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"Mirando el Vecindario"

 

 

LA CRÓNICA DE EDGAR C. OTÁLVORA


Caracas, Venezuela 14 de Diciembre, 2000. Edición No.32 Se distribuye semanalmente (...o cuando haga falta)

La Crónica de Edgar C. Otálvora

SIN NAVIDAD

La Crónica de Edgar C. Otálvora

 

 

En estas fechas de fin de año, suelen realizarse evaluaciones, balances, resúmenes, estadísticas anualizadas, proyecciones para el próximo año. Una franelita para el  estreno del 24, una reunión familiar para hacer las hallacas navideñas, un regalo por muy barato que fuera.

En estas fechas, usualmente se comenzaba a sentir que el año se iba y algo estaba a punto de cambiar. Era algo más que los dos últimos dígitos del año. Algo acababa y un poco de esperanza y buenos deseos se sentía. No quiero escribir un remake de alguna vieja canción de la Billos, sólo quiero dejar constancia de algo que se siente: algo que algunos con quienes hablo, no terminan por atreverse a darle el nombre, pero creo que es indiscutible desesperanza.

Desesperanza al no percibir un camino cierto para el futuro inmediato. Desesperanza por ver como el régimen ataca, insulta, persigue a las instituciones de las que formamos parte, a los amigos que se atreven a enfrentar la dictadura constitucional. Desesperanza al ver como el país es tomado por ideas y personajes que no entienden de democracia, ni de contradictores, sino de enemigos y guerras.

No se habla de Navidad, los temas del día son cosas como el truculento proceso de designación de los magistrados de la Corte. Se habla de la política de intervención gubernamental en la educación. Se habla de programas censurados, periodistas sometidos al escarnio, órdenes de borrar las imágenes de José Antonio Páez y de exaltar a Ernesto Guevara. Se habla de cómo el país se ha convertido en un gran mercado de buhoneros, en un ring de pelea exaltada desde el poder, para enfrentar a civiles con militares, a empresarios con obreros, a estudiantes con maestros, a unos contra otros.

En estos días poco se habla de la Navidad. Muchos a quienes conozco se preguntan cómo entrar a los Estados Unidos para irse a vender los conocimientos que tanta falta le hacen a nuestro país.

En estos días poco se habla de Navidad en mi país. Ojalá pronto volvamos a hacerlo.

Debo confesar que inicialmente pretendía escribir una nota tradicionalista, navideña, olorosa a pólvora (de morteros explotando en el cielo), olorosa a hallacas con garbanzos como las hacemos en Mérida, con colores y luces de pesebre con almácigos, musgo y trigo, con el sonido de violines en la paradura del niño, con vino dulce, biscochuelo, leche´burra y dulce de lechosa.

Pero estimados lectores, toca repetir a Brecht: “en estos días hablar de árboles es casi un crimen, porque significa dejar de hablar de tantas y tantas alevosías”.

Saludos para todos. Nos seguimos hablando... y hasta la próxima vez.

 

La Crónica volverá a circular en enero del 2001. 

 

 

 

 

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