TÍO RICO EN BOGOTÁ
El Universal, Caracas, Venezuela, 18 de mayo de 2001
El presidente Chávez emocionado ante un grupo de
escolares bogotanos, decidió donar algunos presentes con cargo al fisco
nacional. En medio de sus alegóricas palabras, Chávez ofreció vacaciones
pagas para los estudiantes y para sus maestros quienes vendrán a Caracas y a
Margarita. Inspirado como estaba, entre citas de José Martí, Chávez también
ofreció construir un comedor escolar, modesto pero moderno, para que los
niños pobres bogotanos puedan comer. Luego de cantar el “Gloria al Bravo
Pueblo”, dijo a los sorprendidos escolares que también les mandaría a
construir un centro de computación con Internet y todo, para uso de los
niños durante el día y para toda la comunidad en horas de la noche. Nadie ha
explicado el origen de los recursos para dotar el comedor y cancelar los
futuros gastos diarios en alimentos, bebidas y personal para el comedor.
Nadie ha explicado de dónde saldrán los recursos para compra y mantenimiento
de equipos, conexión telefónica, personal especializado del centro de
computación. Como si fuera poco, Chávez también anunció la creación de un
fondo de 100 millones de dólares para programas sociales en la frontera.
No son nuevas estas muestras de “generosidad” extra
muros. Ya en el pasado, Venezuela fue repartiendo parques infantiles y
centro de idiomas en los países pobres del Caribe anglófono. Pero ahora, el
presidente Chávez decidió ofender con una propina al amable anfitrión,
queriendo pasar como el tío rico de visita donde el pariente pobre.
El actual embajador de Venezuela en Londres, en uno de
sus usuales libros, al analizar esa “generosidad” del gobierno venezolano la
califica como “auto-gratificante”, como “nostalgia nacional por las grandes
gestas y los grandes destinos” y “cabal expresión de muchas de las
debilidades e inseguridades que anidan en el alma venezolana”.
Habrá que agregar que el discurso y las demagógicas
ofertas de Chávez ante los escolares santafereños, es muestra no sólo de la
más disparatada diplomacia, sino del absoluto divorcio del Presidente con la
realidad. |