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8 / El Mundo
/ Miércoles / Caracas , 11 de
Mayo de 2005 |
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Mirando el vecindario
Represalias fronterizas
En
estos días afloran renovadas rencillas en el vecindario. El tema
de la venta de armas chilenas a Ecuador, en medio del conflicto
con Perú en 1995, pareciera no terminar de resolverse.
El embajador chileno en Inglaterra confesó, días atrás, que su
país entregó a Ecuador armas en los días “en que se iniciaba el
conflicto".
Algunas versiones cuentan que un avión cargado de armas chilenas
habría hecho escala en Brasil. Un oficial ecuatoriano retirado
asegura que además de municiones, Chile vendió fusiles y visores
nocturnos. El tema está siendo usado por el gobierno de
Alejandro Toledo como comodín de política interna, y tiene el
componente "histórico" de que Chile y Brasil son garantes del
Protocolo de Río de 1942 que marcó las fronteras entre Ecuador y
Perú.
Pero el tema tiene además implicaciones en la actual política
vecinal. Los militares peruanos han exigido la compra de
fragatas italianas, de segunda mano tipo Lupo, de la misma
camada de las que Venezuela y Perú adquirieron en los años
setenta.
La decisión fue justificada como una respuesta a la
modernización de la marina chilena. Además, los militares se
oponen a que empresas chilenas y ecuatorianas participen en la
licitación de puertos.
El lobby militar pareciera haber tenido éxito y la semana pasada
la Comisión de Transportes y Comunicaciones del Congreso peruano
aprobó un proyecto de ley en ese sentido. De aprobarse esa
norma, Perú violaría acuerdos económicos suscritos con Chile.
Un poco más al este, entre Paraguay y sus vecinos, se está
produciendo una verdadera guerra económica. Brasil impuso a
principios del año fuertes medidas de control policial en la
frontera con Paraguay, buscando frenar el contrabando generado
en Ciudad del Este (antigua ciudad Stroessner). Allí los
turistas brasileños se mezclan con vendedores informales que
llegan de todo Brasil para comprar la mercancía que surte los
"mercados paraguayos". Como represalia, Paraguay está amenazando
con deportar brasileños que viven en la zona fronteriza. Las
amenazas cobraron cuerpo con la aprobación por el parlamento
paraguayo de una ley de seguridad fronteriza, que prohíbe la
propiedad de tierras por extranjeros en una franja de 50
kilómetros desde la línea fronteriza. La medida está dirigida
contra propietarios brasileños y argentinos. La alianza del
MERCOSUR no pareciera evitar estas decisiones.
Otro hecho aconteció a finales de la semana pasada. Las
comisiones fronterizas de Venezuela y Colombia se disponían a
reunirse para retomar el análisis de temas de integración
física. El mismo día, el Secretario del Consejo de Defensa del
gobierno venezolano anunció que Caracas considera a Colombia
como un "Estado forajido". El alto oficial venezolano rechazó la
vigencia de tratados andinos y bilaterales sobre comercio y
tránsito de personas. Como se recordará, Venezuela impuso un
bloqueo comercial a Colombia en el mes de enero, el cual aún no
se supera del todo.
Al parecer los acuerdos comerciales valen poco en nombre de la
"geopolítica" en el vecindario.
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