PROMOCIÓN DOUGLAS BRAVO El Universal, Caracas, Venezuela.
01 de agosto de 2001 Venezuela Analítica, Caracas,
Venezuela. 02 de agosto de 2001
Al niño Izarra gustaban los aviones.
Chávez amaba el béisbol. Cárdenas prefería la sotana. Los tres se
inscribieron para ser militares. Después decidieron ser políticos para
tumbar al gobierno (a cualquiera). Estos y otros que ahora ocupan altos
cargos, la llamada Promoción “Douglas Bravo”, llevan 30 años jugando al
héroe patrio con cargo a los dineros públicos.
Del bolsillo de todos nosotros les
dieron ropa y techo, les enseñaron a comer y tender la sábana, les dieron
tanques y aviones jet, les asignaron soldados, ayudantes, choferes. Turismo
en Perú, Canadá, Europa, “estudios” en Harvard, la Javeriana, MIT y la
Universidad de Boston. La patria les confió armas para proteger la frontera
pero ellos se montaban en los tanques, cargaban provisiones y se encerraban
para discutir cómo tumbar al gobierno (a cualquiera).
En el libro de Izarra, en
declaraciones de Arias, en cuentos de Chavez y de otros bolivarianos, se
ufanan de ser embusteros, de haber engañado a jurados evaluadores y a sus
propios compañeros de armas. Actuaban como agentes de los gobiernos de Irán,
Irak o Cuba, burlando la institucionalidad y el espíritu de cuerpo militar.
Pero eso sí...que por ningún motivo los dejaran de ascender. No importaba el
método, hablar con un general amigo, pedir repetición del examen, apelar a
las amistades adecas o copeyanas de papá o mamá.
Desde 1992 los venezolanos (civiles y
militares) además de sus pensiones, venimos cargando con el retroceso social
y económico que ha causando la Promoción “Douglas Bravo”. Ahora debemos
soportar las nuevas aventuras del régimen militar. Cada día explota una
bomba que nadie sabe de dónde salió. Delincuentes internacionales, compras
de armas sofisticadas, informes secretos, rumores y desmentidos de
conspiraciones, reparto a granel de estrellas y soles, listas y arengas de
generales revolucionarios, boato desenfrenado y las permanentes amenazas que
Chávez hace contra civiles y militares no afectos, escudándose en un
uniforme militar.
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