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  10 / El Mundo / Miércoles / Caracas , 20 de Octubre de 2004
 


Mirando el Vecindario

Sigue la guerra del gas


 

El pasado fin de semana el presidente argentino Néstor Kirchner visitó Sucre, Bolivia, para comprar gas. La crisis energética argentina pide una solución pronta ya que las estadísticas de empleo y PIB reflejan el impacto negativo que la falta de gas tendría en la tímida recuperación económica. Desde mayo Argentina compra 6,5 millones de metros cúbicos diarios de gas boliviano. Ahora, Kirchner y el presidente boliviano Carlos Mesa pactaron la venta de 20 millones de metros cúbicos diarios para el año 2007, lo cual representará la duplicación de las exportaciones bolivianas. Argentina además se ha comprometido a la instalación de plantas de procesamiento y redes domiciliarias de distribución de gas. La YPF Repsol, por ejemplo, se muestra dispuesta a realizar la cuantiosa inversión para llevar gas al norte argentino.

Lo que a simple vista es una negociación comercial de mutuo interés, forma parte del drama político boliviano actual.

El lunes llegó a La Paz una marcha de indígenas, campesinos cocaleros y mineros para recordar el primer año del golpe de Estado contra Gonzalo Sánchez de Lozada, ahora denominado "la guerra del gas". Los manifestantes portaban banderas irisadas llamadas whipalas, que según algunos habría sido el estandarte del tawantinsuyo, es decir, del imperio Inca precolombino.

Entre los marchistas iba el parlamentario y líder cocalero Evo Morales, convertido en actor continental de la izquierda aborigen y quien paulatinamente ha potabilizado su imagen.

Morales en abril pasado aprobó la venta provisional de gas a Argentina y, en el referendo de junio sobre el gas, mantuvo una posición estatizadora pero no antiexportadora. No son secretas las alianzas políticas de Morales con los gobiernos de Caracas, Brasilia y Buenos Aires, donde apuestan a que Morales reemplace a Carlos Mesa en el 2007.

Pero en otro lado de la marcha, se dejaba ver y oír Felipe Quispe Huanca, el secretario Ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia CSUTCB, quien se opone al negocio del gas con Argentina, exige la aprobación de una ley estatista y rechaza la exportación de gas porque éste "debe primero beneficiar a los bolivianos".

Quispe quien fue una de las cabezas de los motines de octubre del 2003, amenaza con repetir los hechos el próximo mes de enero. El año 2005 comenzaría en Bolivia con un nuevo alzamiento buscando la salida de Mesa de la presidencia en caso de no plegarse al nacionalismo autárquico propugnado por los sectores radicales. Las amenazas de Quispe, en todo caso, deberán contrastarse con su capacidad real de convocatoria y con la disposición de Mesa de mantenerse en el poder basado en la actual convivencia con Evo Morales, el apoyo de Washington y de sectores empresariales que ven en la exportación de gas la clave del crecimiento del país.

Kirchner quiere gas, pero Mesa, como antes Sánchez de Lozada, enfrenta a los evocadores del tawantinsuyo, quienes ya están pidiendo su cabeza mientras baten sus whipalas.

 


 

No son secretas las alianzas políticas de Morales con los gobiernos de Caracas, Brasilia y Buenos Aires


 
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