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LATINOAMÉRICA DESPUÉS DEL S11

Revista ZETA, Caracas, Venezuela. 20 de septiembre de 2001


 El terrorismo destruye edificios en Manhattan, y la onda expansiva convertida en cambios políticos, militares y económicos hace mover las bases del sistema mundial. En Latinoamérica nos preguntamos que nos depara el despertar de los estadounidenses a la nueva guerra globalizada.

A mediodía del S11 los más importantes bancos con sede en Manhattan, reiniciaron sus operaciones  centrales desde bunkers secretos  diseñados para circunstancias críticas. Por su parte, en Bogotá y Quito los productores de flores calculaban el espacio disponible en sus cavas refrigeradas para guardar rosas y claveles que no podrían llegar a los Estados Unidos, como consecuencia del cierre del transporte aéreo. Un poco más al sur, y ante la inminente cosecha de espárragos, los productores peruanos debatían sobre sus ventas a los Estados Unidos.

Las estimaciones de analistas económicos del continente, coinciden como copias fotostáticas, con predicciones hechas por medios de comunicación mundial, anunciando  que los Estados Unidos sufrirán una depresión económica. Por ello, muchos  en el continente se preguntan cuál será la vía por la cual el efecto del S11 impactará a cada país. En Brasil, cuya estabilidad depende del flujo de recursos financieros externos, temen que la depresión mundial les llegue con la salida de los financistas internacionales. En Argentina  hablan del contagio desde su socio brasileño, con lo cual quebraría la tambaleante economía sureña debiendo declarar la suspensión de sus pagos de deuda externa con un grave impacto  sobre las restantes economías del sur. Los productores de petróleo se debaten entre dos hipótesis posibles. Algunos auguran una guerra convencional en las proximidades del Oriente Medio que llevaría a una elevación de los precios del crudo. Otros dicen que el S11 da  inicio a una depresión económica mundial, donde la demanda de energía descenderá arrastrando los precios y con ellos las fuentes de ingresos, entre otros, de la revolución bolivariana en Venezuela.  

Espárragos y enlatados para USA

Los exportadores agropecuarios de Lima están más optimistas que la mayoría de los analistas. Sacando cuentas y recordando la pasada Guerra del Golfo, en Perú estiman que el mercado estadounidense va a  aumentar su demanda de alimentos en conserva, jugos de frutas enlatados y de los espárragos peruanos que están listos para la cosecha.

Desde una visión optimista de las consecuencias del S11, se espera la pronta reactivación de la economía estadounidense. Ya se  anuncia un gran esfuerzo tanto para la reconstrucción de Manhattan como para incrementar el gasto militar de los Estados Unidos. En un primer momento las economías latinoamericanas seguramente sentirán la suspensión o caída en las inversiones extranjeras que están recibiendo, por ejemplo las destinadas a compras de compañías eléctricas o telefónicas como las anunciadas en Chile, Venezuela, Ecuador o Perú. La paralización de privatizaciones en el continente traerá consecuencias negativas en varios países que dependen de esos ingresos para financiar programas sociales. Pero la reactivación comercial estadounidense podría  impactar positivamente en el continente. Una de las dudas  actuales es sobre la suerte de  las ya avanzadas negociaciones comerciales USA-Chile, así como las negociaciones que Washington planeaba iniciar el 24 de septiembre con el  Mercosur para liberalizar el comercio con el bloque sureño.  Analistas de Washington piensan que la clase política de esa ciudad tenderá a evitar los temas polémicos para conservar una imagen de unidad nacional. Uno de esos temas polémicos  es precisamente el de la autorización para que el presidente Bush negocie con los vecinos continentales. Todo dependerá del rol que Latinoamérica venga a jugar en la nueva agenda política de los Estados Unidos. 

Para bien o para mal...fuera de la agenda de Washington

Los diplomáticos brasileños se quejan porque el gobierno de George Bush no está cumpliendo con su anunciado interés en Latinoamérica. Hasta la fecha no han designado al Secretario para Asuntos Latinoamericanos y el Secretario de Estado Collin Poweel no ha visitado oficialmente ninguna capital del continente. La primera visita sería la semana pasada a Bogotá y debió ser cancelada.

En general se supone que tras el S11 cambiarán las prioridades externas del gobierno Bush, y tal como se ha podido ver, Latinoamérica pareciera que una vez más será colocada fuera de las  prioridades. La burocracia de la Secretaría de Estado, educada para hablar chino, ruso o polaco pareciera sentirse poco cómoda con la cercanía de Bush y Vicente Fox, que los obliga a, tardíamente, intentar hablar español. Por otra parte, la ortodoxia que domina el equipo del presidente Bush en materia de defensa y política exterior, está formada y piensa desde la perspectiva donde el escenario de la acción mundial está en Eurasía, con Latinoamérica apenas como área de natural influencia estadounidense.

El tema del terrorismo, el enfoque de Washington centrado en amigos y enemigos fuera del continente, la nueva popularidad de posiciones guerreristas  podrían regresar las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica hacia los niveles de simplicidad del pasado. Tras el S11 en Washington privarían las opiniones de quienes no encuentran muchas razones para jugar a la “política” con Latinoamérica y que ofrecen poca tolerancia con los enemigos. La lista de enemigos continentales incluye la guerrilla colombiana y sigue en las renovadas tendencias neocomunistas que tienen como Meca a la Caracas del gobierno bolivariano. En Bogotá se está hablando de una agudización de la acción militar contra la guerrilla, a la vez que se comenta la muerte del Plan Colombia, al menos como hasta ahora se había conocido.

George Bush dijo dos semanas tras, al recibir a su colega mexicano en la Casa Blanca, que las relaciones con México eran las más importantes para su país. Esa frase parecía abarcar a todo el continente. Tras el S11 habrá que esperar cuan importante serán estas relaciones.

 

Terroristas árabes en Suramérica

Antiguamente se conocía como Ciudad Stroessner, ahora es la paraguaya Ciudad del Este,  el puerto seco donde circula mercancía de contrabando asiático hacia todo Brasil. Junto a la turística ciudad brasileña de Foz de Iguaçu, Ciudad del Este forma parte de la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, donde reside una próspera comunidad de sirios y libaneses. Los negocios allí asentados forman parte del circuito comercial  que se extiende desde Panamá, pasa por Maicao en Colombia y llega  hasta los centros de buhonería de toda Suramérica. Según las autoridades argentinas  y estadounidenses, además de zapatos deportivos y televisores de marcas piratas, Ciudad del Este sería un refugio para terroristas árabes. Eso se habría comprobado durante las investigaciones a propósito de los atentados dinamiteros  en Buenos Aires, contra la Embajada de Israel en 1992, y la Asociación de Mutuales en 1994, en las cuales fallecieron 114 personas.

Tras el S11, las embajadas estadounidenses pidieron a Brasil, Argentina y Paraguay  un mayor control de la triple frontera. En la Asunción, luego de una reunión con los embajadores de Estados Unidos, Argentina y Brasil, el canciller paraguayo  anunció la suspensión  permanentemente de la emisión de visados a ciudadanos árabes, en respuesta a pruebas  sobre la venta de pasaportes y visas paraguayos a ciudadanos árabes.

La extensa comunidad  árabe en Suramérica se ha convertido ahora, en sospechosa de apoyar a grupos radicales musulmanes. La guerra no convencional contra el terrorismo podría pasar por las fronteras del continente.

 

 

 

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