Motivos de trabajo me llevaron a Quito con pasantía de varios días
en Santafé de Bogotá.
Manías de viajante me hacen siempre, en estos casos, visitar dos
sitios claves para el más fiel conocimiento de las realidades locales: un
supermercado y una librería. Supermercado para ver precios. Librería para
buscar y comprar novedades, atender el pedido de algún amigo y comparar
dotación y precios.
Esas manías suelen ser peligrosas para la autoestima nacional,
especialmente si uno viaja al sur y no al norte.
Manías mediante, permítame contarle amigo lector, que el libro de
Mario Vargas Llosa, “La fiesta del Chivo”, en una excelente librería del
norte de Bogotá, pagado con tarjeta de crédito, tomándose un tintico por
cuenta de la casa y después de haberlo revisado cómodamente sentado en una
poltrona de cuero, usted puede comprarlo por el precio de 29.900 pesos
colombiano. Eso al cambio del día, dos mil pesitos por US dólar, es
exactamente US dólar 14,95, poco más o menos diez mil bolívares
bolivarianos. Manías mediante, en las librerías de la Caracas bolivariana el
precio del libro de Vargas Llosa es de 23.000 bolívares bolivarianos. En la
república bolivariana, los libros cuestan el doble que en aquel país
desangrado por la guerra, el narcotráfico y por la oligarquía que asesinó a
Sucre y amenaza a nuestro querido lider Hugo I. Alguien dirá que el ejemplo
del libro de Varguitas no es representativo, ya que puede tratarse de una
conspiración de los cubanos gusanos de Miami para dañar la imagen de la
revolución bolivariana. Es posible...
Después pude ver a en cada esquina de Quito, de cada uno de los
quitos (el turístico en las cercanías del Hilton, en los centros comerciales
donde no entran indios, y en el centro histórico inundado de indios con
crinejas) decenas de locales para uso de internet a precios solidarios,
mientras me daba envidia ver que en aquel país pobre es posible telefonear
al extranjero por sólo 40 centavos de US dólar vía internet. Mientras eso
veía, llegué a mi destino. Pregunté al taxista el precio de la carrerita y
el taxímetro marcó 15.000 sucres...Dado que la oligarquía quiteña decidió
también acabar con sucre, pronto la moneda ecuatoriana será el US dólar. Por
ahora, 25.000 sucres equivalen a un US dólar. Cuentas sacadas, la carrerita
de quince minutos en un carro nuevo, de cuatro ruedas y cuatro puertas, con
atento chofer y segura seguridad, me costó algo así como 400 bolívares
bolivarianos. En aquel país que vive de plátanos, con inminente revuelta de
coroneles e indígenas, moroso en su deuda externa, en aquel país con mínima
producción petrolera y cero sueños de liderazgo mundial, en aquel país es
posible viajar en un taxi por el precio de un atiborrado autobús de la
bolivariana Caracas.
Sobre los precios de la comida puedo remitir información a quien
esté interesado. Mándeme un e-mail y con gusto le enviaré los precios
vigentes en los super supermercados de esos países donde la revolución no ha
llegado.
Al fin de cuentas, preferí dejar de sacar cuentas.
Regresé a Venezuela y a la salida misma del avión, un agente de la disipol, sometía a manoseo (llamado cacheo en el argot oficial) a los clase
media que nos atrevimos a salir del país a coger un poquito de aire fresco y
a menor precio, o para ganarnos algunos US dólares y poder cubrir los
costos en bolívares bolivarianos.
Saludos para todos. Nos seguimos hablando... y hasta la próxima
vez. |