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10 / El Mundo
/ Miércoles/ Caracas , 16 de
Junio de 2004 |
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Mirando el vecindario
Colombia:
¿Guerrilleros en elecciones?
La
semana pasada las Farc anunciaron el cambio de mando en sus más
altos niveles jerárquicos. Utilizando comovocero al presidente del
izquierdista Polo Democrático Independiente, las FARC confirmaron
que en breve la máxima jefatura de la organización será ocupada
por Guillermo León Sáenz, “Alfonso Cano”. Tanto la noticia como el
contexto en que fue difundida pudieran indicar una próxima
modificación en el cuadro político colombiano.
La designación de un nuevo jefe, con el visto bueno del caudillo
Manuel Marulanda Tirofijo, determina el definitivo cambio
generacional en la cúpula de la organización narcoguerrillera.
Con la vejez de Tirofijo, la dirección política, financiera y
militar de la organización en los últimos años se había
colectivizado, mientras el mando nacional perdió control real de
las acciones de los distintos frentes.
La designación de Cano merece análisis. Ya en 1992 la figura de
Cano se asoció internacionalmente a la acción “política” de las
Farc, por ser el más llamativo de quienes participaron en las
negociaciones que el gobierno de César Gaviria adelantó con la
guerrilla en Caracas y México. En los últimos años Cano ha sido el
responsable del aparato político de la organización. Su posición
quedó definitivamente resaltada en abril de 2000, cuando fue
encargado de la construcción de un partido político denominado
Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia. El acto de creación
del partido bolivariano de las Farc fue una parada militar, con
varios miles de guerrilleros portando uniformes relucientes y
armas largas. Cano tendría la responsabilidad de crear un
movimiento político comunista urbano: los guerrilleros serían el
soporte armado de esa estrategia.
Quien reveló las intimidades de las FARC fue el senador Jaime
Dussán, presidente del Polo Democrático Independiente PDI, el
nuevo partido promovido por la izquierda legal colombiana y que
logró sonoros éxitos electorales como la alcaldía de Bogotá. El
PDI se ofrece para mediar entre el gobierno y las Farc, acción que
complementa su decisión de convocar a la creación de un frente
amplio que impida la reelección de Álvaro Uribe Vélez. Como hemos
comentado en otras ocasiones, el deseo reeleccionista de Uribe ha
radicalizado la política colombiana. Por ello el PDI ha hecho una
convocatoria para que el ala izquierdista del Partido Liberal, el
bloque Alternativa Democrática que reúne minipartidos de
oposición, y sectores independientes, concreten un alianza con
candidatos únicos para las elecciones presidenciales y
parlamentarias de 2006.
Con los cambios de mando en las Farc y la existencia del PDI como
aparato legal ya bendecido por las urnas electorales, no es
descabellado pensar que el Movimiento Bolivariano de las Farc
participen o llamen a votar en las elecciones de 2006 por un
candidato anti Uribe. De esta forma el bolivarianismo colombiano
(el armado de las Farc y el de comunistas como el parlamentario
Gustavo Petro) estaría procurando el atajo electoral para la toma
del poder.
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