FANTASMA CHILENO
El Universal, Caracas, Venezuela. 26 de julio de 2002
Reproducido por el Centro de Estudios
Hemisféricos Alexis de Tocqueville. Argentina
El fantasma de la caída del caótico
gobierno de Salvador Allende persigue a los chavistas y a sus aliados
internacionales. La izquierda radical pretende salvar La Moneda en Caracas y
busca que los venezolanos pongamos los muertos para satisfacer sus
trasnochadas venganzas históricas.
Por ello, y procurando preservarse en
el poder, el chavismo afina estrategias militares y políticas, entre otras.
Tras el fracaso en su intento de adoctrinamiento en los cuarteles (Ceresole),
el gobierno realiza una despiadada purga militar tal como lo recomendara
públicamente su actual asesor extranjero Heinz Dieterich. La larga lista de
valiosos oficiales dejados sin cargo, incluso antes del 11A, dan cuenta de
ello.
El temor presidencial a rivales
nacidos dentro de su propia logia, hace que el gobierno descarte la
formación de una organización política de masas que vaya más allá de su
liderazgo personal. Por eso los vicepresidentes, ministros de secretaría,
defensa y del interior son rotados permanentemente, y cuando un prohombre de
la revolución comienza a ganar espacio propio, es rápidamente condenado al
silencio oficial.
El gobierno prefiere una organización
de cuadros, leninista, celular, pensada para la guerra clandestina y no para
la lucha democrática abierta. Al igual que el MIR chileno de 1973, el
partido chavista está armado y amenaza con defender directamente al palacio
presidencial. Al igual que el grupo Tupac Amaru peruano, nacido dentro del
gobierno revolucionario de Velasco Alvarado, el aparato chavista amenaza con
acción armada caso se caiga su gobierno. Con ese partido de cuadros aceitado
con el presupuesto público, el gobierno arma su estrategia de calle, con
amenaza latente contra la población ejercida por grupos de choque tal como
lo ha jactanciosamente anunciado la agente cubana Martha Harnecker y lo ha
confesado el ex cerebro del régimen, Luis Miquilena.
Parecen asuntos, nombres y criterios
propios de épocas ya idas, pero infelizmente no es así...
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