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7/ El Mundo
/ Miércoles / Caracas , 07 de
Abril de 2004 |
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Mirando el vecindario
Andinos y sureños: libre comercio
El
pasado 03 de abril finalizaron las negociaciones entre la Comunidad
Andina y el Mercosur, para diseñar un acuerdo de libre comercio entre
los dos bloques. El acuerdo incluye un cronograma de eliminación de
aranceles que comenzando de inmediato deberá completarse en el lapso
de 15 años. En diciembre pasado, el Consejo Presidencial del Mercosur
aprobó que el pacto con los andinos se limitara al intercambio de
bienes, excluyendo el comercio de servicios o las compras
gubernamentales.
El acuerdo CAN-Mercosur, que será suscrito en julio en una cumbre
presidencial en Quito, sustituye y amplía el caótico enjambre de
acuerdos bilaterales que fueron firmándose y renovándose en los
últimos años entre los países suramericanos.
En apariencia, el continente se estaría moviendo hacia la izquierda
política y, en consecuencia, hacia el proteccionismo. Pero las
políticas de comercio exterior que se están articulando en este
momento dicen lo contrario. Al pacto andinos-sureños se suma el
acuerdo de libre comercio Cafta de Costa Rica, Nicaragua, Salvador,
Honduras, Guatemala y República Dominicana con Estados Unidos, cuya
negociación ya finalizó.
Y no olvidar los pactos comerciales de México y los centroamericanos
ahora fortalecidos con el plan de desarrollo regional Puebla-Panamá.
Paradójicamente, actualmente la mayor renuencia a intensificar el
aperturismo comercial continental se encuentra en el Congreso de los
Estados Unidos. Por ello, con elecciones presidenciales en puertas, el
gobierno Bush está poco dispuesto a someter a consideración
legislativa el acuerdo alcanzado con Centroamérica, temiendo su
desaprobación al calor de la disputa electoral.
Quienes suponen que el acuerdo CAN-Mercosur es una victoria de los
antiyanquis y globofóbicos se equivocan.
Pese a las limitaciones del acuerdo, en la práctica representa una
expansión del mercado para sus miembros. Por ello, para el poderoso
Brasil es una carta en sus negociaciones con EEUU para un acuerdo
comercial continental (llámese Alca o de otra forma), así como en la
procura de acuerdos con Europa.
Para las más modestas economías andinas, el acuerdo con el Mercosur es
un punto a favor en su procura de un acuerdo de libre comercio con
Estados Unidos, cuya negociación es inminente. Álvaro Uribe aspira
contar con un acuerdo que reemplace el Tratado de Preferencias
Arancelarias para la Región Andina, Atpa, el cual llegará a su fin en
el 2006 y que hoy permite el ingreso a Estados Unidos de 1.200
productos andinos, libres de aranceles. En la misma dirección están
los gobiernos de Alejandro Toledo y Lucio Gutiérrez.
Por cierto: Esté donde esté, Miguel Ángel Burelli Rivas debe estar
complacido.
Fui testigo en Bogotá y Brasilia de los sistemáticos esfuerzos del
canciller Burelli para destrabar diferencias, técnicas y políticas,
que las cancillerías de San Carlos e Itamaraty colocaban al pacto
entre andinos y sureños. El proyecto al cual Burelli dedicó tantos
esfuerzos desde los años sesenta ahora avanzó unos pasos más.
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