LOS VILLANOS DEL MILENIO
Venezuela Analítica, Caracas, Venezuela, marzo 1999
I
La penúltima
operación realizada por James Bond, tuvo como objetivo desarmar el temible
imperio del mal, construido por un personaje en cuya híbrida personalidad se
mezclaban Bill Gates y Ted Turner: los dueños de la información global, el
arma por excelencia de la tercera ola. Bond, agente inglés no siempre
distante de los intereses geoestratégicos de Washington, se realizaba así en
el paradigma feliz del fin del milenio.
Caído el
muro de Berlín, acabada la guerra fría, algunos incluso llegaron más lejos
que Fukuyama, pregonando no sólo el fin de la historia, sino incluso el
cesamiento de funciones de los organismos de inteligencia y espionaje. Se
acabó la CIA, especulaban escritores de novelas best-sellers y analistas
políticos de alto vuelo.
La década de
los noventa escuchó los lugares comunes proclamando la ruina del enemigo de
Occidente, y que por lo tanto, las guerras serían ahora empresariales y los
agentes secretos se tornarían agentes comerciales. La temida guerra global
cedió su lugar a la globalización económica. Con Carlos Ilich Ramirez trás
las rejas en Francia y con Arafat pacificado, sólo unos pocos malos quedaban
en la pantalla: Kadafy, Hussein, la teocracia iraniana, Fidel y Corea del
Norte. China transformada en la gran factoría de occidente y Rusia sin
comunismo, garantizaban que sólo pequeños conflictos regionales surgirían de
aquí en adelante. Comunismo acabado, historia finalizada, economía de
mercado triunfante. El silogismo era apenas obvio.
Rápidamente
superado el impacto de la crisis mexicana, el año 1997 fue quizás el último
de la gran esperanza. Las promesas de un futuro mejor incluían un alto e
inminente crecimiento económico planetario, el cual segun el Banco Mundial,
permitiría que cinco países ingresaran al estrellato económico planetario:
Rusia, Indonesia, Brasil, India y China. Con las predicciones y previsiones
del Banco Mundial a la mano, Rusia exigía su carnet del club de los grandes,
el G7; mientras India y Brasil reclamaban su silla permanente en el Consejo
de Seguridad de la ONU.
II
Dos hombres
simbolizan en carne y hueso, la falsedad de la felicidad post guerra fría.
Usamah Bin
Laden, saudita, de residencia desconocida, empresario del ramo de la
construcción, millonario, casado con cuatro esposas, musulmán en
consecuencia, héroe nacional del movimiento talibán que controla el ochenta
por ciento del territorio afgano. El señor Laden es acusado por los Estados
Unidos de financiar operaciones terroristas de grupos musulmanes radicales.
Las voladuras de dos misiones diplomáticas norteamericanas en capitales
africanas en 1998, son indicadas como resultados de la larga mano de Laden.
George Soros,
húngaro, residente en los Estados Unidos desde 1956, empresario del sector
financiero, graduado en London School of Economics, doctorado de Oxford y
Honoris Causa en la Universidad de Boloña. Fundador del Sorus Fund
Management, empresa que contaba oficialmente al finalizar 1998, con 7,3
millardos de dólares, dedicados a la compra-venta de este ancho mundo. Soros,
héroe de las finanzas, es calificado de "megaespeculdor", líder de bandada
del capital golondrina. A Soros se le involucra en más de una quiebra de
empresas...y de países. La más reciente aparición de Soros, según autores
norteamericanos, fue en medio de la crisis cambiaria que obligó al gobierno
brasileño a decrertar la libre fluctuación del Real en enero pasado.
Laden y
Soros no son, ni mucho menos, los responsables de la actual coyuntura
planetaria...pero la señalan, la identifican.
III
El atentado
dinamitero de un grupo radical musulmán en Nueva York, sirvió como prueba de
que incluso el territorio mismo de USA, está tan desarmado ante el
terrorismo como cualquier país del mundo. Los conflictos locales, ya sean de
fundamentalistas de cualquier signo, sectas milenaristas gringas o
japonesas, de kurdos de Turquía e Irak, minoritarios xiítas del sur irakiano,
independentistas de Kosovo o de Texas (USA, claro!!!), han roto el velo
apenas remendado después de Vietnam, de la paz mundial. El fenómeno del
terrorismo doméstico o en gran escala, es una de las señales de los tiempos
que corren y del cual no se escapa América Latina. Continente aparentemente
en paz, tiene ante sí entre otras, las amenazas dinamiteras de la guerrilla
y las autodefensas colombianas, el trasplante del conflicto árabe-israelí al
sur del continente (la triple frontera argentino-paraguaya-brasileña)
convertido en refugio y terreno de acción terrorista, amén de los
enfrentamientos agrarios en Brasil (movimiento de los sin tierra) y México (zapatistas).
La
multiplicación de los conflictos ha tenido como respuesta, la conformación
de un virtual Estado supranacional, a manos de la ONU. Las operaciones de
mantenimiento o imposición de la paz, se transformaron en el mecanismo
mundial para atender los conflcitos, donde ellos estuvieran. Incluso en
Venezuela se ha discutido la posibilidad de recurrir a la ONU para cuidar la
frontera occidental, de las acciones armadas colombianas. El costo de esas
operaciones, las complejidades políticas que involucran, el número de
situaciones irregulares potencialmente susceptibles de intervención
internacional, hacen que cada día resulte menos factible la constitución de
la policía mundial. Estudios recientes de la Corporación Rand (Foreign
Affairs, febrero 1999) estiman que para atacar (sin necesariamente destruir)
el aparato militar de Saddam Hussein, se requiere efectuar entre 80 y 100
mil misiones aéreas...Incluso para USA, este camino resulta insostenible y
supondría la dedicación casi exclusiva de la maquinaria bélica
norteamericana al único objetivo de intentar poner fin al gobierno de
Hussein. Así las cosas, la globalización del terrorismo y de los conflictos
regionales se escapó de las manos del gendarme mundial. El señor Landen sabe
de eso.
IV
El
pronóstico del Banco Mundial resultó nefasto, y el Fondo Monetario se
encargó de garantizar que no se cumpliera. Indonesia, Rusia y Brasil han
sido afectadas seriamente en su desenvolvimiento económico, China muestra
indicios de problemas económicos, y sólo la India se conserva en su nivel de
actuación.
Rusia, la
joya de la corona, la demostración del éxito del librecambismo sobre el
comunismo. Rusia, el ejemplo vivo del supuesto fin de la historia. Rusia fue
sacrificada en nombre de una deuda externa heredada del comunismo. El
financiamiento otorgado a Rusia exigía una reforma abrupta y total de las
reglas de juego económico del país. Como consecuencia, la confianza de los
inversionistas nunca se concretó, y las mafias internas y los especuladores
internacionales comieron su bocado de Cardenal. Recientemente el Banco
Mundial, en la pluma de su Presidente, James Wolfensohn, hizo un mea culpa
del caso ruso. De acuerdo a un informe interno del Banco, dado a conocer por
los medio en febrero pasado, la institución considera que fue un error no
haber atendido las "precondiciones que deberían existir en el país", antes
de incentivar al gobierno para abrazar la economía de mercado. En el caso
indonesio (ver nuestro trabajo "El niño, la soberanía y las nuevas agendas"
en Venezuela Analítica, mayo 1998), el FMI impuso al gobierno un fuerte
paquete de medidas restrictivas que hicieron que el gobierno cayera, los
capitales especulativos huyeran, la moneda se devaluara y los indonesios, al
igual que los coreanos y tailandeses vieran finalizado el boom económico,
hasta ese momento envidiado por el mundo entero.
Y luego tocó
el turno a Brasil. A a finales de 1997 y como reflejo de la crisis asiática,
Brasil había quedado en la mira de los especuladores financieros. Un paquete
de cincuenta y una medidas fiscales y el alto nivel de las reservas
internacionales, hizo que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso en
procura de la reelección, saliera más o menos ileso del suceso. Un año
después, la tarjeta de presentación de Cardoso, -Plan Real- mostró su
debilidad. La estabilidad de la moneda y la tasa de cambio brasileña,
basadas en una recesión controlada y el constante ingreso de capital externo
se fue a pique, desde el momento que las golondrinas decidieron volar. Al
igual que en el caso mexicano de 1995, el gobierno norteamericano y en
consecuencia el FMI, consideraron que Brasil no podía caer. Sin embargo, la
concesión de una línea de crédito no impidió la devaluación del Real. Las
sombras de la inflación volvieron a los supermercados brasileños, sumándose
a un creciente desempleo. El impacto comienza a sentirse en los socios
dentro del Mercosur.
Fernando
Henrique Cardoso ha venido planteando en diversos foros internacionales, la
necesidad de crear una legislación mundial, que impida los bruscos
movimientos financieros del capital especulativo. Incluso pese a los
ingentes montos que puede sumar los países del G7 en operaciones de
salvamento de economías, el sistema circulatorio (los fisiologistas siguen
vivos...) de dólares está fuera del control del FMI. El señor Soros sabe de
eso. |