Diversas
fuentes informan que la oposición ecuatoriana habría alcanzado un
acuerdo para la destitución del presidente Lucio Gutiérrez y la
convocatoria de elecciones adelantadas.
Las opciones constitucionales que podrían ser activadas como
iniciativas parlamentarias serían varias e incluyen la
declaratoria de insania o de abandono del cargo. La alianza
incluiría desde los socialcristianos liderizados por el
expresidente Febres Cordero, hasta los radicales indígenas del
Pachacutik antiguos aliados del Presidente. Éstos últimos están
convocando para una movilización nacional indígena a finales del
mes de junio, exigiendo la renuncia de Gutiérrez.
Los rumores de un supuesto autogolpe corrieron durante el pasado
fin de semana.
En Quito se especulaba sobre un alzamiento militar para cerrar el
parlamento, lo cual ganó credibilidad ante la decisión de Lucio
Gutiérrez de adelantar su viaje de regreso desde Guadalajara donde
participaba en la Cumbre Eurolatinoaméricana.
Ayer Gutiérrez negó los rumores de autogolpe y designó como
ministro a uno de sus compañeros de rebelión del año 2000, el
dirigente indígena amazónico Antonio Vargas. Los seguidores de
Febres Cordero dijeron no responder a rumores pero se mostraron
prevenidos.
Mientras los medios comunistas internacionales denunciaban una
conspiración militar encabezada por el Ministro de la Defensa que
favorecería un “fujimorazo ecuatoriano” encabezado por Gutiérrez.
Las previsiones golpistas coinciden con momentos de alta
exposición internacional del país: la elección de Miss Universo y
la asamblea anual de la OEA. Por ello, los analistas coinciden al
afirmar que no son buenas fechas para golpes o autogolpes.
Pareciera poco probable que el coronel Gutiérrez intente un
autogolpe y que pueda lograr apoyo interno y externo. Pareciera
más factible que se produzca un acercamiento entre las viejas
fuerzas democráticas y el actual gobierno buscando un mínimo de
estabilidad.
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Postdata: Buenas noticias llegan desde Bogotá. El gobierno
de Álvaro Uribe ha designado un amigo de Venezuela como Embajador
en Caracas.
Se trata de Enrique Vargas Ramírez, quien en la década de los años
70 fue diplomático especial, junto al zuliano Omar Baralt, para
temas fronterizo. A raíz de los acuerdos de Venezuela y Colombia
en 1989, Vargas Ramírez presidió junto con Ramón J. Velásquez, las
comisiones de asuntos fronterizos. El ingeniero, empresario,
ministro, parlamentario, diplomático y clubmen Enrique Vargas
Ramírez, ha dedicado los últimos años a una de sus pasiones:
el teatro. En 1986 puso en escena “Muerte en la Candelaria” sobre
José Asunción Silva. En 2001 publicó su segunda obra teatral:
Destino del Unicornio sobre Federico
García Lorca. Su más reciente trabajo es una reconstrucción
teatral de la Convención de Ocaña de 1828. Vargas Ramírez ahora
abandona su tranquilo retiro en la sabana bogotana para asumir una
de las más importantes misiones diplomáticas colombianas, y sin
duda la más conflictiva. Suerte.
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