13 de noviembre del 2001 |
El capital nos declara la guerra
Ramón Germinal
Apoyo Mutuo
¿Guerra? ¿Qué guerra? Aquí, todos los días hay guerra.
Yo ando siempre atrás de mi hijo para sacarlo del tiroteo. De la
guerra yo sé todo.
Deise Nogueira, vecina de la favela de Maré, en Río de Janeiro.
Nunca se miente tanto como antes de unas elecciones,
durante una guerra y después de una cacería.
Otto von Bismarck
Quien sacrifica la libertad en nombre de la seguridad, no
merece ni la libertad ni la seguridad.
Benjamín Franklin .
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En pleno mes de agosto, el presidente Aznar ponía de manifiesto
los objetivos centrales de la presidencia española de la Unión
Europea (UE) durante el primer semestre de 2002: más mercado y
más seguridad. Una política continuista que viene aplicándose
en todo el mundo, al menos desde hace un decenio, para facilitar
y liberar de obstáculos la penetración de la globalización
económica hasta en el último rincón del planeta. Instituciones
regionales como la UE o el TLC han seguido fielmente los dictados
del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM) o
de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para que los
mercados se agranden a mayor beneficio del capital financiero y
las empresas transnacionales, monetarizando la vida. Las
consecuencias de tanto mercado, ha sido el incremento de la
pobreza, la inmigración, el desempleo, la precariedad, las
privatizaciones de servicios públicos, la carencia de derechos
sociales básicos en todo el mundo. Y la respuesta no se hizo
esperar: en los países más afectados y densamente poblados
emergieron importantes focos de resistencia social (India, Brasil
y México) un poco más tarde, en los países ricos a
golpe de contracumbre nacía el movimiento antiglobalización.
Por primera vez en Seattle, los manifestantes cercaban la cumbre
de la OMC haciéndola fracasar al poner al descubierto, ante la
aldea global, el lado oscuro de la globalización.
La Guerra del Golfo para garantizar el suministro de petróleo
a los países industrializados, es la primera medida de seguridad
con la que se presenta públicamente el Imperio, un nuevo orden
mundial según las palabras de Bus-padre. Desde entonces, las
guerras de alta, media o baja intensidad no han cesado en los
países pobres con recursos energéticos, materias
primas o minerales con interés estratégico para el capital, al
mismo tiempo que se construían murallas en las
fronteras mediterráneas y del río Grande para impedir el asalto
de los pobres a las fortalezas de la UE y los EE.UU. Las medidas
de seguridad siguen intentando criminalizar cualquier foco
disidente que ofrezca resistencia a la globalización. Después
de la criminalización viene la represión.
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Y en Génova demostraron que eran capaces de asesinar para acabar
con los desenmascaramientos. Prepararon el terreno de la
criminalización en Goteborg y en Barcelona con infiltraciones y
provocaciones, anunciando anticipadamente un clima de violencia
para el julio genovés. Con la precisión de un cronómetro
cumplieron asesinando a Carlos Giuliani y sembrando el terror
entre decenas de miles de personas. Con esta demostración de
fuerza, el gobierno italiano en nombre y representación de todos
los gobiernos manifestaba la firme disposición a no permitir
más ningún cercamiento por parte de tropas cuyas únicas armas
eran la acción directa no violenta. Objetivo cumplido: los
análisis, debates y reflexiones del muy variado movimiento
antiglobalización tras los sucesos de Génova certifican el fin
de una etapa.
Y la guerra llegó a New York. El 11 de septiembre es una
fecha que abre la historia a otra etapa. Las máscaras del poder
han volado como fueron derribadas las Torres Gemelas. Ha quedado
demostrada la vulnerabilidad de un modelo de sociedad, lo que
hasta ahora podía parecer un imposible, el poder imperial es
vulnerable.
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El ataque terrorista de los fanáticos religiosos, pone de
relieve que el Estado no está en disposición de garantizar la
vida de sus súbditos, ya que la vulnerabilidad de la sociedad
afecta a la misma esencia del poder. Sólo cambiando el modelo
social, las relaciones de poder que hoy inundan en la
desesperación a varios miles de millones de personas, es decir
suicidándose la forma-Estado, se podría vislumbrar un horizonte
de paz en este planeta. Es por ello que, a partir de ahora,
cualquier acción imperial será considerado un acto de
represalia sin ánimo de buscar soluciones. Así de claro lo dijo
Jorge Castañeda canciller de México: Los Estados Unidos
tienen derecho a la venganza. Y no sólo bombardeando
Afganistán, otros como el telepredicador Jerry Falwel enumera
culpables: ¡Yo los señalo con el dedo!. Son los paganos, los
abortistas, las feministas, los gays, las lesbianas y los de la
Asociación por las Libertades Civiles. Aquí, en el solar
patrio, desde las columnas liberales también señalan
recurrentemente al movimiento antiglobalización como los
destinatarios de la venganza, de esa justicia infinita que pronto
cambiaron de nombre.
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El 11 de septiembre ha demostrado que cualquier ataque terrorista
es imprevisible como lo es la mente humana por mucho que intenten
fabricar nuestros pensamientos. Desde el ecologismo social se ha
calificado la gestión de riesgos en la sociedad capitalista como
una gestión de la catástrofe, en la que la relación riegos/
medidas de seguridad sirve para neutralizar el miedo, utilizando
el Estado las crisis ambientales ( y las sociales) para reducir
las complejidades y mejorar la gestión. Y siempre fueron
tachados de alarmistas y demagogos cuando ponían como ejemplo el
ataque terrorista a una central nuclear o aun complejo
petroquímico. A partir de ahora, la gestión de los riesgos
previsibles ya no vale; la imprevisibilidad obliga a un cambio en
la gestión de las crisis, de los conflictos: el Estado-guerra es
la solución que nos imponen. El secreto es la norma por lo que
algunos sucesos pueden magnificarse hasta convertir la
inseguridad del miedo al miedo en situaciones de paranoias
colectivas, que sirven para fabricar consensos a la medida de las
acciones punitivas del Estado-guerra.
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El Imperio de los fanáticos económicos nos declara la guerra.
La globalización económica necesita seguridades para ampliar
sus mercados en los geográfico y en todos los ámbitos de la
vida. Y pretenden ilusoriamente garantizar tranquilidad al
capital declarando el Estado-guerra, para el que no les hace
falta una declaración formal -ya actuaban como tal desde hace
algunos años-, pues la globalización necesita de la guerra. La
novedad estriba es la asunción real de la guerra por todas las
instituciones, presentándola en público sin tapujos para
convertirla en un instrumento de consenso social. La guerra se le
declara a los terroristas, a los estados que acogen a los
terroristas, a los amigos de los terroristas, a los inmigrantes
que se parecen a los terroristas, a cualquier persona que pueda
ser cómplice de los terroristas. El poder aspira a convertir a
todas las personas en seres transparentes y controlables último
sueño totalitario de la seguridad. Nos declaran la guerra a
todos.
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Esta guerra global contra el terrorismo tiene muchos frentes. El
primero de ellos está por ahora en Afganistán, pero desde un
principio dijeron que sería sucia y larga por lo que una
imprevisibilidad más, no se sabe que tiempo puede durar, cuantos
asesinatos se cometerán, ni a que países les tocará la
lotería de las bombas. En segundo lugar, esta el
frente informativo con batallas ganadas de antemano por el
secreto y la mentira; pero donde se aplicarán con toda crudeza
y ya hay toda una batería legislativa al respecto- es por
controlar la red Internet, espiándola, controlándola,
censurándola y todo lo que puedan hacer. La libertad de
información, el acceso a la comunicación nos afecta a todos,
pues todo lo que retrocedamos en dicho frente, lo avanza el
secreto oficial enemigo acérrimo de la cooperación social, de
la libertad informativa. En tercer lugar nos encontramos con un
frente que trata de impedir la movilidad e las personas; el
Estado-guerra cuadricula el territorio para establecer fronteras
interiores y proceder a la segregación espacial de determinados
colectivos que están en el punto de mira de todas las actitudes
racistas y xenófobas, al mismo tiempo que levanta barreras de
seguridad físicas y policiales en espacios reservados a las
elites del poder y a los sectores más sumisos al poder. Y
fortalecerá las fronteras exteriores para controlar un mercado
de trabajo cada vez más multinacional, evitando el mestizaje y
la hibridación de las singularidades, ya que portan peligrosos
virus liberadores. Y por último, uno de los frentes más
siniestros es el de la guerra contra la intimidad. Quizás sea
uno de los más encarnizados, duraderos y difíciles de ganar
para el capital; las técnicas de control social todavía no
llegan a alcanzar el control de la mente, la transparencia total
de nuestros pensamientos: desnudos ante el mando, a esto aspira
el capital ayudados por las tecnologías del consenso, que
aplicadas sutil y brutalmente pueden simplificar los deseos
humanos hasta convertirlos en uno sólo, el deseo de seguridad.
Utopía del capital.
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Bus-padre en su libro de memorias dijo: No se podía
permitir que un poder regional hostil tuviera de rehén buna
parte del suministro mundial de petróleo y por este motivo
bombardeó Irak en 1991. Diez años después Bus-hijo, que tiene
manchadas las manos y la cartera de petróleo, bombardea
Afganistán un enclave estratégico en la ruta de los enormes
yacimientos de combustibles fósiles existentes en Asia Central.
La globalización económica es un motor que funciona
con derivados del petróleo, para desdicha de los afganos y de
una Tierra cada vez más caliente por la emisión de gases de
efecto invernadero. Con la recesión económica llamando a la
puerta, los EE.UU. y la UE están de acuerdo en plantear una
nueva Ronda de la OMC en Qatar consistente en mayor
desregulación del comercio (privatización de los servicios de:
sanidad, educación, agua, transporte...) y de las inversiones a
escala mundial en beneficio del capital transnacional .
La guerra como siempre se pone al servicio del capital y no
sólo por las operaciones bélicas en curso, también en el
frente interior reporta jugosos beneficios: en New
York hacen descuentos a los compradores de máscaras al por mayor
y ante el peligro de ántrax, el antibiótico Cipro ha elevado el
valor de las acciones de la empresa Bayer en 15 puntos en un mes.
El objetivo de más mercado se va cumpliendo.
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Las campañas 2002, nombre genérico de las movilizaciones
antiglobalización previstas para el primer semestre del año
entrante, con toda seguridad tendrán en cuenta los cambios
acaecidos tras el 11 de septiembre. De hecho el movimiento
antiglobalización se ha convertido en un solo mes en un
movimiento contra la guerra capaz de sacar a miles de personas a
la calle en muchas ciudades del estado español. Luchar contra la
guerra es luchar contra los objetivos de más mercado y más
seguridad, que la UE pretende alcanzar ahora más aceleradamente
que antes.
Ni guerra, ni globalización, este es quizás la
frase que mejor resume las movilizaciones sociales que impulsan
en la actualidad las diversas redes sociales y con ella como lema
común debería afrontarse las campañas 2002. Hay que llamar a
la gente para que se conecte a las redes locales, a la
autoorganización fuera de los fanatismos económicos o
religiosos. Necesitamos más autonomía, más libertad, más
democracia y menos capitalismo y leyes de mercado en todo el
mundo . No necesitamos fronteras, ni más mercado y más
seguridad impuesta por el Imperio. Hay varios ejes de actuación
que pueden unir las acciones antiglobalizadoras: 1)Parar la
guerra; 2)Los derechos sociales; 3) La libertad de movimiento e
información.
Parar la guerra en Afganistán y en cualquier otra parte del
Globo, resistir contra cualquier acto de guerra, contra el terror
es la tarea principal en estos momentos, en los primeros seis
meses de 2002, y siempre que nos imponen un Estado-guerra. Parar
la guerra contra el Clima y la humanidad desatada hace mucho
tiempo por las empresas transnacionales de la energía, apoyada
por todos los gobiernos de los países industrializados, es una
tarea urgente.
La lucha por los derechos sociales tiene que ser nuestra
apuesta frente a las políticas de más mercado, más
privatizaciones, más monetarización. El Ingreso Social y la
igualdad de derecho para todas las personas: derecho a la
vivienda, al transporte público y las comunicaciones, a la
enseñanza y la sanidad pública. Derechos sociales y servicios
públicos universales y gratuitos. Derecho a la intimidad de las
personas frente a los intentos de control social por los Estados.
Libertad de movimientos sin fronteras interiores ni exteriores, por la consecución de papeles para todos y todas ya que ninguna persona es ilegal, por la ciudadanía universal. Libertad de información apoyada en los códigos informáticos abiertos, en el software y el intercambio libres, y en la criptografía. Rechazo explícito a las medidas de control estatal de las redes telemáticas, a la propiedad intelectual, a las patentes y copyright que coartan el derecho al acceso a libre información de todas las personas
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Estos ejes de actuación pueden concretarse en múltiples
demandas en cada localidad, en cada sector de actividad para ir
tejiendo una gran telaraña reivindicativa capaz de movilizar a
miles de personas, de hacer sentir el peso y la potencia de las
multitudes contra la globalización capitalista y su institución
regional la Unión Europea. Esa es una de las pretensiones de las
campañas 2002.
Pero hay que ir más allá de la reivindicación en estas
campañas, hay que saber combinarlas con las prácticas de
reapropiación social de las riquezas, los espacios y tiempos
apropiados indebidamente por el capital. El saludable ejercicio
de la gratuidad en los servicios públicos, la ocupación de
viviendas y edificios, de calles y plazas, la expansión del
tiempo ganado al trabajo asalariado son prácticas recomendables
en estas campañas 2002. Igualmente la libertad de movimiento de
las personas y el libre acceso a la información son derechos
para reivindicarlos y para ponerlos en prácticas con todo tipo
de redes por las que puedan circular libremente, mujeres,
hombres, información alternativa, poemas, películas, música,
cartas de amor y desamor o proclamas subversivas.
No podemos dejarnos marcar el calendario y el campo de actuación
en las luchas sociales contra la globalización. El calendario de
cumbres durante el primer semestre de 2002, es el adecuado para
la tecnoburocracia y los políticos de la UE que de dedican
profesionalmente a ejercer el mando. Nuestro calendario es
diferente, para empezar es plural; en el marco de los seis meses
previstos para la duración de las campañas, cada red
territorial tendrá que fijar su calendario particular y llamar a
otras redes a enredarse en sus actividades. Merece la pena hacer
un esfuerzo común de movilización en algunas cumbres
(Barcelona, Valencia, Madrid...) sobre todo en Sevilla.
El campo de actuación no puede ser el cercamiento de las cumbres
oficiales, acciones previstas y dispuestas a no ser consentidas
militarmente por el Estado. ¿Qué tal si aprendemos a ser más
imprevisibles? No acotemos pequeñas parcelas de territorio para
la confrontación, ni dejarlas limitadas a las fechas
coincidentes con las grandes reuniones ¿Qué tal si nos movemos
por todo el territorio con marchas, manifestaciones, okupaciones
y ejerciendo derechos? Hay que poner en marcha en la península
ibérica, de norte a sur una gran columna de las resistencias
sociales con dirección a Sevilla en junio de 2002. como en todas
las cosas de la vida lo importante no es la meta, sino el camino.
Almuñécar a 8 de noviembre de 2001.
Extraído de: http://www.rebelion.org/sociales/germinal131101.htm
Ostia en la Boca-LiberAcción.