JOSE  STALIN  Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO

                   

                       (Terror del Intelectual Peque–o burguŽs de Izquierda)

 

    El renegar de JosŽ Stalin ha sido la contante de todo revisionista, la que se inici— en el XX Congreso del Partido Comunista de la Uni—n SoviŽtica en 1956, en el cual Nikita Jruchov inicia los ataques contra JosŽ Stalin. Desde ese a–o han rasgado vestiduras todos aquellos oportunistas que crecieron a la sombra de JosŽ Stalin, los que no han tenido la vergŸenza de negar los aportes al marxismo-leninismo en la construcci—n del Socialismo y del Comunismo de JosŽ Stalin.

 

    El revisionismo se ha sumado a la campa–a de la burgues’a internacional contra la gran Revoluci—n de Octubre, contra la dictadura del proletariado, contra la construcci—n socialista en la URSS, contra el Partido Comunista (b) y contra JosŽ Stalin. La que ha contado con los trotskistas para difundir mentiras entre las masas trabajadoras, principalmente en los sectores medios, llevando la dispersi—n ideol—gica y org‡nica al movimiento popular. Dispersi—n alimentada por intelectuales peque–os burgueses de izquierda que en sus escritos no dejan de plantear ataques  JosŽ Stalin, Ataques que se central en la dictadura del proletariado, los que han permitido el resurgimiento del anarquismo en el estudiantado.

 

    Para el intelectual peque–o burguŽs de izquierda que se nutre del trotskismo-bujararismo-guevarismo-anarquismo.etc., le resulta imposible aceptar la unidad ideol—gica y la disciplina social que conlleva la lucha revolucionaria contra el capitalismo, as’ como la construcci—n socialista dirigida por el Partido Bolchevique dirigido por Lenin y Stalin, estos no aceptan la unidad ideol—gica, monol’tica, del partido, reullen el trabajo diario entre las masas, no aceptan el control de sus pares, prefieren el asambleismo que el trabajo celular, raz—n por lo que central sus ataques en JosŽ Stalin y en la dictadura del proletariado.

 

    La dictadura del proletariado les asusta a estos intelectuales peque–os burgueses que buscan adaptar el marxismo a sus intereses de clase, pero lo œnico que hacen es defender la dictadura burguesa contra el proletariado, al resaltar los valores de la democracia burguesa, el humanismo burguŽs, para atacar el car‡cter revolucionario y represivo que Žsta significa para las clases explotadoras, representado por JosŽ Stalin, quien ejerci— durante 30 a–os la direcci—n de la construcci—n socialista en la URSS. Estos ide—logos ÒmarxistasÓ propician las m‡s diversos caminos para la construcci—n socialista, el ultimo es el llamado ÒSocialismo del Siglo XXIÓ que viene siendo la vieja ÒV’a pacifica al socialismoÓ, pero sin  los viejos partidos comunistas los que han  renegados del marxismo y que hoy sostiene el revisionista Partido Comunista de Chile, las que nacen de las tesis revisionistas del renegado Carlos Kautsky quien dec’a que ÒLa democracia basada en el sufragio universalÉes el œnico camino que conduce al verdadero socialismo, mientras la dictadura puede tan s—lo conducir a un socialismo asi‡tico, b‡rbaroÓ (Kautsky ÒTerrorismo y ComunismoÓ) que obteniendo el pueblo la mayor’a parlamentaria y el gobierno se har’an las reformas al rŽgimen capitalista  necesarias para implantar el socialismo en forma pacifica. Tr‡gica experiencia que vivi— Chile con la Unidad Popular y su v’a pacifica al socialismo, la que termino con el golpe de Estado en 1973 y que ahora esta viviendo el proceso bolivariano de Venezuela en donde la reacci—n interna y el imperialismo yanqui lleva adelante una campa–a destabilizadora, como la que llevaron a cabo en Chile, movilizando a los sectores medios con el objeto de obligar a las FF.AA a dar un golpe de Estado. A estos revolucionarios de escritorio les cuesta reconocer que la dictadura del proletariado es fundamental para construir el socialismo, que ÒLa dictadura del proletariado no s—lo es por completo leg’tima, como medio para derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia, sino tambiŽn absolutamente necesaria para toda la masa trabajadora como œnica defensa contra la dictadura de la burgues’a, que ha llevado a la guerra y est‡ gestando nuevas matanzasÓ  (V.I.Lenin I Congreso de la Internacional Comunista).

    Muy recurrente, para poner a Marx contra la dictadura del proletariado y la construcci—n socialista en la URSS,  es lo que dicen estos intelectuales de izquierda  que Žsta no se sustento en el pensamiento de Marx, sino en interpretaciones y revisiones de sus escritos. Que el socialismo que Žl visualizo era una sociedad en la que los propios trabajadores velaban por el pleno desarrollo de las necesidades y usufructuaban del producto de su trabajo, no sometida a dictadura de un partido o de personas, y ponen como ejemplo  La Comuna de Paris de 1871, primera revoluci—n proletaria, la que termino con la dominaci—n de clase de la monarqu’a y de la burgues’a. La Comuna estaba dirigida por Consejeros Municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad de Paris, los que eran revocables en cualquier momento. Cuyo primer decreto fue para suprimir el ejŽrcito permanente y sustituirlo por el pueblo en armas, la polic’a despojada de sus atribuciones pol’ticas  y dependiente de La Comuna, todos los funcionarios pœblicos deber’a recibir salarios de un obrero. Lo que, segœn ellos,  esto no se llevo a cabo en la URSS con Stalin y exaltan el hecho que en La Comuna exist’an varios corrientes pol’ticas socialistas, La Comuna estuvo dirigida principalmente por adeptos a Proudhon (padre del anarquismo) enemigo de la asociaci—n de los obreros, pero que fueron los impulsores de la organizaci—n  de los obreros por industrias y por una gran uni—n de estos a nivel nacional, dejando de aplicar las medidas econ—micas que propiciaban, que hubiesen quitado el poder econ—mico con que contaba la burgues’a, y por los Blanquistas que pensaban que bastaba un peque–o grupo para hacer la revoluci—n, educados en la escuela de la conspiraci—n, que propiciaban la m‡s r’gida y dictatorial centralizaci—n de todos los poderes en manos del nuevo gobierno revolucionario, pero que hicieron todo lo contrario al llamar a la provincias a crear una Federaci—n libre de todas las Comunas de Francia con Paris. Mostrando ambos grupos lo falso que eran sus concepciones ut—picas sobre el socialismo, lo que explica, en parte, la derrota de los Comuneros a manos de la reacci—n mon‡rquica-burguesa que cont— con el apoyo de las fuerzas invasoras prusianas que ten’an cercada a la ciudad de Paris. Marx a pesar de haber dicho, antes que la insurrecci—n proletaria se iniciara, que era muy pronto para llevarla a cabo por no estar del todo las condiciones dadas, apoya a La Comuna alabando su esp’ritus de lucha y combatividad, as’ como las medidas tomadas para destruir el Estado burguŽs. Pero Marx y Engels hab’an dicho con anterioridad que la clase obrera no puede actuar contra las clases poseedoras m‡s que organiz‡ndose y formando un partido pol’tico propio ya que era indispensable para asegurar la victoria de la revoluci—n socialista y, en su ÒCritica al Programa de GothaÓ, Marx desmiente a estos Òide—logosÓ que demonician a la URSS a Stalin  por no instaurar en forma inmediata el comunismo, a los que le dice ÒDe lo que aqu’ se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollando sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todav’a en todos los aspectos, en lo econ—mico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya extra–a precedeÓ  y m‡s adelante, como conclusi—n de la experiencia de La Comuna de Paris dice que ÒEntre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el periodo de la transformaci—n revolucionaria de la primera en la segunda. A este periodo corresponde tambiŽn un periodo pol’tico de transici—n, cuyo Estado no pude ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariadoÓ. Dictadura que  solo puede ser ejercida por el Partido del proletariado el que se fundamenta en los principios revolucionarios del socialismo cient’fico. Por tanto los intentos de estos ide—logos peque–os burgueses de anteponer los principios de La Comuna al ÒSocialismo realÓ (como ellos  llaman al socialismo que existi— en la URSS) no corresponde, porque la experiencia de La Comuna nos dice que el proletariado organizado en un partido pol’tico debe hacer la revoluci—n violenta para arrebatar el poder a las clases poseedoras y ejercer su dictadura contra ellas y llevar adelante la construcci—n socialista, creando las condiciones pol’ticas y econ—micas para pasar al comunismo.

 

    La dictadura del proletariado en la URSS, con Lenin y posteriormente con Stalin  se llev— a cabo los principios democr‡ticos de La Comuna. Los Soviet de obreros y soldados-campesinado han sido la m‡s alta expresi—n de la democracia proletaria, los que estuvieron integrado en sus inicios por mencheviques, por social revolucionarios de izquierda, anarquistas y bolcheviques. Los que  bajo la direcci—n del Partido Bolchevique toman el poder, formando un gobierno  con los social revolucionarios de izquierda, estableciendo de hecho la dictadura democr‡tica revolucionaria El poder soviŽtico fue indulgente con los partidos burgueses y  generales de viejo ejercito zarista los que levantaron en armas contra el poder SoviŽtico, inici‡ndose una guerra civil que duro 3 a–os, la que termino con el triunfo del Poder SoviŽtico, siendo eliminada toda reacci—n organizada del poder burguŽs- mon‡rquico al interior de Rusia, dejando el Partido Bolchevique de compartir el poder con los social revolucionarios de izquierda cuando Žstos atentaron contra la vida de Lenin y de otros dirigentes bolcheviques,  estableciŽndose en forma definitiva la dictadura del proletariado

 

    Indulgencia con la oposici—n trotsquista-zinovietista-bujarinista que surgi— al morir V.L.Lenin en 1924, la que durante 10 a–os se estuvo oponiendo  a la construcci—n socialista, a la que se excluyo  del Partido por realizar actividades fraccionalistas y efectuar actos pœblicos anti soviŽticos. La que pasa posteriormente a las acciones terroristas, con sabotajes y asesinatos de miembros del ComitŽ Central del Partido. Tanto la burgues’a internacional como el trotskismo han insistido en la campa–a de hacer creer a los trabajadores del planeta que los juicios y posterior condena contra los enemigos del poder soviŽtico fueron actos criminales de JosŽ  Stalin, al que acusan de ejercer una dictadura personal que se sustento por medio del terror y en las purgas que hacia para eliminar a la vieja guardia bolchevique, llenando de elogios a Trotsky al que quieren hacer aparecer como el gran l’der de la Revoluci—n de Octubre por sobre la persona V.I.Lenin. Acusaciones que son falsas como el que Trotsky deb’a ser el sucesor de Lenin que se basa en una apreciaci—n de Žste sobre Trotsky y Stalin, en la que sugiere relevar a Stalin como Secretario General, pero nunca sugiri— que trotsky lo fuese. Continuando Stalin ejerciŽndolo por acuerdo del Congreso del Partido. Las controversias del Partido con Trotsky surgen cuando Žste œltimo publica su folleto sobre la Revoluci—n de Octubre en el cual, adem‡s de arrogarse un papel relevante en la Revoluci—n, intenta hacer creer que Lenin hab’a adherido a su revoluci—n permanente, lo que es totalmente desmentido por Stalin en una serie de escritos, entre estos esta ÀTrotskismo o Leninismo?. Divergencias se agudizan en torno a  la NEP (Nueva Pol’tica Econ—mica, etapa que Lenin hab’a impulsado para resolver tareas de la revoluci—n democr‡tica revolucionaria que hab’an quedado pendientes, las que permitir’an restablecer la actividad industrial y comercial con el apoyo del campesinado), cuando Trotsky propicia la  industrializaci—n acelerada del pa’s soviŽtico de acuerdo a los principios de Òacumulaci—n  socialista primitivaÓ sustentada por Evgeni Preobrazhensky en su libro ÒLa Nueva Econom’aÓ, la que se basa en la explotaci—n del campesinado, la que al aplicarse provoco la crisis de las ÒtijerasÓ que puso en peligro la alianza del peque–o y mediano campesino con la clase obrera, poniendo en el peligro el poder soviŽtico, pol’tica que fue denunciada por Stalin y el partido por ser contraria a la unidad obrera-campesino. La burgues’a dice que Stalin sigui— a–os despuŽs dicha pol’tica de industrializaci—n, lo cual es totalmente falso. La industrializaci—n  Stalinista no   ten’a por prop—sito explotar al peque–o y mediano campesinado para  industrializar al pa’s, sino que incorporarlo a la construcci—n del socialismo en la URSS, la que se inicia con la colectivizaci—n de la agricultura, cuando se dan por concluidas las tareas fijadas por la NEP. Decisi—n que agudiza la lucha de clases en el Partido  Bolchevique, cuando Trotsky dice que es imposible construir el socialismo en un solo pa’s sino no se ha establecido el socialismo previamente en Europa, planteando como soluci—n llevar adelante la Òrevoluci—n PermanenteÓ. TambiŽn Zinoviev niegan la posibilidad de la construcci—n del socialismo en un solo pa’s, quien propiciaba que el pa’s soviŽtico continuara siendo una econom’a agraria que produjese solo materias primas y alimentarios para exportar e importando la maquinaria que no produc’a ni deb’a producir, lo que condenaba a la URSS a la dependencia de los pa’ses capitalista.. Por su parte la oposici—n de derecha encabezada por Bujarin se opone a la expropiaci—n de las tierras en poder del  campesino rico (Kulas), que la NEP deb’a continuar ya que a travŽs de Žsta se le ir’a incorporando a Žstos a la construcci—n social. Tanto la oposici—n de izquierda como de  la derecha fueron derrotadas en el XIV Congreso del Partido Comunista (b). Los que  son llevados a–os m‡s tarde a juicios para responder por sus crimines contra el Poder SoviŽtico.

 

    En el plano internacional, la intelectualidad peque–o burguesa  de izquierda de esos a–os tomo posiciones a favor del trotsky con el exclusivo objetivo de desprestigiar la Revoluci—n de Octubre, la Dictadura del Proletariado y a Stalin, haciendo eco de la campa–a de la burgues’a internacional y del trotskismo. TambiŽn surgieron opiniones al interior de Partidos Comunistas de los pa’ses capitalistas criticando el tratamiento que el Partido Bolchevique le daba a la oposici—n, como es el caso de Antonio Gramsci secretario del Partido Comunista de Italia y JosŽ Carlos Mari‡tegui secretario del Partido Socialista del Perœ, los que en la actualiza son muy utilizado por el revisionismo para justificar su v’a pacifica al socialismo, lo que ahora los ÒcomunistasÓ chilenos llaman Òrevoluci—n democr‡ticaÓ. Por su parte de los Óide—logosÓ de la peque–a burgues’a latinoamericana de izquierda los usan para  escribir art’culos y libros sobre el Òsocialismo democr‡ticoÓ, sobre el chavismo y la revoluci—n bolivariana, en los cuales no puede faltar los ataques a JosŽ Stalin y la correspondiente exaltaci—n a Trotsky.

 

    Pero no son los œnicos que atacan a JosŽ Stalin ah’ est‡n los mao’stas, ya sea lanz‡ndoles unos elogios previos para pasar a atacarlos y otros que lloraban por Stalin y ahora simplemente lo ignoran mostr‡ndose comos los nuevos fundadores del socialismo de la nueva Žpoca.

 

    As’ como no se puede tapar el sol con un dedo, tampoco pueden seguir ocultando rol jugado por Stalin en la defensa del marxismo-leninismo y sus aportes al socialismo cient’fico. D’a a d’a es mayor el reconocimiento que hacen Partidos Comunistas que han surgido despuŽs de la ca’da de la URSS de la obra de JosŽ Stalin., los que se han venido a sumar a los ya existentes Partidos Comunistas Marxistas-Leninistas que surgieron  en los a–os 60-70 del siglo XX los que han mantenido en alto las banderas del Socialismo Cient’fico de Marx-Engels-Lenin y Stalin.

 

                                                                                                                        e.b.h.