LAS CÁRCELES SON CENTROS DE EXTERMINIO PARA LA POBLACIÓN HUMANA

La persona que entra reclusa a esos cubos de hormigón, vigilada constantemente bajo al amenaza de armas o porras por parte de sus carceler@s, una vez fuera, no es la misma persona.
La cárcel priva de libertad: valor necesario para el desarrollo del ser humano en sociedad. Se ve convertido en ser asocial: no haber tenido apenas contacto con hombres y mujeres en años, no reforma, no; crea un vacío social en sus mentes que difícilmente superarán.
Y si superan ese estadío de inseguridad frente la sociedad, más dura es su vuelta a la vida social, encontrándose con trabas a nivel laboral, judicial y económico (a un/a exconvict@ se le niega tanto trabajo como amparo por el mero hecho de haber sido secuestrad@)

Y es que no hay que engañarse: los centros penitenciaros no reforman ni reeducan al ser humano secuestrado.
Quizás existan unos "programas de rehabilitación estupendos", tal vez, les enseñen algún oficio durante la reclusión, pero nadie tiene en cuenta la influencia moral que el encierro ejerce sobre la mente de las personas libres.

No qué decir tampoco de los esfuerzos que realizan l@s "nobles funcionari@s de prisiones" (carceler@s al fin y al cabo) para incitarles una y otra vez a la violencia física o psicológica, lo cual crea en la persona secuestrada una rabia que difícilmente curará las secuelas del encierro, creando así a personas con odio que fácilmente volverán a reincidir sólo por sobrevivir (sin trabajo, amparo social o judicial, la criatura tiene necesidades primarias que ha de cubrir mediante el rapiñaje), favoreciendo aún más el sucio trabajo de carceler@ que vigila, reprime y ahoga la libertad negada a una persona pues al volver al centro de exterminio, impulsa la creación de nuevas leyes de vigilancia a pres@s potencialmente peligros@s/F.I.E.S.I.

Así pues, nos encontramos con la pescadilla que se muerte la cola, al ser l@s pres@s víctimas del círculo contra la libertad humana ejercida por el sistema penitenciario, el cual, no busca la reinserción en la sociedad de la persona secuestrada, sino la perpetuación de un sistema que, no contento con reprimir, además crea pequeñas bombas de odio contra este sistema.

No olvidemos pues, la lucha dentro y fuera de las cárceles. Los seres humanos como tú y yo malviven dentro de unos muros de hormigón que ahogan sus gritos y secan sus lloros, no pueden ni deben ser olvidad@s.

Abandonemos el silencio, ocupemos las cárceles e insuflemos vida y esperanza a unas mentes que intentan ser eliminadas por su insumisión a unas leyes clasistas que nos separan.

Extraído de Libre Pensamiento Zine, artículo del colectivo Rosa Negra Anarquista.

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