En diciembre, el Congreso
colombiano concluyó el largo proceso para aprobar una reforma constitucional
que permite la reelección inmediata para el cargo de Presidente. Esta
decisión aumentó la posibilidad para que Álvaro Uribe se presente nuevamente
como candidato y para eventualmente continuar como inquilino del Palacio de
Nariño hasta el 2010.
La decisión legislativa todavía está sujeta a un muy probable proceso de
confirmación por parte de la Corte Constitucional.
Se espera que sean presentadas diversas iniciativas ante la Corte
Constitucional, pidiendo declarar inconstitucional o inexequible la reforma
aprobada por el Congreso.
Aún sin haberse presentado una sola acción ante la Corte, ya en los
corrillos bogotanos se escucha toda clase de especulaciones sobre la
respuesta que daría la máxima instancia constitucional colombiana.
Si bien existe en Colombia una cierta tradición de rechazar los vicios
formales, procesales o de trámite como causales para la declaratoria de
inconstitucionalidad, se espera que adversarios de Uribe aleguen que algunos
parlamentarios fueron impedidos de intervenir en los debates. Igualmente se
presume, tal como lo notifica el ex presidente Alfonso López en su columna
en El Tiempo del 09 de enero, que en la Corte podría imponerse una
interpretación según la cual la reforma aprobada viola el derecho
constitucional a la igualdad entre los ciudadanos.
López promueve una eventual decisión de la Corte que sin declarar
inconstitucional la reforma, posponga su aplicación para una fecha futura,
impidiendo la postulación de Uribe Vélez en el 2006.
También cabe esperarse que la reforma constitucional quede firme tras su
tránsito por la Corte Constitucional. En ese caso, Álvaro Uribe podría
presentar su nombre en las elecciones de abril de! l 2006 utilizando su obra
de gobierno como carta de triunfo.
El reflejo de la actuación del gobierno en la opinión pública, según las
encuestas de diciembre2004, le dan al presidente-candidato
un nivel de popularidad de 74%, con un índice de aprobación de su gestión de
77% y creciendo. Durante los dos años y medio de su mandato, el nivel más
bajo de popularidad fue de 68% .
Uribe ofreció combatir a la guerrilla. Su estrategia militar ha tenido como
consecuencia una caída en la cantidad y dimensiones de las acciones
guerrilleras contra la población civil. Algunos se refieren a un repliegue
táctico de las Farc, otros señalan que se trata de un verdadero
debilitamiento de su aparato militar. Sea lo que fuera, el colombiano ha
podido nuevamente viajar por carretera, disfrutar asuetos y olvidar las
diarias noticias sobre brutales tomas de pueblos.
Este éxito en cuanto a orden público, sumado a la desmovilización de las
autodefensa, es por ahora la principal oferta del Uribe candidato.
Los resultados en materia económica son importantes, pero están empañados
por el incremento de la pobreza urbana nutrida por la acumulación de
desplazados, que sólo en Bogotá ya sumarían más de medio millón de personas.
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