de prever la posición que se
impondrá en la Corte.
Pero mientras los jurisconsultos debaten el tema de la reforma
constitucional, en la calle la campaña electoral está ganando
cuerpo. Salvo Álvaro Gómez, quien fuera asesinado cuando
encabezaba la oposición al gobierno de Ernesto Samper, los dos
copresidentes vivos de la Constituyente de 1991 (Navarro y
Serpa) y el ex presidente César Gaviria, andan procurando
sacar a Uribe del Palacio de Nariño.
Uribe se mantiene favorito, representando un electorado
políticamente heterogéneo dispuesto a darle un nuevo mandato.
Sus enemigos se han dividido en varios bandos.
La izquierda tradicional con peso electoral en las grandes
ciudades, ya lanzó la candidatura de Navarro. El dos veces
candidato liberal Horacio Serpa quiere armar una alianza de la
izquierda del Partido Liberal con grupos antiglobalizadores y
anti-Washington. Serpa, como ya lo hizo en el 2002, gusta
mostrarse como admirador de la “revolución bolivariana” y
visitó Caracas recientemente.
Por su parte, César Gaviria, designado como Jefe Único del
Liberalismo el pasado sábado, aparece ahora como el posible
rival de Uribe, en nombre de la vieja institucionalidad del
Partido Liberal sin las estridencias izquierdistas de Serpa y
sus aliados.
El proceso electoral colombiano del próximo año ya está
candente. En Colombia, a pesar de la guerra interna, aún hay
juego político. |