Buen lugar para una pelea. Las calles de
la plaza principal de Santiago de los Caballeros de Mérida, sirvieron en
Semana Santa, para la primera trifulca entre los unos y los otros de la
política actual de Venezuela.
Como todos los 19 de abril, este año, los
que no estaban en la playa o en la iglesia, se prepararon para conmemorar
la fecha patria. Conmemorar aquella semana santa de 1810, cuando los
caraqueños llamaron a Cabildo y dieron un golpe de estado. Aquel fue un
golpe de estado blando, como se diría ahora, pero golpe al fin y al cabo.
Recuerden que los conspiradores, mediante la políticamente correcta figura
de la destitución plebiscitaria, mandaron al pobre Manuel Emparan de
vuelta a su natal España. En aquellos líos conspirativos estaba metida la
iglesia hasta los huesos. Recuerden que el Canónigo Madariaga se encargó
de amarrar los votos contra Emparan. Es bueno recordar que años después, y
ya en medio de la guerra independentista, el cura Madariaga formó parte
del primer congresillo de nuestra historia. Congresillo que se encargó de
repartirse los mandos, aprovechándose de la ausencia de Bolívar. Al
parecer a los congresillos venezolanos les son naturales las funciones de
cortar y poner cabezas en los cargos.
No es porque la historia se repita. Nada
de eso!!!.
Pero, cómo se terminan pareciendo las
cosas!!!.
Fíjense, por ejemplo, en la forma de
hacer política en estos días.
Cuentas los periódicos, que uno de los
candidatos aupó para que sus conmilitones hicieran muñecos imitando la
figura del contrincante. Ese muñeco es para meterle candela, claro.
Candela como a cualquier Judas. Oyendo esa noticia no se puede dejar de
recordar los cuentos que corrían por la Santafé de Bogotá, allá cuando ya
los españoles se habían ido y Bolívar seguía redactando constituciones y
organizando campañas militares.
Contaban las malas lenguas bogotanas, que
en esa hermosa casa que fuera obsequiada al caraqueño general Simón
Bolívar, situada al pie del cerro de Monserrate, solían organizarse
bulliciosas fiestas, ofrecidas por Doña Manuela Sanz. Al convite asistían
los venezolanos del partido bolivariano y sus socios bogotanos que
rivalizaban con el partido santandereano. Cuando las fiestas estaban en su
apogeo, Doña Manuela mandaba sacar un monigote que imitaba al también
general y cucuteño Francisco de Paula Santander. Ya todos se pueden
imaginar que ocurría luego. En efecto, candela con el muñeco de Santander,
con el judas del proyecto bolivariano, como se diría en estos días.
De ser ciertas estas noticias llegadas de
Bogotá hace 180 años, se podría decir que el partido bolivariano de ahora,
cuando quema la figura del candidato rival, está simplemente desarrollando
un esquema de acción política (como se diría en estos días) que fue
inaugurado en las fiestas que ofrecía Doña Manuela, entre aguardientazos
para combatir el frió paramero de la sabana de Bogotá.
Bueno, total ahora vivimos en una
república bolivariana. Y la política tiene que hacerse como si fuéramos
del partido bolivariano. Porque a todas estas, entre quemar monigotes se
va pasando el tiempo, y los venezolanos nos quedamos sin saber cuáles son
exactamente los planes de gobierno de los candidatos. Total eso como que
ahora no importa.
Pero Usted, estimado internauta. ¿Usted
quiere ver quemar muñecos, o quiere saber cuáles son los planes de los
unos y los otros, para sacar al país del atolladero?.
Saludos para todos. Nos seguimos
hablando... y hasta la próxima vez. |