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El Mundo / Jueves / Caracas ,02 de
Diciembre
de 2004 |
Mirando el vecindario
Libros cucuteños
Dos
libros de interés binacional han sido publicados este año en Cúcuta,
la fronteriza capital departamental colombiana.
El primero de ellos, “Colombia-Venezuela Economía Política Sociedad
Siglos XIX y XX”, es obra del cucuteño Jaime Pérez López. En 1989,
Jaime Pérez fue miembro, como comisionado presidencial, de la recién
creada Comisión de Asuntos Fronterizos con Venezuela.
Pérez, abogado de profesión y liberal de militancia, fue uno de los
representantes por el Norte de Santander, y sumó su experiencia como
empresario fronterizo.
Durante el gobierno de Ernesto Samper, Pérez fue designado
Comisionado de Fronteras y estuvo en Bogotá despachando desde las
proximidades del Palacio de Nariño. Luego regresó a Cúcuta y asumió
la tarea de pesquisar los orígenes de la compleja realidad
fronteriza venezolano-colombiana.
La obra fue presentada por Samper en enero pasado en acto cumplido
en la Villa del Rosario.
El libro de Pérez, basado en información documental de los sectores
comerciales cucuteños, y en investigaciones históricas previas
colombianas y venezolanas, reconstruye los vínculos de carácter
económico y social que desde tiempos coloniales han existido entre
Maracaibo, San Cristóbal y Cúcuta. El autor sostiene que el
entramado social existente entre el Táchira y el Norte de Santander
le da el carácter de “región histórica”.
A favor de la tesis, Pérez esgrime una larga historia donde van
figurando el comercio fronterizo; las alianzas político-partidistas
en las guerras de la transición entre los siglos XIX y XX; los
proyectos cooperativos y rivales de infraestructura física; la
conformación demográfica y, las penurias compartidas entre las
poblaciones de la frontera Táchira-Norte de Santander.
El segundo libro, de más reciente aparición y que incluso incluye al
de Pérez López como fuente bibliográfica, es “Manuel José Vargas. Un
gran ciudadano”.
El escritor Guillermo Maldonado Pérez incursionó en el terreno
biográfico para narrar la vida de un hombre público
nortesantandereano del siglo XX. La obra está debidamente
contextualizada en la historia política colombiana, empezando con
los conflictos políticos de finales del siglo XIX, especialmente
violentos en tierras de frontera. Vargas fue miembro de la
generación colombiana que inició su contribución a la vida política
al instaurarse la llamada República Liberal. Ejerció en dos
ocasiones la gobernación de su departamento, al cual también
representó en la Cámara.
Fue ministro de Agricultura y Comercio y primer superintendente de
Sociedades Anónimas con el presidente López Pumarejo y, a partir de
1944, fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia.
En 1934 Manuel Vargas fue designado jefe de la misión diplomática
colombiana en Caracas. Se cuenta que fue celoso guardián de la obra
manuscrita de un perseguido político de la época: Andrés Eloy
Blanco. Ahora, Enrique Vargas Ramírez acaba de llegar a Caracas,
setenta años después, para asumir el mismo cargo de su padre con el
rango de Embajador.
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