Es lunes al mediodía. Olga y yo acabamos
de llegar de la calle, más precisamente de los lados del Panteón. Estuvimos
desde media mañana a las puertas de la Corte Suprema de Justicia (¿se llama
así?) junto a miles de personas, casi todas ellas desconocidas para
nosotros. Algunas caras que conocemos vía pantalla de televisión, otras que
conocemos directamente estaban allí haciendo grupo, cada una con sus
vecinos, con las madres de los compañeros de colegio de sus hijos.
Desde hace algunas
semanas la consigna fue recolectar firmas exigiendo la derogatoria del
decreto 1011, referente a la supervisión de las escuelas. El acto de hoy
consistía en entregar esas planillas a consideración del máximo tribunal.
Organizaron una mesa donde se entregaban los paquetes con las cartas
firmadas. Cada colegio mandaba un responsable por la entrega de las
planillas. No todos eran representantes de colegios. Allí estaban también
personas anónimas que trajeron su sobre de manila, con las planillas
firmadas por toda su familia.
De Barquisimeto
llegaron unas señoras portando banderas de los Cardenales de Lara y una
gran maleta. Dentro de la maleta, miles de planillas exigiendo la
derogatoria. Llegaron delegados de Maracaibo, de Valencia, de Carúpano.
Estaban señoras con ropa de marca, estaban señoras con ropa grafiti. Estaba
gente de la farándula, políticos de nuevo cuño, activistas civiles,
militares retirados, pero también estaba una anónima pareja de abuelos que
portaban cada uno un cartelón: “si te metes con mis nietos te verás en un
aprieto”.
Uno de los
organizadores, cerca de las diez y media de la mañana, anunció que ya se
habían recolectado más de treinta mil firmas. También anunciaron que los
miembros de la Corte se negaban a recibir a los ciudadanos que deseaban
presentar sus petitorios.
Consignas iban y
venían. “Somos soberano, pero pensamos”; “Basta, basta”; “Con mis hijos no
te metas”... “supervisión si, intervención no”.
Aproximadamente
cincuenta personas hicieron uso del micrófono. Unos más políticos, otros más
familiares, algunos jurídicos otros nostálgicos.
A las once uno de los
magistrados decidió recibir una delegación de los congregados. Pocos minutos
después se anunció que ya superaban de 45 mil las planillas entregadas a los
organizadores.
Al rato regresó la
Comisión. Informaron que las planillas serán recibidas mañana martes, en el
horario establecido para esos trámites.
Ya eran las doce.
Por aquello de que el
país es de todos, los congregados entonamos el himno nacional. Cada uno se
despidió de sus amigos y arrancamos en pacífica caminata, a buscar el carro
o el metro.
Las señoras iban
apuradas... los niños ya estaba por regresar del colegio...porque hoy en los
colegios hubo clases. La protesta estaba en manos de los padres, abuelos y
los que sintieron el deber de impedir que el proyecto chavista se imponga en
la educación de los niños.
Fue una buena mañana...
Saludos para todos. Nos seguimos
hablando... y hasta la próxima vez.
|