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10 El Mundo
/ Jueves/ Caracas , 20 de
Mayo de 2004 |
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Mirando el vecindario
El otro yo del
doctor Leonel Fernández
En abril de 2002, en medio de la crisis
creada en Venezuela por la renuncia de Hugo Chávez a la
presidencia, el ahora electo presidente de República Dominicana
Leonel Fernández, viajó a Caracas. Tras su visita escribió: “Ojalá
no sea tarde para que Hugo Chávez pueda todavía rectificar la
línea de confrontación que ha seguido frente a distintos sectores
de poder en la sociedad venezolana” En aquellos días se dijo que
había sido invitado por un grupo de empresarios nacionales para
servir de interlocutor entre las dos fuerzas en pugna en
Venezuela.
Y es que su origen político izquierdista y procubano sumado a sus
relaciones políticas y empresariales de más reciente data,
parecían dar a Fernández un perfil adecuado para el rol de buen
oficiante en esos conflictivos momentos. Como recordarán, en 1998
se aseguraba en Venezuela que el candidato Hugo Chávez estaba
recibiendo apoyo de asesores aportados por el gobierno de Leonel
Fernández, en alianza con el gobierno cubano. Ya electo, Chávez
viajó a República Dominicana para saludar a su amigo Fernández. Y
pocos meses después de su toma de posesión, atendiendo al pedido
de su amigo el presidente dominicano, Chávez ordenó su primera
gran ayuda internacional a cargo del fisco nacional: un préstamo
urgente por 100 millones de dólares para aliviar las finanzas de
ese gobierno.
Desde 2000 cuando Fernández sale de la presidencia hasta la fecha,
mucha agua ha pasado bajo el puente.
En los últimos años se ha notado un distanciamiento entre el
mandatario electo y La Habana. Las páginas comunistas en Internet
han incorporado a Fernández a la lista de enemigos, y lo asocian
con actos de complicidad con empresarios corruptos dominicanos.
Leonel Fernández, al igual que su organización el Partido de la
Liberación Dominicana PLD, pareciera haberse lavado la cara de sus
orígenes comunistas y haber aterrizado adecuadamente en el centro
político.
De hecho, el primer gobierno de Fernández privatizó empresas,
devaluó la moneda, procurando exportaciones, creó zonas francas
industriales y fue blanco de protestas sindicales por su política
económica. Todo ello en medio de un boom del sector turismo y
beneficiándose de las crecientes remesas de dólares enviadas por
dominicanos en el exterior.
Las elecciones de 2004 se dieron en una difícil situación
económica. La inflación anualizada al terminar abril alcanzó 68%,
la mayor del continente. La moneda perdió valor violentamente
pasando de 17 pesos por dólar en enero de 2003 a 44 pesos por
dólar el día de las elecciones. El país vive una constante crisis
energética agravada por el embargo petrolero impuesto por el
gobierno venezolano. El Producto Interno Bruto cayó 1,3% el año
pasado, y según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional
la economía caerá 1% en el presente año. Fernández basó su campaña
en el recuerdo de un buen estado de la economía que privó durante
su gobierno, en contraste con la situación actual.
Los resultados de los comicios señalan que el electorado
dominicano le compró la oferta.
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